- El científico John Polisar lleva dos décadas dedicado a la investigación de esta especie emblemática y ha recorrido prácticamente todo el continente americano.
- El investigador señala que en los últimos 20 años se ha perdido aproximadamente el 20 % del hábitat del jaguar en Sudamérica.
John Polisar es un científico que ha recorrido todo el continente para investigar al jaguar. Lleva más de 20 años involucrado en el estudio de esta especie emblemática de América. Durante 13 años fue el Coordinador del Programa de Conservación del Jaguar en Wildlife Conservation Society (WCS) y ahora, con varias decenas de publicaciones sobre el felino, continúa impulsando iniciativas de conservación desde la Escuela de Conservación de la George Mason University del Instituto Smithsonian.
Lo que más satisfacción le ha dado a Polisar ha sido trabajar muy cerca de las comunidades rurales e indígenas en programas de conservación y de medios de vida, con la meta de mantener viables las poblaciones de jaguares en esas zonas. “Me daba mucha satisfacción cuando no había problemas en esa cercanía entre las comunidades y la coexistencia entre los humanos y jaguares”, comenta.
Ahora está comprometido con nuevos estudios, uno sobre el análisis de los impactos de intervenciones de conservación sobre las poblaciones de jaguares, otro relacionado al tráfico online de esta especie y un tercero sobre las leyes que protegen al jaguar en todos los países a lo largo de su rango de distribución. Polisar ha sido también uno de los impulsores del Plan Jaguar 2030 y mantiene la esperanza de un buen futuro para esta especie.
Hablemos del tráfico de las partes de jaguar ¿Qué está pasando en Sudamérica?
Hasta los años de 1973-75 hubo tráfico intenso de pieles de felinos y gran actividad de cazadores buscando pieles de felinos. La firma de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) en 1973, por 80 países, marcó el fin de esto. Y puedo decirlo de primera mano, porque cuando yo empecé con estudios en los trópicos, en Belice, yo fui testigo de ese cambio.
A finales de los ochenta, yo tuve amigos que fueron parte de ese negocio, durante largos viajes sobre los ríos, buscando los lugares más recónditos en busca de los escondites de los jaguares y de los cocodrilos. En ese tiempo había comercio abierto, y de pronto, después de CITES el comercio se detuvo y el mercado cayó. Sin embargo, en 2014, noticias desde Surinam decían que estaban hirviendo a los animales para hacer goma, casi al mismo tiempo, noticias de comercio de colmillos de jaguares en Bolivia, y volvimos a poner atención en este asunto de comercio ilegal de partes de jaguares. Ahora hay mucha atención en este tema, hay artículos, investigaciones informales y de instituciones académicas especializados y sabemos más. Creo que tenemos que enfocarnos más en cómo frenar el tráfico ilegal de fauna y sus partes, en este caso de jaguares y grandes felinos.
Ahora que ha surgido el tráfico online y está cambiando el mercado ilegal, ¿cree que es posible detener el tráfico?
Existe tráfico a nivel nacional e internacional, y los dos merecen atención. El tráfico ilegal ha empujado a los tigres asiáticos al borde de la extinción y hay preocupación que el comercio ilegal de partes de jaguares pueda empujarlos a una situación similar. Con el conocimiento de la existencia de comercio de partes de jaguar, través de internet, pero sin el entendimiento de los métodos, escala, medias usado, y las características del material ofrecido, empezamos una investigación sistemática en mayo de 2019, que concluyó en marzo de 2020, y ahora estamos preparando los resultados finales para compartir, desarrollando búsquedas en español, portugués, chino, inglés, francés, holandés y vietnamita. Otro motivo fue desarrollar una herramienta para la investigación del comercio online de vida silvestre, empezando con jaguares pero con utilidad para otras especies, como primates, tortugas o loros. Ahora estamos preparando el manuscrito final con los detalles y resultados completos de ese proceso de investigación.
Sabemos que ese tráfico de partes de jaguares empieza a un nivel local, ocurre en grupos de países muy cercanos entre sí, llegando a ser internacional. Por eso, es importante mejorar el control interno de tráfico ilegal en cada país, donde hay comercio de este tipo. Una fracción del comercio es internacional y esto tiene [problemas] potenciales graves para las poblaciones de jaguares. Necesitamos trabajar en los niveles de país de origen, que suministra la fauna silvestre, y en el país que demanda esa fauna y sus partes.
Ahora debemos de estar más atentos para tratar de controlar ese tráfico a nivel local y nacional, incluyendo productos artesanales, por ejemplo, con colmillos de jaguar la gente se hace un collar, o productos decorativos con piel de felinos. Estos artículos pueden parecer inofensivos, pero puede dar motivo para cazar jaguares, o al menos no apoya las prácticas de coexistencia entre humanos y felinos. El conocimiento sobre este tráfico recién se está obteniendo y se debe tratar de controlar en el nivel internacional entre los países, pero también, aún más, dentro de cada país.
