- Las organizaciones civiles y científicos que asisten a las negociaciones han cuestionado la presencia de un número elevado de lobistas de la industria de los hidrocarburos, del plástico y de la petroquímica que podrían estar frenando las negociaciones.
- Las cifras de la acumulación de plástico en el planeta son cada vez más alarmantes. Se calcula que actualmente la producción de plásticos asciende a unos 400 millones de toneladas anuales, pero que, si esta tendencia no cambia, para 2050 se producirán cerca de 1500 millones de toneladas cada año.
“La cantidad de plástico que está dando vueltas en el planeta es tan alta que ya está en todos los lugares del mundo en forma de micro plástico. En el agua de lluvia, en el aire, en la sangre humana, en la placenta, en el corazón, en la leche materna”, comenta Alejandra Parra, bióloga en Gestión de Recursos Naturales e integrante de la Red de Acción por los Derechos Ambientales (RADA).
La preocupación mundial por los efectos del exceso de plástico en el planeta llevó a los países miembros de las Naciones Unidas a adoptar una resolución para establecer un acuerdo global que aborde el ciclo de vida completo del plástico, desde el diseño y la producción hasta la reducción de la producción e incluso se plantea la eliminación de los plásticos de un solo uso.
Esta decisión tiene como meta la firma de un Tratado Global de Plásticos para este 2024. Por tanto, desde el 2022, cuando se estableció este compromiso, se han realizado cuatro sesiones del Comité Intergubernamental de Negociación para elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos. La última, denominada INC-4, tuvo lugar en abril de este año en Ottawa, Canadá.
Una preocupación ha surgido tras la reunión de Canadá: el aumento de la cantidad de lobistas de la industria química y de combustibles fósiles presentes en las negociaciones. Según una evaluación del Centro Internacional de Derecho Ambiental (CIEL por sus siglas en inglés) al INC-4 asistió un 37 % más de lobistas que en la reunión anterior.
Mongabay Latam conversó con expertos presentes en las negociaciones y con científicos dedicados al problema de la contaminación por plásticos sobre los avances y los obstáculos que se han presentado durante estas conversaciones.
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Los frenos en las negociaciones
Uno de los temas centrales que se discuten con miras al Tratado Global de Plásticos es la necesidad de reducir la producción de este producto, especialmente los de un solo uso.
“El tema central del tratado es establecer las metas de reducción de la producción de plásticos, pero lamentablemente quedó fuera del trabajo interseccional”, señala la bióloga Ángela Parra. “Se trata del tema que va a ser más controversial en las decisiones”, agrega.
En la reunión de Ottawa, Canadá, se establecieron una serie de temas que se deben discutir en las reuniones intersectoriales que se realizarán durante el 2024 hasta llegar a la siguiente mesa de negociaciones programada para noviembre en Corea del Sur. Sin embargo, como explica Parra, el debate sobre la disminución en la producción de plásticos no ha sido incluido.
“El problema es que esa decisión va a tocar inevitablemente los intereses de la industria petroquímica y de la industria de los plásticos, entonces los países más influenciados por estas industrias se oponen a que se avance sobre esa materia” asegura la especialista.
Esto se explica porque los combustibles fósiles —petróleo crudo y gas— son las principales materias primas para la producción de plástico. De hecho, se calcula que por lo menos el 99 % de los plásticos derivan del petróleo.
Estados Unidos, China, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán, India, China, Rusia, Egipto y Kuwait están entre los países que verían afectados su intereses por ser productores de combustibles fósiles o de plásticos. Entre los países latinoamericanos están Cuba y Venezuela, sin embargo, la lista sería más larga. La razón que lleva a pensar eso es que cuando este bloque de países, autodenominado like-minded countries, emite los pronunciamientos en los INC siempre indican “y otros países”, explica la bióloga, aunque no se conoce cuáles son.
