- En esta entrevista con Mongabay Latam, el biólogo Willy Palomino habla sobre la investigación científica que Conservación Internacional está realizando en la cuenca alta del Alto Mayo, en la Amazonía peruana, para obtener por primera vez información sobre la biodiversidad que allí existe.
- La investigación se enmarca dentro un proyecto más amplio que busca trabajar con las comunidades awajún y locales para frenar la deforestación causada por el avance de la frontera agrícola.
En la zona montañosa de la selva peruana, en el departamento de San Martín, existe un área protegida llamada Bosque de Protección Alto Mayo. Se trata de una de las zonas prioritarias para la conservación a nivel nacional, debido a que en sus bosques de neblina habitan especies que no son posibles de encontrar en ningún otro lugar del mundo, es decir, que son endémicas.
Es el caso de 17 especies de aves que han sido registradas hasta ahora o el mono choro cola amarilla (Oreonax flavicauda), el más grande del Perú. También destaca la lechucita bigotona (Xenoglaux loweryi), que con sus 12 cm es el búho más pequeño del mundo y la presencia de cerca de 45 especies de colibríes. Además, en el Bosque de Protección Alto Mayo habita el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), el puma (Puma concolor), el musmuqui andino y el armadillo gigante (Priodontes maximus).
Aunque se sabe que la rica biodiversidad de este lugar no se restringe solo a esta área natural protegida, por ahora no existe información científica que permita determinar cuáles son las especies que habitan fuera del Bosque de Protección Alto Mayo.
Contar con esa información es urgente ya que la expansión de la frontera agrícola para el cultivo de arroz, café y cacao, principalmente, podría estar acabando con los bosques que aún quedan en la cuenca alta del río Mayo y que funcionan como corredores biológicos.
Mongabay Latam conversó con el biólogo, Willy Palomino, Coordinador de Biodiversidad y Restauración de la organización Conservación Internacional, que actualmente está desarrollando un investigación científica mediante un método llamado Programa Rápido de Biodiversidad (RAP) que permitirá conocer la biodiversidad que esconden estos bosques.
¿Cómo surge la necesidad de hacer esta investigación?
El paisaje del Alto Mayo está dentro de la cuenca alta del río Mayo. Allí hay varias iniciativas de conservación. Una de ellas es el Bosque de Protección Alto Mayo, que es un área de conservación nacional. También están las reservas comunales que las comunidades por iniciativas propias están conservando y las Zocres, que son las zonas de conservación y recuperación de servicio ecosistémicos que el Gobierno Regional de San Martín ha establecido para poder conservar algunos ecosistemas que son críticamente amenazados. Sin embargo, muchas de estas zonas tienen vacíos de información biológica, no se conoce la biodiversidad que se está conservando. Entonces a través del RAP vamos a generar este tipo de información de manera muy rápida.
¿Qué se puede conocer a través de esta metodología?
Esta metodología nos permite conocer rápidamente parámetros como la composición de especies, rangos de distribución y también nos va a permitir evaluar el índice de salud de los ecosistemas. Eso nos va a permitir, a su vez, saber si estos bosques todavía mantienen el nivel de conectividad, es decir, si los ecosistemas se están conectando unos con otros a través de corredores biológicos.
¿Qué tan rápido se puede obtener la información?
Muchas veces las evaluaciones de biodiversidad demoran mucho tiempo, pero a través de esta metodología los tiempos se acortan mucho. Este RAP tiene un mes y 15 días. Por zona nos ha tomado más o menos entre cuatro a seis días.
¿Cómo eligieron los puntos de muestreo?
Hemos definido nueve zonas de muestreo que se eligieron en función a los distintos ecosistemas que existen en el paisaje del Alto Mayo. Nosotros antes de poder realizar el RAP hemos hecho un mapa de ecosistemas detallado. Para ello hemos tomado como referencia el mapa de ecosistemas de Perú y a través del análisis de imágenes satelitales hemos hecho un análisis mucho más detallado de él. Los resultados del RAP nos van a permitir hacer nuevos ajustes a ese análisis y conocer qué diversidad de especies están dentro de estos ecosistemas.
¿Qué se va a hacer luego con la información?
Los resultados de este estudio nos van a permitir diseñar y establecer, con las comunidades, un corredor o varios corredores de conservación que conecten estos pequeños parches de bosque que hay dentro del paisaje de Alto Mayo con el Bosque de Protección Alto Mayo y tal vez, estamos analizándolo todavía, con el Cordillera Escalera que es un área de conservación regional.
¿Cuál es la principal amenaza para el paisaje del Alto Mayo?
La deforestación para la ampliación de las áreas agrícolas.
Dentro del paisaje del Alto Mayo están asentadas una diversidad de poblaciones. Hay unas 14 comunidades indígenas awajún en la zona de amortiguamiento del Bosque de Protección y también hay gente que ha migrado desde otras zonas del país y que se ha asentado en casi toda la cuenca. La principal actividad de ellos es la agricultura: el arroz, sobre todo en la zona más llana, y también el café y el cacao.
Las comunidades awajún, para poder generar y mejorar sus ingresos económicos, han alquilado sus tierras a colonos que han llegado de afuera y ellos han aperturado áreas de bosque para poder cultivar. Eso ha provocado la pérdida de estos ecosistemas que son muy frágiles.
