- El bosque maulino, afectado por los incendios, es el más biodiverso del país debido a la temperatura templada en la que se encuentra y la historia de su formación.
- A pesar de su riqueza en flora y fauna, el bosque maulino es el más amenazado y el menos protegido del país.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Hoy se cumplen 36 días de un incendio que ha consumido hasta ahora 14 500 hectáreas de bosque en la cordillera de los Andes, en la comuna de Molina de la región del Maule.
De esa extensión, entre 2500 y 3000 hectáreas son plantaciones de pino insigne, de propiedad de empresas forestales. Las 11 500 restantes corresponden al bosque nativo más biodiverso que tiene Chile y que, paradójicamente, es el que se encuentra menos protegido y más amenazado.
Según la información de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el organismo público encargado de la gestión y protección de los bosques en Chile, se han desplegado siete brigadas de bomberos, diez helicópteros, cinco aviones cisterna más un avión de coordinación, además de maquinaria pesada y una ambulancia.
A pesar de la gran cantidad de recursos, la alcaldesa de Molina, Priscilla Castillo, asegura que “estos no han sido lo suficientemente efectivos como para apagar el fuego”. Castillo denuncia una reacción tardía por parte de las autoridades para declarar la alerta roja que “se dio cuando ya teníamos 3000 hectáreas quemadas”, asegura. La alcaldesa señaló a Mongabay Latam que “ahí hay una gran responsabilidad del organismo técnico que decretó la alerta roja. Más aún sabiendo que la región que más se ha quemado, en los últimos cinco años, es la región del Maule con un total de 57 000 hectáreas”.
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¿Qué es lo que se quema?
Juan Armesto, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile (IEB) y profesor de la Universidad Católica de Chile, explica que existe una amplia referencia científica que confirma que las regiones del Maule y Biobío, en la zona centro sur de Chile, son las más biodiversas del país. Al mismo tiempo, “en esta zona es donde se concentra la mayor cantidad de habitantes”, precisa Rómulo Santelices, director del Centro de Desarrollo del Secano Interior de la Universidad Católica del Maule. Es por ello, que estos bosques son los que están “más degradados y han desaparecido con mayor fuerza por impacto humano, principalmente debido a la industria forestal y a la agricultura”, agrega Armesto.
Que el bosque de estas regiones sea el más biodiverso del país es una realidad que suele sorprender a los chilenos, quienes suelen asociar la riqueza ecológica de Chile con los bosques que se extienden mucho más al sur. Pero lo cierto es que, según explica Mary Kalin, directora de desarrollo del IEB, la mayor biodiversidad del país se encuentra en la zona centro, que es la más templada, mientras que en el sur y en el norte del país, las temperaturas extremas restringen la cantidad de especies que pueden habitar esos espacios.
Pero, además, Armesto agrega que la principal razón se debe a la historia del bosque, el que se concentró en toda la zona templada durante el período glacial. Los hielos avanzaron sobre los bosques del sur y “toda esa región perdió gran parte de su biodiversidad original”, dice el experto. Fue entonces que “el bosque se refugió en esta zona más cálida del Maule y Biobío” y “es por eso que ahí —en el bosque que ha sido apodado bosque maulino— tenemos un pick de biodiversidad”, dice.
En esta zona “se superpone el bosque esclerófilo mediterráneo de Chile —que se ubica algo más al norte de la región del Maule— con el bosque maulino y con el bosque valdiviano —propio de las regiones del sur pero que se extendió al norte durante el período glacial—”, dice Armesto. Es por ello que aquí es posible encontrar representantes de estos tres ecosistemas incluyendo árboles como el coigüe (Nothofagus dombeyi), el tineo (Weinmannia trichosperma) o el ulmo (Eucryphia cordifolia), propias del sur de Chile; el peumo (Cryptocarya alba), el quillay (Quillaja saponaria) o el boldo (Peumus boldus), típicas del bosque esclerófilo, y especies del Maule como el queule (Gomortega keule), el lleuque (Prumnopitys andina) o el ruil (Nothofagus alessandrii) que además son endémicas, es decir, que no existen en ningún otro lugar del mundo.
