- Un grupo de científicos publicó una carta en la revista Science donde cuestionan los avances en la implementación del Acuerdo de Paz y varias de las decisiones en temas ambientales tomadas por el gobierno del presidente Iván Duque.
- Los autores hicieron un llamado a los científicos para que hablen públicamente y ayuden a que los votantes colombianos tomen decisiones informadas en las elecciones del 2022.
El pasado 16 de julio un grupo de investigadores publicó una carta en la prestigiosa revista Science titulada ‘Undermining Colombia’s peace and environment’ (Socavando la paz y el medio ambiente de Colombia). De inmediato, decenas de científicos, ambientalistas y periodistas se refirieron a ella, dado su duro mensaje respecto a varias de las decisiones y acciones ejecutadas por el actual gobierno colombiano.
Los autores mencionan que la firma del Acuerdo de Paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) suponía riesgos para el medioambiente como que el Estado no fuera capaz de tener presencia en vastos territorios, importantes para la conservación y que estaban bajo el dominio del grupo subversivo.
En una de sus frases más duras, la carta menciona que “desafortunadamente, con la elección del presidente Iván Duque en 2018, las comunidades locales valiosas para la gestión ambiental han vuelto a estar en peligro una vez más”. Los investigadores también hacen varias críticas, entre ellas, la no ratificación del Acuerdo de Escazú a pesar de que Colombia, según recientes informes internacionales, es el país más peligroso para los líderes ambientales; que se hayan implementado controversiales estrategias militares en la lucha contra la deforestación y que la implementación de lo pactado en el Acuerdo de Paz vaya en desaceleración.
Mongabay Latam conversó con Alejandro Salazar-Villegas, ingeniero biológico, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Purdue en Estados Unidos y autor principal de la carta, sobre la motivación de esta publicación y varios de los puntos donde se cuestionan las decisiones y acciones del gobierno colombiano.
¿Cuándo surgió la idea de escribir esta carta?
Alejandro Salazar (A.S.): Hace un par de meses empezamos a trabajar en ella, pero toda la discusión que llevó a su escritura comenzó en el 2015 cuando realizamos un evento académico con investigadores nacionales e internacionales que terminó en la publicación del artículo La Ecología de la Paz, en 2016. Discutimos las implicaciones del proceso de paz en combinación con las inevitables transformaciones asociadas al cambio climático.
A inicios de este año invité a los autores de ese trabajo para que retomáramos esa discusión dados los cambios sociales, políticos y ambientales sucedidos en Colombia desde entonces. Con varios de ellos, y algunos colaboradores nuevos, decidimos empezar con esta carta y estamos trabajando en otro documento mucho más amplio en el que mostraremos datos y tendremos una discusión a profundidad.
¿Cuál era su objetivo con esta publicación?
A.S.: En la carta intentamos hacer un análisis de las implicaciones de la agenda política del gobierno actual en el medio ambiente. Como mostramos, la actitud del gobierno ha llevado a la no implementación o al deliberado desaceleramiento en la implementación del Acuerdo de Paz. Tenemos referencias para cada uno de nuestros argumentos pero por las limitaciones de formato [máximo 300 palabras] creo que la carta es un abrebocas del análisis en el que estamos trabajando un grupo más grande de investigadores.
¿Cuándo esperan tener ese artículo a profundidad?
A.S.: Esperamos que se publique dentro de unas cuantas semanas pero eso también depende del trabajo de editores y revisores de la revista, por eso no te podría dar una fecha exacta.
Ustedes mencionan que la firma del Acuerdo de Paz venía con riesgos para el medio ambiente, dado que muchas selvas permanecían protegidas porque servían de refugio para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). ¿Cuáles eran esos riesgos?
A.S.: Responder esa pregunta fue uno de los temas centrales de nuestro artículo de 2016. Grandes áreas en la Amazonía y en el Chocó, donde las FARC tenían gran influencia, quedaban con la necesidad de llenar los vacíos que ellos dejaban a través de la presencia del Estado. Muchos discutimos sobre el riesgo de no llenar esos vacíos y efectivamente eso fue lo que pasó, como ya se ha discutido en varios artículos. Ha habido un incremento en la deforestación y todas las consecuencias ambientales que esto trae. En el texto en el que estamos trabajando, miramos las consecuencias en campos como la seguridad hídrica, las emisiones de gases de efecto invernadero y el tráfico ilegal de especies.
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¿Cómo ven el tema de la participación comunitaria en zonas de gran riqueza ambiental?
A.S.: Lo que estamos haciendo para el artículo, que esperamos se publique pronto, es un esfuerzo multidisciplinario y grupal. Yo soy el primer autor y fui quien hizo la invitación a la discusión, pero dentro del grupo tenemos expertos en varios temas, incluyendo gente con mucha experiencia en la importancia de la participación comunitaria en temas ambientales. Tenemos una colega que ha trabajado mucho con comunidades en páramos y nos ha dejado claro cómo sin la presencia activa de la comunidad es prácticamente imposible conservar los recursos naturales.
¿Cuáles puntos del Acuerdo de Paz son vitales en materia ambiental y les preocupan por su poco cumplimiento o por su incumplimiento?
A.S.: Uno de los que más destacamos es el primer capítulo del Acuerdo de Paz sobre desarrollo rural y el manejo de la tierra. Es ahí donde vemos una de las mayores oportunidades para involucrar a la comunidad en el manejo y protección de la tierra, y los recursos naturales, pero también es uno de los capítulos donde hemos visto menos implementación.
