- La deforestación tropical tiene como resultado no solo la liberación de dióxido de carbono, sino también de metano y óxido nitroso, lo que conduce a un calentamiento del clima mundial mayor a lo esperado.
- La investigación comparó las emisiones resultantes de la conversión de tierras con las producidas por la quema de combustibles fósiles para energía y otras fuentes.
- Los investigadores encontraron que la deforestación tropical, al ritmo actual, podría causar un aumento de 1,5° C en la temperatura mundial para el 2100.
Los científicos saben que el carbono liberado por la deforestación a grandes escalas en los trópicos contribuye de manera inevitable a aumentar las temperaturas mundiales. Ahora, una nueva investigación indica que esta conversión de tierras —en general, a granjas y ranchos para producir alimento para la gente— tiene un impacto en el clima mayor al que se había anticipado.
“Normalmente, las personas solo reflexionan sobre lo que está pasando en este momento cuando piensan acerca del presupuesto de carbono”, dijo en una declaración. Natalie Mahowald, climatóloga de la Universidad de Cornell y autora principal de la investigación. “Pero si pensamos qué sucederá durante la vida útil de esa tierra por un período prolongado, deberíamos multiplicar esa conversión de tierra por dos para entender el impacto real que provoca”.
Solo alrededor del veinte por ciento del dióxido de carbono agregado a la atmósfera proviene de la tala de bosques. Sin embargo, este “uso y modificación de la tierra” es responsable del cuarenta por ciento del calentamiento del planeta. En parte, se debe a que el carbono no es el único culpable del calentamiento climático que estos lugares continúan provocando. La investigación, publicada online en agosto por la revista Environmental Research Letters, muestra los efectos persistentes de la liberación conjunta de metano y óxido nitroso resultante de la tierra deforestada.
Uno de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París firmado en 2015 es mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2° C para finales de este siglo. Muchos de los esfuerzos actuales para alcanzarlo involucran la reducción del uso de combustibles fósiles basados en el carbono, en favor de alternativas sustentables. Mahowald y colegas concuerdan con este enfoque, ya que escribieron que contener las emisiones de estas fuentes de energía debería ser “el objetivo principal”.
“Es un paso de suma importancia, pero, paradójicamente, las partículas que se liberan con la quema de combustibles fósiles —más que perjudiciales para la salud humana— tienen un efecto refrigerante en el clima”, comentó. “La eliminación de esas partículas, en realidad, hace que sea más difícil alcanzar las temperaturas bajas establecidas en el Acuerdo de París”.
Esa complicación apunta a la necesidad de combatir el cambio climático mediante el abordaje de las, con frecuencia, subestimadas consecuencias de la deforestación.
A comienzos de año, Mahowald y su equipo confirmaron que la pérdida de bosques, los que funcionan como depósitos de carbono, agrava los efectos que estas clases de decisiones sobre el uso de las tierras tienen en el clima. En la presente investigación, el equipo mostró, en base a las tasas actuales de deforestación de los trópicos, cómo cambiará la temperatura mundial. Luego, compararon estos resultados con los cambios de temperatura que ocurrirían solo como consecuencia de las emisiones de carbono de otras fuentes, que en gran parte provienen de la quema de combustibles fósiles para generar energía.
Los resultados no presagian nada bueno para nuestra capacidad de cumplir con los objetivos climáticos. La continua deforestación al ritmo que vemos hoy probablemente lleve, para el 2100, a un incremento de 1,5° C sobre lo que eran las temperaturas antes de la Revolución Industrial. De hecho, descubrieron que semejante sacudida en la temperatura podría ocurrir incluso si hubiéramos reducido todas las otras fuentes de emisiones allá por 2015.
Esta situación podría conducir a un riesgo mayor de clima extremo, mermas en las cosechas y más sequías. Sin embargo, de acuerdo con varios científicos de la revista Nature Climate Change, esos peligros aumentarían de manera considerable si permitimos que las temperaturas se incrementen dos grados por sobre los niveles preindustriales.
Mahowald y colegas concluyen que las políticas dirigidas a combatir el cambio climático deberían considerar la deforestación como una fuente importante de carbono, sobre todo, si se tiene en cuenta que la demanda de áreas más grandes de tierras para la producción de alimentos es mayor en los trópicos. En particular, las políticas deberían ser enfocadas a largo plazo y contemplar lo que Mahowald denomina “el legado multicentenario de las decisiones actuales sobre el uso de las tierras”.
“Cuando pensamos acerca del cambio climático, no podemos detenernos al final del siglo”, dijo en una declaración. “Las consecuencias continuarán por un par de siglos más”.
REFERENCIAS:
Mahowald, N. M., Randerson, J. T., Lindsay, K., Munoz, E., Doney, S. C., Lawrence, P., … & Hoffman, F. M. (2017). Interactions between land use change and carbon cycle feedbacks. Global Biogeochemical Cycles, 31(1), 96-113.
Mahowald, N. M., Ward, D., Doney, S., Hess, P., & Randerson, J. T. (2017). Are the impacts of land use on warming underestimated in climate policy? Environmental Research Letters.
Mitchell, D., James, R., Forster, P. M., Betts, R. A., Shiogama, H., & Allen, M. (2016). Realizing the impacts of a 1.5 [deg] C warmer world. Nature Climate Change, 6(8), 735-737.
Banner image of deforestation in Malaysian Borneo by Rhett A. Butler / Mongabay.
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