- La Iniciativa Colombiana de Polinizadores propone cinco ejes de trabajo. La expectativa es que antes de que termine 2019 se genere un plan de acción que incorpore el tema en las políticas públicas del país.
- Las abejas son uno de los principales polinizadores, pero en Colombia, de las cerca de 1500 especies que existen, solo se conocen la mitad. En animales como escarabajos, moscas, polillas, mariposas y murciélagos también faltan muchos más estudios.
- Hay polémica por el proyecto de ley que se tramita en el Congreso y que busca proteger a los polinizadores, especialmente a las abejas. Se está dejando por fuera la regulación rigurosa para los agroquímicos.
En los últimos días, los colombianos se enteraron de dos noticias que ponen en riesgo la conservación de las abejas, uno de los mayores polinizadores del mundo y que viven hoy un declive dramático.
La primera tiene que ver con la decisión que tomó el Tribunal Superior de Cartagena al revocar un fallo, expedido por un juzgado local en noviembre del año pasado, en el cual se ordenaba a las principales entidades ambientales, agrícolas y de salud tomar acciones para detener la extinción de estos insectos en el país. La segunda noticia está relacionada con las continuas modificaciones al proyecto de ley en el Congreso que busca la protección de los polinizadores y en especial de las abejas en Colombia. A medida que el texto fue pasando por diferentes debates, se eliminó la pretensión de hacer un control riguroso a pesticidas y agroquímicos, considerados por varios colectivos de defensa de las abejas como “los mayores asesinos de estos insectos”.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
El panorama no parece alentador pero la esperanza se concentra ahora en el Ministerio de Ambiente, en el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y en la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) quienes hicieron oficial y pública la primera Iniciativa Nacional de Polinizadores donde se reconoce a la polinización como un servicio ecosistémico estratégico dado el papel clave que desempeña para la conservación de la diversidad biológica, el mantenimiento de la estructura y función de los ecosistemas, la producción de alimentos y la economía mundial.
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La politización de la polinización
“Lo que estamos haciendo con esto es politizar la polinización. Le estamos dando vida a la gestión política de la polinización”, dice Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt. Los investigadores que trabajaron en la Iniciativa Colombiana de Polinizadores resaltan la importancia de la polinización más allá de la producción de miel que ofrece la especie Apis mellifera. De hecho, las abejas no son las únicas polinizadoras; otros insectos también cumplen ese papel como los abejorros, las moscas y los escarabajos, así como pequeños mamíferos como los murciélagos; aves como los colibríes; y hasta reptiles y anfibios como algunas especies de lagartijas y ranas.
Baptiste asegura que hay fuertes indicios sobre un declive general de toda la polinización a raíz de las caídas de producción agropecuaria de algunos sectores y del incremento del uso de agroquímicos para incrementar la fertilidad. “Aunque no tenemos cifras exactas, en todo el mundo se están presentando las mismas tendencias de colapso de las colonias de abejas, que son las que están siendo monitoreadas por los productores de miel. Pero en Colombia, como país megadiverso, también tenemos centenares de insectos y otros animales que están desapareciendo debido a malas prácticas agropecuarias”, comenta.
Para la directora del Instituto Humboldt, las principales amenazas que enfrentan los polinizadores son la deforestación, la transformación de los hábitats y el mal uso de los agroquímicos por lo que cree necesario profundizar en la normatividad y cumplimiento de su uso adecuado y “ojalá el no uso, que es lo que el mundo entero está pidiendo”.
La Iniciativa Colombiana de Polinizadores propone cinco ejes. El primero está relacionado con el conocimiento, evaluación y monitoreo, ya que de acuerdo con investigaciones, en las zonas tropicales el 94 % de las plantas con flores son polinizadas por animales. Esto hace indispensable que Colombia, como el segundo país en diversidad de plantas, genere conocimiento en la identificación, descripción y caracterización de los polinizadores.
“El mapa de los polinizadores no está bien estructurado todavía y seguramente será una de las primeras tareas. Sabemos que en las zonas donde hay mayor uso de agroquímicos tiende a haber desaparición de insectos. Cuando hagamos el mapa, lo más probable es que haya coincidencia entre las áreas de agricultura intensiva, industrial homogeneizada y la pérdida de polinizadores”, dice Baptiste.
El segundo eje es la valoración del servicio ecosistémico de polinización, incluida la monetaria y los beneficios que se derivan para la salud de los ecosistemas y el bienestar humano. Tratar de obtener el valor económico de la polinización es vital para que diversos sectores comprendan la importancia de la conservación de estos animales y sus hábitats.
El eje tres es el de promoción de hábitats saludables para los polinizadores, dado que “están siendo afectados por los cinco motores directos de transformación y pérdida de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos: la transformación y pérdida de ecosistemas y hábitats naturales, la sobreexplotación, las invasiones biológicas, la contaminación y el cambio climático”, dice el texto de la Iniciativa.
El cuarto eje hace referencia al fortalecimiento de capacidades y participación, puesto que son múltiples los beneficios para la humanidad y es esencial que los diferentes actores que interactúan directa o indirectamente con ellos cuenten con conocimiento y capacidades.
Néstor Franco, director de la CAR, espera que este documento pueda generar una inquietud ciudadana sobre el cuidado de los polinizadores, ya que no puede reducirse al hecho de que nos guste consumir miel de abejas. Franco recuerda que ese fue el argumento por el cual un juzgado de Cartagena ordenó inicialmente la protección de las abejas, como lo pidió la persona que instauró la tutela —mecanismo jurídico colombiano por el cual se busca la protección de Derechos Humanos fundamentales—. “Estamos poniendo en riesgo el elemento primordial para garantizar la sostenibilidad ambiental del territorio”, dice.
