- Fotografías y videos en alta resolución evidencian que la actividad ilegal se realiza en ambos lados del río Malinowski, que separa el área reservada de la zona de amortiguamiento.
- Campamentos, pozas de agua con mercurio, balsas y dragas fueron captadas durante sobrevuelo de la Fuerza Aérea del Perú.
El clima apenas da tregua para que el avión de reconocimiento C26-B de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) despegue de la base aérea de Puerto Maldonado. Las lluvias intensas del día anterior han cesado y la aeronave sale en una nueva misión. Esta vez tiene que sobrevolar una de las zonas más afectadas por la minería ilegal en la región de Madre de Dios.
Veinte minutos después del despegue aparecen las primeras imágenes de la devastación. Estamos sobre el río Malinowski —límite natural entre la Reserva Nacional Tambopata y la zona de amortiguamiento del área protegida—, sorteando las nubes gracias a la pericia del piloto que se abre paso para dejarnos ver cómo avanza la destrucción de la selva.
Inmensos montículos de tierra y pozos de agua verde y marrón abriéndose paso entre el manto tupido de los árboles podían verse en ambos lados del río, a 1800 metros debajo de nuestra ventanilla del avión. Están dentro de la Reserva Nacional Tambopata y en la zona de amortiguamiento, conocida como La Pampa.
Mongabay Latam participó en exclusiva de este sobrevuelo que forma parte de la operación Harpía III, realizada entre el 13 y el 16 de noviembre en Madre de Dios. Estas acciones ejecutadas por el Centro de Vigilancia Amazónico y Nacional (CEVAN) de la FAP están demostrando, mediante imágenes de alta resolución, la dimensión real de la devastación que dejan actividades ilegales como la minería, la tala y el narcotráfico en la Amazonía peruana.
En esta ocasión, por solicitud del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), la FAP sobrevoló la zona de la reserva donde se visualizaron extensos territorios deforestados, dragas en ambas orillas del río, y balsas —un tipo de infraestructura que también se utiliza para extraer oro— dentro de los pozos llenos de mercurio. Imágenes escalofriantes de la destrucción de la Amazonía.
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La historia de la devastación en la Reserva Nacional Tambopata
“Están dentro de la reserva” dice un agente de inteligencia de la Policía un día después del sobrevuelo —realizado el 14 de noviembre— cuando se muestra el video durante una reunión con la FAP y la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente (FEMA) de Madre de Dios en la que Mongabay Latam estuvo presente.
La fiscal Karina Garay, de la FEMA de Madre de Dios, reafirma lo dicho por la Policía. “Cuando los sacamos de La Pampa se van dentro de la reserva”, comenta Garay en referencia a los operativos contra la minería ilegal que desde la primera semana de noviembre se están haciendo en esta región.
Durante esos días, la Policía, la Fiscalía y la a Dirección General de Capitanía y Guardacostas (DICAPI) de la Marina de Guerra han ingresado a varios sectores donde se realiza esta actividad ilegal para destruir dragas, balsas y campamentos.
El jefe de la Reserva Nacional Tambopata, Vladimir Ramírez, dijo a Mongabay Latam que el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) solicitó la supervisión de esta zona. “Hemos pedido que se haga el monitoreo dentro de la reserva y en la zona de amortiguamiento. Una franja de 7 kilómetros en ambos lados del río Malinowski en la zona donde hay presencia de minería ilegal”, comentó el jefe del área protegida.
Ramírez recuerda que mediante operativos se logró retirar, en varias oportunidades, a mineros ilegales que operaban dentro de la reserva. Pero no descarta que, esporádicamente, algunos de ellos ingresen al territorio reservado.
En los videos que Mongabay Latam presenta en exclusiva en este reportaje se observa claramente la deforestación por minería ilegal en ambos lados del Malinowski.
En un segmento del video se aprecia los techos de construcciones rústicas hacia uno de los márgenes del río y al frente, cruzando el mismo, una poza con mercurio con balsas para extraer oro. Minutos después se puede ver el característico techo azul de los campamentos mineros y una poza de agua al costado, todo esto rodeado por una cerca tupida de árboles.
