- Desde hace nueve años, un grupo de biólogos venezolanos se propuso llevar siete caimanes del Orinoco, especie en peligro crítico de extinción, desde Venezuela hasta un zoológico de Dinamarca para fomentar su conservación. Finalmente, en enero de 2023 se logró realizar el traslado. Mongabay Latam habló con el biólogo Álvaro Velasco, encargado de la operación y quien contó cómo fue la travesía.
- El convenio de conservación con el Zoológico de Cocodrilos, ubicado a una hora y media de Copenhague, Dinamarca, busca la conservación del caimán del Orinoco y otros reptiles del mundo. El objetivo es que los individuos se reproduzcan y sus crías regresen a su hábitat natural en Venezuela.
Los preparativos finales para la captura de siete caimanes del Orinoco empezaron el 7 de enero de 2023 en Venezuela. Dos días más tarde, los animales, encerrados en cajas especiales, fueron transportados por carretera en un camión a lo largo de 400 kilómetros. Luego, a bordo de un avión comercial, volaron desde Caracas hasta Portugal. Desde allí, nuevamente fueron trasladados por 3000 kilómetros en un vehículo de carga hasta Dinamarca, pasando por España, Francia, Bélgica y Países Bajos. Finalmente llegaron el 13 de enero a su nuevo hogar, el Zoológico de Cocodrilos en Dinamarca, donde se espera su reproducción para renovar las poblaciones de esta especie en Venezuela.
En el mundo solo existen 250 caimanes del Orinoco en edad adulta, de acuerdo con la información extraída de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Es decir, es una especie en Peligro Crítico de extinción (CR). Esta situación llevó a que el especialista venezolano en caimanes y cocodrilos Álvaro Velasco hiciera una alianza con René Hedegaard, director del Zoológico de Cocodrilos de Dinamarca, para la reproducción de individuos de la especie en dicho lugar y que sus crías regresen en tres años a su hábitat natural en Venezuela.
El caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) es en realidad un cocodrilo, pero por costumbre en Venezuela y Colombia lo llaman de dicha manera. El operativo fue singular y complejo. “[Los encerramos] en unas cajas especiales, atornilladas. La caja más grande era de 3.5 metros. Era una carga aproximada de 700 kilos en total. En la mañana viajamos en un camión del Hato Masaguaral hacia Caracas. Llegamos al aeropuerto, tuvieron que hacerles rayos X por parte del Comando Antidrogas, pasaron la segunda noche en un área de cuarentena de la línea aérea. Ya en el avión, los animales también tenían que ir a mínimo 27 grados, si no se nos morían… Fue un vuelo comercial, los pasajeros no se enteraron nunca de que en la parte de carga iban siete caimanes del Orinoco”, explicó Álvaro Velasco, biólogo con posgrado en manejo de fauna y presidente del Grupo de Especialistas de Cocodrilos de Venezuela. Tanto esta organización como la Fundación para el desarrollo de las ciencias físicas, matemáticas y naturales (Fudeci) lideraron el proyecto.
Mongabay Latam conversó con el biólogo Álvaro Velasco para conocer los detalles de la travesía de los siete caimanes, pero también para ahondar en la estrategia de conservación que han puesto en marcha.
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—¿En qué consiste el proyecto que tienen con el Zoológico de Cocodrilos danés?
—Es un proyecto que ya tiene nueve años. El Zoológico de Cocodrilos de Dinamarca lo que busca es ser un centro donde estén las 28 especies de cocodrilos y caimanes que hay en el mundo. Ya tienen 23. Con esta iniciativa se busca apoyar la recuperación de la especie caimán del Orinoco.
—¿Cuál es el estatus de las poblaciones del caimán del Orinoco?
—Está en Peligro Crítico. Tanto en Colombia como en Venezuela. Están peor en Colombia, pero el gobierno colombiano ha estado liderando un plan de acción para recuperarlo. La población venezolana está aumentando, pero no está recuperada totalmente aún.
—¿Cuáles son los mayores riesgos que enfrenta la especie?
—Del lado venezolano, las comunidades que viven alrededor de los ríos se comen los huevos por la situación del país y por facilidad, los tienen en el patio de su casa. Tenemos un proyecto con National Geographic para canjear los huevos por alimentos. También incentivamos el ecoturismo sostenible. En Colombia estaba en peligro de extinción por la caza por la piel. Allí prácticamente desapareció pero hace siete años se iniciaron programas de recuperación. Por razones de seguridad en dicho país también se retrasó esa iniciativa. En Colombia ya no los están matando o comiéndose los huevos, el problema es que aún hay muy poca población.
—¿Qué rol cumple el caimán del Orinoco en el ecosistema?
