- Más de 600 alertas de deforestación en una de las últimas reservas de bosques del departamento de Caaguazú fueron detectadas por el sistema Global Forest Watch. Un equipo de periodistas viajó a la zona y comprobó la tala ilegal.
- Aunque la justicia no ha determinado a los responsables penales, indígenas, expertos y fuentes de fiscalía reconocen que el arriendo de tierras indígenas por parte de colonias menonitas que derriban el bosque para luego cultivar se ha vuelto una constante.
En medio del Bosque Atlántico Alto Paraná (BAAPA), un ecosistema que abarca territorios de Brasil, Argentina y Paraguay, uno de los desvíos que conduce a la comunidad indígena Pindo’i del pueblo Mbya, es una calle empedrada perfecta. La vía llama la atención porque en este departamento llamado Caaguazú, los caminos vecinales suelen ser de tierra, con huecos y desniveles pronunciados, y en época de lluvias transitar se vuelve prácticamente imposible por el barro acumulado.
Al inicio de la calle se lee en un letrero “Colonia Sommerfeld, bienvenidos. Propiedad y caminos privados”. Se trata de una colonia menonita cuyas familias utilizan este camino para transitar y movilizar el ganado, la soja, el maíz o el trigo que crían y cosechan en sus terrenos agrícolas que rodean a la comunidad indígena.
Mongabay Latam se desplazó hasta la zona tras detectar que entre enero y la primera semana de octubre del 2022, la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW) identificó 684 alertas de deforestación dentro de la reserva indígena de la comunidad Pindo’i, un área de 1330 hectáreas que se encuentra al interior del territorio de la comunidad y donde, por ley, está prohibida la tala de bosques.
Las alertas, que se detectaron en un inicio entre enero y abril de este año, y luego se reactivaron en agosto, fueron confirmadas por el equipo periodístico. Grandes espacios han sido deforestados al interior de la reserva y el desmonte en varios de los casos es tan reciente que todavía humean los restos de árboles que fueron arrasados por el fuego para acondicionar zonas de cultivo.
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Menos bosques para más cultivos
El BAAPA, considerado uno de los bosques más diversos y de mayor riqueza biológica del mundo, está ubicado en la región oriental del país, cubre diez departamentos, alberga al menos 20 áreas naturales protegidas y es el hogar de la mayor cantidad de población indígena de Paraguay, entre ella los habitantes de la comunidad Pindo’i.
En esta región, y también en la occidental, donde se ubica el Chaco paraguayo —que forma parte del Gran Pantanal, el humedal más grande del mundo—, se instalaron, entre los años 20 y 50, familias menonitas llegadas desde Rusia, Polonia y otros países europeos. Muchos huían de la crisis económica de los años 30 y de la Segunda Guerra Mundial, y una vez radicados en Paraguay rápidamente trabajaron la tierra.