- Según el Acuerdo de París de 2015, Brasil se comprometió a reducir el 37 % de sus emisiones de carbono para el 2025 y el 43 % para el 2030. Las políticas antiambientales, de cambio climático y de deforestación del presidente Jair Bolsonaro están poniendo esos objetivos en grave peligro, dicen los expertos.
- Los ambientalistas sospechan especialmente de un acuerdo de septiembre entre Bolsonaro y el presidente estadounidense Trump para promover el desarrollo sostenible del sector privado en la Amazonía a través de un fondo de conservación de la biodiversidad de $ 100 millones.
Brasil aún está a más de una década de su fecha límite prometida para cumplir con sus compromisos de reducción de carbono del Acuerdo Climático de París sin embargo, puede que ya sea demasiado tarde para que el país cumpla sus promesas, dicen los expertos entrevistados por Mongabay.
El aumento de los incendios en la selva amazónica en agosto ilustró gráficamente cómo Brasil se está moviendo en la dirección opuesta a sus objetivos de cambio climático, que incluyen, entre otros criterios, cero deforestación ilegal para el 2030.
La historia en 1 minuto: Incendios en Brasil vinculados científicamente a la deforestación de 2019. Video: Mongabay Latam.
“En mi opinión, no hay posibilidad de que Brasil cumpla [sus] objetivos del Acuerdo de París, tanto en términos de reducción de la deforestación ilegal como de reforestación de 12 millones de hectáreas de bosques”, dice Paulo Artaxo, destacado científico e investigador de cambio climático en la Universidad de São Paulo en Brasil.
La deforestación se encuentra en el centro del problema; el presidente Jair Bolsonaro ha expresado públicamente su oposición a muchas de las políticas climáticas existentes en Brasil. A pesar de revertir su promesa de campaña más extrema de retirarse del Acuerdo de París, la postura ambiental laxa de Bolsonaro y el impulso de su gobierno para abrir las reservas indígenas y las áreas protegidas a la minería y a la agroindustria en violación de la Constitución del país de 1988, ha hecho que el cumplimiento de las promesas de París en Brasil sea más difícil, dicen los analistas.
Además, la retórica incendiaria de Bolsonaro, que según los críticos alentó a los ruralistas a a deforestar activamente la Amazonía desde que el presidente asumió el cargo en enero, y quemar los árboles cortados en agosto para convertir grandes áreas en tierras de ganado, provocó grandes incendios que llamaron la atención del mundo.
La alianza Bolsonaro/Trump
La reunión del 13 de septiembre entre Ernesto Araújo, actual ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, y el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, fue de particular preocupación para los ambientalistas. En esa reunión, los gobiernos de Bolsonaro y Trump se comprometieron a promover el desarrollo sostenible del sector privado en la Amazonía, y se comprometieron con un fondo de conservación de la biodiversidad de US 100 millones. Aunque no dieron detalles del acuerdo, los conservacionistas expresaron preocupación por el uso del término “desarrollo” en relación con la selva tropical más grande del mundo.
El nombramiento de Araújo, un negador del cambio climático, para el puesto de ministro de Relaciones Exteriores, muestra la gran lejanía de Bolsonaro respecto a las políticas climáticas y ambientales previamente exitosas del país, según Andrea Santos, secretaria ejecutiva del Panel Brasileño sobre Cambio Climático (PBMC), una organización político-científica que sintetiza y divulga información sobre el cambio climático y propone acciones y soluciones para el gobierno brasileño.
El ministro Araújo, quien casi inmediatamente después de su nombramiento, abolió la oficina que se ocupa del cambio climático dentro de su Ministerio, declaró firmemente, en el evento de septiembre celebrado en la Fundación Heritage de Washington DC, que “no hay catástrofe del cambio climático”.
Santos respondió: “Brasil era un líder mundial en cambio climático, ahora es visto como un villano. El crecimiento de este movimiento anticientífico es aterrador, y este gobierno avanza irresponsablemente con estos planes”.