¿Considera que la pandemia agudizó el tráfico online?
No tengo datos concretos sobre esto, pero creo que el punto es que ahora hay mucho consumo humano, incluso de comida, vía online. Es increíble. Ha habido una evolución en la sociedad sobre un mayor uso de internet y más personas que trabajan a través de internet y mucho más comercio. Entonces no es una sorpresa que hay venta de partes de jaguar online, se está convirtiendo en algo importante. Y sí, durante los primeros meses de la pandemia, mientras en algunos lugares ocurrieron fuertes reducciones en el transporte, es probable que los mercados ilegales de vida silvestre siguieron funcionando —sin freno— online. Pero aún hay lugares remotos donde todavía no hay mucho internet, zonas lejanas donde no existen estos medios de comunicación. También hay lugares donde internet no es importante, y es más importante lo que dices, lo que haces, lo que ves. Probablemente ahí el tráfico ocurre de manera física. Además, las partes de jaguar vienen desde el campo, probablemente en un camión o canoa, y pasan a través de puestos de control (potenciales) hacia un centro urbano remoto, donde se usan avisos. Por lo tanto, es muy importante mantener la vigilancia física.
¿Considera entonces que se debe elevar el nivel de riesgo del jaguar?
Sí, se debe hacer eso. Ahora el jaguar está considerado Casi Amenazado [según la lista roja global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)], y al mismo tiempo está En Peligro en las listas rojas nacionales de algunos países. De acuerdo con la investigación de Antonio de la Torre y otros colegas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), que evaluaron la situación de los jaguares a escala latinoamericana, llegaron a la conclusión de que la especie está más amenazada.
Ellos indicaron que en algunos lugares de la Amazonía la situación del jaguar es buena, pero en otras áreas de Sudamérica no. En la mayoría de lugares donde habita el jaguar ya está en peligro, y en algunas áreas de Mesoamérica está en peligro crítico. Pero creo que habrá más información en los próximos años. Lo cierto es que hay un rápido declive del hábitat del jaguar, de aproximadamente 20 % en Sudamérica en los últimos 20 años. Y si vemos país por país, por ejemplo, Paraguay y Surinam tienen diferentes situaciones, la tasa de deforestación en Paraguay es sumamente alta, mientras más que 90 % de Surinam es cubierta con bosques, pero enfrentan amenazas con cacería por partes de jaguar para comercio. A pesar de los lugares donde las cosas se están haciendo bien, las amenazas en total no reflejan eso. Lo real es que la población de jaguar últimamente está decayendo.
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Una vida dedicada a los jaguares
¿Cómo empezó su acercamiento a los jaguares?
Mi carrera con jaguares empezó como miembro de un equipo que estudiaba los factores que pueden contribuir a la coexistencia de jaguares y ganadería en los llanos altos de Venezuela. Ahí pasé tres años, en una estancia de 80 mil hectáreas, estudiando factores que pudieran reducir el conflicto entre humanos y jaguares. Fue hace 22 años. Y desde esa época he apoyado propuestas para una mejor coexistencia entre humanos y jaguares. También he apoyado proyectos de investigación científica, sobre recursos naturales, sostenibilidad, jaguares y territorios indígenas en una alianza para mantener estas áreas.
Un par de veces también me he enfocado en la mitigación de los impactos de infraestructura de transporte y energía, para reducir la afectación en la biodiversidad, incluyendo a los jaguares. Y recientemente promuevo la agroforestería, incluyendo la producción de cacao de sombra en Mesoamérica, para proveer oportunidades de economías alternativas amigables con el ambiente. En los últimos cuatro años también me he visto envuelto en la evaluación de la relación entre conservación del hábitat para aves migratorias y conservación del jaguar, en colaboración con gente local. Las soluciones de conservación que involucran a las poblaciones locales han estado presentes a lo largo de mi carrera, y en mi relación con los jaguares.
Durante todo este tiempo que usted ha investigado sobre los jaguares ¿cuáles han sido los hallazgos más importantes?
Mis investigaciones escritas y publicadas más importantes son las que se refieren a las herramientas de coexistencia, que satisfacen las necesidades y ambiciones humanas, y la conservación de los hábitats para los jaguares, para que ambos coexistan a pequeña y gran escala. En la Amazonía brasileña, el territorio más extenso de jaguares, se debe planificar, por ejemplo, el desarrollo de la agricultura, de las actividades humanas y el transporte, teniendo en cuenta la enorme escala e importancia de los bosques y ríos de esta región, para tratar de mantener ese balance. En Mesoamérica pasa lo mismo. En los territorios indígenas y las comunidades rurales se debe atender las necesidades de la gente y sus necesidades básicas, para encontrar alternativas que coincidan con la conservación de los bosques y la conservación de los jaguares. Siempre habrá necesidad de áreas silvestres protegidas, pero la coexistencia a las escala grande y pequeña es también importante.
