- El trabajo de campo se realizó entre marzo y octubre del 2014 y del 2015. En ambos años se registraron 128 lobos de río como población total
- Dentro de cuatro áreas naturales protegidas se observó una población estable en ambos años, mientras que fuera de ellas si se registró una reducción del número de individuos
Un reciente estudio científico elaborado por especialistas de la Frankfurt Zoological Society y el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco sugiere que el hábitat de las poblaciones de lobos de ríos en la cuenca amazónica del río Madre de Dios, es amenazado por la minería aluvial, así como por la agricultura, la ganadería y la tala de madera.
La investigación de campo se desarrolló entre marzo y octubre de los años 2014 y 2015. La dimensión del estudio abarcó siete sectores dentro de cuatro áreas naturales protegidas: el Parque Nacional del Manu (río Manu), Reserva Comunal Amarakaeri (ríos Blanco y Shilibe), Reserva Nacional Tambopata (cocha Sandoval, ríos La Torre y Tambopata) y el Parque Nacional Bahuaja Sonene (ríos Heath y Palma Real). Además, se estudiaron las poblaciones de lobos de río fuera de tres áreas protegidas, por eso se tomaron datos en los ríos Los Amigos, Las Piedras y Tahuamanu.
Si bien en el 2014 y en el 2015 la cantidad de lobos de río se mantuvo estable a nivel general: 128 individuos, divididos en 22 grupos familiares en 2014 y en 20 grupos familiares en 2015, se encontró que existe un gran desnivel entre las poblaciones que viven dentro y fuera de las áreas naturales protegidas. Fueron 130 cuerpos de agua, entre cochas y quebradas de ríos, los que fueron estudiados por los investigadores.

Peligro fuera de las áreas protegidas
A través de un censo poblacional se registró que, de los 128 individuos registrados durante el 2014, 106 se encontraban dentro de las áreas naturales protegidas y estaban distribuidos en grupos familiares de 17 miembros, una pareja y seis solitarios. En los ríos Manu y Heath se encontraron la mayor cantidad de grupos familiares agrupados en 8 individuos. Una tasa poblacional menor se halló fuera de las áreas protegidas donde se encontraron 22 lobos de ríos repartidos en cinco grupos familiares y dos solitarios, siendo el mayor grupo familiar el de 6 individuos en el río Las Piedras
En el censo del 2015 fueron 114 lobos de río los que se registraron distribuidos en 18 grupos familiares, 5 parejas y 4 individuos solitarios. Al igual que en el 2014, fuera de las ANP se observó una cantidad menor: 14 individuos repartidos en dos grupos familiares y dos parejas.

Mongabay Latam conversó con el ecólogo tropical Enrique Ortiz, director del programa de Andes Amazon Fund acerca de la gran diferencia entre las poblaciones de los lobos de río dentro y fuera de áreas protegidas. “A mi parecer lo principal de ese artículo es que las poblaciones conocidas y censadas dentro de las áreas protegidas están estables. Es importante porque te dice que está funcionando su protección y que otras actividades que antes fueron acusadas de dañar a las familias de lobos (como el turismo) se han controlado. Lo segundo, es que las amenazas fuera de las áreas protegidas continúan y, presumiblemente, se incrementan. En conclusión, estamos OK dentro de las áreas protegidas, donde debemos poner atención es a las poblaciones fuera de las mismas”, concluyó.
Durante los dos años que se desarrolló la investigación científica, el 2014 y el 2015, la mayor cantidad de lobos de río fueron registrados en los ríos Manu y Heath, ubicados en los parques nacionales Manu y Bahuaja Sonene, respectivamente.
El río Las Piedras fue el lugar, fuera de un área natural protegida, donde se observó el mayor número de lobos. Mientras que el río Shilibe y el río Tahuamanu fueron los lugares donde menor cantidad de lobos de río se contabilizaron.
Avistamientos e indicios
Otro método usado por los investigadores para analizar la población de lobos de río en Madre de Dios fue el avistamiento directo del individuo o el registro de algún indicio de la presencia de lobos de río en madrigueras, en los llamados campamentos que son las manchas irregulares al lado de los ríos que suelen usar para defecar o descansar, así como el hallazgo de huellas.
En el 2014, del total de cuerpos de agua evaluados, se registró un 46.92% de indicios de la presencia de lobos de río en campamentos o madrigueras y un 21.54% de registros directos de individuos, es decir, avistamientos. En el 2015 el porcentaje de indicios bajó a 33.85, mientras que el número de cuerpos de agua en donde se observó a la especie se incrementó a 23.08 %.
El mayor porcentaje de indicios de la presencia de lobos de río en los cuerpos de agua fue dentro de las áreas protegidas con un 31.54% en el 2014 y 30% en el 2015. Las mismas cifras se alcanzaron respecto a los avistamientos directos de la especie dentro de las áreas protegidas. En el caso de indicios en cuerpos de agua fuera de las ANP se registró 15.39% en el 2014 y para el 2015 decreció a 3.85%.


