- Brasil controla 60% de la Amazonía, y aunque las tasas de deforestación se han estado reduciendo, los cambios de las leyes brasileñas de bosques resulta preocupante.
- Peru contiene 13% de la Amazonía, con tasas de deforestación que han crecido aceleradamente en los últimos años debido a las debilidades del gobierno, el cual se enfoca más en el desarrollo.
- Colombia tiene 10% de los bosques amazónicos. Se ha visto una gran baja de la tala en el país, junto a nuevo sistema de monitoreo, más protección, y a la ganadería sostenible.
La selva amazónica se extiende a lo largo de nueve de los 12 países de América del Sur. Aquéllos que tienen los territorios más grandes — Brasil, Colombia y Perú — se enfrentan al tema de la conservación de bosques de maneras muy diferentes.Pero frente a la realidad de un promedio combinado de 3 millones de hectáreas de bosque taladas cada año desde 2001 hasta 2014 — un área que equivale a más del doble del tamaño del estado de Connecticut en los Estados Unidos — resulta útil comparar las estrategias de estos países, para saber cuales funcionan, cuales no, y porqué. La salud de los bosques amazónicos depende de que los países de la región trabajen juntos para disminuir la deforestación.
Brasil — el mejor registro de deforestación en la Amazonía
- Porcentaje de la Amazonía en el país: 60%
- Cobertura de árboles (2000): 519 millones de hectáreas
- Pérdida de cobertura de árboles (2001-2014): 38.4 millones de hectáreas
Brasil, con casi dos-tercios de la Amazonía dentro de sus fronteras, es el “gorila gigante” como lo llama Meg Symington, la directora del programa Amazonas del World Wide Fund for Nature (WWF).
La tasa de deforestación brasileña, motivada principalmente por la ganadería y la agricultura comercial a gran escala, ha estado disminuyendo sostenidamente desde 2004, desde un promedio de 19.500 kilómetros cuadrados al año desde 1995 hasta 2005, a sólamente 5.843 kilómetros cuadrados en 2013. Un estudio en la revista Science calcula que las reducciones se deben a restricciones en el uso de tierras y a amenazas de castigos como las multas y la cárcel.
Sin embargo, la tala de bosques en Brasil brincó por casi dos-tercios desde el 2013 hasta el 2014. En Tocantins, el nuevo estado (creado en 1988), la deforestación por causa de la agricultura está creciendo, en parte porque la agencia ambiental del estado está usando mapas inexactos y anticuados para identificar bosques fragmentados y en vías de desaparición. Los bosques de Tocantins desaparecieron en un 66 por ciento entre 1977 y 2008.
Afortunadamente, Brasil tiene los mejores sistemas de monitoreo de deforestación de cualquier país amazónico, de acuerdo a Clinton Jenkins del Instituto para la Investigación Ecológica en São Paulo. “Ninguno de los otros países [en Suramérica] tiene eso”, el asegura. Tanto el gobierno como Imazon, una organización nacional de la sociedad civil, usan imágenes de satélite para documentar la cobertura de árboles con datos de alta resolución que se obtuvieron a principios de los años noventas.
“Brasil aún se enfrenta a enormes desafíos”, dijo Richard Donovan, vicepresidente de bosques para Rainforest Alliance. “Mucha gente dijo que esto nunca se lograría. Pero tenemos que darle mucho crédito al gobierno brasileño”.
La administración de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) fue un período especialmente bueno para la conservación de la Amazonía. “Lula dijo ‘Vamos a encargarnos de esto’, hizo compromisos políticos y contrató a mucha gente con experiencia en sostenabilidad”, explicó Donovan. “Hemos visto como la gobernancia de bosques por parte del gobierno se unió a la de las ONG”.
Sin embargo, cambios en las leyes de bosques del país en 2012 han preocupado a los conservacionistas. Entre otras provisiones, los cambios redujeron el área destinada a la reforestación por más de la mitad, de 500.000 kilómetros cuadrados a 210.000 kilómetros cuadrados, dándoles amnistía a los dueños de tierras que deforestaron de manera ilegal antes del 2008.
Aún es muy temprano para decir con seguridad cuales fueron los efectos de estos cambios — o cuales cambios tendrán — en la deforestación de la Amazonía brasileña. Pero Symington está preocupado por el incremento en la deforestación en el año 2013. “Los próximos dos años serán críticos para implementar las nuevas regulaciones”, dijo. “Brasil ha hecho un buen trabajo en las campañas contra la deforestación ilegal en los últimos años, pero las políticas de comando y control no pueden ir demasiado lejos. Se deben establecer condiciones para el uso sostenible de los bosques, y a largo plazo”.
