’Río Marañón en Perú, donde el gobierno propone construir más de 20 presas en tramo principal de su curso.’ Foto por: David Hill
Este artículo fue publicado en el programa Special Reporting Initiatives (SRI) de Mongabay.org y puede ser publicado de nuevo en su página web o en su revista, boletín o periódico bajo estos términos y condiciones.
Perú planea una serie de enormes presas hidroeléctricas en el río Marañón, con un curso de 1700 kilómetros desde los Andes peruanos y principal fuente para el nacimiento del río Amazonas. La crítica afirma que los mega-proyectos de presas podrían destruir el actual flujo libre del río Marañón, que provocaría lo que el ingeniero peruano José Serra Vega llama “su muerte biológica”.
En 2011, Perú aprobó una ley declarando la construcción de 20 presas en el tramo principal del curso del Marañón “de interés nacional” y que supondrá la “Revolución de la Energía Nacional a largo plazo.” Pero muchos peruanos al tanto de la situación creen que estas presas van menos por “demanda nacional” de electricidad, tal y como expone la ley, y más por el suministro eléctrico a compañías mineras y la exportación a países vecinos.
Según el gobierno, la máxima demanda eléctrica para 2025 será de 12 000 megavatios, asumiendo que se conserven los altísimos índices de crecimiento actual. No obstante, solo las 20 presas sobre el Marañón listadas en la ley de 2011 producirán más de 12 400 megavatios y esto no incluye la capacidad eléctrica de las presas ya operativas y otras propuestas en la Cuenca del Marañón, así como en otros ríos de Perú.
“¿Para quién es toda esta energía? ¿Para la gente o para las compañías mineras? La respuesta: para las compañías,” explica Milton Sánchez de Plataforma Interinstitucional Celendina, una coalición de 40 organizaciones populares con sede en Celendin, provincia de Cajamarca, región que se vería muy perjudicada por las presas.
‘Una pintada en un muro de la ciudad de Celendin, donde hay una fuerte oposición a la mina Conga. Mucha gente piensa que las presas propuestas en el Marañón, como Chadin 2, tienen como objetivo suministrar energía a destructivos proyectos mineros, como el Conga.’ Foto por: David Hill
Serra Vega afirma que la construcción de tan solo cuatro de las presas destruiría las migraciones de peces y detendría la deposición de sedimentos vitales y ricos en nutrientes en la parte baja del río. Este abono fertiliza los cultivos del que dependen miles de peruanos. “Los estudios demuestran que al construirse las presas, el 90 por ciento de los peces desaparecerían y el tramo principal del río moriría,” dice Serra Vega.
Se confirma el riesgo al que se somete el futuro del Marañón gracias a un informe de 2014 de la ONG Ríos Internacionales (RI). RI utilizó la escasa información disponible sobre las futuras presas para trazar un mapa de áreas en potencial riesgo de inundación. Se concluyó que los embalses creados por las presas inundarían aproximadamente 7000 kilómetros cuadrados en el 80 por ciento del tramo principal del río. “El flujo vivo y libre del río moriría casi por completo”, redactaba el informe.
Habitante local cuya casa y tierras fueron inundadas por una de las presas propuestas –Chadin 2– en el río Marañón. Foto por: Luis Herrera
El problema fluye río abajo por el Amazonas
Monti Aguirre, coordinador del programa latino americano de Ríos Internacionales, explicó a Mongabay.com que las presas cuentan con una “escasa planificación” y provocarán “serios problemas en toda la Cuenca Amazónica”.
“No hay estimaciones del daño acumulativo, ni del impacto medioambiental transfronterizo, ningún cálculo del daño de estos proyectos sobre la subsistencia y producción alimentaria, ni sobre cómo afectará el clima al desarrollo de estos proyectos,” contó Aguirre. “Según rigurosos estudios, se podría demostrar que no existe necesidad de ninguna presa”.
Paul Little, antropólogo medioambiental, explica que las presas del Marañón contribuirían a la “destrucción del ecosistema amazónico”, especialmente porque los países de alrededor tienen planes similares con otros ríos que nacen en los Andes y alimentan al Amazonas.
