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El gobierno de Bolivia, apoyado por pequeños y grandes productores, presiona con expandir el territorio agrícola a costa del medio ambiente del país.
En abril de 2015, pequeños granjeros bolivianos que trabajan la tierra a fondo, igual que sus ancestros —despejando pequeños terrenos, plantando y esperando la lluvia—, se reunieron en una cumbre con accionistas de la otra punta del sector agrícola: granjeros comerciales que supervisan las grandes granjas y observan el mercado de divisas internacional tan detenidamente como el tiempo.
Estos se reunieron en la amazónica ciudad de Santa Cruz: productores comerciales, terratenientes comunales, defensores medioambientales, grupos indígenas, miembros de cooperativas agrícolas, gente viviendo en territorios protegidos, políticos y grandes negocios. Todos defendieron con uñas y dientes sus diferentes y entrelazadas opiniones para el futuro de la agricultura.
Maíz cultivándose en Santa Cruz, Bolivia. La cuestión sobre si usar o no maíz transgénico fue uno de los temas más divisivos en la cumbre agrícola. Finalmente, los participantes no consiguieron llegar a un acuerdo. Foto por: Centro Internacional para la Agricultura Tropical – Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license
Estos diálogos entre los tradicionalmente marginados y los poderosos son una característica en la reciente Bolivia de Evo Morales —primer presidente indígena en gobernar un país con mayoría indígena. Este presiente cogió fuerza en 2006 y supervisó una reforma constitucional en 2009 que introdujo grandes ajustes para beneficiar a muchas de las comunidades indígenas y campesinas de Bolivia.
En la cumbre agrícola, las mujeres campesinas con el tradicional sombrero de bombín negro se codearon con algunos de los terratenientes más ricos del país. Se reunieron en cinco mesas distintas para entablar intensos debates sobre la ocupación territorial, los OMG y el uso de las tierras.
Su contribución fue escuchada en la fase previa al gobierno y los productores agrícolas reactivaron su sector en el estado de Santa Cruz —el más grande de la nación y la región más afectada por la deforestación. Se observó una notable ausencia en la cumbre de algunas ONG y grupos indígenas que habían perdido el favor de Evo Morales por la oposición a sus políticas.
Finalmente, los productores agrícolas accedieron a numerosas propuestas. Aunque las medidas no eran vinculantes legalmente, los medios de comunicación de Bolivia informaron que los equipos técnicos del gobierno boliviano y la Cámara Agrícola del Este ya habían visto los borradores de ley basados en las propuestas.
En la cumbre, surgieron una serie de cuestiones principales: ¿se realizarán estas nuevas iniciativas agrícolas a costa de los bosques tropicales, la diversidad de cultivos y la promoción de la agricultura de pequeña escala? ¿Se aceptarán los cultivos modificados genéticamente, cuyo rechazo por la población indígena es extendido y que fueron prácticamente prohibidos en la constitución de 2009? ¿Y representarán los accionistas invitados a la mesa al sector agrícola boliviano al completo y de manera justa?; un sector constituido por una diversidad heterogénea de más de 30 grupos étnicos, cuyo alimento va desde la coca hasta la quinoa y alpaca para el ganado, dispersos por todo el panorama que se extiende desde las altas llanuras de los Andes hasta las cuencas bajas de la selva.
Expansión de los campos de cultivo a costa de los bosques
Carlos Romero, senador del partido en el poder del presidente Evo Morales, Movimiento Al Socialismo (MAS), planteó el tema principal en la cumbre: “La expansión de los límites agrícolas vuelve a jugar un papel fundamental en el desarrollo”, contó a los reporteros. Sin lugar a dudas, cuando dijo “desarrollo”, aludía a la extensión de las tierras agrícolas en el paisaje natural.
Mujeres bolivianas plantando en las tierras con la ropa tradicional campesina de las tierras altas. Foto por: Elías Quispe – Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.
Sin embargo, en un país donde las propuestas de gobierno para la expansión agrícola se exceden bastante sobre la tierra cultivable disponible, no queda claro cómo se alcanzará el objetivo de desarrollo agrícola nacional sin deforestar el bosque tropical del Amazonas.
Los pequeños granjeros en la cumbre consiguieron el respaldo para su propuesta de expandir los límites de la cantidad de tierra que pueden deforestar, de 5 a 20 hectáreas (de 12 a 49 acres). Aunque este cambio pueda incrementar la productividad de algunos granjeros de clase media y baja en Bolivia, también podría tener un drástico impacto ecológico. Lorenzo Solís, director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), estimó que esta medida por sí sola podría llevar a la deforestación de cerca de 2,5 millones de hectáreas (6,2 acres), tal y como informó el periódico boliviano La Razón.
