- Un estudio publicado en Check List recopila el primer y tercer registro de dos especies de murciélagos originarias de Norteamérica ahora halladas en Guatemala: Myotis volans y Myotis auriculus.
- Los hallazgos ampliaron el rango del hábitat de estas especies por al menos 900 kilómetros hacia el sur.
- La presencia de este murciélago posiciona a Guatemala como un refugio para especies locales y un corredor biológico de importancia continental, según la fundación Defensores de la Naturaleza.
- Mongabay Latam dialogó con uno de los científicos que dio con los hallazgos.
Cada día, desde hace quince años cuando decidió especializarse en estudiar los murciélagos, el biólogo guatemalteco Luis Trujillo Sosa siente la misma emoción. Trabaja en la Fundación Defensores de la Naturaleza, una organización ambiental de la sociedad civil que coadministra cinco reservas naturales en el país, y es investigador asociado al Sistema de Colección Nacional de Mamíferos de Guatemala.
En los murciélagos, el científico encontró una forma de vida en la que puede aplicar sus conocimientos y las herramientas que ha adquirido durante su desarrollo profesional.
“Trabajar con el grupo de los murciélagos se ha convertido en una buena motivación diaria por querer seguir conociendo, seguir aprendiendo y por querer contribuir al conocimiento de la diversidad biológica de Guatemala”, dice en diálogo con Mongabay Latam.
En febrero de 2024, junto a su equipo, Trujillo subió al bosque nuboso de la Sierra de las Minas, el área más alta de una cadena montañosa que se extiende por 240 537 kilómetros y atraviesa cinco departamentos de Guatemala. Los científicos sospechaban que en ese territorio se encontraba una especie de murciélago sin caracterizar.
Las mañanas de ese mes de invierno eran frías en el bosque. “La condensación de la respiración de las hojas y el sereno acumulado hacían que toda la grama y la vegetación se vieran blancas”, recuerda. Eso ya era extraño. El equipo había colocado redes, parecidas a los trasmallos que utilizan los pescadores, en las rutas migratorias (como senderos forestales y fuentes de agua).

Ese día subían a revisarlas y lo que encontraron los sorprendió. En una de las redes, hallaron un murciélago con características muy distintas a lo que buscaban. Trujillo pensó: “No, esto es otra cosa”. “En el momento no daba con cuál era el ‘bicho’ que acumulaba esas características, pero afortunadamente, cargaba las guías de campo y pudimos darnos cuenta de que era otra especie”, explica.
Aún en campo, los científicos midieron al murciélago, especialmente la longitud de su antebrazo y eso les permitió reconocer que pertenecía a otra especie. A diferencia de las ya identificadas en el territorio guatemalteco, “la inserción de la membrana del ala está a la mitad de una de las falanges, es decir, a la mitad del dedo gordo”, explica Trujillo. Se trataba de un Myotis volans, una especie del género Myotis, dentro del orden Chiroptera.
Esta especie sólo había sido reportada en Norteamérica y el lugar más cercano fue en Cofre de Perote, en Veracruz, México. Con el hallazgo, el rango en el que habita esta especie se amplió al menos 910 kilómetros hacia el sur.
Según Trujillo, el hallazgo demuestra que “la biodiversidad, los animales, las plantas y todos los organismos en general no reconocen fronteras”. Más bien, se distribuyen en aquellas áreas que tienen las características biofísicas que les permitan vivir.
Para el Myotis volans son las tierras altas y los ecosistemas templados.
Este registro permite también entender “las intrínsecas relaciones biológicas que se dan en un ecosistema y a escala biogeográfica”, explica José Luis Echeverría, director de Valoración y Conservación de la Diversidad Biológica del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).

