- Un grupo de 33 científicos acaba de presentar la Lista Roja de Anfibios de Ecuador. Se evaluaron 635 especies, de las cuales 13,4 % están en Peligro Crítico, 23,1 % En Peligro y 20,6 % en categoría Vulnerable según la clasificación de la UICN.
- La agricultura, el transporte, las infraestructuras, las zonas mineras, los campos petroleros y la deforestación son los principales riesgos para los anfibios. El 10 % de las especies más amenazadas no tiene hábitat dentro de las áreas protegidas del país.
Ecuador es considerado uno de los países más biodiversos del mundo y, a pesar de su pequeño tamaño, es uno de los que registra más especies de anfibios y donde se presentan altas tasas de endemismo, es decir, animales que no se encuentran en ninguna otra parte del planeta. Hace unos días se publicó la Lista Roja de Anfibios del país, con la que se conoce en detalle el riesgo de extinción de estos animales y los resultados son preocupantes.
En un artículo científico publicado en la revista Plos One, 33 investigadores vinculados a 16 instituciones ecuatorianas colaboraron en la creación de esta lista, la más completa hasta el momento, donde se aplicaron los criterios de la UICN para determinar el estado de amenaza de los anfibios y además se incluyó información biogeográfica, espacial, taxonómica, filogenética y ecológica detallada. “A diferencia de otras listas rojas que se han trabajado para otros grupos taxonómicos en Ecuador, esta es la primera vez que un trabajo nacional como este es publicado en un artículo científico”, asegura Mauricio Ortega, biólogo e investigador de la Universidad Ikiam, quien además es uno de los autores del listado y fue el coordinador de este trabajo colaborativo que tomó cinco años.
Los expertos utilizaron 126 bases de datos de diversas instituciones y recursos en línea para consolidar la mayor cantidad posible de información sobre anfibios ecuatorianos. Analizaron especímenes, curaron colecciones y verificaron la información que existía sobre ellos para determinar no solo su riesgo de extinción sino sus principales amenazas. Evaluaron 635 especies y encontraron que el 57 % (363 especies) están categorizadas como amenazadas —es decir, pertenecen a las categorías Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN) o Vulnerable (V)—, el 12 % (78 especies) se reportaron como Casi Amenazadas (NT), 4 % (26 especies) con Datos Insuficientes (DD) y solo el 27 % (168 especies) se consideran como de Preocupación Menor (LC).
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Se duplicaron las especies de anfibios en riesgo de extinción
En 2004, la UICN hizo la primera evaluación global de anfibios. El listado para Ecuador fue actualizado en 2006 y 2008, encontrando que de 447 especies analizadas, 165 (37 %) estaban amenazadas o extintas. En 2011 se publicó una evaluación actualizada para las especies ecuatorianas y esta vez se estudiaron 465 especies, de las cuales 142 (30,5 %) estuvieron bajo algún grado de amenaza —CR, EN o VU— y casi el 29 % de ellas no tenían datos suficientes para ser evaluadas.
En esta nueva Lista Roja los científicos quedaron sorprendidos. “Nuestra evaluación casi duplica el número de especies amenazadas en comparación con evaluaciones anteriores”, dice el estudio.
“En esas épocas se hizo un trabajo grande pero muchas especies cayeron en la categoría de Datos Insuficientes. Esto significa que no hay información suficiente para saber algo sobre el riesgo de extinción”, explica Diego Cisneros-Heredia, uno de los autores del artículo científico, curador del Museo de Zoología de la Universidad San Francisco de Quito y autoridad Lista Roja para Ecuador.
El trabajo colaborativo de 33 científicos ecuatorianos logró incluir a 172 especies que antes no habían sido evaluadas y presentaron la primera categorización de riesgo de extinción para 127 especies que, en ocasiones anteriores, fueron clasificadas con Datos Insuficientes.
Al revisar con más detalle los resultados, el nuevo listado revela que el 56,7 % (341 especies) de ranas, el 72,7 % (8 especies) de salamandras y el 60,9 % (9 especies) de cecilias se encuentran bajo amenaza. Aún más preocupante es que 16 géneros tenían a todas sus especies bajo algún riesgo de extinción en el país, entre ellas las Atelopus, más conocidas como ranas arlequín o jambatos.
Cisneros-Heredia recuerda que en muchos casos las ranas arlequín pasaron de ser las especies más comunes a desaparecer casi por completo. Un caso emblemático es el jambato de Quito (Atelopus ignescens), una especie insigne para el país, la primera en ser descrita para la ciencia moderna y que además era muy abundante. En la Reserva Ecológica Antisana, en los años setenta y ochenta, se llegó a estimar una densidad poblacional de hasta 50 individuos por metro cuadrado. “Había que caminar con cuidado para no pisarlas y muchas morían aplastadas por carros durante sus migraciones locales. A mediados de los ochenta desapareció y hoy en día solo se conoce una población pequeña que fue redescubierta hace unos años en la Sierra centro del país”, asegura.
Los Atelopus, al igual que muchos otros anfibios, sufrieron grandes declinaciones poblacionales debido a un hongo que las ha enfermado durante décadas y, en el caso de especies como el jambato de Quito, esto se sumó a un cambio de cerca de 1 grado centígrado en la temperatura de los Andes norte del Ecuador. “Parece que un fenómeno del Niño gigantesco a inicios de los ochenta provocó un impacto en cadena fuerte y el tiro final fue dado por el hongo”, cuenta Cisneros-Heredia.
