Entre julio y setiembre de este año se registraron 880 alertas de deforestación en este sector de la selva de Puno, según el sistema de monitoreo de Global Forest Watch.Un equipo de Mongabay Latam viajó a la zona y constató que la situación ha empeorado. A esto se suma el informe de Monitoreo de Cultivos de Coca de las Naciones Unidas publicado hoy que confirma que la deforestación aumentó dentro y fuera del parque. El paisaje de bosque quemado y cultivos de coca que por dos horas ha dominado el camino, se va transformando poco a poco en cafetales. Son las últimas plantaciones que quedan en San Lorenzo de Palmerani, al este del distrito de Putina Punco. Un café que sobrevive en las manos de Don Simón*, un productor obstinado que sigue apostando por un cultivo que crece en medio de un paraíso -entre los parques nacionales Bahuaja Sonene (Perú) y Madidi (Bolivia)- pero que es acechado por el infierno del narcotráfico. Ese rincón donde vive Don Simón en la selva de Puno es uno de los últimos bastiones de la legalidad que queda en el valle del Sandia. Para llegar a este distrito, partiendo de Juliaca, hay que recorrer un terreno accidentado con senderos delgados y abismos propios del paso de la puna a la selva. El viaje, que ahora tarda ocho horas, tomaba mucho más tiempo cuando no existía una carretera. La recompensa, sin embargo, siempre fueron las plantaciones del buen café que crecen a más de 1500 metros de altura, allí donde el clima es propicio para este cultivo.