En un artículo publicado en la revista Nature, investigadores introdujeron un nuevo término para describir la importancia de las aves marinas en los ecosistemas: la economía circular de las aves marinas.
Aunque pasan la mayor parte de su vida en el mar, regresan a tierra para reproducirse, formando a menudo colonias de miles de individuos. Esta abundancia de aves, que dejan guano, plumas y cáscaras de huevo en la tierra, constituye una transferencia de nutrientes desde el océano, como fósforo, carbono, nitrógeno y calcio.
“Al alimentarse en el mar y luego defecar en las zonas de crianza, las aves marinas transfieren nitrógeno y fósforo del mar a la tierra”, explica Nick Holmes, coautor del estudio y director asociado para los Océanos de la organización The Nature Conservancy.
Este aumento de nutrientes en la tierra alimenta el suelo y ayuda a “configurar las comunidades vegetales, que a su vez sustentan diversas poblaciones de insectos, aves y reptiles”, dice David Will, coautor del estudio.
“En la Antártida y el océano Austral, las aves marinas aportan más del 80 % de los nutrientes disponibles a los ecosistemas terrestres y marinos, lo que las convierte en los principales impulsores de la productividad en algunos de los entornos más hostiles del planeta”, añade Will. “Cuando surgen nuevas islas en el mar, permanecen vacías hasta que llegan las aves marinas con semillas y nutrientes”.
El flujo de nutrientes no solo va del océano a la tierra. Los estudios demuestran que una cantidad significativa regresa en sentido contrario, alimentando también las redes tróficas marinas.
Los entornos cercanos a las islas con aves marinas tienen “arrecifes de coral que se recuperan rápidamente tras los episodios de blanqueamiento, los peces crecen más rápido, hay una mayor biomasa de peces y aumento de macroalgas”, comenta Holly Jones, autora del estudio y ecóloga de la Universidad del Norte de Illinois, Estados Unidos.
Una vida marina más saludable significa mayor resiliencia climática. “Los arrecifes de coral crecen más rápido y se calcifican rápidamente, lo que será importante ante el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar”, afirma Jones.
Pero casi un tercio de las especies de aves marinas están en peligro de extinción, señalan los investigadores. Sus principales amenazas son ratas y gatos invasores de las islas, que se alimentan de los huevos y los polluelos. En el mar, a menudo quedan atrapadas como captura incidental en las pesquerías. Otras amenazas son la contaminación por plásticos, la sobrepesca de sus presas y el cambio climático.
Como las aves marinas son cruciales para tantos ecosistemas, “protegerlas es una de las estrategias más eficaces que tenemos para lograr un gran impacto en la tierra, en el mar y en nuestras propias comunidades”, afirma Jones.
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Imagen principal: pingüinos de Magallanes. Foto: Universidad Nacional de la Patagonia Austral