- Especies nativas y en peligro de extinción son amenazadas por depredadores invasores, entre ellos las ratas.
- Los búhos de orejas cortas tuvieron que ser puestos en cautiverio mientras dura el proceso de erradicación de roedores.
Las ratas invasoras no son una novedad en Galápagos. “Fueron introducidas con los primeros navegantes que circunnavegaron esta zona. Empezaron a colonizar sobre todo islas pobladas y hoy están distribuidas ampliamente”, cuenta Danny Rueda, Director de Ecosistemas del Parque Nacional.
El problema es que estas ratas, sobre todo las negras y las café, las más agresivas, según Rueda, devoran los huevos de las tortugas y de las iguanas. No solo eso, sino que engullen a los neonatos. En el caso de las aves marinas, al estar los nidos expuestos, las ratas también atacan los huevos de estas especies, aunque las aves terrestres tampoco se salvan puesto que los roedores suben a los árboles. En definitiva, estos invasores “son un gran problema para la protección de poblaciones de especies endémicas y nativas”, asegura Rueda.
Para combatirlos, el Parque Nacional Galápagos implementó por primera vez, junto a la ONG Island Conservation, que asesora al Parque en el control de especies introducidas, un programa de dispersión de veneno por medio de drones. Una tecnología que permitió ahorrar tiempo y recursos, al servicio de la fauna y la flora de este importante refugio de biodiversidad.
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La erradicación de las ratas
2.271 kilogramos de cebos, o veneno para ratas, fueron dispersados con la ayuda de dos drones en cada rincón de las 190 hectáreas que tiene la pequeña isla de Seymour Norte. Además, otros 554 kilogramos fueron distribuidos a mano por guardaparques en una operación que duró, en total, cinco días.
Seymour Norte es el hogar de especies icónicas de Galápagos. Acá se encuentra la población más grande de piqueros de patas azules (Sula nebouxii), alberga un gran número de gaviotas de cola (Creagrus furcatus), además de una creciente población de iguanas terrestres (Conolophus).
Ya en 2007, el Parque Nacional Galápagos había ejecutado la erradicación de roedores en este islote. Sin embargo, 10 años después, se presume que las ratas nadaron desde una isla cercana e invadieron nuevamente Seymour Norte, cuenta Chad Hanson, Director de Proyectos de Island conservation. Por primera vez en Galápagos, un lugar declarado libre de roedores era re invadido por ellos, dice Rueda.
Un día, “un grupo de guías fotografió una rata en Seymour y nos lo reportó”, cuenta el Director de Ecosistemas. Fue entonces que se activaron las alarmas. “Cuando pusimos las trampas, capturamos varias ratas vivas lo que nos dio el indicativo de que no era una simple casualidad, sino que efectivamente había ya una población de roedores”, dice el experto.
El Parque Nacional Galápagos, en conjunto con Island Conservation, solicitó entonces un fondo de emergencia de 120 mil dólares. Ese dinero, proveniente del Fondo de Inversión Ambiental del Estado ecuatoriano, “impulsó la toma de decisiones de forma inmediata”, asegura Rueda. “Sin embargo, todo el plan costó cerca de 600 mil dólares”, agrega.
Con el aporte de recursos de Island Conservation, la participación de sus técnicos y científicos, más la movilización de embarcaciones oceánicas por parte del Parque Nacional Galápagos y más de 25 guardaparques, el plan pudo llevarse a cabo con éxito.
La ejecución de la primera fase de dispersión del veneno, realizada durante la segunda semana de enero, duró tres jornadas. Tres semanas después, se realizó una segunda aplicación de cebos durante dos días y actualmente se mantienen trampas y estaciones permanentes de cebos. Cada cinco días, guardaparques se trasladan hasta Seymour Norte para revisar si el veneno dejado en dichas estaciones ha sido consumido. Durante seis meses se llevará a cabo este método de monitoreo, pero habrá que esperar dos años más para declarar a la isla libre de roedores.
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La protección de especies nativas
“La mayor invasión que hemos tenido ha sido alrededor de seis ratas por hectáreas”, cuenta Rueda. En el caso de Seymour Norte, si bien no se tiene una estimación de cuántos roedores alcanzaron a ser, la población fue bastante menor, asegura el experto. Aun así, casi 3000 kilogramos de veneno fueron esparcidos por toda la isla. Y es que “el plan es el mismo si tienes un roedor por hectárea, seis, nueve o 100: tienes que distribuir cebo en el 100 % de la isla. No puedes dejar un solo espacio sin control”, explica.
Así, aunque otras islas tienen roedores, el sistema de erradicación no ha podido ser aplicado debido a que son muy grandes. Además, al existir en algunas de ellas ratones endémicos, el proceso se complejiza puesto que el veneno podría impactar especies no objetivo.
De hecho, antes de comenzar la erradicación de ratas de Seymour Norte, el Parque Nacional Galápagos puso en marcha un plan de manejo para resguardar ciertas especies que podrían haberse visto afectadas de manera directa por los cebos, o por intoxicación secundaria al consumir roedores envenenados.
Así, las iguanas del islote fueron trasladadas a la isla Santiago y durante cuatro noches se capturaron a los búhos de orejas cortas (Asio flammeus) que habitan Seymour Norte y la isla vecina, Baltra. Se trata de una pequeña población de cinco individuos que al alimentarse de roedores tuvieron que ser puestos en cautiverio donde actualmente permanecen, explica Rueda. Pasado los seis meses, la isla estará fuera de peligro por toxicidad secundaria y los búhos podrán ser liberados.
Actualmente, Island Conservation y Parque Nacional Galápagos se encuentran trabajando en la restauración ecosistémica de la isla Floreana. Allí, los predadores invasivos han impactado a 55 especies en peligro de extinción, entre ellos el petrel de Galápagos (Pterodroma phaeopygia) catalogado en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Según Chad Hanson, la erradicación de las especies invasoras permitirá la reintroducción de 13 especies localmente extintas y en peligro de extinción, como el sinsonte de Floreana (Mimus trifasciatus) y la tortuga gigante (Chelonoidis spp).
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Foto principal: Por primera vez se utilizaron drones para la erradicación de roedores en Galápagos. Foto: Island Conservation
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