En efecto, una de las particularidades del bosque maulino es que no solo tiene la mayor biodiversidad del país sino que además tiene la mayor tasa de endemismo, puntualiza Santelices. Entre las especies más emblemáticas está el ruil, una especie que está en peligro de extinción y que “ha sufrido un fuerte deterioro primero por la presión del hombre desde hace muchos años, pero en el último tiempo por los incendios forestales”, dice Santelices.
Por todas estas razones, “los incendios que afectan a la región del Maule son particularmente graves”, asegura Armesto.
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Falta de protección
Pese a la importancia ecológica del bosque maulino, esta zona cuenta con muy pocas áreas protegidas. Los científicos ya advertían en 1992 esta paradoja y desde entonces, “ha habido algunas mejoras pero son relativamente pequeñas”, dice Armesto. Además, agrega que “es difícil crear grandes áreas protegidas porque el bosque está muy fragmentado”, sobre todo en la zona de la costa donde “no queda prácticamente nada o lo poco que queda está rodeado de plantaciones [de pinos y eucaliptos pertenecientes a empresas forestales].
Donde aún existen grandes expansiones de este bosque es en la cordillera de los Andes. El problema es que es ahí justamente donde los incendios están devastando esta riqueza natural desde hace más de un mes.
A solo seis kilómetros de las llamas se ubica el Parque Nacional Radal 7 Tazas —que protege poco más de 5 mil hectáreas—, donde habitan 331 especies de flora de gran valor por su alto grado de endemismo y 106 especies de fauna distribuidas en 23 mamíferos, 70 aves, 10 reptiles y 3 anfibios.
Muchas de estas especies se encuentran en peligro de extinción. Es frecuente ver aquí al ciervo más pequeño del mundo, el pudú (Pudu Puda), clasificado como Casi Amenazado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Vulnerable según el inventario nacional de especies de Chile. También es posible observar aquí a pumas (Puma concolor), tricahues (Cyanoliseus patagonus) carpinteros negros (Campephilus magellanicus), güiñas (Leopardus guigna), patos corta corriente (Merganetta armata), halcones peregrinos (Falco peregrinus), cóndores (Vultur gryphus), entre otras especies amenazadas.
El Parque Nacional Radal 7 Tazas es el único que protege el bosque maulino, por lo que el acecho de los incendios tiene angustiados a los habitantes del sector y a las autoridades de la comuna de Molina.
Aunque en lo inmediato la extinción del fuego es lo que urge, Armesto precisa que lo que se necesita es “una estrategia distinta que se base en un diseño del paisaje diferente que sirva para prevenir la ocurrencia de incendios”. El científico se refiere a la necesidad de romper con la homogeneidad de los paisajes plantados con pinos y eucaliptos para la fabricación de celulosa, puesto que “es la extensión de una sola especie plantada de forma uniforme en cientos de miles de hectáreas la que genera el peligro”.
De hecho, un estudio elaborado en 2011 por la Universidad Austral de Chile, la universidad de Oxford y CONAF señala que este tipo de especies [pino y eucalipto] son altamente inflamables debido a su estructura química. Al estar plantados de manera continua por grandes extensiones, se crea una homogeneidad en la vegetación y una continuidad del combustible [entendiéndose el árbol como un elemento combustible] que promueve que los incendios se expandan rápidamente.
Es por ello que “es necesario diseñar un paisaje en el cual se aumente la heterogeneidad ya sea creando áreas protegidas pequeñas que se inserten dentro de la matriz forestal o restaurando áreas que ahora están con árboles plantados y transformarlas en bosque nativo”, dice Armesto.
Si bien los incendios forestales son una de las principales amenazas del bosque maulino, no es la única. Santelices advierte que enfermedades producidas por el cambio climático también podrían convertirse en un peligro. “Hay hechos concretos en otros países, principalmente en la península ibérica”, dice el experto, “en donde se ha visto que por un aumento en la temperatura y por los períodos prolongados de sequía hay un hongo que siempre ha estado en el suelo que se hace más agresivo y algunos árboles no son capaces de resistirlo y mueren”. Según el científico, “ese hongo ya se ha descrito acá en Chile y es una amenaza que probablemente vamos a tener que enfrentar”.
*Foto principal: Siete brigadas de bomberos combaten los incendios forestales en la región del Maule. Foto: Municipalidad De Molina
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