El investigador del CIPCA, Vincent Vos, comunicó a mongabay.com que unas propuestas de desarrollo agrícola como estas se asemejan bastante con la administración de Morales para flexibilizar las actuales leyes anti-deforestación. Bautizado localmente como el “gran perdón”, la Ley de Compensación eximió a los terratenientes de pagar las multas por tierras que habían deforestado ilegalmente antes de 2011. Un informe del Centro de Investigación Forestal (CIFOR, por sus siglas en inglés), confirma que la ley “tiene el objetivo implícito de expandir las fronteras agrícolas”.
Los grandes terratenientes consiguieron su objetivo en la cumbre, algo que les ayudaría a asegurar mejor sus propiedades. Bajo la actual ley boliviana, los terratenientes tan solo tienen dos años para probar que sus tierras no están en barbecho, si no, estas pueden ser confiscadas y redistribuidas por el estado. Ese periodo se amplió a cinco años gracias a las propuestas en la cumbre, para así permitir eludir estas trabas burocráticas y mejorar el potencial de inversión. La crítica está preocupada por esta expansión ya que podría crear más especulación, mayor demanda de la tierra y más deforestación.
Coqueteando con los OMG
La refundición de la Constitución de Bolivia de 2009, dirigida por la administración de Morales, prohibió casi por completo los Organismos Modificados Genéticamente (OMG). El primer borrador de la constitución, redactado por diversos grupos indígenas y campesinos, presentó un artículo prohibiendo de manera inequívoca la “producción, importación y comercialización de OMG”. Sin embargo, gobierno y grupos de oposición llegaron al final a un acuerdo para suavizar el artículo y permitir regular los OMG según la ley.
Granjero inspecciona planta de soja. La expansión de la producción de soja en Bolivia ha contribuido a la deforestación, especialmente en el estado de Santa Cruz. Foto por: Centro Internacional para la Agricultura Tropical – Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license
La administración de Morales y grupos indígenas y campesinos aliados se han pronunciado a menudo en contra de los OMG, llevando la crítica a veces al plano de lo absurdo. Morales arruinó una cumbre medioambiental en 2010 por culpar al pollo modificado genéticamente de la homosexualidad. La preocupación está presente en los grupos de campesinos con la introducción de Organismo Modificados Genéticamente, que los dejaría en desventaja competitiva, puesto que solo los terratenientes poderosos podrían permitirse las caras semillas de estos OMG.
Numerosas leyes bolivianas, incluida la ley Madre Tierra y la Constitución de 2009, continúan prohibiendo los OMG por ser cultivos no endémicos del país. Sin embargo, el 100 por cien de la soja, un cultivo de fuera, se modifica genéticamente en Bolivia.
Sorprendentemente, en la cumbre agrícola de Santa Cruz se observó un síntoma de cambio en la postura sobre OMG en el gobierno de Morales. “La forma moderna de incremento de producción es la productividad”, declaró el vice Presidente Álvaro García Linera al final de una charla en una reunión. “Es la mejora de las semillas, del riego; es la introducción de la biotecnología”.
Morales, por su parte, retó al campesinado a replantearse la prohibición total de los OMG en la semana previa al evento. “Si me estáis diciendo que por ley debería aprobar cero OMG y cero productos convencionales, no hay problema”, dijo. “Si me podéis garantizar productos orgánicos para toda la gente, los eliminaremos”. Añadió que la oposición era mayor en las mujeres que en los hombres, que “reconocían que aún no pueden producirlo todo orgánico”.
Tras días de diálogo, discrepancias y compromisos, la cumbre llegó a un punto muerto sobre el tema de la controversia. Finalmente, la campaña anti-OMG declaró una pequeña victoria: el Pacto de Unidad, la unión de organizaciones de pequeños granjeros y grupos indígenas presentes en la cumbre que le pararon los pies a la propuesta para la introducción de OMG en azúcar, algodón, maíz y otros cultivos.
No obstante, aún está por ver si esta victoria detendrá o no a la nueva legislación la introducción de OMG. Pocos días después de la cumbre, el vicepresidente se negó a comentar la postura de la administración, comunicando en su lugar sus esperanzas por que los productores lleguen a un acuerdo.