Mongabay Latam consultó con el Sernanp sobre la presencia de minería ilegal dentro de la reserva, pero nos indicaron que no se pronunciarían sobre el tema. Sin embargo, el jefe de la institución, Pedro Gamboa, ha mencionado en anteriores oportunidades que se ha erradicado hasta el 97 % de la actividad ilegal de la zona.
Conservación Amazónica (ACCA) señala que el principal avance de la minería ilegal ocurre en La Pampa, que según sus estimaciones para el 2018 habría llegado a un aproximado de más de 7000 hectáreas deforestadas. En cuanto a la reserva, ACCA manifiesta que durante este año se han detectado acciones puntuales de actividad minera en un sector dentro del área protegida. Menciona, sin embargo, que el problema está siendo controlado por la Fiscalía y la Marina de Guerra.
No es la primera vez que la minería ilegal irrumpe en esta área protegida, una de las más biodiversas del planeta. En agosto de 2016, un informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés) daba cuenta de 350 hectáreas deforestadas por efecto de la minería ilegal dentro de la reserva de Tambopata.
Meses después, en enero de 2017, Mongabay Latam publicó un reportaje en el que se informaba sobre la expulsión de cientos de mineros ilegales y la recuperación de 500 hectáreas de selva tropical en esa zona.
La Reserva Nacional Tambopata abarca más de 270 000 hectáreas de selva amazónica y es uno de los lugares con más diversidad biológica del planeta. Entre sus ecosistemas más comunes se encuentran los aguajales, los pantanos, los pacales y los bosques ribereños, así como más de 600 especies de aves, 1000 de mariposas y 100 de mamíferos.
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Volando sobre el desastre amazónico
Una gran poza en la que se pudo contabilizar hasta ocho balsas dentro se observa en las imágenes captadas por la cámara ADS80, equipo instalado en los aviones C26-B de la FAP que permiten tomar fotografías de muy alta resolución.
“Es prácticamente una madriguera de minería ilegal”, comenta el Coronel FAP Jhonny Robles, coordinador de la operación Harpía III al observar, ya en gabinete, las fotos tomadas durante esa mañana de sobrevuelo. Frente al monitor, los técnicos de la FAP hacen los cálculos y determinan que el pozo mide aproximadamente 6000 metros cuadrados, es decir, seis hectáreas. Y son decenas los charcos de agua contaminada que se extienden solo en ese sector de la selva de Madre de Dios.
Los característicos techos celestes de los campamentos ilegales también se logran ver desde el aire, así como las dragas —sistema de extracción de oro que utiliza grandes motores— instaladas en ambas márgenes del río. Todo el circuito de la ilegalidad y la contaminación por mercurio aparecen también en los videos tomados con las cámaras Flir, que cuentan con sensores especiales para registrar no solo el espectro visible sino también imágenes en infrarrojo.
Mientras se vuela sobre Tambopata, los técnicos a cargo de estos equipos están atentos a sus pantallas en las que, con la ayuda de las coordenadas ingresadas previamente en el sistema, pueden captar al detalle cada uno de los sectores definidos para el monitoreo. Ahí aparecen las dragas, los campamentos, las pozas, los montículos de tierra que horadan el bosque, y en suma, un paisaje espeluznante de devastación visto desde el aire.
La nitidez de las imágenes es importante para las operaciones que luego se realizan con esta información. Sin embargo, es vital contar con la ubicación exacta de los lugares recogidos en las fotos y videos.
En agosto de este año, Mongabay Latam publicó un reportaje con las primeras imágenes captadas con estos equipos durante la operación Harpía I, que mostraban la devastación por minería y tala ilegales en diferentes sectores de la selva de Madre de Dios. Un mes después, un equipo de este medio estuvo presente en la operación Harpía II que dio cuenta de la presencia de narcotráfico y minería ilegal en el Parque Nacional Bahuaja Sonene.
