Técnicas de inmersión profunda fueron usadas para explorar la biodiversidad coralina de buques de guerra que naufragaron en las pruebas nucleares de 1946 en el atolón Bikini.Los resultados revelaron que ocho buques de guerra destruidos por bombas nucleares albergaban el 27 % de los géneros de coral en sus cascos, superestructuras y armamento.De este modo, los enormes buques de guerra en el atolón Bikini se han convertido en arcas inesperadas de biodiversidad coralina. En nuestro último artículo sobre Reefscape, exploramos las Islas Marshall del norte en busca de respuestas sobre los efectos a largo plazo de la precipitación radiactiva en los arrecifes de coral. Visitamos los atolones de Rogelap y Ailinginae, donde el viento arrastró cesio-137 y otros materiales de alto contenido radiactivo usados en la prueba de la bomba de hidrógeno Castle Bravo en 1954 en el atolón Bikini, que habían caído como nieve sobre las personas, los territorios y los arrecifes.