- La tecnología avanzada de mapeo de tierras indígenas está poniendo el ecosistema sudamericano del Chaco en el foco de atención y permitiendo que grupos indígenas mapeen sus territorios en un esfuerzo por proteger sus bosques.
- Al acceder a las plataformas de Global Forest Watch y Tierras Indígenas, los usuarios pueden ver los cambios en el bosque dentro de áreas específicas en el interior de la ecorregión del Gran Chaco, así como también el estatus legal de las reclamaciones de tierras indígenas en esas mismas áreas.
Empequeñecido lo mismo en tamaño que en fama por la selva del Amazonas, el Gran Chaco, el segundo complejo de vegetación más grande de Sudamérica, es una mezcla diversa de bosque seco espinoso y sabanas de palmas que se extiende a través de los confines de Bolivia, Brasil, Argentina y Paraguay. Es hogar de más de 150 especies de mamíferos, incluyendo el armadillo gigante y el oso hormiguero (ambos clasificados como vulnerables en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN).
El Gran Chaco también es hogar de aproximadamente 250 000 indígenas originarios de alrededor de veinte grupos étnicos diferentes, los cuales están involucrados en una amarga lucha por reclamar sus tierras de bosque ancestral —antes que desaparezcan.
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Mapeando la deforestación y el Gran Chaco americano
Los bosques y las sabanas del Gran Chaco americano, de una gran diversidad geográfica, han estado sufriendo una extinción que por mucho tiempo ha sido silenciosa —hasta tiempos recientes.
Una tecnología de mapeo avanzado está poniendo al Chaco en el foco de atención. Grupos indígenas están mapeando digitalmente sus territorios en un esfuerzo por proteger sus bosques de la ocupación de la ganadería y la siembra de soya, las cuales amenazan tanto la fauna como las formas de vida de los indígenas.
En Paraguay, Tierras Indígenas (TI), una plataforma-mapa interactivo que fue lanzado por la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas ha representado un punto de inflexión para las comunidades indígenas.
La plataforma TI combina el software Map Builder de Global Forest Watch (GFW) e información y experiencia tanto de Global Forest Watch como de trece grupos indígenas diferentes para hacer posible que agrupaciones interesadas mapeen la extensión y el estado legal de sus tierras y recursos.
La herramienta Map Builder permite a los usuarios utilizar la información e instrumentos de GFW para crear sus propios mapas digitales interactivos a través del uso de capas de datos y de la personalización del estilo; estos mapas pueden ser compartidos a través de las redes sociales y enviados a la galería de mapas.
El software se basa en herramientas e información extensa de GFW para mostrar cobertura de árboles, tipos de uso de suelo por industria y otros aspectos en cuanto a los cambios en los bosques a una escala global. Al acceder a estas herramientas, los usuarios de TI pueden ver esos cambios (deforestación, crecimiento del bosque, reforestación) en áreas específicas dentro de la región del Gran Chaco, así como reclamaciones de tierras hechas en esas áreas
El software Map Builder en acción. La sección de dicho software empieza en el minuto 6:45. Video cortesía de Global Forestry Watch
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Conectando los derechos sobre las tierras indígenas y el bienestar ambiental
La investigación muestra cómo la “posesión-protección” de las tierras indígenas demuestra índices más bajos de deforestación y puede prevenir los conflictos al demostrar las reclamaciones de tierras que se han establecido.
“En donde los indígenas tienen los derechos sobre sus tierras, los mismos son muy buenos administradores de esas tierras”, dijo Ryan Sarsfield, gerente de productos de Global Forest Watch y del World Resources Institute. “Nuestra investigación en la cuenca del Amazonas muestra que los índices promedio de deforestación anual son de dos a tres veces más bajos dentro de los bosques indígenas documentados que en las tierras similares que no son reconocidas formalmente por el estado”.
En un email, Sarsfield describió los cambios “realmente dramáticos” en el uso de suelo en Paraguay a lo largo del último par de décadas. “Ha habido una expansión de soya en el este y luego un movimiento orientado a la expansión de ganado en el oeste, en la región del Chaco”, dijo. “Y eso ha resultado en una explosión de deforestación, una explosión de la industria ganadera, mucha de la cual se está yendo en las exportaciones. Y, en el proceso, ha habido mucha expansión de áreas desmontadas dentro de los ranchos existentes y mucha compraventa de ranchos, y los indígenas han estado pujando por sus derechos a la tierra en muchos de estos lugares”.
De acuerdo con Don Hipólito Acevei, presidente de FAPI, los grupos recolectaron información de las tierras tribales a través de una serie de reuniones internas de coordinación.