’El lagarto Ameiva nodam, llamado así para concienciar acerca del tema de las presas. Es una de las muchas especies descubiertas por la herpetóloga alemana Claudia Koch en el valle del Marañón.’ Foto por: Claudia Koch
“La construcción de muchas presas a gran escala en la amplia cabecera de la Cuenca Amazónica –comprendiendo zonas de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia– provocará cambios críticos en el flujo continental de las aguas,” declara un informe de 2014, Megaproyectos en la Amazonia: un Análisis geopolítico y socioambiental, escrito por Little. “Esta nueva oleada de construcciones de presas en el nacimiento fluvial de la Cuenca Amazónica es un experimento hidrológico de proporciones continentales; y puesto que aún sabemos muy poco sobre la dinámica hidrológica panamazónica, podrían generarse cambios irreversibles en los ríos”.
Little explicó a Mongabay.com que los planes de Perú para el Marañón podrían “provocar grandes alteraciones en los ciclos de inundación, migraciones de peces y depósitos de sedimentos a lo largo de toda la Cuenca Amazónica, con consecuencias ecológicas desastrosas, y hasta ahora desconocidas”.
“Estos drásticos cambios en el agua continental y flujo de sedimentos entorpecería también el uso humano de las valiosas planicies inundadas por parte de las comunidades ribereñas,” dijo Little.
Grandes presas, diversas consecuencias
Durante muchos años, se ha reconocido el impacto negativo social y ecológico de las grandes presas. La Comisión Mundial de Presas informa que las gigantescas presas son la “principal amenaza física” para la “degradación de ecosistemas hidrográficos” y la destrucción o restricción de la capacidad de los ríos para proporcionar servicios cruciales, tales como un hábitat para la producción de peces, reciclado de nutrientes, purificación del agua, alimentación de la corteza, control de inundaciones y protección de manglares y humedales.
Las presas también molestan y destruyen comunidades, desplazando entre 40 y 80 millones de personas mundialmente. “Sociedades enteras que han perdido el acceso a recursos naturales y herencia cultural que quedará sumergida por los embalses o ríos transformados por las presas,” declara la Comisión.
Equipo de construcción de la presa trabajando. Foto por: Rocky Contos
El impacto social potencial de los megaproyectos en el Marañón sería enorme, forzando al desalojo de miles de personas de sus hogares, tierras y recursos para su subsistencia. Entre muchas de estas personas se incluyen a los indígenas Awajuns y Wampis. La destrucción del flujo de migración de peces así como los nutrientes de la tierra dañaría la pesca y plantación de cultivos.
La pérdida de una biodiversidad sin estudiar y un destino turístico mundial
Los inmensos embalses y las presas inundarán el bosque nublado, seco y las regiones bajas del bosque tropical amazónico, así como zonas extremadamente valiosas y biodiversas repletas de especies autóctonas. La ciencia todavía no ha estudiado muchas de las especies endémicas –incluyendo mamíferos, aves, plantas, insectos, reptiles y anfibios.
La herpetóloga alemana Claudia Koch, del Museo de Investigación Zoológica Alexander König, descubrió 14 nuevas especies de reptiles y anfibios en el valle del Marañón en tan solo 13 meses de trabajo de campo. Además, cuenta a Mongabay.com que no queda claro cuántas especies endémicas quedarían afectadas o se perderían para siempre por culpa de las presas, ya que todavía no se tiene suficiente conocimiento de las especies descritas, sin contar las que permanecen “sin detectar”.
‘Las futuras presas en el Marañón destruirán una industria turística sencilla basada en el remo y piragua.’ Foto por: Rocky Contos
“Estas presas provocarán la fragmentación y pérdida del hábitat de muchas especies autóctonas en distintos puntos, creando de barreras para la repartición de su reserva genética,” dijo Koch, que bautizó dos de sus descubrimientos como Ameiva nodam y Ameiva aggerecusans (“rechazo a la presa” en latín) tras saber de los planes de Perú. “Lo más probable es que las poblaciones de muchas especies endémicas disminuyan en un futuro próximo,” dijo ella. “No sabemos lo que vamos a perder si se construyen estas presas”.
Esta sencilla industria turística también quedaría destrozada. Rocky Contos, coordinador de excursiones de remo y director de SierraRíos, una organización de conservación con sede en Estados Unidos, denomina al Marañón como “el río más preciado” en Latinoamérica y “uno de los más excelentes en el mundo” para el rafting y piragüismo.
