- Los sitios de anidación de albatros de patas negras en las islas de Hawái están seriamente amenazados por el aumento del nivel del mar producto del cambio climático.
- Expertos buscan establecer una colonia de esta especie en la isla de Guadalupe, en México, para asegurar un sitio donde estas aves puedan reproducirse.
En la isla de Guadalupe, la quinta más grande de México, un grupo de biólogos marinos y oceanógrafos lograron que albatros de la especie Laysan (Phoebastria immutabilis) adoptaran a polluelos de otra especie de albatros, los de patas negras (Phoebastria nigripes), que se encontraban en peligro de morir ahogados en Hawái por los efectos del cambio climático.
Los polluelos rescatados fueron criados por sus padres adoptivos, quienes los cuidaron y alimentaron como si fueran propios. El objetivo es que, una vez que los polluelos logren emprender el vuelo y abandonar la isla Guadalupe, regresen al mismo sitio en su vida adulta, en unos cuatro o cinco años más, para nidificar.
Si eso ocurre, se logrará establecer allí una población de albatros de patas negras, contribuyendo así de manera significativa a la recuperación de esta especie considerada Casi Amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Amenazada por las normas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de México.
¿Cómo lo lograron? Te lo contamos en tres claves.
La travesía
Biólogos del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. seleccionaron 21 huevos que estaban en peligro en el Atolón de Midway, cerca del archipiélago de Hawái, por el aumento del nivel del mar y las fuertes olas. Su travesía empezó cuando fueron transportados en avión, al interior de incubadoras portátiles con calefacción, hacia Honolulu, la capital de Hawái.
Desde allí volaron hacia San Diego en una aerolínea comercial. “Cada incubadora tenía su propio asiento y estaba abrochada con un cinturón de seguridad”, cuenta Eric VanderWerf, director científico de Pacific Rim Conservation. De San Diego viajaron en una avioneta particular hasta Tijuana, en la frontera de México con Estados Unidos, y desde Tijuana volaron hasta la isla Guadalupe.
Una vez en su nuevo hogar, los huevos fueron transportados por tierra, y por cerca de cuatros horas, hasta llegar a la colonia reproductiva. “Esa fue tal vez la parte más difícil del viaje porque el camino era un poco rudo en algunas partes y si los huevos rebotaban demasiado se podría haber dañado el embrión”, dice VanderWerf. De hecho, “llevamos las incubadoras a mano por las partes más difíciles del camino”, agrega el experto, y así todos los huevos llegaron sanos y salvos.
Los padres adoptivos
Previo a la travesía, los científicos en isla Guadalupe identificaron a todos los padres de Laysan que habían perdido su huevo, ya sea porque se había roto o porque resultaron ser infértiles. “Los evaluamos todos, identificamos cuáles no eran viables y esos los sustituimos por huevos falsos que hicimos con yeso”, cuenta el oceanólogo Julio Hernández.
De esa manera, los científicos mantuvieron a las parejas de Laysan incubando huevos señuelo que fueron sustituidos luego por los de patas negras cuando llegaron de Hawái.
“Esta estrategia es muy innovadora”, asegura el experto, ya que “es la primera vez que en un proyecto de conservación una tercera especie está participando para rescatar a otra”, asegura. “El hecho de pensar que los albatros de Laysan están siendo parte de este proyecto de restauración, que están siendo padres adoptivos de polluelos de otra especie y que los están cuidando, criando, incubando como si fueran suyos es algo que me vuelve loco y me conmueve mucho”, dice Hernández.
El futuro de la especie
Poco después, un nuevo viaje se hizo desde Hawái a Guadalupe, pero esta vez no trasladaron huevos, sino polluelos de albatros patas negras. Al igual que los huevos, estos se encontraban en grave peligro, en un sitio donde las olas estaban a punto de golpear a los nidos.
Fueron 12 crías las rescatadas, pero solo nueve llegaron vivas a México. Sin embargo, a los sobrevivientes los científicos no pudieron encontrarles padres adoptivos, por lo que hicieron la tarea diaria de alimentarlos y cuidarlos en una colonia artificial. Pero para que el proyecto funcione no basta con que los polluelos logren sobrevivir, pues es necesario que cuando se conviertan en adultos vuelvan a isla Guadalupe a anidar y así se establezca efectivamente una población de esta ave en la zona.
Una de las características de los albatros de patas negras es que regresan a reproducirse al mismo lugar donde nacieron, un fenómeno conocido como filopatría. Esta especie utiliza las estrellas para geoposicionarse, asegura Hernández. “Cuando los huevos eclosionan, los pollos son empollados por 15 días hasta que son capaces de termoregular por sí solos. Después, los padres se quitan de encima y entonces ellos empiezan a ubicarse estelarmente”, explica el experto.
En el caso de los huevos esto no representó un problema porque los pequeños albatros nacieron en Guadalupe. Sin embargo, en el caso de los polluelos, los científicos debieron impedir que estos se ubicaran estelarmente en Hawái. Por eso, los mantuvieron cubiertos hasta que llegaron a Guadalupe donde pudieron ver por primera vez el cielo.
“Si el proyecto tiene éxito, es decir, si resulta el establecimiento de una nueva colonia, una población de albatros patas negras en la isla Guadalupe representará un aumento sustancial en la distribución de la población de la especie”, dice Christine Bogle del Acuerdo para la Conservación de Albatros y Petreles (ACAP).
Los albatros en edad adolescente abandonaron la isla con un pequeño geoposicionador en su pata. Dentro de cuatro o cinco años más, cuando regresen siendo adultos a nidificar en Guadalupe, los científicos podrán rescatar la información que ese pequeño aparato logre registrar durante todo ese tiempo, para saber así cuáles fueron los lugares que visitaron.
Lea la historia completa aquí.
Imagen principal: Cría de albatros patas negras (Phoebastria nigripes) con señuelo. © GECI /J.A. Soriano
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