- La destrucción de más de dos millones de hectáreas de bosques y cobertura vegetal a consecuencia del fuego ha puesto el tema ambiental en la agenda electoral.
- Según las dos últimas encuestas, Evo Morales lidera la intención de voto seguido por Carlos Mesa, sin embargo, ambos sondeos presentan cifras muy diferentes para el primer lugar.
El panorama electoral en Bolivia ha cambiado en las últimas semanas. Las quemas descontroladas que han arrasado con grandes extensiones de bosques —que hasta el cierre de esta edición sumaban 2.7 millones de hectáreas, principalmente en la Chiquitanía— han generado un impacto directo en los pronósticos electorales.
Las dos últimas encuestas presentan cifras muy diferentes sobre la intención de voto de los bolivianos. Aunque en ambas Evo Morales sigue encabezando los sondeos, los resultados difieren en más de un 10 % para el primer lugar.
En la encuesta realizada por la Universidad Superior de San Andrés (UMSA), que no fue difundida por los medios de comunicación debido a una censura impuesta por el Tribunal Supremo Electoral, Evo Morales obtiene un 31,1 % en la intención de votos, resultado que mostraba un retroceso con respecto a encuestas anteriores que le otorgaban 35 %. Mientras que su rival, Carlos Mesa, aparece con un 24 %, una cifra similar a la de sondeos pasados.
La última encuesta publicada ayer, elaborada por la empresa Viaciencia, ofrece un panorama diferente. Según este sondeo que contó con autorización del Estado para su difusión, Evo Morales obtendría el 43,2 %, mientras que Carlos Mesa llegaría a un 21,3 %. Con dos encuestas que muestran indicadores tan distintos no se sabe si las elecciones en Bolivia se definirán en primera o segunda vuelta.
A pocas semanas de los comicios programados para el 20 de octubre, los incendios en la Chiquitanía han abierto el debate sobre los problemas ambientales que enfrenta este país.
“Este desastre ambiental está generando cuestionamientos a los agronegocios y la agroindustria. Además, ha abierto la discusión y la reflexión en el país con respecto al gobierno actual”, dice Miguel Ángel Crespo, director de la institución Productividad Biosfera Medio Ambiente (PROBIOMA).
¿Cuáles son las propuestas de los candidatos a la presidencia? Mongabay Latam conversó con varios expertos que analizan la visión de los postulantes a la presidencia de Bolivia sobre los principales problemas y retos ambientales que enfrenta el país.
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El principal problema: la deforestación
Una investigación académica publicada en mayo de este año presentó una evaluación de los tres gobiernos de Evo Morales desde la perspectiva ambiental. Uno de los temas evaluados en este estudio se refiere a las normas emitidas en los últimos años que han afectado directamente a la naturaleza.
Entre las normas cuestionadas se pueden citar las emitidas este año sobre cambio de uso de suelo y expansión de territorio para la agricultura, medidas que los especialistas consideran que han sido decisivas en la devastación causada por los incendios forestales recientes.
“Se han dado cinco leyes que perdonan el desmonte ilegal. La última ha sido en mayo de este año que amplía el plazo para la regularización de desmonte. Es como si hubiésemos retrocedido a mediados del siglo XX”, sostiene Marco Gandarillas, responsable de incidencia política del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB).
Un análisis de la Fundación Solón sobre las propuestas de los tres partidos políticos que lideran las encuestas —Movimiento Al Socialismo (MAS), Comunidad Ciudadana (CC) y Bolivia Dice No (BDN)— menciona que las tres propuestas apoyan al sector agroexportador .
En el análisis se precisa que el MAS, partido de Evo Morales, “es el único que explícitamente habla de expandir la frontera agropecuaria, aunque ya no habla de triplicar las cabezas de ganado como lo hacía en la Agenda Patriótica del 2013”.
“El problema ambiental más importante en Bolivia es la deforestación”, señala Pablo Solón, director de la Fundación Solón. El experto comenta que desde el año 2011, Morales mantiene una alianza con el sector agroexportador. “Si Evo Morales es reelegido continuará su alianza con este sector, a pesar del desastre ambiental por los incendios forestales, continuó con su convenio para exportar carne a China. La tragedia es que si gana otro candidato probablemente haga lo mismo”.