Madre Tierra o más agricultura
El presidente Evo Morales es conocido internacionalmente por defender el medio ambiente. Ha acusado a ciertos países de cometer “ecocidio” contra la “Madre Tierra”, a la que se le concedió el estatus de individuo, por su vida y sus derechos, en una ley boliviana de 2012. Los ciudadanos tienen la capacidad incluso de denunciar en nombre (y como parte) de la Madre Tierra.
Fotografía tomada por astronautas de la Estación Espacial Internacional muestra un patrón de deforestación en forma de molino en las tierras bajas tropicales de Bolivia. Foto por: la NASA
Estas medidas apenas han ayudado a parar la degradación medioambiental en Bolivia y el registro que tiene Morales sobre el tema es variado. El país pierde entre 200 000 y 300 000 hectáreas de bosque cada año, una pérdida que pone en riesgo especies en peligro de extinción como la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), el oso de anteojos (Remarctos ornatus) y el jaguar (Panthera onca), y amenaza ecosistemas frágiles, como los Bosques Secos de Chiquitano, uno de los hábitats de bosque seco más biodiverso del mundo; y el Gran Chaco, hogar de cientos de especies de aves.
La pérdida forestal boliviana también tiene sus consecuencias en el cambio climático. El 77 por ciento de las emisiones de carbono de Bolivia proceden de la conversión de bosques en tierras de cultivo, según un estudio publicado por la ONG boliviana Amigos de la Naturaleza.
El diverso registro de Morales sobre medio ambiente también queda reflejado en las acciones de la población indígena de Bolivia. Estos son, a menudo, usados como representantes de la Tierra, luchando junto con activistas medioambientales para proteger bosques tropicales, detener la construcción de megapresas y consagrar estrictas protecciones legales para el medio ambiente. Sin embargo, en la cumbre agrícola, era común ver a pequeños granjeros indígenas unirse a grandes terratenientes —que aún representan para el bosque de Bolivia la mayor amenaza— para flexibilizar las regulaciones de medio ambiente.
“Algunos sectores de pequeños productores… desean una expansión acelerada de la frontera agrícola, quieren cambiar la Ley Forestal… Incluso quieren utilizar semillas modificadas genéticamente”, dijo Gonzalo Colque, director de Fundación Tierra, ONG dedicada a apoyar a los pequeños productores.
¿Para quién no hubo sitio en la mesa?
Es importante observar quién recibió invitación del gobierno de Morales para reunirse en la cumbre agrícola —o cualquier otra conversación importante a nivel nacional para el evento— y quién no consiguió un lugar en la mesa, ya que las opiniones de los asistentes conforman de una manera muy notable el resultado de las discusiones.
Un informe de Fundación Tierra declara que los pequeños granjeros y la población indígena no estuvieron representados de manera justa en la conferencia. “En la fase de planificación de la cumbre agrícola, el sector indígena y campesino estuvo ausente”, dijo. Finalmente, se permitió a los grupos indígenas y campesinos enviar a 25 representantes; a los productores medianos otros 25 y los grupos agroindustriales otros 50.
Los grupos indígenas y campesinos que asistieron formaban parte del Pacto de Unidad, alianza formada en 2004 por gente indígena, campesinos y granjeros. Fue esta alianza la que luchó intensamente por las reformas en los primeros días de la administración de Morales. Rafael Puente, historiador boliviano y antiguo gobernante del estado de Cochabamba, destacó en una entrevista en su hogar en el campo el principal papel que estas organizaciones jugaban a comienzos del gobierno de Morales, llamando al Pacto de Unidad “La importante y decisiva organización social” que creará la nueva constitución de Bolivia.
El Pacto de Unidad hoy es, sin embargo, una sombra de lo que fue hace cinco años. Las desavenencias y tensión en sus organizaciones —a menudo por desacuerdos sobre qué grado de similitud adoptar con el gobierno de Morales— han dejado muchos grupos escindidos, con liderazgos conflictivos.
“CIDOB no existe como tal”, dijo Colque, director de Fundación Tierra, refiriéndose a una de las organizaciones indígenas más grandes del Pacto de Unidad. “El gobierno nacional se ha atrevido a crear una organización paralela y eliminar la que ya existía”. Explicaba que las organizaciones campesinas e indígenas son débiles y están fracturadas debido a las divisiones internas, a menudo intensificadas por la intervención del gobierno. También planteó preguntas sobre la capacidad de los líderes indígenas para defender los intereses de la gente a la que representan.
El senador Romero, del partido en el poder, negó en una entrevista que el gobierno haya interferido directamente en las organizaciones indígenas y sostenía que las divisiones reflejaban las tensiones internas de grupos muy diversos.
