- Un equipo de científicos ha investigado a la paraba frente roja desde el año 2011.
- En esta entrevista con Mongabay Latam, el biólogo Guillermo Blanco cuenta lo que hasta ahora se sabe de esta especie endémica de Bolivia y en peligro de extinción.
Hace casi una década, el biólogo Guillermo Blanco llegó por primera vez a Bolivia para investigar sobre la paraba frente roja (Ara rubrogenys), una especie endémica en peligro de extinción. Pero ese no fue su primer acercamiento a las aves americanas, antes ya había trabajado en Baja California, México, con aves rapaces y en la Patagonia, Argentina, con aves marinas.
“Formo parte de un grupo de investigación que lleva trabajando con esta especie, de la que se sabe aún muy poco, desde el año 2011”, cuenta sobre su labor como científico en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, España, que investiga especies de loros en Sudamérica y Centroamérica.
Hasta ahora, este grupo de investigadores ha realizado un censo completo de la paraba y determinó que no existen más de 800 individuos de esta especie en todo el mundo. Recientemente han publicado una investigación, en la revista científica Nature, que se centra en la genética de esta especie y cómo se utiliza este conocimiento para la conservación. En esta entrevista nos cuenta qué se conoce hasta ahora de la paraba frente roja y cuáles son las más grandes amenazas para una especie que corre el riesgo de desaparecer.
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¿Por qué se interesó en investigar a la paraba frente roja?
Es una especie críticamente amenazada y nuestro grupo de investigación trabaja con loros y otras especies de aves amenazadas, entre ellas la paraba frente roja. Es una especie endémica de Bolivia con un área de distribución pequeña, restringida a los valles interandinos y muy amenazada. Pero no se conocía muy bien su situación ni su distribución, ecología o sus problemas de conservación, por eso nos animamos a trabajar con ella.
¿Sus investigaciones se concentran en esta especie?
En el 2011 formamos un grupo de investigadores con el fin de estudiar esta especie y otras aves. Empezamos los trabajos en Bolivia, pero luego ampliamos el área geográfica a todo Sudamérica y Centroamérica, donde se trabaja con especies de loros amenazados. También hemos hecho investigaciones en Australia y en Asia, pero básicamente en Sudamérica, en países como Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Ecuador y Perú. Nuestro grupo está formado por investigadores que pertenecen a la Estación Biológica de Doñana, en Sevilla, y al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, ambos institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
¿Qué investigaciones han hecho en Bolivia?
Hemos trabajado en general con las comunidades de loros en los valles interandinos. También en otras zonas más tropicales como el Beni, la Chiquitanía, la zona Amazónica y el Pantanal en el límite con Brasil, con distintas especies y en distintos aspectos, pero con el mismo objetivo de conocer los problemas de conservación de estas especies en el Neotrópico en América.
Usted ha comentado que cuando empezaron sus investigaciones sobre la paraba no se conocía mucho de la especie ¿Qué estudios han realizado?
La primera investigación consistió en determinar el tamaño poblacional y su distribución para saber cuántas parabas hay en Bolivia, un censo lo más detallado posible de las colonias de cría y de sus zonas de alimentación. Es el último censo detallado que se ha hecho sobre la paraba. Luego realizamos otras investigaciones más específicas relacionadas con la genética. En esta primera investigación empezamos a realizar la toma de muestras para nuestra investigación sobre genética. También hemos recopilado información sobre aspectos de la ecología de esta especie, de qué se alimentan, cómo se mueven, cómo se distribuyen, cuáles son sus problemas de conservación, y nos interesa mucho el conflicto que existe con los agricultores por el hecho que esta especie va a comer durante temporadas los cultivos de maíz y de maní. En todo esto hemos estado trabajando.
¿Cuáles han sido sus principales hallazgos?
El primer trabajo fue el censo de la población y establecimos cuál era la población, dónde estaban las colonias principales los núcleos de cría y el tamaño de la población. El primer resultado fue que la población es más pequeña de lo que se pensaba, pues existen alrededor de 800 individuos, de las que solo hay unas 100 parejas reproductoras en su área de distribución. Con ese censo también se delimitaron los núcleos de reproducción y de alimentación. Ese primer trabajo sirvió de base para esta última investigación en el que abordamos la genética de la población. También hemos hecho otro trabajo, pero no tan centrado en la paraba frente roja, sino en la comunidad de loros de esa zona. Además, hemos publicado una investigación sobre una colonia de cría de esta especie que es singular porque nidifica en una palmera endémica muy amenazada, mientras que el resto de la población hace sus nidos en acantilados, barrancos y rocas.
¿Cuándo se hizo el primer censo?