—Es un depredador tope, se come todo lo que hay por debajo de él: peces y mamíferos enfermos; se come a los más débiles y por eso regula la salubridad del ecosistema.
—¿Cómo inició el proyecto para conservar al caimán?
—El dueño del zoológico [de Dinamarca] fue a Venezuela, conoció nuestro trabajo, iniciamos una cooperación entre su organización y el proyecto de conservación de nuestro país. Empezó con un acuerdo donde él nos apoyaba con el dinero para el alimento de los animales en cautiverio durante un año, para luego retornarlos a su hábitat. Ya estando en marcha este proyecto, él quiso construir un centro de reclusión en Europa donde todas las crías que nazcan se devuelvan a Venezuela y entonces firmó un convenio con el Ministerio de Ecosocialismo.
¡Celebremos! Dos caimanes venezolanos llegaron a #Dinamarca hace unos días por un proyecto planificado desde hace 9 años de El Kokodrille Zoo, El Grupo Especialista de Cocodrilos de Venezuela y Hato Masaguaral con la finalidad de recuperar nuestra especie en el Capanaparo. ♥️ 1/3 pic.twitter.com/t7IJG66iuG
— Liliana Rivas (@Lirivass) January 19, 2023
—¿Por qué si el proyecto inició hace nueve años, el traslado de los reptiles solo se hizo hasta 2023?
—En estos años sucedió la planificación, la organización del proyecto, la preparación del convenio. No es algo rápido. Fueron varios años para obtener los permisos, luego vino la pandemia y la situación de Venezuela con la que no era posible conseguir un avión que pudiera llevar los caimanes del Orinoco en las condiciones que se requerían. Pero, finalmente, este año logramos todos los permisos, todos los requisitos de control sanitario de Dinamarca se cumplieron y pudimos llevar siete ejemplares: una pareja de adultos en capacidad de reproducirse y cinco machitos de dos metros para que sean las parejas de las cinco hembras que él ya tiene en Dinamarca.
—¿De dónde vinieron las cinco hembras con las que el zoológico ya contaba?
—Consiguieron unas hembras de caimán del Orinoco que nacieron en los Estados Unidos de una pareja de estos reptiles que se mandaron desde Venezuela a principios de los años noventa.
—¿Cuál fue la logística de captura, transporte y liberación desde Venezuela hasta Dinamarca?
—La programación del traslado duró dos años. Los animales estaban en una finca y centro de cría que se llama el Hato Masaguaral en el Estado Guarico. Nos tardamos un día en capturarlos y hacerles el tratamiento e inspección veterinaria, que era en función de su tamaño y peso. En la captura se les taparon los ojos, se les cerró la mandíbula y se les puso un microchip que exigía la Unión Europea.
Los metimos en las cajas, allí se les quitaron las vendas y el seguro que les cerraba la mandíbula. La norma internacional es que no vayan amarrados. Son unas cajas especiales, atornilladas. La caja más grande era de 3.5 metros. Era una carga aproximada de 700 kilos en total. Todo ese proceso duró un día y esa noche durmieron en las cajas. En la mañana viajamos en un camión del Hato Masaguaral hacia Caracas, unos 400 kilómetros. Llegamos al aeropuerto, tuvieron que hacerles rayos X por parte del Comando Antidrogas y pasaron la segunda noche en un área de cuarentena de la línea aérea.
Ya en el avión, los animales también tenían que ir a mínimo 27 grados Celsius, si no se nos morían. Los aviones tienen la capacidad de poner esa temperatura. Fue un vuelo comercial, los pasajeros no se enteraron nunca de que en la parte de carga iban siete caimanes del Orinoco. Logramos confirmar el vuelo hace ocho meses.
El tercer día fueron embarcados en el avión y llegamos a Lisboa. El cuarto día, ya en Lisboa, llegó a buscarnos un vehículo porque ningún avión podía transportar la carga. El director del Zoológico de Dinamarca y otra persona de su equipo nos fueron a buscar. El recorrido en Europa duró dos días, y fueron aproximadamente 3000 kilómetros. Llegamos a Dinamarca el 13 de enero.
El camión iba aclimatado a 27 grados Celsius. Cuando dormimos en Francia tuvimos que apagarlo y buscar un hotel que en su planta baja contara con ventana para sacar una extensión y conectar un calefactor a la zona donde iban los animales. La temperatura ambiente en ese momento era de 2 grados Celsius.
—¿En qué condiciones están en su nuevo hogar?
—En el zoológico la infraestructura es impresionante. Están en seis piscinas que se mantienen a 28 grados Celsius. Los ubicamos allí al siguiente día de su llegada. Es un zoológico de solo cocodrilos y es llamativo que esté en un país como Dinamarca. Solo dos centros en el mundo tienen casi todas las especies, este y uno en la Florida, Estados Unidos.
