- Cinco proyectos mineros de oro y tres de litio rodean el área protegida. De todos ellos, cuatro están aprobados y uno en proceso de cierre, mientras que los demás se encuentran en diferentes fases de tramitación.
- Funcionarios de Conaf reconocen que algunos de esos proyectos podrían poner en riesgo la biodiversidad del parque, mientras que las comunidades Colla han presentado reclamaciones ante tribunales por lo que ellos consideran una vulneración a los derechos de los pueblos indígenas por parte de las mineras.
Basta con poner un pie en Copiapó, la capital de la Región de Atacama ubicada a 670 kilómetros al norte de Santiago de Chile, para comprobar que la compañía minera Kinross, de capitales canadienses, tiene operaciones en el lugar. Decenas de camionetas rojas, color distintivo de los autos 4×4 utilizados por la empresa, transitan por las calles de la ciudad, mientrasun terminal de pasajeros, ubicado en pleno centro, alberga una moderna flota de buses de dos pisos en cuyo frontis un llamativo letrero de intermitentes luces led forman la palabra Kinross segundo a segundo. A casi tres horas del lugar, hacia la cordillera, se ubica el Parque Nacional Nevado Tres Cruces (PN NTC). Con altitudes que van desde los 3800 a los 4200 metros sobre el nivel del mar, esta área protegida se divide en dos sectores: Laguna Santa Rosa, ubicada al norte, que abarca 46 944 hectáreas (ha) y Laguna del Negro Francisco, en el sector sur, con una extensión de 12 137 ha. Ambas lagunas están separadas por un corredor biológico llamado Pantanillo-Ciénaga Redonda que, aunque tiene la categoría de sitio Ramsar, no es parte del parque. Por ese corredor, que se extiende como la cicatriz desprotegida de un ecosistema partido en dos, transitan de un sector del parque al otro vicuñas, flamencos y otras especies vulnerables que el área protegida resguarda.
El Nevado Tres Cruces frente a la laguna Santa Rosa y el Volcán Copiapó (que es un Santuario Incaico) frente a la laguna del Negro Francisco son dos imponentes macizos que vigilan este único ecosistema altoandino. Según señala el plan de manejo del parque, estas altas cumbres no solo son exponentes de un activo volcanismo que modeló el paisaje, sino que también forman parte del significado religioso de culturas pasadas. En estas alturas los malestares por la falta de oxígeno comienzan a aparecer, pero la sensación se suaviza al presenciar el paisaje único y surrealista que provocan como efecto espejo las tres cordilleras —Domeyko, Claudio Gay y los Andes— que rodean el salar de Maricunga, un paraíso blanco considerado el segundo espacio más rico en litio de Chile.
Este antecedente es fundamental para entender por qué la zona es objeto de interés de intensas campañas de exploración y explotación minera. En medio de estos parajes altiplánicos, con sensaciones térmicas que durante el día alcanzan los 35°C y por la noche los -20°C, existen ocho proyectos mineros.
Tres son de exploración de litio y cinco son de exploración y explotación de oro y, aunque no se encuentran dentro del área protegida sino alrededor de ella, constituyen una potencial amenaza al ecosistema del parque que es también sitio Ramsar. Algunos de estos proyectos ya están aprobados. Otros, en cambio, se encuentran frenados por diferentes recursos legales presentados por las comunidades Colla que desde tiempos ancestrales habitan estas zonas, y quienes aseguran que la minería afecta sus ciclos de vida.
Este reportaje es parte de la investigación #NaturalezaAcorralada en el que Mongabay Latam junto con Ladera Sur mapearon los proyectos mineros que se encuentran al interior y alrededores de parques y reservas en Chile.
Esta publicación forma parte del Especial #NaturalezaAcorralada en alianza con Ladera Sur
Habitantes ancestrales
Yatiri —“persona que sabe” en voz Aymara— es la guía espiritual de los Colla. Y es una autoridad. La Yatiri Jesús Cardozo fue la fundadora de la comunidad Colla de la comuna de Copiapó en el año 1995 y su hija, Elena Rivera, es hoy la presidenta de esa comunidad. Su nieta, Lesley Muñoz, egresada de Derecho de la Universidad de Atacama y primera generación profesional de su familia, quiere especializarse en materia medioambiental y derecho indígena para un día proteger su cultura y el legado de su abuela.