“El Marañón está al nivel del Río Colorado y el Gran Cañón pero nadie lo conocía antes de que empezara a publicarlo hace unos años,” dijo Contos, que ha nombrado una distancia de 550 kilómetros del Marañón como “El Gran cañón del Amazonas.” Dice que construir tantísimas presas en el tramo principal del río sería “una de las mayores tragedias medioambientales de la historia del hombre”.
Descubierta nueva especie de lagarto (Ameiva aggerecusans); una de las 14 nuevas especies de reptiles y anfibios recientemente halladas a lo largo del Río Marañón. Los investigadores temen que los megaproyectos de presas ahoguen este tesoro de la biodiversidad. Foto por: Claudia Koch.
¿Cuántas presas?
Aunque pueda sonar extraño, aún no se conoce el número exacto de presas actualmente propuestas para el tramo principal del Marañón –lo que hace difícil estimar el impacto económico y medioambiental. La confusión se debe en parte a la liosa política y a la falta de transparencia del gobierno peruano; primero, porque muchos de los estudios en que se apoya datan de hace más de 40 años y segundo, por la ley de 2011. Algunas de ellas parecen solaparse entre sí y muchas han cambiado su nombre.
La ley de 2011 –Decreto Supremo Nº 020-2011-EM– denomina al Río Marañón como la “Arteria Energética” de Perú y nombra cada una de las 20 presas propuestas junto con la cantidad de electricidad que podrían generar. Estas son exactamente las mismas 20 presas identificadas en una evaluación de 1970 sobre el potencial hidroeléctrico del río:
- Vizcarra (140 MW)
- Llata 1 (210 MW)
- Llata 2 (200 MW)
- Puchca (140 MW)
- Yanamayo (160 MW)
- Pulperia (220 MW)
- Rupac (300 MW)
- San Pablo (390 MW)
- Patas 1 (320 MW)
- Patas 2 (240 MW)
- Chusgon (240 MW)
- Bolivar (290 MW)
- Balsas (350 MW)
- Santa Rosa (340 MW)
- Yangas (330 MW)
- Pion (350 MW)
- Cumba (410 MW)
- Rentema (1,500 MW)
- Escurrebraga (1,800 MW)
- Manseriche (4,500 MW)
La ley de 2011 no incluye una presa, llamada simplemente Marañón, que se encuentra ya en construcción. Tampoco incluye al menos cuatro más –Veracruz, Chadin 2, Río Grande 1 y 2 –que están en distintas fases de planificación. Todas ellas se realizarán en el tramo principal del Marañón. Según Serra Vega y otros peruanos al tanto de la situación, Veracruz ha sustituido la presa de Cumba 4 y Río Grande 1 y 2 han reemplazado la presa de Balsas.
Además, la ley 2011 no incluye cuatro futuras presas conocidas como Marañón 1, 2, 3 y 4 que, dice Serra Vega, estarían ubicadas en el tramo principal del Marañón entre Patas 1 y Pulperia. El informe de 2014 de RI declara que no se conoce la “localización exacta” de estas cuatro presas, pero destaca que se vieron a ingenieros de la compañía Generalima en la región de Patas 2 en 2013, más al sur de Patas 1. De acuerdo con Serra Vega, Marañón 1 sustituiría Patas 1, Marañón 2 reemplazaría San Pablo y Marañón 4 lo haría con Rupac.
En febrero de 2014, el Ministerio de Energía y Minas (MEM) de Perú confirmó que al menos tres de estas presas cuentan con lo que la ley peruana denomina “concesiones definitivas,” emitidas por el gobierno y requeridas para el desarrollo de proyectos hidroeléctricos que generen más de 500 MW. Tal y como se reconoció anteriormente, una de ellas, Marañón, está ya en construcción. Según el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINERGIM), la presa Marañón estaba construida en un 28 por ciento en marzo de 2015 y prevista para estar operativa en diciembre de 2016.
