En treinta años, el programa ha conseguido triplicar la población de esta ave y asegurar el nacimiento de 126 pichones que hoy están listos para alzar vuelo.La extracción de pichones de los nidos y la reducción del hábitat son las principales amenazas que han tenido que enfrentar los investigadores que hoy calculan en 1700 la población de esta especie. La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam. Durante años, la arena fue el principal enemigo de la población de cotorras margariteñas o cabeciamarillas que habita en la Península de Macanao, en la costa oeste de la venezolana Isla de Margarita, en pleno Mar Caribe. Como si no fuera suficiente ser la única especie del género Amazona que ha logrado adaptarse a un ambiente desértico, esta ave ha tenido que lidiar con la invasión de su hábitat por un grupo de empresas ávidas de extraer arena para la lucrativa industria de la construcción. Para tener la fotografía más clara, hay que precisar que la isla Margarita está conformada por dos penínsulas unidas por un delgado istmo. De la costa occidental de la isla se saca arena para abastecer a la parte oriental, ahí donde se han levantado hoteles, complejos urbanos y centros comerciales.