¿Considera que la situación de los jaguares es mejor ahora que cuando usted empezó?
Considerando mis investigaciones y los de mis colegas y compañeros, la intención fue la elaboración de herramientas para la conservación. Seguramente la aplicación de los resultados de estas investigaciones tuvieron impactos positivos y contribuyeron para los avances sólidos en la conservación del jaguar. Sin embargo, es importante saber que la población global de jaguares está en declive y debemos saber por qué. En algunos lugares hay una tendencia al decrecimiento y a la pérdida del hábitat, y eso constituye la pérdida de jaguares. Pero también existen áreas donde la cantidad de jaguares es estable, e incluso, donde la población está creciendo. Ahora estoy haciendo una investigación que todavía no ha sido publicada y aborda justamente cómo las herramientas de la conservación pueden hacer la diferencia.
En Bolivia, por ejemplo, en el Madidi [Parque Nacional], el manejo del área por las poblaciones locales y agencias de conservación está permitiendo que aumenten los jaguares. Creo que es importante hacer monitoreo a lo largo del tiempo, evaluar una población en un período de tiempo para saber qué está pasando y evaluar las amenazas. Un equipo de nosotros hemos hecho eso. No puedo hablar mucho acerca de esto porque la investigación está en progreso, pero los elementos de implementación de las leyes ambientales, defensa de áreas protegidas y territorios indígena y comunitario, también un buen manejo de los medios de vida sostenible, extracción de productos del bosque maderable y no maderable bajo criterio de sostenibilidad ecológica, son elementos de algunos ejemplos de éxito. No tengo cifras, pero hay buenos ejemplos de lugares que están en muy buen estado. Algunas áreas tienen mucho éxito en ecoturismo.
¿Entonces hay lugares donde se maneja bien el conflicto entre personas y jaguares?
Hay herramientas dirigidas a reducir conflictos entre jaguares y finqueros —hay ejemplos en práctica en varias zonas, incluyendo el Chaco, Pantanal, Bosque Atlántico y más. Si hay una buena base en la comunidad ecológica y el manejo de recursos naturales en las zonas indígenas sustenta soluciones naturales, y buen manejo de las zonas de cultivo o extracción de productos del bosque, si todo esto se hace bien, tiene un efecto positivo en los jaguares.
Por otro lado, cuando hay una enorme presión en las áreas protegidas, en los territorios indígenas, en los bosques nacionales, entonces, necesitan ser defendidos en contra de las actividades ilegales. Porque el otro lado de la historia son las grandes pérdidas en ciertas áreas. No podemos hablar solo de éxitos cuando tenemos ejemplos de pérdidas esenciales en escenarios globales. Hablamos de la posibilidad que ya perdimos 20 % más del hábitat total del jaguar en los últimos 20 años. En los nueve países de la Amazonía mayor, incluyendo la franja de las Guayanas, se perdió una enorme área de bosque, posiblemente por encima de 200 000 kilómetros cuadrados entre 2009-2018, es decir alrededor del 10 % de todo el bosque amazónico en una década. Yo creo que sabemos cómo frenar eso, creo que el reto es poder llevar nuestro conocimiento a la práctica.
Actualmente, ¿qué tanto se conoce de los jaguares?
Nosotros sabemos bastante ahora, con muchos estudios y proyectos completos, análisis de ocupación de hábitats y de densidad poblacional con cámaras trampa. También tenemos estudios con telemetría, de ámbitos de hogar, de movimiento e identificando las características más importantes de hábitats para los jaguares. Hay más gente con una mayor capacidad de análisis que hace 10 años. Y un mundo completamente diferente del que había hace 20 años. Ahora tenemos elementos para evaluar la tendencia de lo que va a pasar con las poblaciones de jaguares en algunos lugares, con proyección hacia el futuro con base en datos de esos monitoreos. Sin embargo, también hay vacíos, por ejemplo, no tenemos mucha información acerca de los jaguares en la terra firme de la Amazonía brasileña, pese a que la Amazonía de Brasil es el más grande hábitat de los jaguares. Por alguna razón, posiblemente por la escala y la logística, no tenemos mucha información sobre el estilo de vida de los jaguares en la terra firme del Amazonas central, y esta es una zona que juega un rol importante para el jaguar.
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Una mirada al Plan Jaguar 2030
¿Cuál es la importancia de los corredores para preservar el hábitat de los jaguares?