Una medida reciente y prometedora del gobierno brasileño es su campaña contra la deforestación ilegal en la Amazonía, que incluye el arresto del supuesto líder de una pandilla de tala ilegal en el estado de Pará en Febrero de este año. Las políticas contra la deforestación destinadas a las industrias de soja y ganado también han tenido algo de éxito; una ley del 2006 que limita la tala de bosques para la producción de soja puede que haya ayudado a reducciones durante un período de 12 años, de acuerdo a un análisis de la revista Science en Enero del 2015.
Perú — enfrentándose a una creciente deforestación
- Porcentaje de la Amazonía en el país: 13%
- Cobertura de árboles (2000): 78 millones de hectáreas
- Pérdida de cobertura de árboles (2001-2014): 1.9 millones de hectáreas
Perú maneja el segundo espacio más grande de la región amazónica, y su tasa de deforestación es relativamente baja en comparación con otros países — con un total del 5 por ciento de la pérdida de bosques en la Amazonía desde 1978.
Pero al igual que Brasil, las tasas han subido rápidamente en los últimos años, con un incremento de 275.000 hectáreas taladas en el 2012, un gran aumento en comparación a las 113.000 hectáreas promedio que han sido taladas desde el 2001.
“La falta de gobernancia es un gran problema”, dijo Jenkins. “No es que sea una mala gestión o que hayan malas intenciones; sólo una falta de presencia en las regiones amazónicas”. Nuevos caminos, como la recién terminada Carretera Transoceánica a Brasil han incentivado la migración de personas desde los Andes hasta la Amazonía de la zona sur, donde muchos se involucran en la minería ilegal.
“Perú ha pasado por enormes cambios en términos de la clase de gente que se involucra en éstos temas”, dijo Donovan. “El gobierno se está volviendo más serio sobre el tema por primera vez — obviamente quería ser visto como un líder de bosques en la COP20”, dijo, refiriéndose a la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas celebrada en Lima en el 2014.
Como una de las siete naciones que participa en la Iniciativa 20×20 — un esfuerzo por todo el continente que busca restaurar 20 millones de hectáreas antes del año 2020 — Perú prometió restaurar 3.2 millones de hectáreas. “Ahora la pregunta es si Perú podrá cumplir su promesa”, dijo Donovan. En el 2014, Noruega también prometió aportar 300 millones de dólares para ayudar a Perú a convertirse en un país carbono-neutral en términos de la deforestación para el año 2021.
Nuevas leyes que buscan promover la inversión extranjera podrían subestimar los estándares ambientales en el Perú, de acuerdo a Julia Urrunaga, directora de programas en el país para la Agencia de Investigaciones Ambientales. La Ley 30320, que fue aprobada en el 2014, reduce drásticamente el rol del Ministerio del Ambiente y limita las multas por violaciones ambientales. Un análisis por Colectivo Territorios Seguros del Perú, una asociación rural de propietarios, también descubrió que la ley volcará derechos a territorios que habían sido garantizados a grupos indígenas y comunidades rurales. “Estas nuevas leyes están destruyendo todo lo que Perú ha luchado por obtener a lo largo de los años”, dijo Urrunaga.
En el 2011, Perú anunció un plan para construir al menos 20 enormes presas hidroeléctricas en el Río Marañón, el cual tiene una distancia de 1.700-kilómetros. El rí0 es el principal recurso natural de la Amazonía peruana. Un reporte del año 2014 por la ONG International Rivers calculó que el proyecto — el cual incluiría hasta 40 presas por toda la cuenca fluvial — inundaría también alrededor de 7.000 kilómetros cuadrados de bosque, y obligaría a miles de personas a tener que abandonar sus casas. Una presa, que se encuentra en construcción, empezará sus operaciones en Diciembre del 2016.
Estos avances muestran cómo el cabildeo por compañías constructoras y grandes empresas de inversiones extranjeras — las cuales buscan el desarrollo, aparentemente — pueden reducir o hasta cancelar los esfuerzos de conservación por parte del Ministerio del Ambiente. “La pregunta es, ¿que es lo que quisiéramos atraer en el país? ¿Y que clase de ‘desarrollo’ traerá la inversión extranjera al país?”, preguntó Urrunaga. “La reducción de estándares ambientales y sociales como una estrategia para atraer inversiones solo traerá beneficios económicos para unos pocos, y los impactos negativos a largo plazo se quedarán para las generaciones futuras”.
Colombia — la conservación de bosques vs. la agricultura y la ganadería
- Porcentaje de la Amazonía en el país: 10%
- Cobertura de árboles (2000): 82 millones de hectáreas
- Pérdida de cobertura de árboles (2001-2014): 2.8 millones de hectáreas
“La historia de Colombia es complicada”, explica Bronson Griscom, director de Ciencia de Carbono Forestal en The Nature Conservancy.
