- La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) publicó el primer informe global sobre especies exóticas invasoras. El documento resalta que 218 de estas especies han causado la extinción de 1215 especies de plantas y animales alrededor del mundo.
- América concentra el 34 % de los efectos negativos registrados por el equipo de IPBES, le siguen Europa y Asia Central con el 31 %, Asía Pacífico con el 25 % y África con el 7 %.
- El número de especies exóticas aumentará en 36% para 2050, en comparación con el 2005, si no se toman acciones. Los científicos estiman que la cifra podría ser mayor pues el cambio climático, la contaminación y los cambios de uso del suelo y el agua podrían facilitar la aparición de nuevas invasoras.
En la actualidad, poco más de 3500 animales, plantas y microorganismos son considerados invasores debido a las consecuencias negativas que tienen sobre especies nativas y ecosistemas en diferentes regiones del mundo. El continente americano es uno de los más vulnerables a estas especies, pues en su territorio se concentra el 34 % de los impactos que se han documentado. Estos son algunos de los hallazgos del primer informe global de evaluación sobre las especies exóticas invasoras y su control, publicado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Desde el 2019, la IPBES advirtió que el planeta atraviesa una crisis de pérdida de biodiversidad provocada, sobre todo, por cinco factores: los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
El informe sobre especies invasoras era necesario para llenar muchos vacíos de información respecto a este problema. La IPBES tardó más de cuatro años en elaborarlo y en él participaron 86 científicos, de 49 países, que revisaron más de 13 000 estudios, incluidas contribuciones de comunidades locales y pueblos indígenas.
Este trabajo es el más robusto elaborado hasta la fecha y era uno de los más esperados por científicos y gobiernos, pues la plataforma intergubernamental ya había alertado en su Informe de Evaluación Mundial que un millón de especies de animales y plantas están en peligro de desaparecer en las próximas décadas, en un planeta que presenta las tres cuartas partes de su medio ambiente terrestre deteriorado y aproximadamente el 66 % de los océanos alterados de manera significativa.
“Las especies exóticas invasoras suponen una grave amenaza para la biodiversidad y pueden causar daños irreversibles en la naturaleza, incluida la extinción de especies a escala local y mundial, además de amenazar el bienestar humano”, dice Helen Roy, científica inglesa y copresidenta de la evaluación de especies invasoras junto con los académicos Aníbal Pauchard de Chile y Peter Stoett de Canadá.
Pauchard destaca que las especies exóticas invasoras han sido un factor determinante en el 60 % de las extinciones mundiales de animales y plantas y el único impulsor en el 16 % de los casos. “Al menos 218 especies exóticas invasoras (32,4 % invertebrados, 50,9 % vertebrados, 15,4 % plantas y 1,2 % microorganismos) han sido responsables de más de 1200 extinciones locales. De hecho, el 85 % de los efectos de las invasiones biológicas sobre las especies nativas son negativos”, comenta.
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Los nocivos efectos de las especies exóticas invasoras
Uno de los principales mensajes del informe publicado el pasado 4 de septiembre es que las especies exóticas invasoras son una gran amenaza para la naturaleza, las contribuciones de la naturaleza a las personas y la buena calidad de vida. El documento menciona que más de 37 000 especies de plantas y animales han sido introducidas en diferentes regiones del mundo a través de actividades humanas, de las cuales 3500 son consideradas invasoras, debido a las consecuencias negativas que tienen sobre especies nativas y ecosistemas.
Entre estos efectos destacan el cambio de las propiedades de los ecosistemas (27 % de los impactos reportados), competencia por recursos con otras especies (24 %), depredación de fauna nativa (18 %) y la herbivoría o consumo de plantas (12 %).
Uno de los casos destacados en la publicación es el de los castores en la Patagonia chilena y argentina. “El castor construye represas y cambia todo el ecosistema. No solo una especie se ve afectada directamente, sino toda la comunidad de especies”, asegura el profesor Sven Bacher, coautor del informe y profesor de la Universidad de Fribourg en Suiza.
De hecho, el castor fue una de las especies abordadas en una serie de reportajes sobre especies invasoras que Mongabay Latam ha publicado entre 2022 y 2023. Hoy se estima que su número absoluto estaría entre los 100 000 y 150 000 individuos, aunque se le otorga más trascendencia al hecho de que la invasión afecta a todas las cuencas hídricas de Tierra del Fuego.
“Los árboles de la Patagonia —coihues, lengas, ñires, raulíes, entre otros— pertenecen todos al género Nothofagus que no pueden vivir en un humedal y demoran varias décadas en crecer. En cambio los pinos en Estados Unidos o Canadá crecen en cinco años”, comenta Alejandro Valenzuela, bioecólogo especializado en manejo de especies invasoras e investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. El resultado es demoledor: una vez que las represas creadas por los castores se van drenando, los pastos —algunos también exóticos— ocupan el lugar del bosque, convirtiéndolo en lo que se denomina una “pradera de castor”.