Conociendo a los lobos de río
Emiliana Isasi-Catalá, especialista en Monitoreo de Áreas Protegidas de Wildlife Conservation Society (WCS), habló con Mongabay Latam sobre las característica de esta espcies. La experta explicó que el lobo de río es definido como uno de los mamíferos más grandes y carismáticos de América del Sur. Es sociable, carismático y se alimenta de peces en mayor medida. Su cola es aplanada y larga porque le sirve de timón para nadar. Tienen en sus dedos una membrana interdigital que los ayuda también para desplazarse dentro del agua. Sus ojos son grandes porque le permiten observar los peces que pescan de los ríos.
“Su pelaje es corto, espeso y aterciopelado, óptimo para mantener la temperatura corporal de un animal que está mucho tiempo en el agua. La particularidad de su pelaje ha sido una de las razones por la cual la especie ha sido perseguida y cazada, ya que hasta los años 70 la especie fue altamente cazada para comercializar su piel en casi todos los países del continente”, explicó Isasi-Catalá.
La especialista de la WCS afirmó que al lobo de río también se le considera como una especie indicadora de calidad ambiental, por su condición de depredador tope, y en algunos casos como especie clave por su papel de regulación de los ecosistemas.
No obstante, es su ecosistema el que está siendo degradado por actividades extractivas, en especial la minera, según la investigación científica.

Una especie y su hábitat en peligro
El lobo de río es la especie de nutria más grande de las 13 que existen en todo el mundo. Sin embargo, esta especie se encuentra entre las más amenazadas en la región amazónica. Figura en la categoría de En peligro de extinción en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y se encuentra en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
También el gobierno peruano declaró al lobo de río como En peligro (EN) y está protegido por el Estado a través del decreto supremo N° 004-2014-MINAGRI. Incluso, según la investigación, en la década de 1970 estuvo al borde de extinguirse por causa de la cacería ilegal. Gracias a la creación de áreas naturales protegidas se pudo recuperar su población.
Luego de más de 40 años, sin embargo, existen otras grandes amenazas para el lobo de río y su hábitat como la minería fluvial, la tala de madera, la ganadería y la agricultura indiscriminada que están degradando su hogar natural. El estudio afirma que la intervención de estas actividades en Madre de Dios podría llevar a la extinción local de la especie, pero, ¿de qué manera?
La investigación explica que el lobo de río tiene una predisposición natural a vivir en grandes grupos familiares que se dispersan y tienden a colonizar varias zonas. Sin embargo, la invasión de actividades extractivas que degradan su área natural los subdivide, impide la conectividad genética entre los individuos y los llevan a la extinción local.
El ecólogo tropical Enrique Ortiz explicó que “ha sido comprobado que las familias de lobos de río de mayor tamaño y con una población más estable tienen mayor éxito reproductivo que parejas o grupos pequeños. Es de especular que la intromisión de gente en las áreas donde viven los lobos de río aumente el disturbio, el estrés y, por ende, disminuya la tasa reproductiva de los lobos. En el mediano o largo plazo, las poblaciones más pequeñas son más susceptibles a la extinción”, detalló.
Foto de portada: Pablo Puertas/WCS.