Mongabay Latam, La Barra Espaciadora, Cuestión Pública y El Deber investigaron los impactos de la actividad petrolera en Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú. Para entender la real magnitud de este problema es necesario forzar nuestra imaginación al máximo. Pensemos en un lugar cualquiera de la Amazonía en el que se instaló un pozo petrolero. Después de décadas de extraer crudo, la empresa finaliza su operación y se va. Al abandonar el territorio, todo ha cambiado. Quedan atrás charcos de petróleo, tierra pantanosa de donde emerge crudo con tan solo hundir una rama, pozas con aguas negras y tuberías desgastadas. Ahora imaginemos que esta situación se repite 8278 veces en cuatro países de Latinoamérica. Ocho mil puntos contaminados en territorios de comunidades amazónicas y en terrenos al lado del mar.