El continente americano es uno de los más vulnerables a los problemas que traen consigo las invasiones biológicas, pues allí se concentraron el 34 % de los impactos reportados en el informe de IPBES. Le siguen Europa y Asia Central con el 31 %, Asía Pacífico con el 25 % y África con el 7 %.
Los análisis de los 86 investigadores indican que, hasta la fecha, de las 3500 especies exóticas invasoras, 1061 son plantas, 1852 son invertebrados, 461 corresponden a vertebrados y 141 a microorganismos. En promedio, se reportan 200 nuevas especies invasoras en el mundo cada año, pero los científicos destacan que hay un enorme subregistro y que las cifras pueden ser mucho mayores.
Aunque no todas las especies exóticas se convierten en invasoras, evitar la introducción y propagación de especies exóticas es una prioridad para los investigadores. “Desde 1970, se ha detectado el 37 % de las 37 000 especies exóticas conocidas en la actualidad, principalmente a causa del aumento de los niveles de comercio mundial y de los viajes humanos. Si las condiciones continúan iguales, prevemos que el número total de especies exóticas continuará aumentando de este modo”, destaca Helen Roy. Si no se toman medidas para enfrentar el problema, los científicos esperan que para el 2050, el número de especies exóticas se incremente en un 36 %, en comparación con el 2005.
“Pero es muy poco probable que todo siga como hasta ahora”, indica Roy. La investigadora agrega que se prevé que empeoren las principales causas de pérdida de biodiversidad y, con ello, es probable que el aumento de las especies exóticas invasoras y sus efectos negativos sea mucho mayor. “También es probable que la aceleración de la economía mundial, la intensificación y expansión de los cambios en el uso de la tierra y del mar, así como los cambios demográficos, provoquen un aumento de las especies exóticas invasoras en todo el mundo. Incluso, sin la introducción de nuevas especies exóticas, las especies exóticas ya establecidas continuarán ampliando sus áreas de distribución y se extenderán a nuevos países y regiones. El cambio climático empeorará todavía más la situación”, dice la copresidenta del informe.
El documento también resalta que las infraestructuras de transporte y servicios públicos —como carreteras, ferrocarriles, oleoductos, canales y puentes, entre otros— pueden crear corredores que faciliten la propagación de las invasoras, incluso hacia áreas remotas, ambientalmente protegidas y pertenecientes a comunidades étnicas.
Otro de los hallazgos es que más de 2300 especies exóticas invasoras en el mundo se encuentran en tierras que son propiedad de pueblos indígenas. “Los informes de algunos pueblos indígenas y comunidades locales documentan un 92 % de impactos negativos y sólo un 8 % de impactos positivos en la naturaleza causados por especies exóticas invasoras”, indica el documento de IPBES.
Costos de las invasiones
El nuevo informe estimó que los costos anuales globales de las invasiones biológicas superan los 423 mil millones de dólares. Los científicos destacan que el 92 % de estos costos provienen de los efectos negativos de las especies exóticas invasoras en las contribuciones de la naturaleza a las personas y en la buena calidad de vida de los humanos, “mientras que solo el 8 % está relacionado con gastos en la gestión de las invasiones biológicas”, dice el informe. Es más, cada década, desde 1970, los costos se han cuadruplicado y se prevé que sigan aumentando.
La gestión de las invasiones biológicas es una de las grandes falencias identificadas por los expertos. Si bien la mayoría de los países tienen objetivos relacionados con la gestión dentro de sus estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad, faltan políticas efectivas y las que existen se implementan de manera inadecuada. “El 83 % de los países no cuenta con legislación o reglamentos nacionales dirigidos específicamente a la prevención y el control (…), casi la mitad de todos los países (45 %) no invierten en la gestión de especies exóticas invasoras”, sostiene el informe.
En muchas ocasiones las invasiones biológicas no suelen considerarse una prioridad. El codirector del informe, Aníbal Pauchard, le dijo a Mongabay Latam que durante mucho tiempo se consideró a las especies invasoras como algo anecdótico, como eventos aislados que no representaban mayores repercusiones, “pero cuando pensamos que es un fenómeno global que puede afectar a la biodiversidad, a los servicios ecosistémicos y al ser humano, ahí la cosa cambia”.
El investigador chileno asegura que hay lugares del mundo donde se ha estudiado muy bien el impacto de las especies invasoras y se tienen políticas proactivas de control y bioseguridad, pero hay otros, donde encajan muchos países latinoamericanos, en los cuales “se ha esperado que el impacto ocurra y en ese momento se ve qué se puede hacer para enfrentarlo”.
