El tiburón azul (Prionace glauca) del sur de California. Foto por: Mark Conlin/NMFS.
Un nuevo estudio publicado en el periódico de acceso abierto Tropical Conservation Science en mongabay.com genera preocupación en los niveles de metales pesados, particularmente el plomo (Pb), presentes en la carne del tiburón, además del descenso en la abundancia de tiburones debido a las presiones de pesquerías a nivel mundial.
Los tiburones se atrapan, principalmente, como captura incidental para otras industrias de pesca. Según se dice, en el 70% de la captura total del pez espada, de pescas con palangre, se encuentran tiburones. Debido a la demanda de los consumidores, esta captura incidental se vende a los mercados de pesca asiáticos como carne de tronco y aleta. Una gran parte de la carne del tronco y órgano se usa para realizar alimentos con pescado y con la cual luego se alimentan a los peces criados.
Los metales pesados y otros tóxicos ambientales se acumulan en los tejidos de plantas y animales a través del proceso documentado de bio-acumulación. Los tiburones son propensos a la bio-acumulación a través de la dieta (bio-magnificación) cuando incorporan metales de manera muy eficiente y los eliminan de a poco. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) fija límites para los niveles de los metales pesados permitidos en la carne del pescado, en el sureste del Océano Pacifico estos límites no se regulaban; entonces tres investigadores de Chile decidieron investigar la carne del tiburón pensada para su consumo.
Para el estudio, recogieron 69 tiburones azules (Prionace glauca) y 39 marrajos de corta aleta (Isurus oxyrinchus) de pesquerías del pez espada por captura incidental en la costa de Chile. Los músculos dorsales, hígados y estómagos se analizaban por los niveles de plomo (Pb) y mercurio (Hb).
Las concentraciones de plomo en ambas especies excedieron los límites recomendados, y ello causó un riesgo para la salud del ser humano. Los metales estaban más concentrados en las carnes del órgano y en los tiburones más grandes. Los niveles de mercurio eran más bajos que el límite; sin embargo, como los autores indican, estos límites no tienen en cuenta los efectos sinérgicos y altamente tóxicos del mercurio y del plomo cuando se combinan en los tejidos.
Los tiburones son superpredadores cuyos hábitos tróficos forman las redes de la comida marina. La alteración de los ecosistemas marinos más grandes, que implica poblaciones decrecientes de tiburones junto a los riesgos considerables para la salud causados por los tiburones para su consumo, sugiere que, probablemente, deberíamos dejarlos en paz entre los mejores de la cadena alimenticia.
Lopez, S., Abarca, N., Meléndez, R., Heavy Metal Concentrations of two highly migratory sharks (Prionace glauca and Isurus oxyrinchus)in the southeastern Pacific waters: comments on public health and conservation. Tropical Conservation Science Vol. 6 (1) 126-137, 2013.