Crespo, de Probioma, cuestiona también la política agroexportadora del Gobierno de Morales que lleva 12 años en el poder, así como la postura de Carlos Mesa y el resto de postulantes a la presidencia de Bolivia.
“Ninguno hace la conexión entre el sector agropecuario exportador y la deforestación galopante. Ninguno plantea evaluar los costos y beneficios reales de este sector. Ninguno hace mención a la fuerte presencia de extranjeros en el sector de agronegocios. Ninguno propone hacer una reingeniería de este sector por sus graves impactos ambientales”, dice Crespo.
Durante la reciente Cumbre Presidencial por la Amazonía, el presidente de Bolivia, Evo Morales, resaltó que mientras no se cambie la forma como se produce y consume, será imposible otorgar un futuro viable a otras generaciones. “La sequía aumentará en el sur de la Amazonía. Debemos cumplir con todas las obligaciones contraídas en el Acuerdo de París”, resaltó.
Solón cuestiona que el presidente Evo Morales defienda a la Madre Tierra en foros internacionales, pero que dentro del país adopte medidas contrarias a sus declaraciones.
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Comunidades indígenas y áreas protegidas en la mira
“Los indígenas de la Chiquitanía harán una marcha para pedir que se deroguen las normas y decretos aprobados en los últimos diez años”, alerta el líder indígena Alex Villca, de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey.
Villca hace un recuento de cómo en el primer periodo de Morales, el discurso tuvo mayor énfasis en los pueblos indígenas y el respeto por la naturaleza, que lo llevó a promulgar la Ley de la Madre Tierra en el año 2012.
Sin embargo —dice Villca— durante el segundo período este discurso dejó de ser relevante. “Especialmente durante las marchas por el TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure) que fue un atropello del Gobierno de Evo Morales”, precisa Villca al recordar las protestas contra la construcción de una carretera que atravesaría esta área protegida y que fueron reprimidas por el Gobierno.
En este último período —agrega Villca— la mayoría ya no cree en el discurso de respeto a la Madre Tierra y respeto a los pueblos indígenas. “En los últimos años se han intensificado las normas y leyes para un extractivismo brutal en los valles y el altiplano”.
En abril de 2018, el Gobierno de Morales aprobó tres contratos de exploración y extracción de hidrocarburos en las áreas de San Telmo Norte y Astillero, dentro de la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, donde también se asientan pueblos indígenas.
En febrero de este año estalló un conflicto cuando la empresa a cargo del proyecto intentó iniciar los trabajos. Pero este conflicto tiene su origen en el año 2015, cuando se aprobó una norma que le abrió las puertas a las actividades hidrocarburíferas dentro de las áreas naturales protegidas de Bolivia.
La extracción de hidrocarburos también ha sido analizada por la Fundación Solón. “Con diferentes lenguajes todos (los candidatos) apuestan a más inversión para más exploración, explotación y exportación de hidrocarburos”, señala el informe, que detalla los impactos nocivos en la naturaleza como las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, y la contaminación del agua y el medio ambiente que se agravan con tecnologías como el fracking (fractura hidráulica). Se cuestiona también la presencia de actividades hidrocarburíferas en áreas protegidas.
Según este análisis los partidos políticos en contienda “no están enfocados en cómo desarrollar políticas para dejar gradualmente los combustibles fósiles bajo tierra”.
En Bolivia hay por lo menos 21 proyectos extractivos en zonas reservadas que vulneran los derechos de los pueblos indígenas, señala un estudio del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).
