- Autoridades ambientales exentaron al Ejército de presentar estudios ambientales para la construcción de una casa de descanso para militares con estrés postraumático.
- El proyecto afectaría a la Laguna Bacalar, en la Península de Yucatán, donde sus habitantes no fueron consultados sobre la obra, la cual requirió dragado y relleno de suelos.
- Científicos han alertado sobre la degradación de la laguna por actividades humanas como la deforestación, el aumento poblacional, el turismo, la agricultura y la falta de tratamiento de aguas residuales.
- Las obras del Ejército mexicano continúan pese a la suspensión judicial y a las protestas de habitantes y ambientalistas, quienes interpusieron una denuncia popular para frenar el proyecto.
En México, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) comenzó el 2025 con trabajos de remodelación en uno de sus inmuebles junto a la Laguna de Bacalar, el cuerpo de agua dulce más extenso que tiene la región de la Península de Yucatán. Lo hizo sin ningún estudio de impacto al ecosistema, pero sí con el permiso de las autoridades ambientales.
Los habitantes de Bacalar, ubicado en el estado de Quintana Roo, se percataron de las obras, que están a cargo del Ejército, en enero, cuando vieron la entrada de maquinaria pesada para dragar el suelo junto a la laguna y la colocación de vallas alrededor del terreno. Sin embargo, recién tuvieron respuesta de las autoridades en marzo, tras protestas y movilizaciones contra las obras.
Meses después, se enteraron de que la Sedena ocupará el inmueble remodelado como un lugar de descanso para personal con estrés postraumático, el cual contará con servicios para la recuperación física y mental de militares.
El 15 de abril, un juez concedió a los habitantes de Bacalar una suspensión temporal para frenar las obras del Ejército, hasta resolver de fondo el conflicto.
Al otorgar esta medida provisional, el juez ordenó a las autoridades ambientales verificar si la extracción de agua y lodo propios de la zona lagunar, así como cualquier construcción, pueden causar algún daño o afectación a la Laguna Bacalar y a las especies que habitan en ella.
Sin embargo, hasta el 17 de abril, la Sedena aún mantenía las obras, de acuerdo con imágenes de este día documentadas por vecinos del lugar.

Exención ambiental para el Ejército
Melina Maravilla Romero, integrante del comité ciudadano de Bacalar y de la organización ambiental Agua Clara, cuenta que tras las protestas, la difusión del conflicto y la presión ciudadana lograron una mesa de diálogo con autoridades de todos los niveles, pues nunca fueron consultados o informados de la obra.
“Expusieron cómo se había diseñado la obra y de manera abierta nos dicen que no se puede dar detalles porque se trata de un proyecto de seguridad nacional y por lo tanto se resguarda la información”, cuenta Maravilla, quien acudió a la mesa de diálogo.
En este encuentro, de acuerdo con la activista ambiental, representantes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y del Ejército aseguraron que la obra contaba con una “exención” para presentar una Manifestación de Impacto Ambiental y que por lo tanto no cometía ninguna ilegalidad.
Después de este encuentro, la propia dependencia confirmó que cuenta con esta licencia para la remodelación del inmueble militar.
El 27 de marzo, autoridades ambientales dieron luz verde a la solicitud del Ejército para no presentar una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) al considerar que se trata de labores de mantenimiento y sustitución de elementos, con el fin de “de brindar seguridad e integrar componentes más sustentables y adecuados” al espacio que fue otorgado a la Sedena desde 1983.
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“La razón por la que se pidió dicha exención es porque el proyecto implica una intervención que no genera desequilibrio ecológico o transgrede la normatividad aplicable en materia ambiental”, indicó la Semarnat.
Además de argumentar desgastes y daños estructurales, la dependencia consideró que el Ejército implementará medidas preventivas y de mitigación para “proteger los factores bióticos y abióticos que integran el ecosistema de la Laguna de Bacalar”, sin dar mayor información.
Araceli de los Ángeles Domínguez, presidenta de la organización Grupo Gema del Mayab, destaca la importancia socioambiental de contar con estudios que permitan saber la viabilidad de la obra. “Las manifestaciones son herramientas jurídicas para definir si una obra se puede hacer, bajo qué condiciones y cómo se pueden mitigar los impactos. Tienen un aspecto social muy importante porque permite hacer consultas públicas o reuniones de información”, afirma.
Mongabay Latam buscó a la Sedena para tener más información sobre el impacto de las obras cerca de la Laguna de Bacalar y las medidas tomadas tras la reunión con los habitantes de la zona. Sin embargo, la dependencia no ha brindado respuesta.
Maravilla describe que la instalación del Ejército contará con tres habitaciones y alberca, lo cual sorprendió a los habitantes de Bacalar, pues el terreno está junto al Muelle y la laguna que históricamente es visitada y utilizada para nadar por su baja profundidad.
“En lo inmediato también hay un impacto social en la visibilidad del paisaje. Tienes una construcción que interfiere en este corredor histórico, que es de las cosas que ofrece Bacalar”, asegura la activista.

