- Los narcotraficantes poderosos y agricultores sin tierra siguen introduciendo operaciones de ganadería y tala ilegal en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano, Patrimonio Mundial de la UNESCO en la parte este de Honduras.
- Datos satelitales muestran que la Reserva de la Biosfera de Río Plátano perdió más del 10 % de su cobertura arbórea entre 2001 y 2017. Y la información preliminar de 2019 indica que Río Plátano está experimentando otro ciclo de pérdida forestal este año.
Los poderosos narcotraficantes y agricultores sin tierras siguen impulsando operaciones de ganadería y tala ilegal en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano, un sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO situado al este de Honduras.
La región de La Mosquitia, que se extiende en la frontera de Honduras con Nicaragua, abarca una de las regiones de selva continua más grandes de América Latina al norte de la cuenca del Amazonas, y la Reserva de la Biosfera de Río Plátano alberga algunos de los tramos de bosque antiguo más grandes que quedan en la región.
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Los datos de satélite de la Universidad de Maryland muestran que de 2001 a 2017 la Reserva de la Biosfera de Río Plátano perdió más del 10 % de su cobertura arbórea, más de un tercio de la cual se perdió en los últimos tres años. Los datos preliminares de 2019 indican que Río Plátano está sufriendo otra oleada de pérdida forestal este año. La Universidad de Maryland registró unas 160 000 alertas de deforestación en la reserva entre enero y agosto, lo cual parece mostrar una subida en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Las imágenes de satélite muestran que la deforestación se ha expandido por las zonas de amortiguamiento de la reserva desde 2018 y ha entrado a la zona núcleo del bosque. La reserva actúa como corredor biológico para especies como jaguares, osos hormigueros gigantes, guacamayos rojos y el amenazado tapir de Baird. Además, la reserva cubre territorio ancestral que pertenece a las comunidades indígenas miskito, que suman la mitad de la población de la reserva, y poblaciones más pequeñas de pech, tawahkas y garífunas.
Drogas y escuadrones de la muerte
El activista ambiental Darwin Ramos Antúnez, de la ciudad de Catacamas, Olancho, cerca de la Reserva de Río Plátano, dijo que los narcotraficantes encubiertos por el gobierno son los principales responsables de la deforestación.
“El problema es el Estado en el que vivimos, un narcogobierno, desde hace diez años”, dijo Ramos Antúnez. “La región de La Mosquitia es una zona donde el crimen organizado y los cárteles de droga lo controlan todo con la ayuda del gobierno”.
Según Ramos Antúnez, el gobierno participa en el tráfico de drogas y la destrucción ilegal de la biodiversidad de la región. También afirmó que los que están involucrados en el negocio de la droga son, presuntamente, las mismas personas que se dedican a la explotación ilegal de la tierra para ganadería y tala ilegal de caoba y cedro.
“Los grandes ganaderos y taladores ilegales son narcotraficantes propietarios de tierras que establecen empresas fantasma protegidos por el Estado. No tienen permiso para explotar los bosques, pero el Estado les permite continuar con las operaciones porque colaboran con ellos”, dijo Ramos Antúnez. “[Los propietarios de tierras] obtienen beneficios de la ganadería y la tala de madera, pero el verdadero negocio está en la droga”.
Olancho ofrece acceso a la Reserva de Río Plátano por el sur, y es un hervidero de tala ilegal de madera gracias a que las autopistas proporcionan un camino para que los camiones de carga pesados lleven la madera talada de forma ilegal a los mercados en regiones más pobladas del país.
Ramos Antúnez dijo que forma parte de una red de activistas que antes era muy importante conocida como Movimiento Ambiental de Olancho (MAO), que consiguió movilizar a la resistencia popular contra las operaciones de tala ilegal en Olancho y la Reserva de Río Plátano de 2003 a 2008. Sin embargo, el MAO casi ha desaparecido después de que se asesinara a algunos activistas prominentes y el líder del grupo, el padre Jose Andres Tamayo, fuera exiliado después de un golpe de estado en 2009.
“Desde 2009, han sembrado el terror matando a muchos de nuestros líderes”, explicó Ramos Antúnez. “Hoy en día nadie quiere hablar porque hay escuadrones de la muerte que no se lo piensan dos veces antes de matar a quien se meta en su camino […]. Si todavía estuviera en Honduras, no podría hablar de esto”.
Ramos Antúnez dijo que, a causa de su trabajo de exposición de cárteles de la droga y taladores ilegales, ha recibido amenazas de muerte y fue torturado por los escuadrones de la muerte antes de dejar el país, a finales de 2018, en la llamada caravana de migrantes que se dirigía hacia el norte hasta Estados Unidos. Una vez llegó a EE.UU. para buscar asilo político, fue detenido por el servicio de inmigración y lo retuvieron 8 meses en el Centro de Detención de Adelanto, dirigido por el grupo GEO Group, empresa contratista de prisiones.
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Además, Ramos Antúnez dijo que trabajó con comunidades indígenas tawahka, miskitos y pech en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano a través de un colectivo llamado Los Que Callan. Explicó que los tawahka, que son unos dos mil, están en peligro por la continua invasión de sus territorios ancestrales y la construcción de una presa de 104 megavatios conocida como Patuca III, que fue promovida por el gobierno.