Uno de los rasgos distintivos de la cultura Colla es la práctica de la trashumancia, un tipo de pastoreo de movimiento continuo entre invernadas (época de invierno) y veranadas (época de verano). Las distancias recorridas entre las invernadas y veranadas, y viceversa, son extensas y abarcan un vasto territorio, explica Lesley Muñoz. “Mi gente sube a la cordillera principalmente en busca de agua y alimentación para su ganado, por ello existe una conexión ancestral de las comunidades Colla con los cuerpos de aguas que existen en el parque”, dice.
Para Muñoz y la cosmovisión Colla, las aguas de todo ese territorio están conectadas. “Si las aguas que alimentan al parque nacional y sitio Ramsar son intervenidas, las que alimentan nuestros valles también, con lo que nuestra cultura se verá afectada”, dice.
Ramón Morales Balzacar, coordinador del Observatorio Plurinacional de Salares Andinos (OPSAL), un colectivo que congrega a representantes de pueblos originarios, activistas ambientales e investigadores en torno a la protección de los salares andinos en Chile, Argentina y Bolivia, explica que todas las actividades mineras presentes en la zona involucran extracción de agua para sus procesos, por ello “se genera una disputa entre las mineras y las comunidades indígenas Colla”. Pero de todos esos proyectos, “la minería metálica es la que ha provocado los principales impactos acumulados de décadas de extracción del recurso hídrico en la zona”, dice Balcazar. “Lo que sucede en el PN NTC son daños históricos acumulados”, asegura.
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La evidencia
En 2009, Kinross, a través de su filial, Minera Maricunga, y bajo el proyecto de extracción de oro, El Refugio, protagonizó el mayor desastre medioambiental registrado hasta ahora en la zona. Lo que ocurrió fue que secó la vega Pantanillo, un humedal altoandino ubicado en el corredor biológico Pantanillo-Ciénaga Redonda, aquel espacio de tierra que une la parte norte y sur del parque pero que a pesar de ser un sitio Ramsar no es parte del área protegida.
Aquel corredor, al no estar bajo resguardo en la legislación chilena actual, “ha sido un espacio intervenido directamente por el sector minero”, señala Lesley Muñoz.
Eric Díaz, administrador del parque Nevado Tres Cruces, comenta que fueron aproximadamente 70 ha las que se secaron debido a la extracción de aguas subterráneas por parte de la minera. “Esa vega está ubicada a gran altura, por lo tanto provocó la desecación de las vegas de más abajo”, dice.
El profesional conoció el lugar antes de la afectación de la minera y recuerda que corría mucha agua, por lo que existía abundante vegetación que recibía a numerosas aves, como piuquenes (Chloephaga melanoptera), al jergón chico (Anas flavirostris), al pato juarjual (Lophonetta specularioides), al minero puneño (Geositta punensis) y flamencos, guanacos y sobretodo vicuñas, pero luego todo desapareció. “Si no hay recurso hídrico mueren las plantas y muere el sustento de alimentación de la fauna, tanto de aves como de camélidos”, explica Díaz.
César Pizarro, Jefe de la Sección de Conservación de la Diversidad Biológica de la Corporación Nacional Forestal de la región de Atacama (CONAF A), el organismo que administra el parque, afirma que actualmente se logra observar agua en la zona afectada, ya que “la minera tuvo que liberar casi el 80 % del recurso hídrico”. No obstante, admite que no se sabe cuánto tiempo va a demorar la restauración de la flora y fauna nativa, en especial de la vicuña, catalogada como especie Vulnerable en el Reglamento de Clasificación de Especies de Chile (RCE).
El proceso de sanción contra Kinross culminó en 2016 cuando los Tribunales Ambientales sancionaron a la empresa Minera Maricunga por daño ambiental, ordenándole elaborar un plan de reparación. Actualmente, el proyecto El Refugio se encuentra en proceso de cierre.
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La fiebre del oro
Kinross también posee, desde hace más de 30 años, dos bombas de extracción de agua al interior del PN NTC para otro proyecto de explotación de oro, La Coipa, ubicado en el norte del área protegida.
Para comprender este hecho es necesario decir que toda la zona, durante la década de los ochenta y antes de la creación del parque, fue objeto de múltiples campañas de exploración que resultaron en el descubrimiento de numerosas zonas mineralizadas y prospectos de interés económico, como La Coipa, Lobo Marte, Esperanza, Pantanillo, entre otras.
Luego, con el fin de la dictadura, CONAF A comenzó un proceso de creación de nuevas áreas protegidas para resguardar los ecosistemas considerados frágiles en la zona —lo que terminaría con la creación del PN NTC—, para lo que realizó una serie de consultas a todos los diferentes organismos con competencias en la creación de zonas protegidas. Este hecho se convirtió en un “secreto a voces”, cuenta Pizarro. Las empresas mineras se enteraron y se instalaron en el lugar antes de que se creara el Parque Nacional Nevado de Tres Cruces, explica.
