La deforestación avanza sin freno en el Gran Chaco Americano, el segundo bosque más grande de Sudamérica, incluso durante la pandemia de COVID-19. Solo en el primer mes de cuarentena (entre marzo y abril de 2020), este ecosistema perdió más de 6500 hectáreas de bosque.
Este daño es grave, sobre todo si se tiene en cuenta que en Argentina se ubica el 60 % del ecosistema del Gran Chaco. Según un informe reciente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, el 80 % de la pérdida de bosque nativo a nivel nacional se concentró en este bosque.
Esto significa que el Chaco argentino perdió unas 5 millones de hectáreas en los últimos veinte años.
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Solo el 4 % de las 60 millones de hectáreas que ocupa este ecosistema está catalogado como área protegida. Esta falta de protección ambiental ha permitido que la frontera agrícola y ganadera se expanda a niveles inimaginables, que se fragmente el hábitat de las especies y que muchas de ellas queden aisladas por la falta de corredores biológicos que las conecten.
Imagen principal: Puma registrado por una cámara trampa colocada en el Chaco argentino. Foto: Archivo personal / Verónica Quiroga.
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