- La inusual sequía, calificada por el gobierno como la peor de los últimos 25 años, mantiene a 142 de los 339 municipios en estado de emergencia por la pérdida de cultivos y de ganado.
- El gobierno promulgó una docena de decretos para atender la emergencia, principalmente con la asignación de 48 millones de bolivianos (6 947 040 de dólares) para asistir con agua, semillas, forraje y otros insumos.
- El gobierno tomó medidas para garantizar el normal abastecimiento de alimentos, pero los productores temen no recuperarse para la campaña de verano y piden ayuda económica.
- Los afectados, más de 145 mil familias entre agricultores familiares y agroindustriales, afirman que la ayuda del gobierno no es suficiente para garantizar la provisión de alimentos. Aseguran que requieren dinero para pagar la deudas y solventar los gastos de la campaña de verano.
Los dos sistemas de producción que alimentan a Bolivia, la agricultura familiar y la agroindustria, fueron golpeados por la peor sequía registrada en el último cuarto de siglo. Los datos oficiales señalan que 142 de los 339 municipios fueron declarados en emergencia. Para tener un panorama más claro: ocho de los nueve departamentos bolivianos han sido afectados y las cifras no se detienen. Ciento cuarenta y cinco mil familias en riesgo, 298 861 hectáreas de cultivos dañados y 369 994 cabezas de ganado perdidas.
Los productores han cuantificado el impacto en sus economías: en el mejor de los casos, la pérdida asciende a un 25 % y en el peor, bordea el 90 %. Es decir, hay quienes lo han perdido casi todo. A pesar del panorama, las autoridades nacionales aseguran que no faltarán alimentos ni habrá un incremento en el precio de estos, para garantizarlo el gobierno emitió un paquete de decretos que ordenan asignar recursos para asistir a los afectados y garantizar el suministro de alimentos a través de la importación con preferencias.
La ayuda ─víveres, forraje y agua, principalmente─ llega de a pocos a las regiones impactadas. El Seguro Agrario, por ejemplo, ya le pagó a 95 mil agricultores por sus pérdidas, cerca del 50 % estimado para este año. Para los pequeños y grandes productores esas medidas son insuficientes, sobre todo porque afirman que no tienen recursos para pagar sus créditos y menos para encarar la campaña de verano. Algunos consideran que incluso la alimentación de sus familias no está garantizada.