- Temor, desconfianza y desconocimiento reinan entre los habitantes de Barrancabermeja y Puerto Wilches, en Santander y San Martín, en Cesar, donde se desarrollarían los Proyectos Piloto Integrales de Investigación en fracking. Son territorios con una alta deuda ambiental y, salvo Barrancabermeja, sin servicios básicos.
- Mongabay Latam y Semana Sostenible viajaron hasta estos tres municipios. Este es el primero de tres reportajes sobre el fracking y cómo viven y piensan quienes podrían estar en medio de una de las más polémicas decisiones del actual gobierno nacional en materia ambiental.
*Este reportaje es una colaboración periodística entre Semana Sostenible de Colombia y Mongabay Latam.
El próximo 29 de abril se cumplirán 102 años de la primera extracción petrolera realizada en Colombia. Fue un lunes, a las 8:00, en el corregimiento El Centro de Barrancabermeja, cuando los trabajadores de la Tropical Oil Company extrajeron de las profundidades de la tierra el ‘oro negro’ que marcaría el destino de esa ciudad y de la región del Magdalena Medio.
Desde aquel día todo cambió en esa región del departamento de Santander. Su vocación se transformó. Muchos labriegos y pescadores abandonaron sus azadones y atarrayas para irse a trabajar a las petroleras que llegaron a la zona, al punto de que hoy el 70 % de la economía de Barrancabermeja depende directamente de este sector, según el indicador de importancia económica municipal del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Para muchas comunidades el esperado desarrollo llegó a medias y la industria petrolera sigue en deuda. De ahí que haya voces a favor y en contra de la iniciativa del gobierno de adelantar los Proyectos Piloto Integrales de Investigación (PPII) de yacimientos no convencionales bajo la técnica de fracking, en dos de las zonas con mayor potencial: el Valle Medio del Magdalena y la cuenca Cesar-Ranchería.
Mongabay Latam y Semana Sostenible viajaron a los municipios de Barrancabermeja, Puerto Wilches y San Martín para narrar, en tres reportajes, lo que se vive en esta regiones, lo que piensan las comunidades y los posibles impactos socioambientales que se evidencian en una zona de tradición petrolera, pero donde muchos aseguran que las condiciones de vida no son las mejores, a pesar de una bonanza económica que ya completa un siglo.
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La polémica historia del fracking en Colombia
De las 134 921 hectáreas que tiene el municipio de Barrancabermeja, solo 16 495 son utilizadas para cultivar, según el Tercer Censo Nacional Agropecuario realizado por el DANE. Por ello, un gran porcentaje de los alimentos que se consumen en esa ciudad de 210 729 habitantes, según dicha entidad, son traídos de otros municipios.
El medioambiente ha sido el más golpeado. La contaminación del aire, el suelo y las fuentes hídricas es alarmante, de acuerdo con diversos estudios. Uno realizado por la Universidad de Cartagena sobre la toxicidad de la Ciénaga Miramar en 2014, determinó la existencia de una alta concentración de hidrocarburos aromáticos polinucleares, considerados cancerígenos, al igual que elevados niveles de plomo, mercurio y níquel en sus sedimentos.
Estos son algunos de los cuestionamientos a la industria petrolera tradicional en Barrancabermeja que hoy se suman a la polémica posibilidad de hacer fracking en el país. Se trata de una discusión que lleva varios años vigente pero que tomó un nuevo rumbo el pasado 26 de diciembre de 2019 cuando el Ministerio de Minas y Energía publicó el borrador del decreto que regulará la realización de proyectos pilotos de investigación usando la técnica de fracturamiento hidráulico, más conocida como fracking. Finalmente, el decreto quedó en firme el 28 de febrero.
Líderes ambientales del país, y en especial del Magdalena Medio, anunciaron su rechazo y convocaron a diferentes manifestaciones a comienzos de marzo. Y aunque estos pilotos no comenzarán inmediatamente, pues falta definir los lineamientos ambientales y técnicos con que se harán, comunidades de los municipios de Barrancabermeja y Puerto Wilches, en el departamento de Santander, y de San Martín, en el Cesar, ya se muestran preocupadas.
El pulso entre el gobierno y quienes se oponen al fracking viene con fuerza desde 2016. Desde finales de 2018, la normativa que el Ministerio de Minas había creado para la exploración y explotación de yacimientos no convencionales se encuentra suspendida por el Consejo de Estado, uno de los altos tribunales de justicia en Colombia. El gobierno apeló la decisión y esta entidad, en un nuevo pronunciamiento en septiembre de 2019, dijo que el fracking seguiría suspendido pero que se podían realizar pruebas piloto. De inmediato el gobierno avanzó en la reglamentación y la hizo pública tres meses después, dándole a la ciudadanía la posibilidad de hacer comentarios al texto solo hasta el 20 de enero de 2020.