- REDD+ es un programa de las Naciones Unidas, y parte del Acuerdo Climático en París, que le permite a países industrializados financiar la protección de bosques en países tropicales en desarrollo como una estrategia de mitigación de gases de efecto invern
- Algunos grupos indígenas resistieron la inclusión de REDD+ en París, preocupados de que resultaría en que los gobiernos y las compañías se apoderen de sus territorios.
- El grupo indígena Wapichan le ha pedido al gobierno de Guayana que reconozca sus territorios, y ahora temen que un proyecto de REDD+ les pueda quitar el control sobre sus territorios.

El 12 de diciembre pasado, los representantes de 196 naciones aprobaron el Acuerdo de París para enfrentarse a los desafíos del cambio climático. Muchos apoyaron el acuerdo como un camino a largo plazo para reducir el calentamiento global y un buen paso para el futuro de las acciones multilaterales con respecto al clima.
REDD+ es una pieza importante de aquel acuerdo final. El programa de “Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación de Bosques” se propuso originalmente como parte de una serie de herraminetas de la ONU para reducir el calentamiento global en el 2005. Es un programa importante, ya que la deforestación y la degradación de bosques representan alrededor del 10 por ciento de las emisiones globales de gas de efecto invernadero. El programa le da un valor financiero al carbono que se encuentra en los bosques, creando un mecanismo de mercado para los países ricos con altas emisiones para que puedan ofrecerles incentivos económicos a aquellos países en desarrollo de manera que mantengan sus bosques. La ONU actualmente apoya a 64 países miembros para que generen la capacidad institucional y establezcan iniciativas de REDD+ a nivel nacional. Sin embargo, quedan muchas preguntas sobre su viabilidad a largo plazo. Muchos de los que apoyaban a REDD+ temían que el programa no seguiría si no se incorporaba en el acuerdo final de COP21. Su inclusión fue un alivio para quienes lo aplauden, como la Coalición de Países con Bosques Tropicales.
La inclusión de REDD+ en el Acuerdo de París “es una señal de que tanto los países de bosques tropicales que podrían implementar REDD como los países donantes tienen la misma prioridad más allá del marco de referencia climático del año 2020, de actuar [para proteger a los bosques tropicales] lo más pronto posible”, dijo Chris Meyer, gerente del Fondo de la Defensa del Medio ( Environmental Defense Fund o EDF).
No obstante, esta noticia no tuvo la vista buena de todo el mundo. A lo largo de los debates en París, los opositores de REDD+ vocalizaron sus críticas. Las más serias vinieron de grupos indígenas, como la Red Indígena del Medio Ambiente (Indigenous Environmental Network o IEN), una organización de base.

“Uno de los temas que hemos venido a condenar”, dijo Tom Goldtooth, director ejecutivo de IEN, “es el hecho de que REDD es parte de un sistema de mercado que va a terminar cometiendo un crimen en contra de la humanidad y de la Madre Tierra”. IEN y otros grupos indígenas argumentan que REDD+ permite que las naciones ricas se escapen de su responsabilidad de cortar sus emisiones de carbono a pesar de violar derechos de pueblos indígenas y las prácticas tradicionales de uso de tierras.
Aunque algunos grupos indígenas apoyan a REDD+, otros se quejan de que no han tenido la palabra en las negociaciones ni en su implementación, aunque fueron invitados a participar en el proceso de REDD en las reuniones pasadas de COP. Uno de los temas de más controversia es que los gobiernos nacionales tomarán la iniciativa en los programas de REDD, algo que muchos grupos indígenas ven con desconfianza.
Ahora que REDD+ forma una parte integral del plan de mitigación de cambio climático en el Acuerdo de París –y cuenta con los fondos para apoyarlo– las comunidades indígenas tendrán que enfrentarse a un dilema. ¿Acaso podrían ser explotados al aceptar fondos a través de REDD+, aunque tengan la intención de ayudar a sus comunidades? ¿Tendrán alguna otra opción?

Un grupo que se enfrenta actualmente a una decisión sobre REDD+ es el pueblo Wapichan de Guayana. En el 2015, los Wapichan y la Asociación para el Desarrollo de los Pueblos del Sur Central (South Central Peoples Development Association o SCPDA) fueron galardonados con el Premio Equator del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP), por sus esfuerzos comunitarios para recibir títulos legales de sus tierras ancestrales y para manejar los recursos forestales de manera sostenible.
Nicholas Fredericks, líder comunitario Wapichan, o Toshao, asistió a la COP21 para hablar de los logros. Estamos aquí, dijo “para que reconozcan nuestros territorios, para mostrar que nuestros usos tradicionales y nuestras prácticas son una forma de mantener la biodiversidad, de cuidar a los bosques, lo cual puede contribuir a reducir el cambio climático a nivel global”.
El pueblo Wapichan ha estado dialogando con el gobierno de Guayana sobre sus derechos territoriales desde el 2002. En ese año empezaron a diseñar una propuesta de base para documentar el uso de sus tierras. Con el uso de tecnologías avanzadas de GPS y de teléfonos celulares inteligentes, el grupo creó un mapa detallado de su territorio compuesto por 17 comunidades Wapichan. Estos esfuerzos iniciales recibieron fondos de la Unión Europea y de ONG internacionales de conservación como Size of Wales.

Después de más de una década de planeamiento e investigación, los Wapichan produjeron un marco de referencia sobre cómo continuarían practicando sus tradiciones junto a un proceso de desarrollo que manejaría sus recursos naturales de forma sostenible. Con esta propuesta, esperaban demostrar al gobierno la profunda conexión que tienen ellos con sus tierras, así como su capacidad de mantenerlas y de protegerlas.
La persistencia del pueblo Wapichan al fin dio fruto el mes pasado, cuando el presidente de Guayana, David A. Granger, estuvo de acuerdo con un diálogo que tomará lugar a finales de este año. Se espera que las charlas resuelvan “un tema que sigue en el aire ya por 50 años, desde la independencia de Guayana de Inglaterra, en 1966”, dijo Tom Griffiths del Programa de Pueblos de los Bosques (Forest Peoples Programme). Las autoridades del gobierno de Guayana no respondieron a una solicitud de entrevista para este artículo.
Si las charlas con el gobierno y el mecanismo de REDD+ no ofrecen al pueblo Wapichan la soberanía territorial que tanto buscan, eso podría destruir sus esfuerzos de tantos años para salvaguardar sus territorios tradicionales, y también podría poner en peligro los derechos de todas las comunidades indígenas en Guayana.
Guayana espera ser de los primeros países en implementar REDD+ de gran forma desde que surgió el Acuerdo de París. Si el gobierno reconoce las reinvindicaciones territoriales de los Wapichan y los invita a participar a fondo con REDD+, Guayana podría demostrarle al mundo la efectividad del programa y cómo están asegurandose de proteger los derechos de los pueblos indígenas.