“Esos países se han opuesto permanentemente al avance de las discusiones sobre todo en ese punto en especial (la producción de plásticos), porque los países productores de hidrocarburos son en el fondo productores de la materia prima virgen para la elaboración de plásticos”, añade Parra. La bióloga también señala que la Asociación de la Industria Petroquímica de Estados Unidos es uno de los grupos de lobistas más importantes en las negociaciones.
Nadia Balducci, especialista en Plásticos y Economía Circular del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en Inglés), añade que otro de los temas que genera discrepancias entre los países es si los acuerdos debieran ser vinculantes, es decir, de cumplimiento obligatorio para todas las naciones.
“Hay una gran mayoría de países que sí quieren un tratado de reglas globales vinculantes, que plantee requisitos comunes para que se apliquen directamente sobre el plástico nocivo”, señala Balducci. Sin embargo, agrega, existe otro grupo de países con intereses en los combustibles fósiles que llevan a la negociación sus prioridades geopolíticas y económicas, retrasando las discusiones.
Actualmente la producción de plásticos asciende a unos 400 millones de toneladas anuales, pero se calcula que, si esta tendencia no cambia, para 2050 se producirán cerca de 1500 millones de toneladas anuales.
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El aumento de lobistas de la industria
La investigación Comercio mundial de plásticos: perspectivas de los flujos comerciales desde el inicio de ciclo de vida, publicado por las Naciones Unidas, señala que muchos países desempeñan un doble papel en el ciclo de vida de los plásticos. “Algunos de los mayores exportadores de productos e insumos plásticos del mundo se encuentran, al mismo tiempo, entre los mayores importadores del mundo, lo que indica que el comercio de plásticos es multifacético y multidireccional”.
El estudio cita como ejemplo a Arabia Saudita, un país productor de petróleo que también es uno de los mayores exportadores de insumos plásticos del mundo. China es otro ejemplo al ser un importante importador de plásticos primarios y exportador de productos derivados. En esta lista también están Estados Unidos y Alemania, países con intereses en la producción de petróleo y de gas, en la industria química y en la manufactura en general. Ambos países también ocupan un lugar destacado en la importación y en la exportación de plásticos a lo largo de todo el ciclo de vida.
Para Lisa Erdle, directora de Ciencia e Innovación en 5 Gyres Science to Solution, ha sido un gran desafío la presencia de 196 lobistas de la industria de los combustibles fósiles en la última reunión de negociaciones para el Tratado Global de Plásticos. “Ese número ha sido mayor que muchas delegaciones de los estados miembros, incluso de la Unión Europea que tiene muchos países, y ha sido más grande que la Coalición de Científicos”.
Erdle, miembro de la coalición de científicos, precisa que fueron 59 integrantes de esta coalición presentes en el INC 4. ”Nos superaron en número casi cuatro a uno”, comenta. “Si hay demasiados intereses que quieren diluir el tratado, eso es lo que sucederá. Hay mucha presión por parte de la industria para que sea un acuerdo menos eficaz”, agrega.
Ante las presiones que existen por parte de los países productores de hidrocarburos y de plásticos, Erdle comenta que se trata de “un problema global que necesita una solución global”. Al respecto también menciona las preocupaciones de los científicos sobre los daños ocasionados por los plásticos en el planeta. “Un plástico es un material complejo, con cientos de polímeros, miles de aditivos y, en muchos casos, efectos negativos demostrados. Necesitamos soluciones que permitan centrarnos en los usos esenciales del plástico”.
Erdle señala que son muchos los países que quieren un tratado ambicioso en comparación con los productores de combustibles fósiles que quieren centrar los esfuerzos en limpiar el plástico presente en el medio ambiente y no en controlar y limitar su producción. “Se nos acaba el tiempo. Estamos viendo un rápido aumento en la producción de plástico y de la cantidad de que ingresa al medio ambiente. Necesitamos un acuerdo internacional vinculante. Como científico, me gustaría ver un enfoque real para limitar la producción”.