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Muchas especies únicas, pero casi todas en peligro
Otro aspecto que se destaca en el trabajo de los investigadores tiene que ver con la gran cantidad de anfibios endémicos que se encuentran en el país, sobre todo en la cordillera de los Andes. El 45 % de las especies analizadas (287) solo habitan en Ecuador y muchas de ellas están restringidas a áreas muy pequeñas donde cualquier intervención en el hábitat puede llevarlas a la extinción. “Todas las especies endémicas de las familias Andinobates, Ectopoglossus, Paruwrobates y Telmatobius se consideraron amenazadas”, se lee en el artículo científico.
Mario Yánez, otro de los herpetólogos que participó en la actualización de la Lista Roja de Anfibios e investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador, afirma que ha habido una descripción considerable de especies en los últimos 10 años. “La mayoría endémicas pero están en estado crítico”.
Los investigadores determinaron que las áreas de alto riesgo para los anfibios se ubican, principalmente, cerca de ciudades grandes y medianas como Guayaquil en la Costa, Quito en los Andes y Lago Agrio en la Amazonía. Las áreas de riesgo medio a alto están en las estribaciones oriental y occidental de la cordillera de los Andes y el norte de la Amazonía. Las áreas con un riesgo medio están a lo largo de la Cordillera de los Andes, en la parte centro-sur de la Costa y, finalmente, las de bajo riesgo están aisladas, relacionadas con áreas protegidas, bosques inaccesibles y cordilleras ubicadas en el noroeste de Ecuador, las estribaciones amazónicas de los Andes y el sur de la Amazonía.
Según los análisis, las amenazas más importantes para los anfibios ecuatorianos son la agricultura, el transporte, la infraestructura (carreteras, oleoductos, etc.), zonas mineras, campos petroleros y la deforestación. Si las tendencias siguen, el estudio concluye que, en escenarios futuros, entre el 21 % y el 36 % de las especies evaluadas reducirán sus hábitats en más de la mitad.
“Lo más preocupante de nuestros resultados es que ya no son solo los Atelopus los que tienen la bandera de la extinción en el país, ha habido bastantes redescubrimientos pero todas son especies críticamente amenazadas, sobre todo por la minería”, asegura Yánez.
Según el investigador hay una correlación entre las áreas mineras y las especies endémicas y amenazadas. “Las zonas más preocupantes están en los Andes, que tienen áreas protegidas muy grandes pero donde hay mayor riesgo de actividad minera: un claro ejemplo es el sector Junín, o la parroquia de Buenos Aires donde ya está entrando una empresa minera”, añade Yánez.
El investigador cree que se debe hacer un muy buen análisis de dónde puede operar la minería y no hacer una “jugada sucia” como emprender una estrategia donde se buscan miles de pequeños licenciamientos ambientales, distribuidos en prácticamente todo el territorio nacional.
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Un trabajo de conservación que no da espera
El artículo científico donde se actualiza la Lista Roja de Anfibios del Ecuador concluye con tres grandes recomendaciones: crear y ampliar áreas protegidas para incluir especies amenazadas, apoyar los programas de conservación en campo y en laboratorio para proteger especies en riesgo, y focalizar los esfuerzos de investigación hacia la descripción de nuevas especies y aquellas categorizadas con Datos Insuficientes.
“Apenas estamos documentando los procesos de extinción y tratando de entenderlos, la velocidad a la que ocurren todavía es algo desconocido, es por eso que las acciones propuestas son urgentes”, asegura el biólogo Mauricio Ortega.
Respecto a la primera recomendación, Ortega asegura que los mapas les mostraron que los puntos de recolección de especímenes de anfibios suelen ubicarse cerca de las carreteras del país y las áreas naturales protegidas son zonas donde todavía hay vacíos de información.
“El 10 % de las especies (unas 65) que están en alguna categoría de amenaza se encuentran por fuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Eso quiere decir que el SNAP puede conservar al 90 % de las especies pero el faltante está excluido totalmente, o por lo menos no hay registros dentro del SNAP”. Es por eso que los investigadores proponen revisar los límites de las áreas protegidas aledañas a las zonas que se han identificado como ‘hotspots’ o puntos de concentración de especies amenazadas.
En cuanto a los programas de conservación, el biólogo dice que estos deben ir dirigidos a especies En Peligro y en Peligro Crítico porque suelen tener distribuciones muy restringidas, donde también se requiere un manejo en laboratorio para entender aspectos que son difíciles de analizar en campo: reproducción, desarrollo embrionario, viabilidad poblacional, etc.
Finalmente, el investigador de la Universidad Ikiam asegura que uno de los logros más destacados de esta Lista Roja es que se dejó de lado la privatización de la información y hubo una total apertura para compartir datos y colecciones. “Esto nos lleva a buscar colaboración para seguir trabajando en la descripción de nuevas especies y documentación espacial y geográfica de registros de especies en amenaza, principalmente de aquellas con Datos Insuficientes”.
REFERENCIA
Ortega-Andrade, H. M., Rodes Blanco, M., Cisneros-Heredia, D. F., Guerra Arévalo, N., López de Vargas-Machuca, K. G., Sánchez-Nivicela, J. C., … & Yánez Muñoz, M. H. (2021). Red List assessment of amphibian species of Ecuador: A multidimensional approach for their conservation. Plos one, 16(5), e0251027.
*Imagen principal: Boana rubracyla. Especie Vulnerable. Foto: Mario Yánez.
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