Posteado originalmente en su versión en inglés el 20 de diciembre de 2009
No ha muerto pero el plan que pretende recompensar a los países en desarrollo por la protección de sus selvas y bosques sufrió un revés al concluir la COP15 en Copenhague.
No ha muerto pero el plan que pretende recompensar a los países en desarrollo por la protección de sus selvas y bosques sufrió un revés al concluir la COP15 en Copenhague.
Un plan que pretende reducir la deforestación tropical mediante el pago a las naciones en vías de desarrollo para la protección de sus selvas fue postergado el sábado después de que los líderes del mundo fracasaron en su intento por alcanzar un acuerdo climático, informó la agencia de noticias Associated Press.
El progreso sobre el propuesto mecanismo REDD+, que busca compensar a los países pobres por la reducción de las emisiones producidas por la deforestación y la degradación de las selvas y que se había visto como uno de los únicos puntos rescatables durante las negociaciones climáticas de Copenhague, parece haberse estancado a la espera de mayores avances dentro de un acuerdo más amplio. La posposición significa que los bosques alrededor del mundo seguirán siendo derribados, amenazando a la biodiversidad, agotando los recursos potencialmente renovables y exacerbando el cambio climático. La deforestación tropical constituye una mayor fuente de emisiones de gases de invernadero que la totalidad de los automóviles, camiones, aviones, barcos y trenes del mundo.
“Es deprimente”, se lamentó Kevin Conrad, director ejecutivo de la Coalición de Naciones del Bosque Lluvioso, un grupo de 40 países forestales. “El REDD ha sido sacado de la jugada otro año”.
La versión final del texto del REDD producido en Copenhague se vio debilitada con respecto a las versiones iniciales. Contiene la mención de varios temas álgidos, tales como los derechos de los pueblos indígenas y la importancia de la protección de la biodiversidad, pero exalta el “manejo sustentable” (tala) por sobre la conservación, lo cual decepcionó a los grupos ambientalistas.
Aunque se avizora otro oscuro año de negociaciones, algunos activistas a favor del REDD mantienen el optimismo de que algo se progreso en Copenhague.
“El texto REDD que se publicó representa un gran retroceso de lo que casi todos pensábamos era un documento avanzado en muchos aspectos”, expresó a mongabay.com John O. Niles, del Grupo Bosque Tropical (Tropical Forest Group), una ONG que trabaja sobre políticas forestales. “[Pero] en Copenhague el REDD fue, por mucho, el tópico más avanzado, más técnico y políticamente mas progresista”.
“Aunque hubo enormes diferencias antes de decidir la inclusión del REDD en la Conferencia de las Partes 15 (COP15), durante las pláticas dentro de la Conferencia se hizo claro que mayoría de los delegados y observadores deseaban que el REDD tuviera éxito; existía un consenso general (con las excepciones obvias de los globalifóbicos y los activistas de derecha) de que hubiera sido benéfico para los bosques, los pueblos y el cambio climático”, continuó. “Las diferencias que quedaban y las decisiones difíciles que podrían haberse tomado y que se estaban tomando, fueron eclipsadas una vez más por Estados Unidos, que trastornó un proceso que ya se encontraba trastornado”.
Niles afirmó que a pesar de que Estados Unidos realizó un intento de acercamiento mediante el ofrecimiento de mil millones de dólares para el desarrollo del mecanismo REDD, aquel país sigue siendo un obstáculo importante para el progreso general en Copenhague.
Jeff Horowitz, socio fundador de Aliados de la Deforestación Evitada (Avoided Deforestation Partners), se mostró más optimista sobre el apoyo norteamericano a la conservación de los bosques.
“No podemos dejar que este revés mine nuestra determinación para la creación de una serie de políticas que incluyan esta solución inmediata y escalable ante el cambio climático”, aseveró a mongabay.com. “Estoy seguro que este retraso en Copenhague servirá para poner en marcha a la comunidad ambiental estadounidense, y que nuestros aliados en el sector privado estarán más motivados que nunca para observar que el senado norteamericano apruebe una legislación ambiental que incluya robustas provisiones sobre la protección de los bosques a nivel internacional durante el primer trimestre de 2010”.
La delegación estadounidense en Copenhague se encontraba parcialmente atada de manos dada la carencia de una política climática nacional. La aprobación de una legislación climática les otorgaría a los negociadores norteamericanos mayor libertad de acción para comprometerse en el concierto internacional. Una vez que la ley entre en vigor, el REDD puede significar un paso adelante dentro de un acuerdo climático más amplio.
“El único tema que tiene la capacidad para unir a los gobiernos y a los electores… es el de los nuevos e inmensos incentivos para detener la deforestación a gran escala en los países en desarrollo”, aseveró Niles. Este único punto positivo probablemente este destinado a sacar todo adelante cuando, en los próximos 18 meses, se trate de alcanzar un compromiso real y un acuerdo ambicioso.