Pauchard insiste en que todos los países deben trabajar en la prevención. “La buena noticia es que, para prácticamente todos los contextos y situaciones, existen herramientas de gestión, opciones de gobernanza y acciones específicas que verdaderamente funcionan. La prevención es, sin duda alguna, la mejor opción y la más rentable”, asegura Pauchard.
La identificación y gestión de las posibles rutas de ingreso de las especies invasoras a los países es el primer paso para la prevención y para ello, dice el informe IPBES, una buena estrategia incluye los controles de importación estrictos, protocolos de bioseguridad prefronteriza, fronteriza y posfronteriza, y acciones para abordar el escape de especies que se encuentren en confinamiento. Estas medidas son especialmente importantes para los sistemas acuáticos marinos, donde la mayoría de los intentos por erradicar o contener especies exóticas invasoras han fracasado.
“La erradicación, la contención y el control también son eficaces en contextos específicos. La restauración de ecosistemas también puede mejorar los resultados de las acciones de gestión y puede incrementar la resistencia de los ecosistemas de cara a especies exóticas invasoras futuras”, afirma Pauchard.
La erradicación ha resultado eficaz y rentable en algunos casos, especialmente cuando las poblaciones invasoras son pequeñas y de propagación lenta, en ecosistemas aislados como las islas. Lo sucedido con una palomilla, que estaba acabando con los nopales en Isla Mujeres e Isla Contoy, en México, es un ejemplo de lo anterior, tal como lo relató Mongabay Latam en uno de sus reportajes. Aunque la palomilla puede propagarse rápidamente, la detección temprana ayudó a las autoridades mexicanas a erradicar la plaga cuando las poblaciones del insecto aún no eran tan grandes.
Uno de los puntos más polémicos que destacan los expertos que participaron en este primer informe global es que las variadas perspectivas de los gobiernos y las comunidades pueden impedir la toma de decisiones y las gestiones de control eficaces. “En algunos casos, la gestión de especies exóticas invasoras puede generar múltiples debates éticos sobre el bienestar y los derechos de los animales, por ejemplo, los desafíos que ha significado la gestión eficaz de la invasión biológica de hipopótamos en Colombia por ser considerada una especie carismática”, destaca el informe.
“Son decisiones realmente difíciles y las opciones son: ¿Dejamos que las especies se extingan? ¿Dejamos que la gente sufra? ¿Tomamos la decisión de controlar a la especie invasora? Hay casos donde la gente se acostumbra a las invasoras o les terminan por gustar. Sabemos que eso es cierto en muchos lugares del mundo, por ejemplo, hay algunas comunidades indígenas donde estas especies se han vuelto muy útiles, y tenemos que tomar eso en consideración, entendiendo siempre el contexto y lo que la comunidad local quiere hacer en términos de cómo manejar las especies”, asegura Laura Meyerson, profesora de la Universidad de Rhode Island en Estados Unidos y una de las científicas autoras del informe.
La bióloga colombiana Nataly Castelblanco es una de las académicas que ha abordado el problema de la invasión de hipopótamos en la cuenca media del río Magdalena, en Colombia. También ha participado en estudios en donde se concluye que el problema está tan avanzado que, para controlarlo, se necesita una combinación de estrategias en las que se debe considerar el sacrificio de algunos especímenes. Esta propuesta le ha traído críticas y ataques por parte de diversos sectores animalistas en el país.
“Es un animal carismático como lo son la mayoría de los mamíferos. Hay estudios que demuestran que cuanto más se acerca la especie evolutivamente a los seres humanos, más tendemos a protegerla. Nos queda más fácil proteger mamíferos como el panda, el tigre, el perro y el hipopótamo que proteger un pez, un anfibio o una lombriz. Este animal también genera empatía por la cercanía que tenemos con él desde la infancia. Cualquier persona o niño te va a reconocer un hipopótamo, un león, un rinoceronte, una jirafa, etcétera. Nos ha llegado mucha información, sobre todo de animales africanos, y tenemos un apego muy fuerte con esta fauna. Todas estas variables hacen que sea muy difícil un control”, le dijo Castelblanco a este medio en una entrevista concedida en 2022.
Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de IPBES, destacó que la inmediatez de la crisis de las especies exóticas invasoras, cuyos daños para la naturaleza y las personas son amplios y crecientes, hace que este informe resulte valioso y oportuno.
“Los gobiernos del mundo acordaron, en diciembre del 2022, como parte del nuevo Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica, disminuir la introducción y el establecimiento de especies exóticas invasoras prioritarias en al menos un 50 % para 2030. Se trata de un compromiso vital, pero también muy ambicioso. El Informe sobre las especies exóticas invasoras de la IPBES proporciona las pruebas, herramientas y opciones para ayudar a que este compromiso resulte más factible”, concluye.
*Imagen principal: Castor (Castor canadensis). Especie exótica invasora en países como Finlandia, Argentina y Chile. Foto: Procy/ Shutterstock.
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