El primer censo fue en el año 2011, en toda el área de distribución de la especie que es una zona muy concreta: los valles interandinos. Una zona intermedia entre la Cordillera de los Andes y el Chaco, en los departamentos de Potosí, Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca. El censo se hizo en toda la población, fuimos a cada colonia, se buscaron los nidos y se contaron las parejas que había en ellos para tener una estimación del tamaño poblacional. Como se hizo todo en una sola temporada de cría, en un solo año, ese censo es bastante representativo de la situación real. Había censos anteriores de otros investigadores, pero nunca se había cubierto toda el área, sino que se habían hecho estimaciones con un método un poco más subjetivo o en solo una parte de la población.
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Una mirada a la genética
¿Qué descubrieron en la investigación que hicieron sobre la anidación de la paraba en palmeras?
Ese estudio lo hicimos porque esta especie nidifica en barrancos, en zona de rocas y hay una población muy pequeña que hace sus nidos en la palmera de Pasopaya, también conocida como Janchi coco (Parajubaea torallyi), y da la casualidad que esta palmera también está globalmente amenazada. Era un trabajo muy descriptivo para mostrar a la comunidad científica que existía esta población que tenía esos hábitos diferentes al resto. Pero da la casualidad de que esta palmera es una especie muy amenazada. Sobre este aspecto aún hay mucho que investigar y José Antonio Díaz, de la Fundación para la Conservación de los Loros de Bolivia, está llevando a cabo investigaciones con ese núcleo poblacional de parabas para saber más específicamente la relación entre esta especie y la palmera en la que nidifica, y profundizar así en la relación ecológica que pudiera haber entre ellas.
¿Cuál es la principal amenaza para esta palmera?
Es una palmera endémica de los valles y hay una presión importante sobre sus frutos pues se utiliza para consumo humano. Esto produce efectos negativos sobre su conservación y regeneración. Se aprovechan todas las partes de la planta y no hay casi regeneración natural. Esa es una problemática de muchas palmeras en América, hay muchas amenazadas por la interacción con las poblaciones humanas que las utilizan como alimento y por el efecto del fuego y del ganado sobre la regeneración natural.
¿Cuáles son los principales hallazgos de la investigación que acaban de publicar?
Aprovechando el censo que hicimos en el 2011, recogimos muestras para luego analizar la genética de la especie, básicamente fueron plumas qué encontramos en las zonas de cría y en los lugares donde se alimentan y van a dormir. De esas plumas extraemos el material genético para poder hacer el estudio. En este estudio descubrimos cuatro núcleos genéticos en la población de parabas. Es decir que su población, a pesar de ser pequeña y habitar en un área restringida, tiene cuatro subpoblaciones o linajes.
¿Qué significa eso?
Esto quiere decir que estos núcleos tienen una identidad genética diferenciada y no se pueden tratar de forma conjunta, ya que cada uno presenta unas características que se han generado por presiones evolutivas. Estos distintos núcleos deberían considerarse como entidades independientes a la hora de proponer medidas de conservación, por qué la identidad y variabilidad genética son las principales características de una población. Cuando una población es genéticamente muy diversa, está más preparada para los posibles cambios en el ambiente. En cambio, si una población pequeña tiene también una variabilidad genética reducida y se presenta la endogamia puede tener problemas de viabilidad. Por eso es importante estudiar la genética de las poblaciones amenazadas, para conocer la variabilidad y las consecuencias que pueden derivarse de ello.
En este caso, que tenga cuatro variaciones genéticas, ¿es positivo para la paraba?
Que esta especie tenga estructura genética es un rasgo intrínseco de la especie, no podemos decir que sea positivo o negativo para su supervivencia. Simplemente es la estructura genética propia de la población. Lo que es positivo es saber que existe esta estructura. Es importante saberlo y primero entender por qué para después aprovechar esta información y aplicarla a los programas de conservación. Entonces, no se puede utilizar a todos los núcleos de la población de la paraba como si fuese uno solo, porque sabemos que presentan rasgos genéticos que los diferencian.
¿Y por qué se da esta variación en poblaciones tan pequeñas?
Hay varias hipótesis. Normalmente, especies como la paraba que tienen la capacidad de moverse a grandes distancias para ir a comer, en teoría, no debería mostrar este tipo de estructura. Este tipo de estructura se da generalmente cuando las poblaciones están aisladas, pero en una especie como esta, que es muy móvil y cuyos componentes pueden juntarse en bandos para alimentarse a muchos kilómetros de las colonias no se espera encontrar esto, porque se asume que hay individuos que nacen en una zona y se pueden ir a otro lugar para tener sus crías. En este caso, se esperaría que individuos nacidos en distintas regiones y colonias se emparejen entre sí para reproducirse. Curiosamente, hemos encontrado que a pesar de que son muy móviles, se alimentan de las mismas plantas, crían en sitios similares y se juntan en bandos grandes, existe algún tipo de barrera sociocultural que hace que los individuos no se mezclen al azar y que identifiquen que pertenecen a su núcleo poblacional y no se mezclan entre ellos para reproducirse.
Entonces los individuos de estos cuatro núcleos se reproducen de forma independiente.
