- El nevado Quelccaya, en la provincia cusqueña de Canchis, forma parte de la propuesta del Área de Conservación Regional Ausangate, que busca conservar las fuentes de agua, los bofedales, además de especies vulnerables como la vicuña.
- El área protegida propuesta, que ha incluido una consulta previa con población quechua, consta de 81 000 hectáreas y se presentará en dos semanas al Sernanp para su aprobación.
El nevado Quelccaya, a 5600 metros sobre el nivel del mar, se yergue en Cusco como el glaciar tropical más extenso del mundo. 44 kilómetros cuadrados mide la superficie de este gigante de los Andes. Este título del más extenso se lo puso el geólogo estadounidense Lonnie Thompson, quien desde 1974 estudia el proceso de deglaciación de esta montaña. Donato Bermúdez, presidente de la comunidad campesina de Phinaya —una de las asentadas al pie del Quelccaya— recuerda al Dr. Thompson desde que tiene memoria. Cuando él nació, el científico ya había pisado el nevado y el manto de hielo que solía cubrirlo permanecía casi intacto.
Desde la puerta de su casa, Donato solo tenía que correr unos pocos kilómetros para tocar la nieve. Cuenta que pasó muchos días sentado, mirando la montaña blanca, sintiéndola poderosa. Desde muy pequeño aprendió que había que respetarla. “Es el apu, es nuestro protector”, le repetía su madre. Mientras crecía, entendió que sin el Quelccaya no habría vida. El agua del nevado es el que alimenta al río Vilcanota y a la laguna de Sibinacocha, donde se encuentra la represa que da luz a gran parte de Cusco, sobre todo a Machu Picchu.
Desde los años ‘70, Phinaya no ha cambiado mucho, aunque sus pobladores pudieron percibir un cambio importante. Y se evidencia en un detalle muy simple: hoy Donato tiene que caminar hasta dos horas, desde la puerta de su casa, para poder alcanzar la nieve del glaciar. Y esta diferencia se traslada a los ríos, que ahora se llenan con más fuerza, algo en apariencia positivo pero que en el fondo representa un peligro. “Si hay bastante agua ahora, significa que el hielo se derrite más rápido”, dice Donato. No está equivocado. De acuerdo con el geólogo Lonnie Thompson, el retroceso del Quelccaya es de 60 metros anuales, un proceso de deglaciación acelerado.