Las otras presas que poseen “concesiones definitivas” son Veracruz y Chadin 2. De acuerdo con el MEM, la construcción de Veracruz está prevista para junio de 2017 y su inicio operativo en 2022, mientras que Chadin 2 comenzará a construirse en marzo de 2016 y a funcionar en 2023. La Evaluación de Impacto Ambiental de Veracruz fue aprobada por el MEM en 2013 tras ser rechazada en una primera instancia, y la EIA para Chadin 2 aprobada en 2014, con sucesivas quejas y controversia por parte de la población local que alegaba haber sufrido intimidación, represión y criminalización de las protestas.
Otras dos de las presas propuestas o planeadas, Río Grande 1 y 2, han obtenido “concesiones temporales”, que se requieren para llevar a cabo estudios de viabilidad. Se están celebrando dos sesiones de “talleres informativos” con población local y escribiendo la EIA para ambas presas, con quejas similares derivadas de la intimidación, represión y criminalización de la protesta. Además, Marañón 1, 2, 3 y 4 tenían “concesiones temporales” que ya expiraron, según Serra Vega.
Las presas más controvertidas
El proyecto más polémico hasta la fecha es sin lugar a dudas Chadin 2, que se ha topado con una resistencia local fuerte ya que supondría la inundación de numerosos pueblos y el desalojo de más de mil personas.
‘Segundo Vargas Machuka, una de las miles de personas cuyo hogar y tierras serían inundados por las futuras presas.’ Foto por: David Hill
Eduar Rodas Rojas, presidente de la Federación de Rondas Campesinas Unidas en Celendin, contó a Mongabay.com que la oposición de las gentes a Chadin 2 se debe a que el valle agrícola del Marañón quedaría inundado y los bancos de peces destruidos. La única intención del proyecto es suministrar energía al controvertido proyecto minero de Conga, que cambiará “nuestra cultura y forma de vida” y no nos “dará desarrollo”.
“Para nosotros el único desarrollo necesario es cuidar de las tierras y del agua,” dijo Rodas Rojas.
Con diferencia, la mayor de las presas propuesta es Manseriche, que generaría hasta 7550 MW, según el presidente de Perú Ollanta Humala que facilitó esta información durante la presentación de una conferencia minera en Arequipa, Perú, en 2013. Manseriche perjudicaría a muchos miles de personas, principalmente Awajuns y Wampis indígenas, lo que provocaría incluso más resistencia que Chadin 2.
En su informe de 2014, RI calculó que el área inundada por la presa de Manseriche con un potencial de solo 4500 MW sería de 5470 kilómetros cuadrados, y el embalse podría ahogar la ciudad entera y alcanzar la frontera con Ecuador. Por ello, una megapresa de 7550 MW necesitaría una extensión aún mayor.
Uno de los muchos espectaculares paisajes a lo largo del río Marañón. Foto por: David Hill.
Casi todo hombre o mujer Awajun y Wampi entrevistado por Mongabay.com dijo que se oponía o estaba verdaderamente preocupado por la futura presa en Manseriche. Algunos Awajuns dijeron que esto podría desencadenar un conflicto o segundo “Baguazo”, nombre que se le dio a la protesta inicial de miles de Awajuns y Wampis cerca de la ciudad de Bagua en 2009. La situación se puso violenta cuando la policía antidisturbios abrió fuego a los protestantes. Más de 30 personas fueron asesinadas, incluyendo más de 20 policías y más de 200 heridos.
“Si tratan de construir la presa en Manseriche y enviar al ejército, estaremos preparados para dar nuestras vidas por defender nuestro bosque,” dijo Edgardo Aushuqui Taqui, antiguo presidente de la Federación Aguaruna Domingusa, organización que representa a las comunidades Awajun en la parte alta del río en Manseriche. “No vamos a permitir que esto ocurra, esto es una segunda Bagua para nosotros”.
¿Energía para la gente o para las compañías mineras?
Como ya se ha mencionado, la intención de las presas del Marañón según declara la ley de 2011 es satisfacer la “demanda nacional”, pero muchos peruanos familiarizados con estos proyectos creen que hay mucho más, como suministrar electricidad a compañías mineras trabajando en Perú y, posiblemente, crear un mercado de exportación.
Puente en Balsas, cerca de una futura presa. Foto por: David Hill.
Romina Rivera Bravo, del Foro Solidaridad Perú de la organización de sociedad civil con sede en Lima, explicó a Mongabay.com que el MEM en un principio planeaba exportar la energía generada por el Marañón a países vecinos, en particular Brasil, pero ahora ha cambiado de parecer.