Es así como en el descenso desde las alturas del Salar de Maricunga se observan las dos bombas de extracción de La Coipa, en el sector denominado “Llanos de Santa Rosa”. Kinross declara en su página web que sus actividades fueron suspendidas de manera temporal durante el último trimestre de 2013, “por el agotamiento de sus reservas económicamente explotables”, pero que en febrero 2020 anunció el reinicio del proyecto con lo cual se espera que la primera producción comience a mediados de 2022 hasta 2024. El plan es producir un total aproximado de 690 mil onzas de oro equivalente a unos 19 560 kg.
Juan Catalán, encargado de comunicaciones de Kinross, señaló a este medio que el proyecto La Coipa durante más de 30 años “ha tenido un fuerte compromiso y cercanía por el bienestar de las personas, el respeto a las comunidades indígenas cercanas, la protección de la biodiversidad, el cuidado del agua y el medio ambiente en general”.
Sin embargo, tanto Díaz como Pizarro sostienen que el recurso hídrico se verá potencialmente afectado con la reactivación de las bombas de agua de la minera Kinross, ya que éstas extraen aguas subterráneas provenientes del río Lama y de las altas cumbres que rodean el área protegida. Díaz es enfático al decir que la minera no extrae agua directamente de las Lagunas Santa Rosa y Negro Francisco, pero que sí saca agua de las corrientes que alimentan esas lagunas. “Por lo tanto, el sitio Ramsar se verá posiblemente afectado”, dice el administrador del parque.
Las extracciones de oro en las inmediaciones del área protegida no acaban ahí. Cercano al corredor biológico se encuentra otro proyecto de Kinross, llamado Lobo Marte que, según la empresa, se encuentra en proceso de Estudio de Factibilidad y que están “próximos a presentar el Estudio de Impacto Ambiental”.
El estudio de prefactibilidad del proyecto Lobo Marte estipula el inicio de la construcción para el año 2025 y la primera producción para el año 2027, en donde se pretende extraer 4,5 millones de onzas de oro (unos 127 500 kilos) durante los 15 años de vida útil de la mina.
Además, existen otros dos proyectos de minería de oro en las proximidades del PN NTC y sitio Ramsar: el proyecto Fénix Gold, de la Compañía Minera Fénix Gold, y el proyecto de exploración El Dorado, de la Compañía Minera Angold Resources Ltd. El primero pretende explotar la cumbre del Volcán Ojos de Maricunga, que alimenta las aguas de la Laguna Santa Rosa, así como también el valle del río Copiapó y su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) se encuentra en proceso de calificación. El segundo proyecto fue denunciado por CONAF A ante la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ya que “se constató que ha perforado en la quebrada Lajitas que alimenta el sitio Ramsar”, dice Pizarro. La SMA, por su parte, dijo a este medio que “si el titular del proyecto El Dorado retoma actividades, deberá ingresar a evaluación ambiental por afectación de área protegida”. En forma paralela, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) afirmó a Mongabay Latam que dicho proyecto, a la fecha, no ha ingresado al sistema.
Mongabay Latam intentó contactar a ambas compañías mineras pero ninguna contestó la solicitud.
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La fiebre del litio
Además de los cinco proyectos de oro, el Parque Nacional Nevado Tres Cruces también tiene a su alrededor tres proyectos de extracción de salmuera para la producción de litio. Proyecto Blanco, de la empresa Minera Salar Blanco; Producción Sales de Maricunga, propiedad de SIMCO SpA, y el proyecto de exploración Salar de Maricunga, de CODELCO.
Los tres se sitúan en la zona norte del Salar de Maricunga, próximos al área protegida y sitio Ramsar. Pizarro explica que el sector sur del salar forma parte del parque nacional, pero que el sector norte, donde se encuentra su núcleo, no. “Por lo tanto, los proyectos mineros del litio se están instalando en todo el sector norte (no protegido) del Salar de Maricunga”, explica el experto. Pero tanto científicos como las comunidades Colla argumentan que un salar es una estructura biológica, física y químicamente única, donde todo está unido. Por ello resulta imposible pensar que lo que ocurre en el sector norte, núcleo del Salar de Maricunga, no afectará al sector sur.