Lo que estamos haciendo ahora es involucrar a las comunidades o a las poblaciones locales en la conservación de los bosques que aún existen, pero para hacerlo necesitamos conocer cuál es la diversidad que allí habita. Para eso usamos el RAP.
¿De qué manera involucran a las comunidades?
Que nosotros logremos que se deje de alquilar es algo muy difícil. Esto es un proceso. Estamos trabajando para que las comunidades alquilen menos sus tierras o que las personas que han alquilado recuperen sus parcelas o su bosque.
Para poder reducir el alquiler de tierras, la idea es trabajar con los mismos comuneros a través de proyectos sostenibles como el cultivo de cacao y de café con técnicas agroforestales o el cultivo de vainilla, de tal manera que ellos puedan involucrarse en estas actividades económicas y generar ingresos alternativos. Tenemos bastante aceptación de parte de ellos y hay muchos que ya están cambiando su forma de vida y están viendo de ya no alquilar sus tierras.
También, por ejemplo, hemos apoyado en la comunidad Shampuyacu, donde venimos trabajando hace ocho años, el Bosque de las Nuwas, una iniciativa que nació de las mujeres awajún. Ellas solicitaron un área de bosque a la comunidad para poder conservar y a través de algunas actividades económicas sostenibles, como es el turismo, las plantas medicinales y la fabricación de infusiones, ellas han mejorado sus ingresos al mismo tiempo que contribuyen en la conservación de estos espacios.
¿Con cuántas comunidades están trabajando?
Ya son ocho las comunidades con las que estamos trabajando de las cuales tres se han incluido al proyecto este año.
Uno de los problemas que trae el alquiler de tierras además de la deforestación es el uso excesivo de elementos que contaminan el suelo: agroquímicos, pesticidas, herbicidas. Recuperar esos suelos cuesta mucho dinero y tiempo, entonces lo que hacemos ahora es involucrar a las comunidades en estos proyectos de desarrollo sostenible evitando el uso excesivo de estos agroquímicos y herbicidas.
También trabajamos con un socio que es PRATEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas, ONG dedicada a fortalecer la prácticas culturas y saberes de los pueblos andinos amazónicos) para poder revalorizar los conocimientos ancestrales que tienen las comunidades y también la gobernanza. Si no tenemos una buena gobernanza en las comunidades, todo lo que estamos haciendo va a quedar en nada.
Entonces es un trabajo que se realiza por varios frentes al mismo tiempo. En ese sentido, este estudio para conocer la diversidad de especies que las comunidades tienen en su territorio es uno de esos frentes.
La semana pasada hubo un enfrentamiento en la comunidad Huascayacu entre comuneros awajún e invasores que dejó al menos un muerto y dos heridos. ¿Genera el problema de los alquileres situaciones de violencia como esa?
Lo que pasó en Huascayacu es una consecuencia del alquiler de tierras. Las comunidades alquilan a gente colona y ellos van y se quedan a vivir en sus tierras y sacarlos es complicado. Incluso en comunidades como Shimpiyacu ya se han constituido pequeñas poblaciones de colonos que tienen escuelas y servicios básicos.
Estamos tratando de ayudar a las comunidades awajún a resolver el problema a través del fortalecimiento de su gobernanza territorial. Si bien no vamos a eliminar el alquiler, porque el comunero necesita ingresos para poder educar a sus hijos, para poder mejorar su calidad de vida, su vivienda y una de las formas de ingreso que tienen para todo ello es el alquiler de tierra, podemos lograr que tengan contratos mucho más beneficiosos al mismo tiempo que los involucramos en estos proyectos productivos sostenibles.
¿Cuál es la situación del Bosque de Protección Alto Mayo?
El paisaje del Alto Mayo hasta hace 10 años era una de las zonas con mayores tasas de deforestación. Sobre todo el Bosque de Protección, siendo un área natural protegida tenía altas tasas de deforestación. Cuando se creó el área protegida ya había poblaciones asentadas dentro y hasta los años noventa no tenía un buen nivel de gestión y de control. Muchas personas se aprovecharon de ello, sobre todo los traficantes de tierra que vendieron ilegalmente parcelas o áreas de bosque a colonos que vinieron de la zona de Cajamarca, sobre todo de Piura.
Pero actualmente existe una cogestión de esta área natural protegida entre Conservación Internacional y Sernanp y con el trabajo que venimos realizando estamos reduciendo las tasas de deforestación.
En ese caso en particular, ¿cuál es el trabajo que han realizado para lograr avances?
Hemos involucrado a la gente que estaba establecida dentro del área protegida con actividades económicas sostenibles a través de sistemas agroforestales. Dos de ellas son el café y la pitahaya, y hemos ayudado a estos pobladores a constituir una cooperativa que ahora está exportando el café que se produce dentro del Bosque de Protección a mercados europeos y norteamericanos. El compromiso es que ya no deforesten, solamente están usando las áreas donde ya habían deforestado. Ha sido un trabajo bastante duro.
*Imagen Principal:Sector Morroyacu. Uno de los nueve puntos muestreados durante el RAP. Foto: Conservación Internacional / Marlon Dag
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