“Tras descartar en 2014 el acuerdo energético entre Perú y Brasil (firmado en 2010), se sabe que la mayoría de proyectos alimentarán el Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN) para satisfacer la demanda interna que beneficiará, entre otros, industrias de extracción como la minería,” dice Rivera Bravo. “No obstante, no se ha abandonado la posibilidad de exportación a países como Chile”.
El presidente Humala hizo pública, de manera explícita, la conexión entre las futuras presas en el Marañón y la minería en la conferencia en Arequipa en 2013. Expuso un mapa con numerosos proyectos de extracción de cobre y oro al norte de Perú junto a muchas de las presas propuestas: Manseriche, Rentema, Chadin 2, Cumba 4 (ahora Veracruz), y Balsas (ahora Rio Grande 1 y 2).
“Con este mapa podemos ver cómo podemos generar energía para un punto de minería en la macro-región del norte,” explicaba Humala a los asistentes a la conferencia. “Como podemos ver, esta zona quedará dominada proyectos de oro y cobre, incluidas Piura, Lambayeque, Cajamarca y Trujillo. Para estar operativos necesitan energía; por ello, se planea la construcción de al menos cinco estaciones de energía hidroeléctrica con una capacidad energética de más de 10 000 MW.
Algunos peruanos preocupados por el tema pueden relacionar al menos una de las presas con proyectos de minería específicos. Rodas Rojas, de Rondas Campesinas, contó a Mongabay.com que la energía de Chadin 2 tiene como objetivo los “grandes trituradores instalados en Conga,” la muy controvertida expansión propuesta de la mina en ruinas de Yanacocha, dirigida por la empresa con sede en EE UU Newmont Mining Corporation. Son socios de Newmont Minas Buenaventura y la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, que facilitó fondos para la construcción inicial y la expansión, con un 5 por ciento de participación. Según Lynda Sullivan, periodista irlandesa en Cajamarca, parte del personal involucrado en Chadin 2 y ahora Río Grande 1 y 2 son antiguos empleados de Yanacocha.
Campos de arroz del curso alto del río que serán inundados por el embalse de la presa propuesta Pongo de Rentema. Foto por: David Hill.
Casi todas las presas propuestas con “concesiones definitivas” o “temporales” están controladas por empresas extranjeras. Río Grande 1 y 2 están dirigidas por Odebrecht Energy Perú, filial del gigantesco grupo brasileño Odebrecht, mientras que Chadin 2 está bajo el patrocinio de AC Energy, otra filial de Odebrecht. Veracruz la maneja Compañía Energética Veracruz, filial de Enersis de Chile, controlada por Endesa en España, que a su vez está controlada por Enel en Italia, según BNamericas. Marañón 1, 2, 3 y 4 están todas bajo el control de Generalima, otra filial de Enersis/Endesa/Enel.
¿Asesinato del Río Marañón por culpa de las presas?
Las 20 presas propuestas en la ley de 2011 y otras en construcción o en estadios avanzados de planificación descritas en este artículo se localizan en el tramo principal del Marañón. Contando la Cuenca del Marañón entera y sus afluentes, el número de presas es mucho mayor. Según un artículo de investigación de 2012 realizado por el científico estadounidense Clinton Jenkins junto con la ONG brasileña Instituto de Pesquisas Ecológicas, y Matt Finer, ahora con la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica con sede en EE UU, el número total de presas es 39, pero no se incluyen Río Grande 1y 2, ni el Marañón 1, 2, 3 y 4, ni Vizcarra.
El informe de 2014 de RI destacó el auténtico fracaso del gobierno para informar a la gente sobre las futuras presas en el Marañón. “La información técnica y la extensión potencial de la inundación del embalse de la mayoría de los proyectos no está disponible al público,” concluye RI. “Esta falta de transparencia es inaceptable, dado el dramático impacto que estos proyectos tendrán en la gente local así como en los ecosistemas fluviales y recursos de subsistencia que actualmente dependen de un Río Marañón libre y sano.”
Para más detalles sobre algunas de las presas aquí propuestas –Chadin 2, Rio Grande 1, Rio Grande 2, Manseriche, Escurrebraga and Rentema– ver próximos artículos en Mongabay.com por David Hill.