El descubrimiento fue registrado en el artículo Noteworthy records of Myotis Kaup, 1829 species in northeastern Guatemala, including the first record of M. volans (H. Allen, 1866) (Chiroptera, Vespertilionidae) from the country”, publicado en la revista científica Check List. También se incluyó en el Portal de Biodiversidad de Guatemala.
Un tercer récord de otra especie
En artículo publicado por Trujillo y otros científicos, también se describe el tercer registro de otra especie, el M. auriculus, en Guatemala y Centroamérica. Según la publicación, éste se “distingue claramente de sus congéneres de la región por su tamaño relativamente grande y sus largas orejas”.
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Este murciélago también fue encontrado en la Sierra de las Minas, en la jurisdicción de San Agustín Acasaguastlán, El Progreso. Fue atrapado con una red de niebla colocada en un cuerpo de agua en el bosque nuboso. En el pasado, el registro más meridional de esta especie fue en Muxbal, Guatemala, a unos 79 kilómetros en la región central del país.
Según el artículo, ambos registros representan la mayor altitud en la que la especie ha sido encontrada: 2573 metros sobre el nivel del mar en Sierra de las Minas y 2975 en San Francisco el Retiro, en Huehuetenango, donde se dio otro récord.
Previo a esto, la mayor altitud a la que el M. auriculus había sido reportado era a 2226 metros sobre el nivel del mar, en Arizona. Trujillo y su equipo se preguntaron cómo una misma especie puede habitar territorios tan distantes en términos de altitud y distancia.
La Sierra de las Minas, un hogar para la biodiversidad
En 1990, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a la Reserva de Biósfera Sierra de las Minas (RBSM) como área protegida. Es coadministrada por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y la fundación Defensores de la Naturaleza.
Desde 1993, esta reserva también forma parte de la red internacional de Reservas de la Biósfera de la UNESCO, integrada por zonas protegidas representativas de los principales tipos de ecosistemas del mundo. Este proyecto busca promover la conservación de la naturaleza y la investigación científica, y servir como un sistema de referencia para medir los impactos del hombre sobre el ambiente.

Los ecosistemas de la Sierra de las Minas están conformados por distintos tipos de vegetación. En este territorio, es posible encontrar desde bosques tropicales, con especies arbóreas como la Castilla elástica, hasta bosque nuboso y latifoliado, donde predominan árboles con hojas anchas. Según la bióloga Bárbara Escobar, este último representa la mayoría del bosque primario que tiene el área protegida.
En el área también se encuentran otras comunidades vegetales. Por ejemplo, la de coníferas, con especies como el pinabete (Abies guatemalensis), la comunidad arbustiva y la vegetación herbácea y de epífitas.
La Sierra de las Minas, además, constituye una de las áreas de mayor importancia para el quetzal (Pharomachrus moccino), el ave nacional de Guatemala. En este territorio habitan otras especies endémicas de Guatemala y México, como el pavo de cacho (Oreophasis derbianus) y diversas especies de reptiles y anfibios, como los géneros Abronia y Plectrohyla.
En el área protegida habitan también las cinco especies de felinos silvestres de Guatemala: el jaguar (Panthera onca), puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis), yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) y margay (Leopardus wiedii). “Muchas de estas especies tienen presión de cacería, por lo que Sierra de las Minas es un refugio para ellas”, indica Escobar.
Es el sitio donde fueron hallados los dos especímenes de murciélagos. Ambos son nativos de Norteamérica. El Myotis auricululs, del suroeste de Estados Unidos y México, y el Myotis volans, del sureste de Alaska, Canadá, Estados Unidos y el centro de México.
Esto no significa que migraron desde allí. Lo que encontró el estudio es que en el bosque nuboso de la Sierra de las Minas, el más grande de Mesoamérica, existen condiciones de temperatura, humedad y vegetación asociadas a los bosques templados de Norteamérica. Por lo tanto, se encuentra en “su área de distribución natural”, aclara Trujillo.

Sin embargo, la Sierra de las Minas es también el destino de especies migratorias nativas de Norteamérica. Especialmente, durante el invierno de dicha región. Defensores de la Naturaleza ha documentado la estancia de mariposas y aves como el chipe de mejillas doradas (Setophaga chrysoparia).
Las cámaras trampa colocadas en esta área protegida han evidenciado la presencia de múltiples especies, como pavos de cacho (Oreophasis derbianus), ocelotes (Leopardus pardalis), cojolitas (Penelope purpurascens) y pumas (Puma concolor). “Esto es un indicador también del estado de conservación de los bosques. Entre más especies logramos observar, significa que hay más riqueza y el estado de conservación es más puro”, indica Rudy Bautista, ingeniero agrónomo y director de la RBSM de Defensores de la Naturaleza.
La resiliencia de la RBSM
La Sierra de las Minas y en particular, su bosque nuboso, enfrentan distintas amenazas. Algunas de ellas son la extracción de recursos naturales y la ganadería extensiva.
Durante el período de glaciación, los bosques templados y nubosos eran un continuo a lo largo de la región. Pero, conforme sus efectos se han perdido, han quedado aislados en fragmentos, generalmente en las partes altas del territorio.