“Hemos contratado, gracias al apoyo de USAID y WRI, a expertos en GIS, que recibían las copias de los títulos y los planos de las tierras
aseguradas de las comunidades.”, dijo Acevei a Mongabay. “En el caso de comunidades indígenas con trámites de reivindicaciones, sus miembros acercaban copias de sus gestiones donde estaban estipulados los datos de la propiedad reclamada. El trabajo se realizó a través de una coordinación de la plataforma. La plataforma está siendo coordinada por la FAPI, pero con la participación de varias organizaciones indígenas, también de organizaciones de la sociedad civil y ONG internacionales”.
Sarsfield y Acevei describieron cómo la colaboración y la estandarización en el uso de protocolos claros, los datos precisos y la gestión participativa fueron claves para hacer el mapa, al cual se puede acceder a través de teléfonos inteligentes.
“La plataforma no puede garantizar la validez de los derechos territoriales regionales”, explicó Acevei, “pero creo que puede ser inspiradora para que con la información se pueda articular con los otros pueblos, considerando que las fronteras de los países dividen a los mismos pueblos”.
“Los pueblos saben dónde se encuentran su[s] territorios ancestrales, y visualizan a través de la plataforma dónde se ubican las tierras que han legalizado, además de las que reclaman. Esta información además es de vital importancia para el Estado y los gobiernos tanto regionales como locales.”
Si bien muchos de los grupos indígenas de Paraguay han ido a la corte para impugnar el desalojamiento forzoso de sus hogares por la ganadería y el desarrollo agrícola, hay esperanza de que el proceso de mapeo territorial de reclamos que usa la plataforma Tierras Indígenas prevenga en primer lugar que ocurran las transgresiones. La plataforma interactiva informa no solo a los miembros de las comunidades indígenas acerca de sus propios derechos territoriales, sino también a los miembros del gobierno y del sector privado. Es de acceso público, lo cual significa que las compañías y las instituciones gubernamentales pueden revisar las reclamaciones de tierra antes de lanzar actividades prospectivas en la región.
“Si la tierra se representa fielmente”, señaló Sarsfield “o al menos se representa la confusión en torno a la titulación, y si los indígenas tienen más posibilidades de defender sus reclamaciones y de ser transparentes acerca de sus reclamaciones, va a haber mejores resultados para los indígenas y para la salvaguarda del ambiente que están llevando a cabo”.
Todavía es muy pronto para analizar los efectos de la plataforma Tierras Indígenas en la conservación forestal. Pero el proyecto ya ha ayudado a establecer transparencia y legitimidad para las reclamaciones de tierras indígenas y también a incrementar la visibilidad y el desarrollo comunitario para los grupos indígenas.
De acuerdo con Acevei, “[El proyecto] ha impactado muy positivamente [a comunidades indígenas en Paraguay] porque no existía en el país un mapa de las comunidades indígenas que pudiera mostrar las tierras aseguradas y las reclamadas. Las comunidades se ven visibilizadas y también sus derechos. Además a las empresas y a otros actores se les va a poder mostrar y poder conversar sobre posibles proyectos que pueden impactar en la vida de las comunidades.”
“Tuvimos grupos en el sector privado, que desarrollaron modelos de riesgos para Paraguay y que quisieron tener la capacidad de adecuar la información en sus modelos de riesgos como parte de su modelo de abastecimiento de datos”, dijo Sarsfield. “Había una demanda preexistente de información que pudiera ser usada por aquellos en el sector privado quienes de verdad están haciendo un esfuerzo por evitar el conflicto involucrado en las tierras indígenas. Esa información ya está en sus manos, y satisficimos esa demanda al tener disponible la información en primer lugar”.
Uno de los retos en la implementación de la plataforma, de acuerdo con Sarsfield, fue el de ser capaces de mostrar acertada y precisamente las reclamaciones de tierras disputadas para que los usuarios —desde oficiales de gobierno, pasando por corporaciones y hasta miembros de la sociedad civil— pudieran interpretar correctamente su estatus. La plataforma, lanzada en noviembre del 2017, está siendo actualizada continuamente con datos nuevos.
Conservando el Chaco
Cuando se le preguntó acerca de cómo la plataforma puede contribuir a la conservación de la ecorregión del Gran Chaco, Acevei respondió: “[…] y ese es el desafío mayor, cómo precautelar los territorios y sus recursos en un espacio donde se planifica realizar el cambio de uso de la tierra para realizar actividades de renta… Allí está el desafío. Por ello, se demuestra a través de la plataforma la importancia efectiva de las tierras indígenas para mantener los bosques y sus recursos. Y además se puede ver dónde se encuentran reclamando las tierras a ser legalizadas y qué debe ser realizado por el Estado a la brevedad posible, porque es un derecho humano de las comunidades indígenas”.
Imagen principal: El oso hormiguero gigante, nativo de Sudamérica, es una de las numerosas especies de mamíferos que residen en la ecorregión del Gran Chaco. Créditos de la foto: Sémhur, Licencia Arte Libre
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