- Desde 1970 se ha perdido o deteriorado el 30 % de los ecosistemas de agua dulce en el mundo. El cambio climático es un factor más que complica el panorama de estos ecosistemas y que pone en peligro a la flora, a la fauna y a los medios de subsistencia de miles de personas en América Latina.
- Científicos y organizaciones ambientales proponen la designación de tramos fluviales o humedales bajo figuras de conservación y uso sostenible; el manejo integrado de cuencas hidrográficas, la implementación de programas ambiciosos de restauración ecológica de ríos y humedales y una mayor aplicación de enfoques comunitarios para conservar especies de valor cultural, comercial o ecológico.
- Mongabay Latam presenta una serie de reportajes en los que comunidades rurales de Perú, Colombia, Ecuador y México ejecutan proyectos para hacerle frente al cambio climático, la pérdida de glaciares, las sequías extremas y la contaminación y reducción de humedales.
Los efectos del aumento de la temperatura global son cada vez más evidentes. Olas de calor, sequías prolongadas, lluvias torrenciales e inundaciones afectan con mayor frecuencia al planeta. La región tropical, donde se encuentra gran parte de América Latina, es una de las más vulnerables a eventos naturales como estos que, cada vez, son más frecuentes e intensos. En un contexto así, el agua dulce se presenta como el gran protagonista que no ha sido valorado en su justa dimensión. Y eso es urgente cambiarlo.
Científicos y organizaciones ambientales, por ejemplo, llevan varios años alzando la voz para que se le preste atención a ríos, lagos y humedales. “Perdemos la biodiversidad de agua dulce tres veces más rápido que en otro tipo de ecosistemas. Desde 1970, las especies de agua dulce han perdido un 84 % de sus poblaciones y esto es muy grave porque una buena parte de la población depende de la pesca continental para su seguridad alimentaria. Varios peces de importancia comercial ya están en peligro de extinción”, comenta Laura Piñeiros, oficial del Programa de Agua para América del Sur de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Ante este panorama, la especialista recuerda que la adaptación al cambio climático sólo puede darse a través de una gestión adecuada del agua, “entendida no sólo como recurso hídrico para los seres humanos, sino también como un elemento vital para los ecosistemas que sostienen la vida”.
En su último reporte, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) indicó que “aproximadamente la mitad de la población mundial sufre actualmente una grave escasez de agua durante al menos una parte del año” y agregó que “el cambio climático ya ha causado impactos generalizados, pérdidas y daños conexos en los sistemas humanos, y ha alterado los ecosistemas terrestres, de agua dulce y oceánicos en todo el mundo”.