- Desde 1950 las poblaciones de jaguares empezaron a decrecer por la caza legalizada de sus pieles y la gran colonización de los grandes montes.
- En México, los jaguares son desollados y sus pieles vendidas como trofeo de caza. De continuar esta tendencia podrían ser declarados extintos en los próximos años.
- México es el único país de América que ha realizado un censo del número de jaguares en libertad, calculando la presencia de 4000 animales en todo el territorio.
Esquivo y solitario, el jaguar es un cazador nocturno que difícilmente se deja ver. Sin otro competidor natural, ocupa el tope de la cadena trófica. Sin embargo, los seres humanos se han convertido en los peores predadores de este felino, el más grande del continente americano.
De acuerdo con datos solicitados por Mongabay.com a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), del 2013 al 2016 se aseguraron un total de 68 jaguares en diferentes Unidades de Manejo Ambiental (UMA), Predios Intensivos de Manejo de la Vida Silvestre (PIMV), zoológicos y individuos. Durante ese tiempo, hasta se consiguieron un total de siete pieles de jaguar.
En ese periodo, las autoridades mexicanas encargadas de la protección de la especie realizaron filtros de inspección a medios de transporte para detectar cargamentos ilegales de fauna silvestre y visitas de inspección a taxidermistas y curtidurías −pero solamente cuatro personas fueron remitidas al ministerio público federal en relación con estos hechos.
En el país, el castigo para quien realice actividades de caza, pesca o captura de algún ejemplar de fauna silvestre en peligro de extinción −catalogada en la Norma Oficial Mexicana 059− establece una pena de uno a nueve años de prisión y una multa económica.
“El tráfico de esta especie es completamente ilegal, nosotros no autorizamos, porque está en el apéndice 1 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la exportación ni de jaguares ni de alguna de sus partes ni de nada que tenga que ver con eso”, aseguró Jorge Maksabedian, director general de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de México.
El funcionario indicó que según un censo realizado en el año 2010, contabilizaron aproximadamente de 4000 jaguares vivos en toda la república, aunque según las estimaciones de un nuevo censo que estaría próximo a darse a conocer, quedarían menos −entre 3000 y 3500 animales.
A lo largo del país, los jaguares transitan por la vertiente del golfo de México que comprende los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo; la vertiente del pacífico integraría Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas; y al centro en San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla.
Erik Saracho, integrante del grupo de expertos para la conservación del jaguar y otros felinos silvestres en México, quien participó en la realización del censo del 2010 en la zona de Jalisco y Nayarit, contradijo el más reciente conteo de especies.
Saracho asegura que ya existe un protocolo unificado para el monitoreo de los jaguares. “Me parece totalmente irresponsable el hecho de que Maksabedian, antes de que hagamos el siguiente censo, se anime a decir el resultado,” dijo. Cada censo de especies en peligro, como el jaguar, cuesta millones de pesos, y el conteo es un tema de debate constante entre el estado y las organizaciones de conservación.
Un selector natural
Alguna vez, los jaguares fueron los reyes del centro y sur de América, ocupando extensiones de tierra desde el sur de los Estados Unidos hasta el centro de Argentina. Ahora es cada vez más raro encontrar sus pisadas por esos parajes.
A decir de Gerardo Ceballos, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 1950 las poblaciones de jaguares empezaron a decrecer por la caza legalizada de sus pieles y la gran colonización de los grandes montes. “La población mexicana pasó de algunos millones a más de 100 millones en la actualidad. Perdimos más del 50 % de la selva y eso generó un gran impacto”, dijo Ceballos.
“El jaguar abarca enormes espacios, es carnívoro, es un animal que se parece a nosotros, al ser el depredador tope se encuentra en la cima de la cadena biológica pero para tener un jaguar sano debe tener qué comer”, explica Saracho.
Argumenta que la dieta del jaguar es algo que le preocupa, ya que en México hoy en día hay mucha cacería ilegal, por lo que el jaguar tiende a cazar lo que puede, cambiando su dieta. Saracho, director de la Alianza Jaguar A.C., ha colocado alrededor de los cuellos de los jaguares collares con Sistema de Posicionamiento Global (GPS) para seguir sus pasos.
Las figuras negras sobre el pelaje amarillo del jaguar son sus huellas digitales, únicas en cada espécimen. Esta imponente especie ha caído en el olvido de la mente de los mexicanos. Los jaguares son desollados y sus pieles vendidas como trofeo de caza. De continuar esta tendencia podrían ser declarados extintos en los próximos años.
Esfuerzos de conservación
En febrero de este año, un joven exhibía una fotografía en las redes sociales con un cachorro de jaguar y pedía ayuda a sus seguidores y seguidoras para ponerle un nombre. Fuera de su entorno natural, al pie de una camioneta de lujo, el cachorro de jaguar luce atemorizado frente a la cámara.
Internet se ha convertido en el nuevo escaparate para la venta y el tráfico ilegal de especies de vida silvestre. “Todavía se siguen matando jaguares por trofeo, no sabemos cuántos porque es ilegal, pero a través de las redes sociales identificamos de vez en cuando alguna persona que sube una fotografía con un jaguar cazado”, deploró Ceballos.
En México la legislación es muy laxa —casi cualquier persona puede tener un jaguar de forma legal en su casa, luego de comprarlo en una tienda de mascotas por entre 60 y 65 mil pesos (3.00 dólares).
“Te lo facturan, te lo entregan y el gobierno mexicano no se entera de dónde lo tienes, en buenas o en malas condiciones”, lamentó Saracho.
“En México hay más de 200 jaguares en cautiverio, todavía se puede comprar un jaguar legalmente en el país”, lamentó el Ceballos, quien dirige un grupo de trabajo en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna silvestre de la UNAM, el cual ha colocado el mayor número de radio collares. Esto les ha permitido realizar un trabajo detallado del uso del hábitat, el impacto de las carreteras y de la relación del jaguar y sus presas.
Como parte de los mecanismos para la protección de los jaguares en México, PROFEPA ha implementado un total de 125 Comités de Vigilancia Ambiental Participativa (CVAP), específicamente para la protección del jaguar y su hábitat. A través de los Comités, se fomenta el cuidado y la protección de los recursos naturales, brindándoles capacitación para realizar las acciones necesarias para sensibilizar y orientar a la población en relación con la protección del ambiente y el uso racional de los recursos naturales, y para que ejerzan su derecho a formular y promover la denuncia ambiental.
“A lo largo de la república, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) tiene establecidos estos comités de vigilancia comunitaria que ya están conformados, capacitados en vigilancia y monitoreo en función del marco legal ambiental de atención y prevención de conflictos por depredación de ganado por parte de los jaguares”, enfatizó Maksabedian. Añadió que generalmente se pide a los presidentes de los comisariados ejidales que quienes encabecen estos comités sean voluntarios que trabajen para el beneficio de las comunidades.
Los especialistas en esta especie, constituidos en la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, han determinado una estrategia urgente para la conservación de estos felinos. Esto comprenderá acciones como la protección de sus corredores biológicos y las áreas prioritarias para su conservación, la resolución del conflicto que se provoca cuando los jaguares cazan el ganado en las zonas rurales, el paro de la cacería ilegal y el mantenimiento de jaguares en cautiverio −así como el diseño de una mejor legislación para conservar a los jaguares.