- El 16 de septiembre, el Senace declaró infundado el recurso de reconsideración que la empresa TPP había presentado tras no ser aprobado su Modificación al Estudio de Impacto Ambiental.
- La empresa, sin embargo, todavía tiene posibilidad de apelar ante el Senace.
El proyecto de la empresa Terminal Portuario Paracas S.A (TPP), que busca instalar un almacén de concentrado de minerales en el Terminal Portuario General San Martín, ubicado en el área de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas, volvió a frenarse.
El 27 de julio, después de una larga tramitación que inició en 2018, el Senace desaprobó la Modificación al Estudio de Impacto Ambiental (MEIA) que la empresa TPP había presentado para llevar a cabo su proyecto.
Tras esa decisión, el 17 de agosto, la empresa interpuso un recurso de reconsideración ante el Senace para que el organismo revisara su decisión. Luego de un mes, el pasado miércoles 16 de septiembre, el Senace entregó su respuesta la que continúa siendo desfavorable para los intereses de la compañía ya que el organismo declaró infundado el recurso de reconsideración.
Las razones son que TPP sigue sin poder resolver dos de cuatro observaciones formuladas por el Senace y que las opiniones técnicas de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) siguen siendo desfavorables al proyecto.
Esta es la segunda vez que el Senace desaprueba el proyecto que, según afirman científicos y conservacionistas, impactaría seriamente a la biodiversidad de una de las áreas protegidas más emblemáticas del país.
La empresa, sin embargo, todavía tiene una oportunidad más de apelar y obtener luz verde para sus planes.
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Las observaciones no resueltas
Además de la instalación de un almacén de concentrados de minerales, principalmente cobre y zinc, el proyecto incluye una planta para tratar las aguas residuales domésticas generadas en el puerto, y una planta desalinizadora para abastecer de agua las operaciones y reducir la presión sobre el acuífero que abastece a la población. Ambas plantas arrojarían sus efluentes al mar por medio de un emisor submarino.
Una de las razones por las que el MEIA fue desaprobado fue por el modelo que aplicó la empresa para proyectar cómo se comportaría el efluente en el mar y que establece que este no afectará la comunidad de plancton y macroinvertebrados bentónicos, es decir a aquellos organismos que habitan adosados al fondo marino. Sin embargo, la ANA “advirtió que los datos a partir de los cuales se elaboró el modelo de dispersión del efluente no son congruentes con los resultados obtenidos”, dice el informe del Senace y agrega que dichos datos “al haber sido considerados como insumo para la evaluación del impacto del vertimiento en el medio marino, resultarían siendo inválidos”. Por lo mismo, según la ANA, no está determinado cuál sería el impacto del efluente sobre el medio marino.
La segunda observación no resuelta está relacionada a la protección del Almacén de Concentrado de Minerales ante un evento de tsunami.
Según detalla el informe del Senace, la empresa presentó inicialmente un diseño de muro que protegía al almacén tanto del embate de las olas como de la inundación, pero luego dicho diseño fue modificado quedando un muro más acotado que protegía al almacén del embate de las olas, pero no de la inundación.
Según el Senace, a pesar de que TPP presentó argumentos para defender su propuesta, “no describieron el manejo final que se le dará al agua de inundación a fin que ello permita establecer fehacientemente que no existirá riesgo de afectación al entorno ambiental”.
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Lo que sigue luego de la decisión de Senace
Carol Mora, directora de Política y Gobernanza Ambiental de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), asegura que la empresa aún puede, hasta el 7 de octubre, apelar ante la presidencia ejecutiva del Senace. Sin embargo, la abogada explica que TPP ya no puede seguir levantando observaciones. “Ya no se puede presentar nada nuevo en esta instancia”, dice Mora y agrega que “lo que puede hacer (la empresa) es sustentar que el levantamiento de observaciones que se hizo estuvo correcto”. En ese sentido, la experta precisa que “más bien se entraría en un debate técnico legal sobre si lo que presentó (TPP) ameritaba que las observaciones fueran levantadas” y que “el Senace evaluará si esos argumentos que utiliza TPP son válidos o no. Es una discusión sobre lo que ya existe en el expediente”, dice Mora.
En caso de que Senace siga desaprobando el proyecto, TPP podría llevar el caso a la justicia. De ser así, explica Mora, la discusión se centraría en el procedimiento seguido para la evaluación ambiental, mas no en asuntos técnicos respecto de si el proyecto podría o no impactar negativamente el medio ambiente y los ecosistemas de Paracas.
Al respecto, Lenin Bazán, presidente de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro-Peruanos, Ambiente y Ecología del Congreso peruano, señaló que “sería bastante escandaloso ese camino cuando la verdad no tiene mayor sustento el hecho de que (la empresa) no haya podido levantar todas esas observaciones”.
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Los riesgos acumulados
El proyecto de TPP mantiene en vilo tanto a los habitantes de Paracas como a los científicos ya que, de aprobarse, aseguran que la rica biodiversidad de esta área protegida podría verse irremediablemente impactada ya sea por posibles derrames de concentrados de minerales, por el aumento del tráfico vehicular que perturbaría las zonas de nidificación y descanso de las aves, y también por los efluentes vertidos al mar.
En la Reserva Nacional Paracas hay unas 216 especies de aves que utilizan este lugar como zona de refugio, descanso, alimentación y nidificación. Algunas de ellas son el flamenco sudamericano (Phoenicopterus chilensis), la gaviota peruana (Larus belcheri), el pato cuervo (Phalacrocorax olivaceus), el piquero peruano (Sula variegata), el playero blanco (Calidris alba) o el playerito semipalmado (Calidris pusilla).
Además, en esta reserva habitan 36 especies de mamíferos, entre los cuales se encuentran los lobos marinos fino (Arctophoca australis) y chusco (Otaria flavescens), la nutria marina (Lontra felina); así como delfines como el nariz de botella (Tursiops truncatus), el común (Delphinus capensis) y el oscuro (Lagenorhynchus obscurus).
Pero además, en opinión de Patricia Majluf, vicepresidenta de Oceana en Perú, es necesario considerar los impactos del proyecto desde una visión sinérgica ya que sobre la Reserva Nacional Paracas se han venido acumulando presiones que la exponen, cada vez más, a un riesgo mayor.
En la bahía de Paracas, la Planta de Fraccionamiento de Líquidos de Gas Natural del Proyecto Gas de Camisea ya embarca, desde su terminal portuario, butano, propano y diesel y, según Majluf, desde que entró en funcionamiento, el número de embarcaciones se ha triplicado.
Además, las plantas pesqueras que hay en la zona también han incidido en un aumento del tránsito de barcos en el Puerto de Paracas y la multiplicación del tráfico de camiones que transportarán materiales contaminantes, “lo que se está haciendo es aumentar las posibilidades de riesgo”, asegura la experta.
Imagen principal: Reserva Nacional Paracas. Foto: Michelle Carrere
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