Además de los proyectos para la construcción de carreteras y explotación de hidrocarburos también están las propuestas para hidroeléctricas que afectarían espacios reservados y poblaciones nativas. Los proyectos hidroeléctricos El Bala-Chepete, en el departamento de La Paz; Rositas, en Santa Cruz; y las dos represas Río Madera y Cachuela Esperanza, en la frontera con Brasil; son parte de esta lista que tiene en jaque a varios ecosistemas sensibles de Bolivia
“Se están planificando megarrepresas en el país que inundarían 771 kilómetros cuadrados según estudios preliminares. Estas obras afectarían las reservas de Pilón Lajas y el Parque Nacional Madidi. El Gobierno está empecinado en construir estas hidroeléctricas”, dice Villca.
Además de la presión sobre las ecosistemas protegidos como consecuencia de los proyectos hidrocarburíferos e hidroeléctricos, los incendios forestales recientes han sido devastadores para las reservas en Santa Cruz.
Según la reciente evaluación realizada por los expertos de la Fundación Amigos de la Naturaleza, más de 800 hectáreas dentro de áreas naturales protegidas en Santa Cruz fueron arrasadas por el fuego. A esta cifra se deben sumar las 600 hectáreas que desaparecieron en el Pantanal boliviano y otros lugares del país.
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La extracción de los metales
La minería es el rubro económico más desarrollado en los programas de gobierno de los principales partidos políticos, sin embargo, no se señala cómo enfrentarán los impactos ambientales. “Ninguno hace referencia a los graves impactos de la explotación aurífera en Bolivia y la Amazonía en particular”, señala el análisis de la Fundación Solón.
Pablo Solón, director de esta organización, agrega que “ninguno de los candidatos se ha pronunciado a favor de prohibir la explotación de oro en la Amazonía o prohibir el fracking”.
Ángel Crespo, de Probioma, agrega que “la ampliación de la frontera agrícola le abre las puertas a la minería, la explotación de hidrocarburos, el biodiesel y el etanol. Actividades que consolidan y profundizan un modelo extractivista de cientos de años”.
La extracción de litio, un mineral que está acaparando el interés internacional por su utilidad en los aparatos electrónicos, ha sido en esta campaña, después de los hidrocarburos, el recurso natural que mayor atención ha recibido en el discurso electoral de los partidos políticos que encabezan las encuestas, señala el análisis de la Fundación Solón.
El año pasado, Bolivia firmó acuerdos con la compañía alemana ACI Systems y con la china Xinjiang TBEA Group, para que realicen inversiones en el país por más de 3000 millones de dólares en la explotación y construcción de plantas de procesamiento de este mineral.
Bolivia es el país que menos ha desarrollado la explotación de litio del llamado Triángulo del Litio, que conforma junto con Argentina y Chile. Por esta razón, el salar de Uyuni, el depósito de litio más grande del mundo, aún no enfrenta los problemas que ya se presentan, por ejemplo, en Atacama (Chile).
“Los pocos estudios de impacto ambiental realizados han constatado que las aguas subterráneas son fósiles, es decir que una vez que se consuman no se renovarán, pero no se conoce con certeza la cantidad de agua existente”, subraya Rumi Muruchi Poma, doctor en Economía Política, en un reportaje publicado a inicios de este año por Mongabay Latam.
En el año 2011, antes de que el litio cobre la relevancia actual, el Gobierno de Bolivia había enviado a la Unesco un pedido para que Uyuni fuese incorporado en la lista de Patrimonios de la Humanidad. Actualmente esa propuesta no es una prioridad.
“El tema ambiental está moviendo el piso de estas elecciones y será prioritario en cualquier gobierno”, dice Gandarillas, a quien le preocupa que ninguno de los candidatos que lideran las encuestas tenga una propuesta que asegure un cambio de rumbo en materia ambiental. Por el contrario, el experto considera que cualquier gobierno que llegue para el 2020 profundizará las medidas antiambientales que ya existen en el país.
Alex Villca es más radical en su apreciación. “Un cuarto período de Evo Morales sería devastador para la naturaleza y para los pueblos indígenas. Sería lapidante en términos de concretar la destrucción de los recursos naturales y pondría en riesgo de extermino a las comunidades nativas”
Su visión es la misma para cualquiera de las opciones en contienda. “La tendencia es a seguir en el mismo ritmo. Ni Evo Morales ni otra opción de gobierno es una garantía”.
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