La obra militar se encuentra frente al Fuerte de San Felipe, una edificación de 1733 considerada patrimonio cultural del estado. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entidad encargada de su preservación, también ha avalado las obras.
Organizaciones ambientales, entre ellas Grupo Gema del Mayab, Greenpeace México y Conservación, Investigación y Manejo Ambiental de Cozumel, presentaron una denuncia popular para exigir la intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la suspensión de las obras mientras no existan estudios ambientales.
En la denuncia, a la cual Mongabay Latam tuvo acceso, las organizaciones sostienen que las actividades de dragado y relleno sobre la zona federal de la Laguna están “generando afectaciones a la morfología de la laguna, además de que parte del relleno se está esparciendo por el cuerpo de agua”.
Sin embargo, tras avalar la exención ambiental del Ejército, la Semarnat aseguró que la Profepa le corresponderá inspeccionar y vigilar el cumplimiento de las medidas preventivas y de mitigación anunciadas por la Sedena.

La Laguna de Bacalar va perdiendo sus colores
La Laguna de Bacalar es conocida también como la “Laguna de siete colores” por las diferentes tonalidades azules que varían de acuerdo a la profundidad y la intensidad de la luz.
Sin embargo, en los últimos años científicos han documentado el aumento de nutrientes en el agua derivado de las actividades humanas y que han impactado en la calidad del agua de la laguna y en sus especies.
Teresa Álvarez Legorreta, Investigadora del Departamento Ciencias de la Sustentabilidad de El Colegio de la Frontera Sur, ha estudiado los impactos del crecimiento poblacional, la actividad turística, la deforestación, la agricultura y el tratamiento de las aguas residuales en la Laguna de Bacalar.

La especialista señala que las obras que realiza el Ejército junto a la laguna tendrán un impacto, pero precisa que ese no es el mayor problema del cuerpo de agua, sino el nivel excesivo de nutrientes que llega a presentar, principalmente de nitrógeno y fósforo, y que producen un nivel eutrófico en el agua, un semáforo rojo en la medición de la calidad del recurso.
“Ciertamente la obra como tal va a tener impacto cerca de la zona costera porque están rellenando espacios, pero es una suma al total de todo lo que se ha permitido de desarrollo urbano en la zona y el crecimiento agrícola”, explica la científica a Mongabay Latam.
Álvarez considera que la obra militar no debería estar exenta de presentar una Manifestación de Impacto Ambiental, pues hubo una intervención del suelo, así como relleno y ampliación del área a construir.

La científica explica que la calidad del agua en la Laguna de Bacalar llega a variar también por los efectos meteorológicos y estacionales. Los cambios en la concentración de nitrógeno y fósforo disueltos han provocado incluso la muerte masiva de especies, como los caracoles chivita (Pomacea flagellata), lo que impactó en el ecosistema, ya que se trata de los filtradores que se alimentan de algas y principal alimento de aves en la zona.
La Laguna de Bacalar posee también uno de los arrecifes de microbialitos más grandes del mundo. Se trata de comunidades bacterianas que forman rocas con vida microbiana
El deterioro del ecosistema lagunar impacta también en estas formas de vida y han permanecido en el planeta por miles de millones de años, de acuerdo con reportes científicos.

Antecedentes en el país
En los últimos años, el Ejército ha realizado obras que han impactado los ecosistemas del sureste del país.
Una de ellas ocurrió en julio de 2023, cuando el Ejército rellenó el Estero de Chac, un canal de agua que conecta a los sistemas lagunares de Quintana Roo.
Esto, como parte de los trabajos del tramo seis del Tren Maya, un megaproyecto del Gobierno de México que fue cuestionado por ambientalistas por realizarse sin estudios de impacto ambiental y que implicó la tala de millones de árboles, así como la perforación de cavernas que contienen la principal fuente de agua de la región.
“Aquí todos los cuerpos de agua superficial están alimentados de agua subterránea. Ciertamente las intervenciones que se hagan en el manto freático van a tener una repercusión en los sistemas superficiales como sería la Laguna Bacalar”, sostiene Álvarez.
Nota del editor: Tras la publicación de esta nota, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) respondió a Mongabay Latam cuestionamientos sobre la construcción junto a la Laguna de Bacalar.
El Ejército dijo haber demostrado que los alcances de la obra “no generan un desequilibrio ecológico” por lo que solicitó la exención de realizar estudios de impacto ambiental. También sostuvo que la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) ha verificado el cumplimiento de medidas ambientales durante inspecciones y que en la edificación de la vivienda unifamiliar “Casa Bacalar” “no se realizan trabajos de dragado y/o de relleno con material pétreo en la laguna”, pues sostiene que los niveles de cimentación son superficiales.
Imagen destacada: la construcción del Ejército junto a la Laguna de Bacalar ha provocado la movilización de sus habitantes. El cuerpo de agua enfrenta diferentes impactos por las actividades humanas. Foto: Gobierno de México