La académica del departamento de Ingeniería Química y Procesos Minerales de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés, resalta que, además, la laguna Santa Rosa está conectada al salar por un canal, por lo que la rica biodiversidad que ella alberga “está en peligro producto de las extracciones de salmueras”.
Las mineras, por su parte, afirman que sus proyectos “no son parte del área de influencia de las áreas protegidas y que por lo tanto no dañan la flora y fauna del lugar”.
Pero para los Colla, las extracciones de salmuera no solo afectan la biodiversidad de su entorno, sino también directamente el agua de la cual se abastecen sus comunidades. “Estamos seguros que la extracción de litio impactará el agua con la que regamos nuestros cultivos y que ayuda a mantener vivo a nuestro ganado”, dice Elena Rivera.
Los estudios científicos realizados por las mineras, sin embargo, les han dicho a las comunidades Colla que debido a que el Salar de Maricunga y las dos lagunas presentes en el parque son cuencas endorreicas, es decir, sin salida al mar, es científicamente imposible que esas aguas se filtren hacia las vertientes que ellas utilizan.
Garcés, si bien coincide en que oficialmente las cuencas están consideradas como endorreicas, precisa que la información que existe es la que han levantado las empresas y que prácticamente no existen estudios independientes que lo confirmen. De hecho, asegura que una investigación realizada en el año 1999 señala que “la parte oriental del salar de Maricunga se conecta a una subcuenca que es abierta”.
Lo cierto es que hay un hecho que persiste y que la explicación científica no resuelve: ¿Por qué el agua que consume Margarita Bordones, presidenta de la comunidad indígena Colla Sol Naciente, se siente más salada? Para los Colla la explicación es simple: es más salada porque las aguas del salar se filtran hacia las escorrentías de las que se abastece la comunidad.
Es en este punto donde se encuentran dos mundos. “Por una parte existe el paradigma naturalista y por otro el paradigma científico, es decir, la percepción de las personas que habitan un territorio y el dato científico que se contrapone”, dice Pizarro, Jefe de la Sección de Conservación de la Diversidad Biológica de CONAF Atacama (CONAF A). Y agrega que al no haber un punto en común entre estas dos visiones “se está produciendo un conflicto medioambiental en esta zona”, escenario que bien conoce el profesional, ya que trabaja hace más de 15 años en salares altoandinos.
Tanto para Elena Rivera como para Margarita Bordones, las empresas mineras no han entregado estudios confiables que comprueben sus afirmaciones científicas. Por ello, la comunidad Colla de la comuna de Copiapó interpuso un recurso de protección y otro de reclamación e invalidación contra los tres proyectos mineros de extracción de litio.
Mongabay Latam contactó a las tres empresas titulares, pero hasta la publicación de este reportaje ninguna envió respuestas a nuestras preguntas.
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Deuda pendiente
Ramón Morales Balzacar, coordinador del Observatorio Plurinacional de Salares Andinos (OPSAL), dice que, por una parte, en Chile aún no se logra entender la complejidad de estos ecosistemas (los salares) y que, por otro lado, “el Estado permite que las figuras de protección —Parque Nacional, Reserva Nacional y Monumento Nacional— no impidan la instalación de proyectos extractivos en sus áreas protegidas”, lo que ocasiona conflictos como este.
Además, contrario a los proyectos de litio Blanco y Producción de Sales de Maricunga, la exploración minera Salar de Maricunga, de CODELCO, fue ingresada al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) a través de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y no a través de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Sabiñe Susaeta, abogada especialista en materia ambiental de la Universidad de Chile y representante de la comunidad Colla de la comuna de Copiapó, explica que la mayoría de los proyectos mineros ingresan al SEA de esta forma. El problema, precisa, es que una DIA es una evaluación más laxa que un EIA y no exige una participación ciudadana obligatoria.
Los datos registrados en la página web del SEIA indican que de los 501 proyectos ingresados al sistema —de la región de Atacama—, el 88 % (440) lo hizo mediante una DIA.
“Es doloroso ver lo que ocurre en estos territorios protegidos”, dice Pizarro. Es por eso que “es de suma importancia consolidar el Servicio de la Biodiversidad y Áreas Protegidas”, opina, un organismo cuya creación está siendo discutida en el Congreso desde hace una década y que es considerado clave para gestionar la conservación de la biodiversidad de Chile y la preservación de las áreas protegidas (tanto públicas como privadas), especies, genes y ecosistemas de todo el territorio nacional.
*Imagen principal: Laguna Santa Rosa Parque Nacional Nevado Tres Cruces. Foto: ©Augusto-Domínguez
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