En algún momento alrededor de 2008, un misterioso hongo empezó a matar la salamandra común de Holanda. Tres años después, el 96 % de ellas estaban muertas. Ahora, se teme su llegada a Estados Unidos. Es como buscar una aguja en un pajar —excepto que la aguja es invisible y el pajar se extiende por miles de millas—. Oh, y puede que en realidad no haya ninguna aguja. Esa es la caza del hongo que mata salamandras, Batrachochytrium salamandrivorans, en los Estados Unidos. Sus esporas esféricas, las cuales se alimentan de la piel de las salamandras, son demasiado pequeñas para ser vistas sin un microscopio. Y podrían estar en cualquier esquina del país; mientras que los brotes conocidos del agente patógeno permanecen aislados en Europa, la investigación indica que el llamado Bsal se está propagando a través del comercio internacional de mascotas. Lee más | Perú: fraude, problemas medioambientales y sanitarios por sustitución de especies marinas La mayoría de los investigadores del Bsal creen que es solo cuestión de tiempo hasta que el agente patógeno emergente invada América del Norte. Y dicen que, cuando llegue, minimizar el impacto en las salamandras de los EE.UU. dependerá de la detección temprana. Cuanto más perdure el agente patógeno, más se propagará y más especies serán infectadas y, como resultado, en última instancia, morirán. Y así los científicos han salido a buscar en masa. Cientos de regiones han sido examinadas. Miles de salamandras han sido analizadas en busca de la infección. Ahora incluso la sociedad está involucrada. Pero, ¿son suficientes estos esfuerzos para encontrar el agente patógeno antes de que se ponga en marcha una extinción catastrófica? Un hongo familiar La amenaza del Bsal es un doloroso déjà vu para los biólogos de anfibios, que durante décadas han estado luchando contra su pariente más cercano, el Bd (también conocido como hongo quítrido), el cual está implicado en el declive o extinción de unas 200 especies de ranas.