Ramos Antúnez explicó que antes de irse de Honduras había trabajado con el partido de izquierdas Libertad y Refundación. Cuenta que, con los guías tawahka, ayudó a fotografiar tractores que se utilizaban para construir pistas de aterrizaje y extraer madera del interior de la selva. Ramos Antúnez afirmó que, dado que no hay carreteras ni vías navegables que sirvan para maquinaria tan grande, los tractores tuvieron que llegar por aire en helicópteros militares, lo cual sugiere que hay gente poderosa involucrada.
Según una fuente del ejército hondureño que habló con Insight Crime, el hermano del presidente Juan Orlando Henández y antiguo congresista Antonio “Tony” Hernández, que fue arrestado por las autoridades estadounidenses por tráfico de drogas en noviembre del año pasado, dirigía operaciones criminales que iban desde el tráfico de drogas al de madera en Olancho y el este de La Mosquitia.
Los fiscales del distrito sur de Nueva York han imputado al presidente Hernández como co-conspirador en el tráfico de drogas y blanqueamiento de dinero en la acusación contra su hermano, según documentos de los que habla Univision.
En respuesta a las denuncias publicadas en Univision, el presidente Hernández publicó una declaración que decía que negaba “categóricamente” las acusaciones de financiación de su campaña presidencial con dinero irregular y de aprovechamiento del tráfico de drogas para aumentar su poder político.
Cooperativas forestales en amenaza continua
Hacia el norte en el valle de Sico y Paulaya, varias comunidades gestionan cooperativas forestales en la zona de amortiguamiento de Río Plátano. Se supone que las cooperativas forestales protegen una sección de bosque donde se permite la extracción de caoba. Las cooperativas agroforestales utilizan mulas para transportar la madera, algo que tiene menos impacto que construir carreteras.
En esta parte de La Mosquitia, la extracción ilegal de madera es aparentemente menos prevalente que en Olancho debido a la ausencia de carreteras y acceso por el río, pero la deforestación sigue siendo un problema a causa de la continua invasión de los ganaderos.
Los ganaderos que están apropiándose del territorio suelen ser agricultores sin tierras del interior del país que se sienten atraídos por la oportunidad de escapar de la pobreza y conseguir mayor seguridad económica y alimentaria. Los grupos de conservación dicen que además de este grupo de agricultores, los grandes propietarios de tierras alientan también la migración para establecer grandes operaciones ganaderas. Los propietarios de tierras pueden utilizar la ganadería para asegurar territorio y blanquear dinero ilegal de la droga e introducirlo en la economía legal.
El gobierno hondureño fomenta la exportación de carne como forma de mejorar la economía. Cada año, el país produce 60 000 toneladas métricas de ternera, y exporta 1500 toneladas con las que obtienen 9 millones de dólares.
En noviembre de 2018, el presidente Juan Orlando Hernández anunció un programa llamado “SOS Honduras” como medida de emergencia para detener la deforestación ilegal promovida por las mafias en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano.
Pedro Romelo, quien conoce las cooperativas forestales desde dentro y nos pidió que no usáramos su nombre real por seguridad, dijo que no ha habido acciones ni cambios significativos en el valle de Sico y Paulaya desde el anuncio del presidente. Dice que las cooperativas agroforestales siguen siendo desplazadas por los ganaderos que talan el bosque para hacerse con pastos.
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“SOS Honduras no fue más que un espectáculo para los medios”, dijo Romelo. “Los pastos crecen de forma acelerada mientras que los bosques se reducen cada vez más rápido. No hay consecuencias para los que introducen la ganadería en la biosfera, así que siguen llegando”.
Mongabay se puso en contacto con el gobierno de Honduras para solicitar comentarios, pero no recibió ninguna respuesta para cuando se publicó el artículo.
La deforestación en Río Plátano representa la pérdida de hábitat para la vida silvestre y la pérdida de recursos forestales para las comunidades indígenas que dependen de ellos. Además, está surgiendo otra amenaza: con la expansión de los pastos en la biosfera, los recursos hídricos son cada vez más escasos, según dijo Romelo.
“Lo único bueno sobre la falta de agua es que la gente se vuelve más consciente sobre los problemas ambientales a medida que pasa el tiempo”, concluye Romelo.
*Imagen principal: Deforestación en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano. Imagen de Taran Volckhausen para Mongabay.
Nota de la editora: Esta historia fue impulsada por Places to Watch, una iniciativa de Global Forest Watch (GFW) que fue diseñada para poder identificar con facilidad la pérdida de bosques en todo el mundo y catalizar más investigación en esas áreas. Places to Watch recurre a una combinación de datos satelitales casi a tiempo real, algoritmos automatizados e información de campo para identificar áreas nuevas todos los meses. En colaboración con Mongabay, GFW apoya el periodismo basado en los datos con la información y los mapas generados por Places to Watch. Mongabay tiene independencia editorial completa sobre las historias que publica con estos datos.
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