—¿Cada cuánto comen los caimanes del Orinoco? ¿Cómo soportaron el viaje sin comer?
—Pueden durar un mes sin comer. No se alimentaron desde siete días antes del viaje, para evitar que hicieran sus necesidades dentro de la caja en el avión. Los cocodrilos son de metabolismo lento.
—¿Cuántas personas participaron en el éxito de esta travesía?
—Aproximadamente 17 personas en Venezuela y 8 en Europa, unos 25 en total para toda la logística. Para las tareas de conservación e investigación somos un equipo conformado por seis personas que venimos desarrollando el programa del caimán del Orinoco, especie que solo habita en Colombia y Venezuela.
—¿Cuánto costó todo el proceso de traslado?
—Costó 28 mil dólares y los pagó el Zoológico de Dinamarca.
—¿Qué papel jugó el gobierno de Venezuela?
—Nos apoyó de manera oportuna con todos los trámites y permisos que requerimos.
—¿Cuándo llegarán las crías de caimán a Venezuela?
En el mejor de los casos, mientras los machos crecen, la reproducción va a ocurrir en dos años. Cuando las crías tengan seis meses a 1 año, nos las enviarán. El primer envío hacia Venezuela sería en tres años.
—¿Cómo apoyarán el proceso de regreso a su hábitat natural?
—Se les hará un seguimiento al momento de liberarlos, con un sistema de detección, visitas y recapturas para calcular crecimiento.
—¿Cuáles son los siguientes pasos de este proyecto?
—Se va a hacer un documental con el material audiovisual del viaje. En términos de conservación, vamos a rastrear más de 40 individuos que nos van a enviar de Estados Unidos.
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—Esta especie es emblemática en Venezuela pero, ¿cuántas otras especies de cocodrilos y caimanes habitan en el país?
—El caimán de la costa (Crocodylus acutus) y el caimán del Orinoco son dos especies de cocodrilos, pero por costumbre se les llaman caimanes. También está la baba (Caiman crocodilus), que se encuentra en el llano, que es la misma que existe en Colombia y se aprovecha comercialmente. Además, tenemos a los Paleosuchus, que son animales más pequeños, que se encuentran también en el llano.
—Usted ha mencionado que en muchos lugares de Venezuela y Colombia llaman cocodrilos a los caimanes pero, ¿cuáles son las diferencias entre estos dos animales?
—Principalmente la boca. En los cocodrilos es más como un triángulo alargado y en los caimanes es más ovoide, más ancha. El cuarto diente de la mandíbula inferior en los cocodrilos está por fuera de la mandíbula superior, en los caimanes está por dentro, no se ve. Además, los cocodrilos son mucho más grandes que los caimanes. Un caimán, en el mejor de los casos, puede llegar a los cuatro metros pero un cocodrilo alcanza hasta los siete. El comportamiento en ambos es el mismo.
—¿Y cómo se diferencia al caimán del Orinoco del de la costa?
El de la costa puede vivir en zonas de confluencia de agua dulce y salada, tipo estuario (como el Lago de Maracaibo), mientras que el del Orinoco solamente vive en las áreas de los llanos en los ríos. También varía la época de reproducción en el año entre ellos.
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—¿Es frecuente que ocurran ataques en un encuentro del caimán con el humano?
—No ha habido reportes de accidentes, quizás por su escasez. Pero si te metes con él, va a reaccionar. Puede ser que si la hembra está cuidando sus huevos y te acercas, te ataque.
—Su trabajo ha sido clave para la conservación de este reptil en Venezuela, ¿cómo surgió su interés por los caimanes y los cocodrilos?
—Yo empecé a trabajar con los cocodrilos en 1987, dos meses después de recibir mi título de biólogo. Para ser honesto, yo no quería trabajar con esta especie porque el turno era de noche y yo decía que esa hora era para salir a bailar con las novias y tomar unas cervezas. Pero fue el trabajo que me salió. Con el tiempo me gustó y en el Ministerio de Ambiente me permitieron hacer muchas investigaciones.
—Finalmente, ¿cuáles cree que son los principales retos que tiene la labor científica y de conservación en el país?
—La disponibilidad de fondos para el trabajo en campo es difícil, ya que los recursos de subvenciones para Venezuela están reducidos, pero afortunadamente tenemos el de National Geographic, entre algunos otros.
*Imagen principal: Los caimanes del Orinoco entran a las piscinas del Zoológico de Cocodrilos de Dinamarca. Foto: Álvaro Velasco, Fudeci y Grupo de Especialistas de Cocodrilos de Venezuela.
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