El conflicto armado de casi seis décadas entre fuerzas del gobierno y grupos criminales y terroristas se está apaciguando, ayudando a que surjan más recursos y buenas intenciones para la conservación. Al mismo tiempo, de acuerdo a un estudio que se publicará en Biodiversidad Amazónica, la insurrección también debilitó las actividades extractivas en la Amazonía colombiana, de manera que el fin del conflicto demostrará el verdadero compromiso del país para la creación y preservación de areas protegidas.
Los últimos años han traído buenas noticias, incluyendo la expansión del Parque Nacional Chiribiquete en el 2013. El parque es ahora el más grande del país, el cual creció de 12.990 kilómetros cuadrados a 27.800 kilómetros cuadrados.
La deforestación en 2013 fue de 138.750 hectáreas, de acuerdo a Global Forest Watch (GFW), o de 120.933 hectáreas de acuerdo al primer reporte anual de deforestación del gobierno, publicado en el 2014. Cualquiera que sea la fuente, estos datos representan una caída significativa del promedio anual de 208.000 hectáreas de cobertura de árboles entre el 2001 y el 2012, como fue calculada por GFW. Más de la mitad de la deforestación ocurre en la Amazonía.
Colombia se unió a la Iniciativa Global 20-20 en el 2014, con el objetivo de restaurar 20 millones de hectáreas de bosque para el año 2020. Un nuevo sistema de monitoreo debería ayudar a documentar (o no) los avances. El año pasado el país también declaró sus planes para crear una nueva área protegida, la Estrella Fluvial de Inirida, en la frontera con Venezuela incluyendo las cabeceras del Río Orinoco, uno de los más grandes del continente. Esto esencialmente prohibiría la minería por un territorio de más de 253.000 hectáreas.
Colombia aún tiene desafíos enormes para su desarrollo, argumenta Donovan. La ganadería es uno de los factores principales de la deforestación, y la razón por la cual The Nature Conservancy, el Banco Mundial y otros socios ayudaron a formar un proyecto de ganadería sostenible en el 2010. “El objetivo es parar la expansión de las fronteras agrícolas”, dice Adriana Soto, directora de Nasca para The Nature Conservancy. El proyecto promueve la adopción de sistemas de producción silvo-pastorales y sostemibles, las cuales incorporan prácticas de cuidado de bosques en las decisiones de manejo del ganado. Cuando termine en el 2018, alrededor de 2700 fincas a lo largo de 63.000 hectáreas habrán formado parte del programa.
Por suerte, Colombia tiene una firme tradición de participación comunitaria en decisiones sobre manejo de tierras, incluyendo en áreas protegidas. “Ese no es típicamente el caso en otros lugares”, explica Stephen Perz de la Universidad de Florida. “La falta de participación puede generar resentimiento, y en algunos casos puede afectar la protección de territorios”.
Un enfoque de la protección de bosques en varios países
Aunque las estrategias de conservación son muy diversas de lugar en lugar, los países amazónicos también trabajan en iniciativas conjuntas, así como en estrategias de conservación que aprovechan de los éxitos de los demás, de acuerdo a Symington.
El Pacto Nacional para la Madera Legal en Perú, el cual busca que toda la madera para las ventas nacionales e internacionales sean de orígen legal verificado antes del año 2021, fue inspirado en acuerdos parecidos en Colombia y Brasil.
WWF ayudó a Brasil a crear el Proyecto Financiamiento para la Permanencia (PFP), un modelo de financiamiento innovativo que ha recaudado 215 millones de dólares de donantes para la creación, consolidación, y cuidado de las áreas protegidas del país a largo plazo. El fondo eventualmente cubrirá 62 millones de hectáreas, un área casi el doble de grande que todos los parques nacionales estadounidenses, incluyendo 15 por ciento de la Amazonía brasileña.
“Ese fue un enorme éxito”, dijo Symington, añadiendo que WWF está actualmente negociando un acuerdo similar con el gobierno peruano.
La idea de tener iniciativas conjuntas se remonta al menos a 1983 con la creación de la Red Parques, la cual une a los líderes de cada servicio nacional de parques suramericano en una red por todo el continente. “Es un gran precedente a nivel regional para la protección conjunta de áreas protegidas”, observó Symington.
En la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica en Nagoya, Japón en 2010, los países suramericanos con territorios amazónicos firmaron un acuerdo para desarrollar sistemas nacionales que fueran complementarios a nivel regional. Las naciones de la región “se están dando cuenta de que la Amazonía es un ecosistema por si mismo, donde la interconectividad es algo muy importante”, de acuerdo a Symington.
Citaciones
Gibbs H.K. et al. (2015). Brazil’s Soy Moratorium. Science 347: 6220.
Nepstad D. et al (2014). Slowing Amazon deforestation through public policy and interventions in beef and soy supply chains. Science 344: 6188.
Tollefson J. (2011). Changes to legislation could undermine authorities’ power to halt deforestation. Nature 476: 259-260.