Su organización (PMBC) fue creada en el 2009 para apoyar al gobierno de Brasil, pero ahora está luchando por encontrar fondos. El Ministerio del Medio Ambiente eliminó en mayo el 95 % de las actividades presupuestarias relacionadas con el cambio climático.
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Ahora el Panel está fuera de la conversación y ya no guía el progreso gubernamental hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Y aunque el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, afirmó que el país lo está haciendo “muy bien” en su esfuerzo por cumplir el acuerdo, los datos se mantienen en secreto y Santos es escéptica: “me encantaría saber cuáles son los fundamentos de este argumento. Por lo que yo puedo ver, no lograremos los objetivos”.
Mongabay contactó al Ministerio de Medio Ambiente para obtener comentarios, pero no recibió una respuesta.
Objetivo del Acuerdo de París cada vez más inalcanzable
Según el Acuerdo de París de 2015, Brasil se comprometió a reducir el 37 % de sus emisiones de carbono para el 2025 y el 43 % para el 2030, lo que significa alcanzar emisiones totales anuales de 1.3 gigatoneladas de CO2 equivalente (Gt CO2e) en seis años y 1.2 Gt de CO2e en 11 años. (Gt CO2e, o “gigatoneladas equivalentes de dióxido de carbono” es una forma simple de expresar todas las emisiones de gases de efecto invernadero, ya sea de CO2, metano, etc.).
Para lograr sus objetivos, Brasil, en virtud del acuerdo, tiene la intención de adoptar medidas que incluyen: aumentar la proporción de fuentes renovables en la combinación energética del país al 45 %; aumentar la eficiencia energética en el sector eléctrico en un 10 %; lograr cero deforestación ilegal en la Amazonía brasileña para el 2030 y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero de la tala legal de la vegetación para el 2030; restaurar y reforestar 12 millones de hectáreas de bosques; restaurar 15 millones de hectáreas adicionales de pastizales degradados para el 2030, y mejorar 5 millones de hectáreas de sistemas integrados de tierras de cultivo, ganadería y silvicultura (ICLFS) para el 2030.
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Según una organización de la sociedad civil, Observatório do Clima, u Observatorio Climático, Brasil emitió alrededor de 2 gigatoneladas de gases de CO2 equivalentes en el 2017, muy por encima del objetivo inicial de 1.3 gigatoneladas, es decir, en solo un año superó la meta de emisiones propuesta para seis años. Estas 2 gigatoneladas representan poco más del 2 % de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que convierte a Brasil en el séptimo emisor más grande del planeta.
Los datos, publicados a fines de 2018 muestran que casi la mitad (46 %) de las emisiones brasileñas provenían de la deforestación (uso de la tierra), seguidas por el 24 % de las actividades agrícolas y el 21 % de los sectores de energía y transporte.
El informe del Observatorio del Clima señaló que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron ligeramente en el 2017 en comparación con los niveles del 2016, que fue celebrado por el gobierno de Michel Temer en ese momento. Ese hito reflejó los avances que Brasil había hecho en la reducción de la tasa de pérdida de bosques.
Sin embargo, desde entonces, la deforestación de la Amazonía ha ido en aumento, y con las políticas de Bolsonaro, ahora existe un riesgo creciente de reversión.
Gustavo Baptista, geógrafo y profesor de imágenes satelitales de la Universidad de Brasilia, advierte que el país alcanzará una tasa de deforestación récord en el 2019. Baptista es otro escéptico del potencial del país para lograr sus objetivos del Acuerdo de París: “tenemos personas a cargo de la agenda ambiental que niegan la interferencia antrópica. Esto es simplemente irresponsable”. De hecho, incluso antes de asumir el cargo, Bolsonaro anunció su plan de retirar la oferta de Brasil de organizar la COP25 a fines de este año, la reunión climática más importante de las Naciones Unidas desde que se realizó la de 2015 en París.
El señor Salles va a Washington
El 18 de septiembre, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles allegó a Washington, D.C. para una serie de reuniones de discusión sobre la crisis amazónica y mejorar la mala imagen de Brasil en el extranjero. Fue recibido en la Cámara de Comercio de los Estados Unidos por manifestantes que lo llamaron “terrorista” y “traidor”.