Sin embargo, algunos campesinos que trataron de entrar a la cumbre lo dieron por imposible, según Vos. “En el último momento, por ejemplo, cerraron el debate para muchos de los representantes de estos sectores (campesinos e indígenas). Puedo decir que de un grupo de unos diez campesinos y productores indígenas del norte del Amazonas, solo permitieron la entrada a un único representante, y ni siquiera le concedieron la oportunidad de hablar”.
Vos dijo que su crítica no tenía ninguna intención de atacar al gobierno, que ha trabajado muy de cerca en proyectos de desarrollo rural con su organización. Destacó en un email que, en cuanto a administración medioambiental, los partidos de la oposición tenían una “propuesta similar… o peor” para el tema agrícola.
Morales veta las ONG medioambientales
La ausencia más clara de toda la cumbre fue, sin embargo, la de Madre Tierra. Marco Ribera Arismendi, coordinador de investigación nacional en la ONG boliviana Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA), comentó que los grupos ecologistas no tuvieron voz ni voto en la conferencia. Su organización —una de las ONG más importantes en Bolivia— no fue invitada ni supo de ninguna otra ONG que lo hubiese sido. No obstante, los representantes del Ministerio del Medio Ambiente del gobierno sí estuvieron presentes.
La nutria gigante (Pteronura brasiliensis) es una de las especies amenazadas por la deforestación causada por la expansión agrícola en Bolivia. Adaptación de una foto de Frank Wouters – Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license
La exclusión de las opiniones ecologistas en el debate político es un problema constante en Bolivia, según declara Patricia Molina, directora del programa en el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE). Durante una entrevista sobre la relación entre el gobierno y las ONG, contó que las organizaciones ecologistas, como la suya, están cada vez más limitadas a la hora de acceder a la información sobre la nueva legislación. Cuando un grupo solicita información sobre borradores de leyes, “nos dicen ‘no, eso ya ha sido aprobado por las organizaciones campesinas e indígenas y que tenemos que esperar hasta que la ley sea aprobada’. No tenemos derecho para participar formalmente en la fase de debate”.
Molina considera esta exclusión como lo más alarmante ante lo que ella llama una expansión sin límites. “La mayor amenaza es la creación de una modernidad sin límites, incluyendo megaproyectos e incluso energía nuclear, de manera que el avance de la frontera agrícola es el siguiente: si antes plantábamos un millón de hectáreas, ahora debemos plantar cuatro; si antes plantábamos 500 000 hectáreas de quinoa, ahora necesitamos cultivar tres millones”.
Tras la cumbre
El partido gobernante tiene suficiente poder para presionar mediante su agenda a nivel nacional. Morales ganó las elecciones de octubre de 2014 con una mayoría absoluta aplastante, con más de dos tercios de los votos a su favor. Incluso después de perder las elecciones regionales el pasado marzo, su partido seguía al mando en el terreno político y probablemente continúe así por ahora. La pregunta ahora es qué vías de actuación seguirá el gobierno.
Las decisiones tomadas tras la cumbre, si se redactan en un borrador de propuestas legales por oficiales del gobierno, podrían conformar el futuro del panorama político, agrícola y ecológico de Bolivia en los años venideros. La administración espera poder incrementar bastante la producción agrícola para poder compensar el descenso de los precios del mineral y el crudo, pero cualquier expansión para granja o cultivos será, sin lugar a dudas, un aliciente para la degradación ecológica de Bolivia, especialmente para sus bosques.
Los que fomentan una potente agenda de desarrollo agrícola (incluidos algunos granjeros indígenas a pequeña escala y, sobre todo, grandes terratenientes) probablemente se tendrán que enfrentar a la fuerte oposición de los defensores del medio ambiente: desde bolivianos nativos a ONG internacionales.
“Queremos que el PIB agrícola en 2020 supere los 10 millones de euros como poco”, dijo Morales en su charla en la cumbre. “Para conseguirlo, ¿qué tenemos que hacer? Si debemos cambiar leyes, cambiaremos leyes; si debemos modificar decretos, modificaremos decretos, si debemos expandir la frontera agrícola, expandiremos la frontera agrícola; si debemos mejorar la tecnología, implementaremos tecnología para el productor pequeño, mediano y grande, para asociaciones y para cooperativas”. El futuro de la Madre Naturaleza, el ecosistema de Bolivia, sus bosques tropicales o la nutria gigante es todavía una incógnita para todos.