Según un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos, señala Parra, la producción de plásticos tiene que reducirse entre un 11,8 % y un 17,3 % cada año para poder limitar el calentamiento global a 1,5 grados como se ha planteado en los acuerdos internacionales sobre el clima.
Otra estimación, dice Parra, calcula que para limitar el calentamiento global a 1.5 grados, la producción de plástico debería reducirse en un 70% de aquí al 2040. “La reducción de la producción que tiene que ocurrir es muy profunda solamente para cumplir con las metas climáticas establecidas a nivel global. Si a eso le agregamos otras cuestiones como la protección de los derechos humanos, de la salud de las personas, de los ecosistemas, probablemente la necesidad de reducción de la producción sea mayor”.
¿Qué se espera del tratado?
Según el Programa para el medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUD), de los 400 millones de toneladas de plástico que se producen cada año en el planeta, la mitad corresponde a los plásticos de un solo uso. Además, “se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares”, indica el organismo internacional.
En el tratado que se discute, “hay un capítulo que dice que los productores de productos plásticos tienen que hacerse responsables de ellos durante todo su ciclo de vida, desde que es fabricado hasta que se comercializa y se convierte en residuo”, señala Diana Suárez, del Programa de Política y Gobernanza Ambiental de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
Suárez pone como ejemplo a los productores de botellas de plástico o a las fábricas embotelladoras que luego de fabricar el producto se olvidan del problema que puede generar. “Los mecanismos de responsabilidad del productor imponen ciertas condiciones para que se hagan cargo del producto durante todo el ciclo de vida. Puede ser a través de instrumentos financieros, instrumentos administrativos, o campañas de concientización sobre los impactos de un producto”.
Otro tema a tener en cuenta para Suárez es que el tratado tenga un enfoque de derechos humanos y, como parte de ese enfoque, es importante el capítulo de transición justa. “Ese capítulo dice que este desarrollo económico y las nuevas economías que implican un nuevo tratamiento sobre plásticos no debe dejar atrás aquellas personas que actualmente están en situación de vulnerabilidad y que subsisten por este mercado del plástico, ya sea de forma directa o indirecta”.
La experta de SPDA considera importante que “se incluya textualmente a los recicladores que históricamente han jugado un rol muy importante en Latinoamérica porque han contribuido a la gestión de residuos sólidos en países donde no hay una gestión adecuada de estos”.
Un pedido de los países que menos plástico producen pero son los que más desechos reciben, como los insulares del Pacífico, es que aquellas naciones más desarrolladas que históricamente han contribuido más en la contaminación por plásticos realicen transferencia tecnológica y financiera a los países en desarrollo que son los vulnerables al cambio climático y por ende más vulnerables al problema del plástico.
A María de los Ángeles Amenábar, investigadora del Programa Científico de la Basura, le preocupa que las decisiones de este acuerdo se tomen bajo presiones de último momento como ha sucedido en otras ocasiones. “Quienes tienen más poder en esa instancia final toman las decisiones y es ahí donde el lobby de la industria puede lograr mucho más. Creo que eso es preocupante, porque se ha propuesto bastante desde la ciencia y desde muchas organizaciones civiles para que este tratado tenga metas globales y vinculantes. Pero preocupa que se defina a último minuto, bajo presión y, con menos con menos participación ciudadana”.
La bióloga marina Daniela Honorato, miembro de la Alianza Nacional de Científicos y Científicas que investigan la Contaminación Plástica (Splach, por sus siglas en inglés) intenta ser optimista con miras a los resultados del tratado. “Si no frenamos la producción de plástico esto será peor, pues se terminará acumulando más. Ya hay mucho en el ambiente, hay plástico en el centro de los giros oceánicos que quizás no lo vamos a poder sacar nunca. Pero podemos hacer algo para que no se siga acumulando más”.