Cuando hablamos de los hábitats del jaguar mayormente hablamos de grandes espacios en ecosistemas naturales. Los felinos grandes tienen ámbitos de hogar y desplazamientos de cientos de kilómetros, pero también nos referimos a los corredores que les puedan ser útiles para poder desplazarse. El concepto de los corredores para jaguares empezó en Mesoamérica en 2006-07, primero bajo la sombrilla de WCS, pero luego retomado con fuerza por la organización de conservación que se denomina Panthera. Ya hay varias iniciativas en Costa Rica, Brasil, en Argentina, Colombia y más. Un corredor biológico trata de conectar a las poblaciones de jaguares y mantener la diversidad genética de la especie. Es un concepto de unificación para la conservación de jaguares a escala geográfica grande.
Si vemos la Iniciativa Jaguar 2030, que involucra 18 países desde Argentina hasta México, la única forma de saber qué va a pasar es a través de las unidades de conservación de jaguares a lo largo de los corredores. Es muy importante tratar de mantener la unidad de los corredores de conservación del jaguar, porque son las áreas a través de los cuales podrán movilizarse, entre dos unidades de conservación de jaguares. La conexión entre estos espacios de conservación se sustenta en estos corredores. Pero algunos corredores son un reto, pues si no tienes una designación formal e institucional para manejar y decidir sobre ellos, terminan siendo muy vulnerables. Hay un corredor en Costa Rica, por ejemplo, que está entre dos unidades de conservación del jaguar y se trabajó para su formalización oficial, que es la máxima garantía. De otra forma, corredores sin designaciones formales pueden ser muy vulnerables a la presión de deforestación. En Belice también hay una designación formal de un corredor para jaguar y Panamá también tiene un sistema de corredores formales.
¿Cuáles son los avances del Plan Jaguar 2030?
En marzo del 2018, en las Naciones Unidas, nuestro esfuerzo fue conseguir mucha participación de alto nivel de los países. Fueron alrededor de 14 países con representantes de muy alto nivel y de diferentes niveles la participación. En ese momento emitimos una declaración colectiva. La conservación es un proceso, que requiere seguimiento. Por eso fue conformado un comité de coordinación que da seguimiento con participación clave del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Panthera, Wildlife Conservation Society (WCS) y World Wildlife Fund (WWF). El presidente fue el Ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, con varios países interesados participando. Pasó un año y medio para lograr el Plan Jaguar 2030, un documento construido por el grupo participante, muy bien balanceado y basado en mucho conocimiento, pero también en mucha práctica que puede ser empleada para la conservación del jaguar. El documento final se terminó a fines de septiembre del 2019 y cubre mucho de lo que se hizo en campo y de las investigaciones que existen. Son casi 90 páginas, fáciles de leer con mapas e ilustraciones y ejemplos de experiencias de trabajo. Cuando pienso en toda la gente que ha participado, realmente décadas de conocimiento están en ese documento.
¿Qué es lo más importante de este plan?
El siguiente paso fue tratar de conseguir la aprobación de los países del rango dónde habita el jaguar. El documento fue circulado entre todos los participantes, incluyendo presentaciones en conferencias y en contactos personales. En este momento hay básicamente 15 países que se han adherido al plan. Algunos países naturalmente tienen sugerencias. Recuerdo por ejemplo que de Perú dos personas del ministerio se acercaron al grupo de trabajo, y dijeron que estaba muy bueno, pero que parece haber sido escrito por gente que ha pasado tiempo en el Pantanal y en Mesoamérica, porque en el Alto Amazonas los temas son un poco diferentes e hicieron varias sugerencias. Ecuador, por ejemplo, hizo cambios pequeños en los mapas, y todo será incluido en el documento final. El reto ahora es que los países puedan adaptar este plan a su realidad y sobre todo que lo pongan en práctica. Fueron muchos los países que han aprobado el plan, pero una de las cosas que quiero enfatizar es que lo más importante acerca del Plan Jaguar 2030, es que existe relación directa entre la conservación del jaguar, la conservación de la biodiversidad, ecosistemas naturales, los servicios ambientales, la reducción de cambio climático. Todo estrechamente vinculado a la sobrevivencia de la sociedad humana.
¿Cuál cree que es el futuro del jaguar?
Tengo la esperanza de que será bueno para la sobrevivencia del jaguar. Creo que hemos avanzado bastante, hay mucha gente que está trabajando con los jaguares y lo están haciendo juntos. El compromiso de tantos países con el Plan Jaguar 2030 significa que hay esperanza.
Imagen principal: Una hembra con su cachorro en el Parque Nacional Kaa Iya, en el Gran Chaco, en Bolivia. Foto: Daniel Alarcón.
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