Más de 50 investigadores de siete países realizaron una expedición científica y encontraron una paulatina degradación del continente blanco. Microplásticos en el agua, derretimiento del hielo y pérdida de salinidad del océano austral son las principales amenazas que enfrenta.
Microplásticos en el hielo
La Antártida es el quinto continente más grande de la Tierra, mayor que Europa y supera en más de una vez y media el tamaño de Brasil. Los 14 millones de kilómetros cuadrados de este desierto blanco son un regulador clave del clima. Junto con el Ártico —mucho más pequeño—, la Antártida redistribuye el calor que es absorbido en la zona ecuatorial, equilibrando la energía térmica. En otras palabras, las masas de hielo en estos dos lugares extremos del planeta son una gran maquinaria circulatoria que regula energía, afectando el clima global.

Este verano finalizó la Expedición Internacional de Circunnavegación Costera Antártica (ICCE), liderada por el glaciólogo brasileño Jefferson Cardia Simões, del Centro Polar y Climático (CPC – UFRGS). En total fueron 57 investigadores de siete países que recorrieron 29 mil kilómetros hasta el fin del mundo y dieron vuelta a la península antártica recolectando muestras de nieve y hielo, además de agua marina para entender cómo la microvida que habita en ese lugar responde a los cambios climáticos.
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Imagen principal: Cilindro de nieve para ser analizado. Foto: International Antarctic Coastal Circumnavigation Expedition – ICCE.
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