Finalmente, el quinto eje de la Iniciativa Colombiana de Polinizadores es la incorporación de este tema en política, legislación y toma de decisiones. Esto es de suma importancia ya que a nivel global la polinización y los polinizadores son temáticas nuevas y emergentes que no se encuentran incorporadas en las políticas públicas colombianas para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
Es en este punto donde hay gran expectativa. Muchos consideran que hasta que esto no se incorpore a la política nacional, los estudios, investigaciones y proyectos que se realicen carecerán de alcance para tener una incidencia real en la conservación de los polinizadores.
Natalia Ramírez, coordinadora del Grupo de Gestión en Biodiversidad del Ministerio de Ambiente, asegura que “de aquí a diciembre, esperamos tener ese plan de acción e implementación que identifique y materialice estos cinco ejes” y considera que esta es una oportunidad para manejar sosteniblemente la conservación y la biodiversidad, la productividad y seguridad alimentaria, el sustento de las comunidades locales, el mejoramiento de buenas prácticas y una actividad agroecosistémica más sostenible.
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Más allá de la miel de Apis mellifera
Hay que tomar medidas ya. Eso es algo que viene diciendo la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) desde el 2015. Ana María Hernández, quien asumió la dirección de la organización hace unas semanas, dice que hace cuatro años publicaron su primera evaluación global, la cual se enfocó en el estado de la polinización, los polinizadores y la seguridad alimentaria.
“En esa ocasión se envió un mensaje muy preocupante sobre la declinación de los polinizadores y sus contribuciones. En la evaluación global que acabamos de aprobar también se revisa y menciona la urgencia de hacer algo con ellos porque la tendencia al declive sigue”, afirma Hernández. Además, espera que de esta iniciativa salgan las acciones concretas para revertir la pérdida de polinizadores que se está generando a nivel global y en particular en Colombia.
Los retos son grandes, sobre todo porque existe una tendencia generalizada a creer que las abejas de miel (Apis mellifera) son las únicas polinizadoras, muchos de los trabajos científicos se centran en ellas y aún falta mucho por investigar sobre otros polinizadores.
La profesora Guiomar Nates Parra, de la Universidad Nacional de Colombia, es una de las pioneras en hablar de polinización en el país. De hecho, sus investigaciones fueron cruciales para la elaboración de la Iniciativa Colombiana de Polinizadores y su principal eje de trabajo son las abejas silvestres como abejorros, abejas solitarias y abejas sociales sin aguijón —todas ellas diferentes a Apis mellifera—.
Desde el año 2000 trabaja en el Laboratorio de Investigaciones en Abejas de la Nacional, donde tiene 40 000 especímenes de abejas de todo el país. Estima que en Colombia habitan entre 1000 y 1500 especies, de las cuales conocemos menos de la mitad, “y cuando digo conocemos, es solo por nombre, no sabemos nada más de ellas. Son pocas las especies de las que conocemos su comportamiento o su distribución geográfica”, afirma.
Los años de trabajo con abejas llevaron a que sus opiniones fueran tenidas en cuenta cuando Brasil, en 2002, presentó la Iniciativa Brasileña de Polinizadores durante el Quinto Encuentro Brasileño de Abejas, siendo el primer país latinoamericano en promover un proyecto de este tipo.
Además, en 2016, Nates Parra presentó la Iniciativa Colombiana de Polinizadores-Capítulo Abejas, publicada por la Universidad Nacional, y que sirvió de base para la iniciativa que acaba de ser presentada por el Ministerio de Ambiente, el Instituto Humboldt y la CAR. “Empecé a trabajar con la CAR y el Humboldt. Yo les decía: ‘ya tenemos lo que tenemos con abejas, tenemos que seguir trabajando, pero lo importante también es convocar a los otros expertos: murciélagos, otros insectos, aves, pequeños mamíferos, entre otros, para que se vinculen a este proceso’”, cuenta. Sin embargo, también reconoce que esto ha sido complicado porque los estudios con estas especies han sido más comportamentales, taxonómicos y ecológicos. Su relación con la polinización apenas se está empezando a tocar y trabajar. Todavía falta mucha investigación.
El gran reto es que la investigación con los polinizadores colombianos continúe y que, efectivamente, este importante tema pase a la agenda política donde diferentes sectores —además de los científicos— lo consideren importante. Brigitte Baptiste asegura que se debe seguir investigando en abejas sin aguijón, que son un grupo gigantesco de la biodiversidad colombiana con altos niveles de endemismos y cuyos estudios, precisamente, han estado a la cabeza de la profesora Guiomar Nates Parra.
Para la directora del instituto Humboldt, es necesario conocer más sobre grupos como los escarabajos y las moscas que también juegan un papel muy importante y de los que se sabe muy poco. Según dice, cada gremio de la producción agrícola tiende a conocer bien los principales polinizadores de su actividad, pero no se tiene una perspectiva ecosistémica ni mucho conocimiento, sobre todo en la agricultura campesina. “Lo más importante es defender el hábitat en el cual viven. No nos damos cuenta de que si seguimos transformando los ecosistemas, sin mirar que son la casa de los que contribuyen con la comida, pues estamos generando un impacto negativo sobre nosotros mismos”, concluye.
*Imagen principal: En Colombia existen entre 1000 y 1500 especies de abejas silvestres. Foto: Cortesía CAR.
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