Lea más: Bolivia: hidroeléctrica Ivirizu amenaza la biodiversidad del Parque Nacional Carrasco
¿A dónde va la madera de Bolivia?
Hace cuatro años, la Operación Amazonas II, desarrollada en el 2014 en 12 países de América Central y del Sur, incluido Bolivia, permitió entender la magnitud del tráfico ilegal de madera en toda la Amazonía sudamericana. Durante esta intervención se incautaron más de 53 000 metros cúbicos de madera ilegal y se identificó entre las especies maderables más demandadas al pino, el palisandro negro, la caoba de hoja grande, el cedro y el laurel, la mayoría de ellas especies protegidas.
La Operación Amazonas II permitió confirmar cómo el uso de documentos falsos permitía el transporte, la comercialización y el lavado de madera. En el caso de Bolivia, el tráfico empieza cuando los concesionarios declaran más árboles de los que en realidad tienen. Entonces, en los planes de manejo del bosques o en el plan de desmonte registran un número mayor de árboles a los existen en el área autorizada. ¿Para qué? Ese volumen adicional de madera será reemplazada por especies extraídas ilegalmente de otras áreas prohibidas.
Walter Andrade, director de la Policía Forestal y de Medio Ambiente (Pofoma) de La Paz, fue enfático en precisar que los traficantes de madera adulteran los Certificados Forestales de Origen (CFO) para poder comercializar sus cargamentos ilegales.
“Transportan la madera con CFO falsos o ni siquiera los portan”, dijo Andrade. Además, el director de la Pofoma de La Paz contó que cuando los efectivos de la policía forestal realizan los operativos se dan con la sorpresa de que muchos no cuentan con el certificado y por eso decomisan la carga completa. A veces -añadió- tras el decomiso, aparece extrañamente un tercero para alcanzar un CFO. “Eso no les aceptamos, igual les decomisamos y lo reportamos a la ABT”, resaltó.
Andrade sostiene que podrían realizar un mejor trabajo de control si la ABT les facilitara la información de cuántos certificados forestales de origen emiten. Y agregó que esto les permitiría enfrentar a los traficantes que operan sobre todo al norte del departamento y en los municipios de Ixiamas, Mapiri y Palos Blancos.
El año pasado la ABT confirmó que son cinco las macroregiones más golpeadas por el tráfico de madera en Bolivia: Santa Cruz, Tarija, La Paz, Beni y Cochabamba. La primera de ellas alberga precisamente al Parque Nacional Amboró.
Intentamos conseguir cifras actuales sobre el porcentaje de madera que proviene de la actividad ilegal, pero no existen estudios recientes que analicen el tema en Bolivia. La Autoridad de la Madre Tierra -adscrita al gobierno- es la única que ha estimado una cifra oficial, aunque vinculada a la pérdida de bosques de manera general. Según ellos, el 40% de deforestación en el país es ilegal.
Este escenario preocupa al presidente de la Cámara Forestal de Bolivia, Jorge Ávila, quien teme el impacto de esta actividad ilegal sobre la industria maderera formal. “La informalidad es un competidor desleal, nos destruye”, dice.
Para entender la magnitud del problema, hay que conocer las distintas modalidades a las que apelan los traficantes para transportar sus cargamentos. Walter Andrade contó, por ejemplo, que en La Paz está permitido movilizar hasta 1000 pies tablares en motos y que para ello no necesitan tramitar un CFO, porque la ABT lo exige a partir de los 2000 pies tablares. Sin embargo, el jefe de la Policía Forestal señaló que “una o dos motos no es mucho, ¿pero si llegan a diez? Eso suma 10 000 pies tablares. Eso ya es tráfico a gran escala”, alertó.
El 2011 comenzó la caída de las exportaciones de madera de Bolivia. Se redujeron aproximadamente en un 50 %. Y aunque en 2017 se registró una recuperación, las cifras continuaron siendo negativas, lamentó Jorge Ávila. El gremio maderero dice que le advirtió al gobierno de la crisis en el 2013 y que esto se evidenció en el 2014 con la disminución en el número de unidades productivas: pasaron de manejar 15 000 unidades a solo 5 500. Es decir, se perdió la tercera parte.
El presidente de la Cámara Forestal remarcó que la época de auge de Bolivia como un país importante en el mundo por sus bosques certificados quedó atrás. De los 2,2 millones de hectáreas de bosques certificados que tenía el país, ahora solo cuenta con 800 000 hectáreas, afirmó Ávila.