- El pueblo indígena tacana sostiene que no fueron consultados para la operación de dos pozos estratigráficos en el departamento de Pando, en el norte de la Amazonía boliviana.
- En el país, la consulta libre, previa e informada es necesaria en casos de proyectos extractivos como paso previo a la licencia ambiental.
- Los pozos Tomachi X1 y Tomachi X2 se ubican en plena cuenca del río Madre de Dios.
- El gobierno de Bolivia admite que estos pozos son parte de una estrategia para ampliar la frontera de hidrocarburos en la búsqueda de gas y también de petróleo en la Amazonía boliviana.
La frontera petrolera llegó a la Amazonía boliviana. Dos pozos estratigráficos -para la búsqueda de crudo y gas- iniciaron sus operaciones en la zona norte de esta región boliviana, en plena cuenca del río Madre de Dios. Los pueblos indígenas de la zona denuncian que no se realizó la consulta previa, libre e informada. Los comuneros y expertos alertan que esta expansión de la frontera hidrocarburífera a la Amazonía puede beneficiar a grupos criminales que se dedican a la tala ilegal de árboles, la caza ilegal, el narcotráfico y también a la ampliación de la minería ilícita.
Un informe del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib) demuestra que se ha intensificado la exploración petrolera y gasífera con el inicio de operaciones de pozos estratigráficos en la Amazonía boliviana. El estudio sostiene que esto constituye una preocupante amenaza a uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta. Según esta organización, la expansión de la industria petrolera abre el camino a la deforestación y la minería ilegal, entre otras actividades extractivas, afectando a comunidades indígenas y al equilibrio climático regional.
“La ejecución de los pozos estratigráficos Tomachi X1 y Tomachi X2 representa por sí misma una amenaza a una de las zonas más sensibles del país. Este desarrollo de infraestructura puede beneficiar, además, a madereros y cazadores, como también a la descontrolada expansión de mineros del oro», explicó Jorge Campanini, investigador del Cedib, a Mongabay Latam. «Esto último también puede darse con el desarrollo del campo Mayaya, también ubicado en una zona de expansión de actividades mineras auríferas”, agregó.

Los pozos Tomachi X1 y Tomachi X2 se encuentran en el departamento de Pando. Ambos están en la cuenca del Madre de Dios y los dos son parte de la estrategia del gobierno boliviano para expandir la frontera petrolera ejecutando obras de exploración hidrocarburífera, uno de los rubros más importantes de Bolivia.
“Estos proyectos [Tomachi X1 y X2] van a investigar la estratigrafía de la zona. Posteriormente se realizarán evaluaciones que permitan definir la ubicación de pozos exploratorios», admitió a finales de 2023 Armin Dorgathen, presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). «Nuestros técnicos identificarán formaciones, espesores y propiedades de las rocas para comprobar si existe un sistema petrolero en esa zona no tradicional”, dijo.
Estrategia estatal
Según la petrolera estatal, estos proyectos forman parte del Plan de Reactivación del Upstream (PRU) y apuntan a descubrir hidrocarburos en la formación Tomachi-Tequeje. Estas iniciativas hidrocarburíferas están en el norte amazónico y, según YPFB, contribuirán al desarrollo de los departamentos de La Paz y Pando.
Campanini explicó que en la Amazonía boliviana se han realizado pocas perforaciones exploratorias. Los datos con los que se cuenta identifican la perforación de cinco pozos, principalmente en la década de los 90. “Obviamente se hicieron trabajos exploratorios anteriormente, entre ellos, actividades de reconocimiento superficial y adquisiciones sísmicas. No se ha publicado mucha información respecto a los resultados y perspectivas de estas primeras incursiones”, dijo el investigador.
Los datos señalan que el único pozo con valores positivos de hidrocarburo fue el Pando X1. El resto de los pozos fueron catalogados como secos. Según el Cedib, los datos del pozo Pando X1, perforado por la empresa OXI, y estudios posteriores revelarían la probable existencia de una capa estratigráfica rocosa de probablemente 500 metros de espesor que podría tener características de albergar hidrocarburos no convencionales en la cuenca geológica del Madre de Dios.

El Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia anunció durante la presentación de su informe de rendición de cuentas en 2024 la inclusión del paquete de pozos Tomachi. En julio de 2023, el vicepresidente de Administración, Contratos y Fiscalización de YPFB, Enzo Michel, ya había admitido que existirían muchos más proyectos exploratorios, la mayoría encarados por la estatal petrolera boliviana, donde destacaría el paquete de seis pozos de investigación estratigráfica en la cuenca amazónica.
«Nosotros no solamente estamos yendo a buscar lo que tradicionalmente había o lo que tradicionalmente se hacía en Bolivia, sino que estamos yendo a buscar nuevas cuencas, nuevas oportunidades para darle una segunda etapa» al tema gasífero y petrolero, aseguró Dorgathen a inicios de 2025.
Denuncias sobre la consulta
Roland Mejía, presidente de la Central de Comunidades Indígenas Tacana II Río Madre de Dios (CITRMD), afirmó a Mongabay Latam que el gobierno boliviano no realizó ningún tipo de consulta previa a las comunidades indígenas amazónicas para ejecutar el proyecto petrolero. El dirigente dijo que se realizarán reuniones para conocer el alcance de estos pozos estratigráficos y los posibles daños ambientales que traerían.
“Nosotros no sabemos nada, no conocemos si esos pozos están funcionando ahora. A nosotros, como pueblo tacana, no nos consultaron nada y eso nos preocupa ahora. Tendremos reuniones para consultar al Gobierno Nacional sobre estos pozos, qué daños ambientales puede traer o qué daños puede traer a nuestros pueblos indígenas”, reclamó Mejía.
El pueblo indígena tacana observó que la consulta previa, establecida en la Constitución boliviana y respaldada además por normativas internacionales, deja de lado lo más importante: el consentimiento de toda la nación indígena del área afectada, limitándose en ocasiones al visto bueno de tres o cinco comunarios y de algún dirigente.

En Bolivia es un requisito esencial realizar una consulta previa, libre e informada a las comunidades que habitan las zonas donde se realizarían proyectos extractivos. Además, es necesario este proceso de consulta para obtener la licencia ambiental, que en los casos de los pozos Tomachi X1 y X2, según Campanini, ya fue aprobada.
YPFB no respondió a este medio si se realizó el proceso de consulta al pueblo tacana para obtener la licencia ambiental de los pozos Tomachi X1 y X2.
El sector de hidrocarburos en Bolivia logró ajustar la normativa respecto a la gestión ambiental. Desde la promulgación del Decreto Supremo 2992 del 23 de noviembre de 2016, se replantearon varios criterios específicos sobre el marco ambiental: se modificaron los parámetros para la otorgación de licencias ambientales para actividades específicas vinculadas a la exploración de hidrocarburos y se definieron por decreto una serie de actividades exploratorias como menos invasivas y con impactos ambientales no significativos.
Al respecto, Raúl Velásquez, analista en Energía e Hidrocarburos de la Fundación Jubileo, explicó que en Bolivia hay “desesperación por encontrar hidrocarburos”, ya que la producción de gas natural ha caído de manera abrupta y es por eso que se mira a la Amazonía como una zona estratégica para encontrar hidrocarburos. Además, el experto recordó que Bolivia ya no vendé gas a Argentina y que ahora solo existe un contrato de venta con Brasil.
Mientras, Campanini agregó que se está definiendo un panorama muy complicado, en medio de un escenario de múltiple crisis del sector hidrocarburos. Desde 2015 hay una caída significativa de las reservas y la producción de hidrocarburos que, además, se vincula a la falta de mercados.
“También hay que entender un elemento importante: en la región amazónica, los proyectos de hidrocarburos están vinculados a una problemática regional. Varios proyectos se ejecutan y extienden en los países amazónicos, provocando mayor incertidumbre en la estabilidad macrorregional, que ya está siendo bastante golpeada por un conjunto de actividades extractivas y fenómenos climáticos extremos”, afirmó Campanini.
Para el Cedib es evidente que la Amazonía boliviana es la nueva frontera extractiva. Aunque la zona no cuenta con la infraestructura ni la logística necesaria para el desarrollo de campos de explotación, la perspectiva, inversiones y anuncios se perfilan a ello, dijo Campanini.

Mientras, Miguel Vargas, director ejecutivo del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis), afirmó que en el 80 % de los territorios indígenas en la Amazonía, el Oriente y El Chaco boliviano tendrá algún tipo de presencia de actividades de prospección de hidrocarburos y esta ampliación también está afectando a pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial.
“Las 18 áreas de estas reservas se traslapan con ocho zonas donde hay presencia de pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial. Esta ampliación de la frontera de hidrocarburos va a generar, con seguridad, algún tipo de vulneración en los derechos territoriales y ambientales de los pueblos indígenas”, afirmó Vargas.
El experto también cuestiona que en este avance de la frontera de hidrocarburos no se estén considerando “las salvaguardas, los estándares mínimos en materia ambiental ni de participación de las comunidades en la toma de decisiones para la implementación de los proyectos”.
Vargas mencionó que los indígenas no solo enfrentarán amenazas para sus territorios debido a las exploraciones de YPFB, sino que también están amenazados por otras actividades como la minería ilegal o, incluso, el narcotráfico.
Imagen principal: El campo Mayaya está ubicado en la Amazonía norte de Bolivia. Foto: cortesía YPFB.