En el artículo que viene en camino discutimos sobre la Ley de Especialidad Agraria propuesta por este gobierno y que, al final, se hunde principalmente por cuenta de congresistas del mismo partido político del Ejecutivo. Era la única ley de este gobierno que apuntaba directamente a la implementación del Acuerdo de Paz.
¿Qué buscaba específicamente esa Ley de Especialidad Agraria?
A.S.: Lo que hemos venido discutiendo, y que profundizaremos en el próximo artículo, es que herramientas como esta ley hubieran podido ayudar a minimizar los efectos negativos que las disputas por la posesión y manejo de la tierra dejan sobre el medio ambiente.
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¿Cómo ve los resultados de la estrategia militar del gobierno para luchar contra la deforestación y encabezada por la Operación Artemisa?
A.S.: Ese ha sido un enfoque controversial, por decir lo menos. En la carta citamos un trabajo donde se analiza a Artemisa en detalle y donde se resalta el desproporcionado efecto que tuvo deteniendo a pequeños deforestadores pero no a grandes grupos que tienen influencia política en Colombia.
Este tipo de estrategias han terminado en muy poca eficiencia en el corto plazo y actuando sobre deforestaciones puntuales. Adicionalmente, han terminado en una estigmatización de las comunidades locales, algunas de las cuales también talan en pequeña escala, pero que han terminado señalados como los grandes deforestadores. Incluso en los casos puntuales donde sean necesarias las operaciones militares, estas deben de ir acompañadas por colaboración con las comunidades.
Algunos sectores empresariales del país han señalado que Colombia tiene fuertes normativas ambientales y por eso se han opuesto a la ratificación del Acuerdo de Escazú. Sin embargo, en la carta ustedes resaltan su importancia para el país. ¿Por qué es necesario?
A.S.: Ha habido una ambigüedad respecto a Escazú. Primero el gobierno apoya el proyecto de ratificación del acuerdo, luego el Congreso lo hunde y después el gobierno dice que lo presentará nuevamente. Una de las razones principales que resalta la importancia de firmarlo es el asesinato de reclamantes de tierras y ambientalistas en el país. Colombia tiene un alarmante número de asesinatos en los últimos años y un acuerdo de colaboración internacional es necesario para reforzar el compromiso del país y garantizar la información transparente.
En el final de la carta ustedes hablan sobre la campaña electoral de 2022 y plantean un gran desafío para el sector académico al afirmar que “los científicos deben hablar para educar a los candidatos y votantes sobre las consecuencias de sus acciones”. ¿Cómo lograrlo?
A.S.: Ese, sin duda, es uno de nuestros mensajes clave y esa pregunta que me haces nos la hemos estado haciendo en el grupo. Creo que esta carta, el artículo de 2016 y el trabajo que estamos desarrollando son formas de contribuir desde la ciencia para llevar las discusiones a los tomadores de decisiones, para minimizar el riesgo de ser malinterpretados o ignorados en otros escenarios.
Ha sido muy gratificante ver la enorme cantidad de mensajes de apoyo por parte de muchos investigadores. Al artículo en el que estamos trabajando se acaban de sumar cinco científicos colombianos. Cada vez hay un mayor interés en el gremio para que Colombia tome decisiones informadas en momentos clave como las elecciones del siguiente año.
¿Cuáles cree que son las principales preocupaciones ambientales en Colombia?
A.S.: La deforestación es uno de los temas más discutidos en el país ya que Colombia tiene una de las tasas más altas del mundo. Además, detrás de la deforestación hay unas enormes implicaciones.
Unos colegas de la Universidad de Antioquia trabajan mucho en la relación de la Amazonía con la seguridad hídrica y energética del país, porque nuestra matriz energética depende profundamente del agua y de la estabilidad de sus ciclos, que son afectados por la deforestación amazónica. Otro tema importante es la biodiversidad y el tráfico legal e ilegal de especies y cómo la deforestación y la fragmentación de ecosistemas aumentan esas pérdidas de especies.
Yo hago parte de uno de los grupos con más experiencia en emisiones de gases de efecto invernadero. En este nuevo artículo discutiremos la importancia de los páramos, no solo como reservorios de agua y puntos calientes de biodiversidad, sino como grandes reservorios de carbono en el suelo. Ese es un tema muy importante para el país y está relacionado con el cambio climático. También vamos a presentar datos sobre cómo el aumento en quemas de bosque tiene implicaciones en la calidad del aire, incluso de lugares muy distantes al origen de esos incendios, y cómo eso afecta la calidad de vida y salud de los colombianos.
Cada vez hay más esfuerzos en resaltar la importancia de los bosques para almacenar carbono pero el rol del suelo no es un asunto tan presente en la agenda pública…
A.S.: Almacenar carbono en el suelo es hoy la forma más realista de mitigar los efectos del cambio climático en el mundo. La mayoría del carbono en ecosistemas terrestres está en el suelo, hay más carbono allí que en la atmósfera y la vegetación en conjunto. De cómo los humanos manejemos el suelo en los siguientes años dependerá que ese carbono continúe secuestrado o pase a la atmósfera y el cambio climático se intensifique aún más.
*Imagen principal: Operativo del Ejército colombiano en 2020 para capturar deforestadores. Foto: Ministerio de Ambiente.
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