- Esta serie fotográfica retrata la cultura y tradiciones del pueblo indígena matsés, y forma parte de la exposición organizada por Xapiri Ground y Acaté Amazon Conservation.
Las fotografías son de Tui Anandi y Mike van Kruchten.
El pueblo matsés es poseedor de una extensión de tres millones de hectáreas intactas de selva tropical amazónica. Habita entre la espesura del bosque de la Reserva Indígena del Valle del Yavarí, en la frontera entre Perú y Brasil, en una región que también protege a un número importante de pueblos en aislamiento y contacto inicial en el mundo.
La historia de los matsés, conocidos como feroces guerreros durante el auge de la extracción del caucho que trajo la muerte de miles de indígenas a finales del siglo XIX, está enmarcada también por años de hostilidad y enfrentamientos entre su población y el Estado peruano en la década de los sesenta. Su política estatal de expansión de fronteras agrícolas y la explotación forestal en la selva, provocó el desplazamiento forzado de los matsés con el bombardeo a sus asentamientos, hasta que, en 1969, se dio el contacto pacífico entre ellos y el exterior. Hoy, son alrededor de 3000 personas indígenas quienes administran, vigilan y protegen su propio territorio, donde resguardan sus riquezas de las amenazas externas, como las empresas madereras, multinacionales del petróleo y la construcción de una carretera que podría modificar la forma de vida del pueblo matsés y del bosque.
La exposición “MATSÉS” —exhibida del 26 de octubre de 2021 al 20 de febrero de 2022 en el Centro Cultural Inca Garcilaso— narra, a través de una serie fotográfica acompañada de algunas piezas tradicionales, la cultura de quienes a menudo son conocidos erróneamente como “gente del jaguar”, pues siempre se ha creído que las venas de las hojas de palma que las mujeres usan en las fosas nasales representan a los bigotes de ese felino, cuando en realidad se trata únicamente de ornamentos faciales que los identifican como personas pertenecientes a la etnia.
Este es un recorrido visual liderado por los fotógrafos Tui Anandi y Mike van Kruchten, quienes realizaron un par de expediciones, de pueblo en pueblo, viajando en canoa.
Los tatuajes de la gente matsés se hacían pinchando la piel con una espina de palma, con una mezcla de zumo de fruta de genipap y hollín de copal. En la actualidad, todavía hay muchos matsés tatuados, pero ahora los tatuajes solo se ven en los ancianos, ya que esta práctica se interrumpió poco después del contacto con los misioneros, en algún momento de la década de 1970.
Los matsés viven en casas comunales o malocas de forma hexagonal y cuerpo rectangular, con techo de paja. En 1976, las malocas más grandes que se observaron en el Perú llegaban a medir 35 metros de largo y 10 metros de alto, con espacio para albergar a 100 personas.
Hoy, la amplia mayoría de las casas matsés ha cambiado y es más frecuente encontrar viviendas grandes y frescas, hechas con listones de palma engordada y techados con hojas de la misma planta. Están instaladas sobre pilotes no porque se construyan en áreas inundables, sino porque a los matsés les atrajo la estructura que permitía no tener piso de tierra.
La artesanía matsés incluye elementos como la cerámica y los uitsuns, unos brazaletes tejidos con algodón o fibra de palma chambira (Astrocaryum chambira) en un telar. Estos tardan más de un día en ser elaborados por las mujeres y se atan tradicionalmente en la muñeca o el tobillo.
La pesca y la cacería son las actividades que sostienen a los pueblos amazónicos, sin embargo, están desapareciendo en sus formas ancestrales a medida que las herramientas y los conocimientos de los pueblos son sustituidos por el uso de escopetas o la llegada de alimentos industrializados a las aldeas.
A diferencia de otros pueblos, los matsés todavía usan herramientas de caza tradicionales como el arco y la flecha, donde esta última es reconocida por medir dos metros de largo y ser de las más finas producidas en la Amazonía.
Para la práctica de la cacería, el Nënë es sumamente importante. Esa es la forma en la que el pueblo Matsés llama al tabaco, una planta con varios usos, pues se usa para transferir la energía, el coraje y la puntería de un hombre mayor a un hombre más joven usando un tubo hecho de una pequeña especie de bambú.
El Nënë también funciona como suministro de energía en la selva o como parte de las conversaciones y los procesos de transmisión de historias y conocimientos orales.
“Esta exposición se realiza en tiempos críticos, que representan un momento importante en el discurso global sobre la cultura indígena y la conservación de la Amazonía”, escriben las organizaciones Xapiri Ground y Acaté Amazon Conservation, a cargo de la exposición “MATSÉS”. El objetivo de exhibiciones como esta, indican, es “contribuir a conectar al público en general con los matsés, creando los vínculos necesarios para ayudar a salvaguardar su territorio, preservando la cultura matsés, su arte e identidad para las generaciones futuras”.
Imagen principal: Shiropio, mujer matsés. Foto: Mike van Kruchten
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