La bióloga considera que en este tratado debe quedar definido cuáles son los plásticos de los que se pueda prescindir y aquellos que no se puedan eliminar como, por ejemplo, lo que se usan en el ámbito médico. “Hay muchos otros plásticos que son problemáticos y que no son imprescindibles, como los de un solo uso. Eso tiene que quedar muy bien estipulado en este tratado.
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Las empresas más contaminantes
Severino Lima Junior, presidente de la Alianza Internacional de Recicladores, señala que alrededor del mundo existen aproximadamente 20 millones de trabajadores dedicados al reciclaje. La mayoría de ellos están en América Latina, Asia y África, pues en Europa y Estados Unidos los sistemas de reciclaje son mecanizados, a través de máquinas, y no con personas dedicadas a esta labor.
“Nosotros imaginamos cómo sería el planeta sin nuestro trabajo”, menciona Lima Junior sobre la labor que realizan los recicladores que ahora piden ser considerados dentro de los acuerdos del Tratado Global de Plásticos. “Nos llamamos los héroes invisibles porque trabajamos para mejorar el planeta y no somos conocidos pues la sociedad no mira nuestro trabajo”.
Diversos estudios señalan que menos del 10% de los plásticos que se producen en el mundo son reciclados. Martin Thiel, director del Programa Científicos de la Basura, señala que las cantidades de plástico que se encuentran en el océano en este momento han aumentado dramáticamente en los últimos 15 años.
“El problema ha aumentado drásticamente. Un estudio publicado justamente cuando se realizaban las negociaciones muestra que las empresas que más plástico producen también son las empresas cuyos productos se encuentran en mayor cantidad en el ambiente. Eso nos indica que, básicamente, todas las medidas que las empresas han tomado para tratar de reciclar no han funcionado”, sostiene Thiel.
Según el estudio Responsabilidad mundial del productor por la contaminación plástica publicado en Science Advances, más de la mitad de la contaminación mundial por plásticos asociados a marcas de empresas transnacionales proviene de tan solo 56 empresas. Entre las compañías consideradas en la investigación figuran The Coca-Cola Company con el 11% de los residuos, seguida por PepsiCo con 5%, Nestlé con un 3%, Danone también con 3%) y Altria/Philip Morris International con un 2%. Se trata, en general, de empresas dedicadas a la producción de alimentos, bebidas o productos de tabaco. La investigación también concluye que las empresas de productos de consumo rápido contribuyen al problema en una proporción mayor que las empresas de artículos domésticos y de venta al por menor.
Una de las exigencias de la Alianza Internacional de Recicladores, es que se incluya en el tratado la visibilidad de esta labor. “Cuando empezaron las negociaciones hablamos de recicladores, pero consideraron poner trabajadores de manera general. Nosotros dijimos que no, porque el tratado es específico para trabajadores que seleccionan los plásticos. Por eso exigimos que se considere la especificidad como recicladores”, comenta Lima Junior.
Tania Espinosa, coordinadora del Programa de Leyes para Latinoamérica en Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por su sigla en inglés), considera que el nuevo modelo que se genere a partir del Tratado Global de Plásticos considere una transición que se ajuste para las poblaciones más vulnerables relacionadas con el reciclaje de esos plásticos, que son las personas recicladoras de base o también llamadas recicladoras en empleo informal.
“Todos estos temas que se deben considerar en el tratado tienen que ver con cómo se gestionan los plásticos”, comenta Espinosa. En ese sentido, dice la representante de Wiego, los plásticos que actualmente salen al mercado en su mayoría van al mar o se entierran y solo algunos regresan al circuito. “Lo que se busca es que cada vez más plásticos regresen y que todos los esquemas de gestión de residuos de las personas recicladoras sean reconocidas pues el trabajo que hacen es precisamente la segregación y reinserción de los plásticos a las cadenas de valor”.
Imagen principal: Instalación de basura plástica en el centro de reuniones del INC-4, en Ottawa, Canadá. Foto: Naciones Unidas.
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