Aunque este aislamiento es un proceso natural, el cambio climático antropogénico ha provocado que se acelere. Esto “tiene repercusiones grandes porque los fragmentos quedan aún más aislados y esto provoca que ya no pueda haber intercambio entre individuos que están en un parche u otro de bosque, o que la disponibilidad de alimento y las condiciones microclimáticas temáticas apropiadas o específicas también se vean afectadas y modificadas”, explica Trujillo.
La Sierra de las Minas es el macizo más grande de bosque nuboso de Mesoamérica. Según Trujillo, existe evidencia de que ha funcionado como un “centro de diversificación y especiación”, es decir, de evolución, donde habitan especies endémicas y, seguramente, organismos que aún restan por descubrir.
En 2024, esta reserva fue también una de las regiones de Guatemala más afectadas por los incendios forestales. El fuego devastó 5100 hectáreas de su territorio y alcanzó el Bosque Nuboso, por primera vez en los últimos 26 años.
Según Bautista, a estas amenazas se suman otras como la expansión de la frontera agrícola, la usurpación ilegal de tierras, la cacería ilegal y la extracción de flora ornamental.

Aun así, el descubrimiento de ambas especies de murciélagos en este lugar es un indicador del estado de salud de la Sierra de las Minas. “La especie está allí porque ha encontrado en este lugar las condiciones adecuadas que le permitirán su perpetuidad”, asegura el director.
La presencia de este murciélago posiciona a Guatemala como un refugio para especies locales y un corredor biológico de importancia continental, según la organización Defensores de la Naturaleza.
La resiliencia de la Sierra de las Minas es consecuencia de la amplia extensión de la reserva y de su carácter como área protegida. Según Defensores de la Naturaleza, aún se mantiene el 95 % de la cobertura de bosque que existía en 1990.
El hallazgo de las dos especies murciélagos evidencia también la importancia de esta región como un hábitat clave para estas especies. El artículo “subraya la necesidad crítica de seguir investigando para comprender plenamente la importancia ecológica de la RBSM”.
La posible existencia de otras especies
El hallazgo del Myotis volans aumenta la cifra de especies de murciélagos registrada en Guatemala a 105. Esto “representa aproximadamente el 7.5 % de las 1400 especies de murciélagos descritas a nivel mundial, lo cual es algo excepcional, al considerar la modesta extensión territorial de Guatemala, pero con una excepcional riqueza de hábitats, ecosistemas y especies, lo cual nos hace ser un país megadiverso”, indica Echeverría.

Según el artículo, “es de suponer que aún quedan varias especies por descubrir en el país”. Luis Trujillo considera posible que existan al menos 10 especies más en Guatemala.
“Hay 10 o 12 previamente descritas que están en la adyacencia o en cercanía con México, Honduras o en El Salvador que restan ser registradas en el país. Son especies que, si bien no son raras, por su ecología, es difícil que uno pueda llegar a ellas con los métodos tradicionales de captura”.
La biodiversidad de murciélagos y otras especies debería ser parte de la identidad de los guatemaltecos, según el biólogo. “En otros países, esa identidad, en términos de apropiación de la biodiversidad, ha permitido el conocimiento y uso. Que se amplíe el espectro, así como los procesos de conservación basados en el valor que tiene la vida por ser vida”, finaliza.
Referencia
Luis A. Trujillo, Cyril Mischler, Luis E. Gutiérrez-López, Mariandre Herrera, José G. Martínez-Fonseca. “Noteworthy records of Myotis Kaup, 1829 species in northeastern Guatemala, including the first record of M. volans (H. Allen, 1866) (Chiroptera, Vespertilionidae) from the country”. Revista científica Check List
Imagen principal: el hallazgo del Myotis volans aumenta la cifra de especies de murciélagos registrada en Guatemala a 105. Foto: cortesía Luis Trujillo