Tenía una reunión programada para el 19 con el Competitive Enterprise Institute (CEI), un grupo conservador de defensa estadounidense y un grupo de expertos que durante mucho tiempo ha negado la crisis climática, según el periódico brasileño Folha de Sao Paulo. Pero el encuentro fue cancelado luego de la condena inmediata de los ambientalistas. Después de otra reunión con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Salles anunció la creación de un nuevo fondo de inversión para la Amazonía, según el periódico brasileño O Globo. El ministro dijo que la estructura del mecanismo aún se está estudiando y no proporcionó más detalles, como qué países de la región contribuirán y los montos invertidos por el sector privado.
La visita de Salles a Washington precedió a la Cumbre de Acción Climática de la ONU realizada el lunes 23 de septiembre en Nueva York. Sin embargo, a diferencia de años anteriores, Brasil no estuvo en el centro de atención. El país no tendrá un representante que pronuncie un discurso, dijo en su momento Luis Alfonso de Alba, Secretario General Especial de la ONU, porque “Brasil no ha presentado ningún plan para aumentar su compromiso con el clima”.
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El discurso anticientífico presentado por la administración actual es un “gran retroceso, y es responsabilidad de Bolsonaro”, según Alfredo Sirkis, director del Centro Climático Brasileño. Hasta mayo, fue jefe del Foro de Brasil para el Cambio Climático, una institución creada para formular el plan de compromiso del Acuerdo de París del país. Sin embargo, fue despedido por Bolsonaro.
Sirkis cree que es poco probable que el país cumpla con sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero si las políticas climáticas de Bolsonaro permanecen, pero dice que todavía hay esperanza: “en este momento estamos en la dirección totalmente opuesta, pero una de las ventajas es que la deforestación se puede reducir rápidamente y ayudar a Brasil con sus objetivos de reducción de emisiones. Hemos podido reducir [la deforestación] en un 80 % durante 8 años [en el pasado]. Por lo tanto, no es imposible revertirlo, ni siquiera después de un período negativo. Todo dependerá del escenario político”.
Una importante pregunta pendiente después de los incendios de la Amazonía es si la comunidad internacional y los consumidores globales presionarán a Brasil para que cumpla con sus promesas de París a través de sanciones, ‘boicots’ de productos básicos o demoras en la ratificación del megatrato comercial recientemente acordado, pero aún no ratificado, entre la Unión Europea y Mercosur, uno de los bloques comerciales latinoamericanos.
Mas allá de la Amazonía
La promesa de reducción de emisiones de carbono de Brasil va más allá de la deforestación y todos los expertos entrevistados por Mongabay están de acuerdo. Destacaron la importancia de trabajar para reducir las emisiones en otras áreas, como energía y transporte.
“A nivel mundial, el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero se debe a la deforestación tropical. El otro 90 % de las emisiones se debe a la quema de combustibles fósiles. Si no se reducen estas emisiones [de combustibles fósiles], el planeta pierde”, advirtió el científico Paulo Artaxo.
La historia en 1 minuto: Greenpeace: las dramáticas imágenes de incendios en la Amazonía. Video: Mongabay Latam.
La única forma de tener éxito a nivel mundial es a través de la cooperación internacional y la acción coordinada, dijo José Marengo, director del Centro de Monitoreo Brasileño de Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), una institución gubernamental de investigación.
“Proteger la Amazonía no es la única solución”, concluye Artaxo. “Si Estados Unidos y China continúan quemando combustibles fósiles, el Acuerdo de París no tendrá ningún efecto. Es como un partido de fútbol: Brasil es solo un jugador, hay otros diez”.
*Imagen principal: la selva amazónica en llamas cerca de la ciudad de Porto Velho, estado de Rondônia, en agosto de 2019. Imagen de Victor Moriyama/Greenpeace.
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Esta historia es parte de Covering Climate Now, una colaboración global de más de 300 medios de comunicación en todo el mundo para fortalecer la cobertura de la historia del clima.
Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 22 de septiembre de 2019.
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