El Coronel Robles comenta que estas operaciones, iniciadas hace 3 meses, son un esfuerzo de la Fuerza Aérea para atender las demandas de instituciones del Estado y de la sociedad civil que trabajan para hacer frente a la minería y la tala ilegal. “Hemos destinado dos aeronaves para esta labor de monitoreo de la Amazonía y, en coordinación con otras instituciones, queremos enfrentar el efecto destructivo de las actividades ilegales”.
Trabajo coordinado contra la minería ilegal
Mientras la Fuerza Aérea ejecutaba en el aire la operación Harpía III, por tierra se realizaba un operativo a gran escala que involucró la presencia de efectivos policiales provenientes de Lima, la capital de Perú, y otras regiones del país.
“Hemos ejecutado doce intervenciones contra la minería ilegal y la tala ilegal”, señala la fiscal Garay sobre este operativo en el que intervinieron la Policía, la FEMA y la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (Dicapi) de la Marina de Guerra del Perú. Las acciones duraron dos semanas. Garay comenta que durante las intervenciones se han destruido decenas de motores y se ha decomisado madera y combustible. Además, se han clausurado talleres de soldadura y lugares de venta de oro.
Varios de los lugares a los que hemos entrado —comenta la fiscal— corresponden a las zonas monitoreadas por la FAP en operaciones anteriores.
El golpe más fuerte en esta ocasión se dio en el campamento conocido como Mega 12, uno de los más grandes de La Pampa, indica la Policía. Era prácticamente una ciudad con agentes bancarios para hacer transferencias, lugares de procesamiento y venta de oro, bares, prostíbulos y mucho más, “prácticamente un centro comercial”, comentan los oficiales que estuvieron en la reunión de la Fiscalía.
Ahora —dicen— ya no queda nada, pero, posiblemente, quienes han abandonado esta zona se trasladen a otro lugar. “Balata puede crecer”, comenta uno de ellos para referirse a otro de los campamentos ilegales conocidos de la zona.
“Como hemos destruido este lugar, los mineros se han retirado. Han dejado de trabajar. Lo hacen por estrategia, hasta que la Policía se vaya”, explica Garay sobre cómo actúan los ilegales cuando se ejecutan las acciones de interdicción. Ante la presencia policial en una zona, inmediatamente desmantelan sus dragas, balsas, tracas y demás instalaciones que utilizan para extraer oro y las esconden, además, abandonan las zonas de explotación aurífera hasta que se termine la operación.
Por eso, el coronel Ricardo Trujillo, director de Medio Ambiente de la Policía Nacional del Perú, señala que, más allá de las labores de interdicción, se empezará un trabajo intenso para investigar a estas mafias por crimen organizado. “Es una estrategia que tenemos que implementar. Tenemos que hacer nuestro trabajo para intervenir, investigar y llegar a las cabezas de estas mafias. Solo así vamos a poner fin a este tema que tanto daño le está haciendo a la Amazonía”. Trujillo menciona que aún no se ha intervenido en las zonas que muestran las nuevas imágenes captadas por la FAP, pero que ya se trabaja en ello.
El General FAP José Miguel Davis Molina, jefe del Comando de Control Aeroespacial (Comca) y responsable de estas operaciones, considera que lo importante es articular esfuerzos e integrar la información para hacer más eficiente la vigilancia de la Amazonía, y en general del país. “Ya hemos iniciado este trabajo con los ministerios, con la Fiscalía del Medio Ambiente, con la Marina, la Policía y los gobiernos regionales”.
Para Davis, las operaciones en Madre de Dios han sido el primer paso. “Nuestro trabajo ya ha generado operativos contra las actividades ilícitas, pero también, la información que remitimos a los ministerios y a las organizaciones civiles está permitiendo modificar políticas públicas y tomar nuevas medidas”, sentencia.
Su visión, sin embargo, no se queda ahí, pues, como dice, la tecnología actual permite vigilar de manera permanente cualquier territorio. “El país debe aspirar a tener un sistema de vigilancia que nos permita adelantarnos a los hechos. Debemos dejar de ser reactivos para ser más proactivos. Prevenir es mucho más barato”, concluye.