Si hubiera un cruce cada determinada cantidad de años o cada varias generaciones, el pool genético se mezclaría de forma que no encontraríamos estas diferencias. Lo que encontramos significa que no se dan esos entrecruzamientos o si se dan son poco viables o muy escasos, porque de lo contrario encontraríamos que toda la población es más o menos parecida genéticamente. Vale decir, además, que no hemos estudiado todas las colonias, entre ellas, por ejemplo, las que usan las palmeras para hacer sus nidos. Es uno de los objetivos que podemos plantearnos en el futuro, puesto ya que esta especie está muy amenazada, conviene conocer bien toda su estructura genética, hasta saber cuántos núcleos genéticos existen.
¿Cómo se utiliza esta información en la conservación?
Es una herramienta que te permite no equivocarte, porque hay estructuras e identidades que no se pueden tratar por igual, pues a lo largo de la evolución se han ido generando estas diferentes variedades genéticas y debe tener sus razón de ser a lo largo del tiempo. También significa que cada núcleo debería tener su propio programa de conservación específico, porque puede haber núcleos donde la calidad del hábitat es mejor y en otros hay más robo de pichones. Lo importante es que cada núcleo se puede considerar como una identidad diferente a la hora de aplicar medidas de conservación. Son unidades de conservación diferentes dentro de una misma especie. También hemos tomado muestras de poblaciones cautivas que están en zoológicos tanto en España como en Bolivia.
¿Qué encontraron en estas poblaciones en cautiverio?
Hemos analizado también su identidad genética para ver a qué núcleo podrían pertenecer y poder asignarlos a uno de los cuatro núcleos que hay en la naturaleza. El interés se debe a que hay varios programas de cría en cautiverio y, para una posible reintroducción, es muy importante conocer la identidad genética de los individuos para no mezclarlos. De tal manera que si se debe hacer la reintroducción en la naturaleza, se sabe dónde hacerlo. Además, cuando se incautan algunos individuos que han sido robados, podemos saber a qué núcleo pertenecen.
¿Han determinado a qué núcleos pertenecen estas parabas en cautiverio?
En individuos que hay en un zoológico en España hemos determinado que pertenecen a uno de los núcleos que existen en la naturaleza, pero también hemos encontrado que la genética de otro grupo cautivo es distinta a cada uno de los núcleos que hay en la naturaleza y esto puede ser por dos razones: o bien ese núcleo corresponde a uno de los que no hemos analizado aún en el campo o bien este núcleo está formado por individuos que son parientes y entonces hay mucha endogamia.
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Las amenazas a las parabas
¿Están planeando hacer un nuevo censo?
La Fundación para la Conservación de los Loros de Bolivia está actualizando el censo, repitiendo los lugares a los que llegamos en el año 2011, para ver cómo está la población. Han pasado casi diez años de ese censo y es importante una actualización para ver la evolución de la población. En eso se está trabajando. El área donde habita esta especie es de difícil acceso, lo que dificulta la investigación. Por esa razón, no hay muchos grupos de investigación como el nuestro o como la fundación que dirige José Antonio Díaz, trabajando con esta especie.
¿Cuáles son las amenazas a esta especie?
Una de las amenazas para su conservación es la destrucción del hábitat. Aunque los valles no están poblados por una gran cantidad de personas, sí existen comunidades pequeñas dispersas por el territorio, cuyas actividades de subsistencia tiene impacto sobre el hábitat de la especie. Otro problema es el uso de los pichones como mascotas para población local. Extraer los pichones de los nidos para tenerlos como mascotas en las comunidades es uno de los principales problemas, quizá el más importante porque a pesar de que estas aves hacen sus nidos en barrancos muy grandes, la población local se las ingenia para bajar a los nidos con cuerdas y escaleras y robarse los pichones. Otro problema importante es la persecución directa porque al haberse perdido las plantas de las que se alimentaban tradicionalmente, que han sido muy explotadas por su madera, las parabas aprovechan los cultivos de maíz y maní. Por tanto, los agricultores los persiguen porque las parabas acuden a los cultivos para alimentarse.
¿Qué ha sucedido con la conservación de la especie en estos diez años?
Las áreas protegidas tienen personal que está haciendo seguimiento a estas poblaciones, pero no se sabe cuál ha sido la evolución. Lo que sabemos es que han seguido las amenazas de conservación que nosotros detectamos. Si bien no se sabe si la especie ha aumentado o ha descendido, lo que conoceremos con el nuevo censo, existen programas específicos de conservación y ha sido catalogada recientemente como críticamente amenazada, la categoría de mayor amenaza dentro del ranking de riesgo de extinción. Recientemente, a través de la Fundación para la Conservación de los Loros de Bolivia se están implementando medidas específicas y completas en algunas de las áreas protegidas, con participación de las comunidades locales. Hay iniciativas en algunas áreas protegidas para llamar la atención sobre la especie, atraer al turismo y ayudar a las comunidades locales para valorar a la especie. También algunos programas de educación ambiental en colegios y en las comunidades.
Imagen principal: Paraba frente roja. Foto: José L. Tella.