- La rana fue hallada en el Parque Nacional Río Negro-Sopladora, cuando un grupo de investigadores recorría esta zona como parte de un proyecto para ubicar especies endémicas.
- El nombre científico de esta ranita es un homenaje al escritor, poeta y filólogo J.R.R. Tolkien, creador de las novelas fantásticas El Hobbit y El Señor de los Anillos.
Los misterios de la naturaleza a veces llegan por sorpresa, por lo menos, eso les sucedió a los herpetólogos Juan Carlos Sánchez y José Manuel Falcón mientras se abrían paso por la espesura de un bosque amazónico en el Parque Nacional Río Negro-Sopladora, en Ecuador. “Literalmente cayó en mi cara”, recuerda Falcón sobre el hallazgo de la rana de torrente del Río Negro, especie que bautizaron como Hyloscirtus tolkieni, en homenaje al escritor, poeta y filólogo J.R.R. Tolkien, creador de la Tierra Media y autor de obras fantásticas como El Hobbit y El Señor de los Anillos.
“Nosotros no la encontramos, sino que ella nos encontró”, comenta Sánchez al recordar el episodio con el que inició el descubrimiento de una nueva especie de anfibio en la Amazonía ecuatoriana. “Fue muy curioso. Como es una zona muy tupida, muy densa, yo estaba macheteando para abrir camino y cayó la ranita sobre José Manuel como una cachetada en el rostro”, recuerda Sánchez.
“Comparándola con las ranitas pequeñas que habíamos estado encontrando —agrega Falcón— esta era muy grande con colores impresionantes”, era algo que no se había visto antes dentro de este grupo. Por eso, los científicos que encontraron esta nueva especie para la ciencia decidieron llamarla Hyloscirtus tolkieni, como un homenaje al escritor John Ronald Reuel Tolkien, pues “evoca todas las criaturas fantásticas y los personajes mitológicos del universo de Tolkien”, asegura Falcón.
Los científicos realizaron la expedición al Parque Nacional Río Negro-Sopladora en el año 2020, como parte de un proyecto para buscar especies detonadoras, es decir, que habían sido reconocidas como endémicas y que estuvieran amenazadas, principalmente anfibios y reptiles. “Nosotros entramos con la intención de buscar y encontrar especímenes que históricamente se reportaban en la zona”, precisa Sánchez.
Durante el 2020, los herpetólogos Juan Carlos Sánchez Nivicela, José Manuel Falcón Reibán y Diego Cisneros Heredia —con apoyo de Naturaleza y Cultura Internacional— realizaron varios recorridos a esta zona que fue categorizada como parque nacional en 2018. “Es una área que protege varios ecosistemas, porque tiene una gradiente altitudinal muy grande que, justamente, permite crear un corredor de conservación junto con otros dos parques nacionales: el Parque Nacional Sangay, hacia el norte, y el Parque Nacional Podocarpus, hacia el sur”, afirma el científico Diego Cisneros.
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Una especie fantástica
“Todas las especies de este grupo son increíbles y tienen sus características que las hacen preciosas, pero esta era muy distinta al resto. La mayoría tiene una coloración marrón o colores un poco más oscuros, en cambio, esta ranita tiene el cuerpo de color claro y, sobre todo, unos reflejos dorados y negros sobre un fondo gris verdoso. Realmente era una joya fantástica”, describe Falcón.
Los tres científicos que han descrito este anfibio —Sánchez, Falcón y Cisneros— son seguidores de J.R.R. Tolkien —cuenta uno de ellos— por lo que no fue difícil decidir el nombre que llevaría la nueva especie. “A todos los que estuvimos describiendo a la ranita nos gusta El Señor de los Anillos, entonces, le dimos el nombre en alusión a una muy buena obra literaria. Esta ranita hace alusión a todas estas criaturas fantásticas y seres mitológicos que no solo están en los cuentos de hadas y en la literatura, sino que están vivos y tienen que ser protegidos”, dice Falcón.
La descripción de la ranita Hyloscirtus tolkieni se publicó en enero de 2023 en la revista científica Zookeys. En el artículo académico “Una nueva rana arbórea de corriente del género Hyloscirtus (Amphibia, Hylidae) del Parque Nacional Río Negro-Sopladora, Ecuador”, se detallan las características de esta nueva especie para la ciencia.
La nueva especie se distingue de sus demás congéneres por su gran tamaño (64,9 milímetros) —dice el artículo—, dorso verde grisáceo, manchas amarillas y motas negras; garganta, vientre, flancos y superficies ocultas de las extremidades de color amarillo dorado, con grandes manchas y puntos negros. Una descripción de las características que llamaron la atención de los científicos que recorrieron el área protegida. El género al que pertenece esta nueva ranita incluye 39 especies de ranas arbóreas que se reproducen en los ríos y están distribuidas desde Costa Rica hasta Bolivia.
La descripción de esta especie llamada comúnmente Ranita de Torrente del Río Negro es una de los primeros hallazgos en los que trabajan los investigadores en el Museo de Zoología de la Universidad San Francisco, institución con la que colabora Cisneros. El proceso de descripción duró más de un año.
Cisneros cuenta que las ranas de torrente, como se conoce a este grupo, son muy diversas, pero todas son endémicas y la mayoría vive en espacios pequeños; solo unas pocas especies de este grupo tienen una distribución más amplia.
Cisneros asegura que no es la única especie que han encontrado y que ya están analizando otros anfibios y reptiles que hallaron durante las expediciones. “En ranas hay al menos cinco especies adicionales nuevas para la ciencia, además de una serpiente y posiblemente una lagartija. También hay, por lo menos, dos especies nuevas de tarántulas que sabemos tienen muchísimo endemismo”, dice Cisneros, quien espera que para marzo se publique otra de las investigaciones de estas nuevas especies.
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El camino de la biodiversidad
“Por el parque nacional pasa un antiguo sendero que fue abierto por un sacerdote, entre los años 1930 y 1940, para conectar la sierra con el oriente ecuatoriano e intercambiar productos de ganadería y cultivos como yuca, frutas y otros”, explica Sánchez. Ese camino sirvió de referencia para trazar las expediciones científicas realizadas en el año 2020.
El camino se ha conservado como una ruta representativa de esa conexión, sin embargo, con el tiempo se dejó de usar, cuenta Sánchez. En la década de los sesenta —continúa— llegó James Peters, investigador del Instituto Smithsoniano, y recorrió el mismo trayecto, además de otra zona, y describió una gran cantidad de anfibios. Sánchez, Falcón y Cisneros se plantearon recorrer estas rutas en busca de las mismas especies que fueron registradas casi sesenta años atrás. “Encontramos la segunda ruta que tomó Peters y las localidades tipo, como se llama al sitio exacto en donde alguien recolectó un animal”, explica Sánchez.
En esa ruta —explica Sánchez— el científico Peters recolectó y describió una gran cantidad de anfibios y algunos reptiles. “En los años 60 el sur de Ecuador era prácticamente nada explorado. Peters recolectó animales muy representativos de la zona, incluyendo los Atelopus, entre ellos los Jambatus, especies endémicas y muy amenazadas. Las colecciones de Peters fueron súper importantes históricamente en el ámbito herpetológico”.
Sanchez también comenta que ahora que han logrado colectar las mismas especies que hace varias décadas encontró Peters se podrán hacer análisis moleculares para “entender mucho mejor las relaciones evolutivas de estas especies”, agrega.
El Parque Nacional Río Negro-Sopladora se ubica entre los cantones de Sevilla de Oro, en Azuay, y Santiago de Méndez, en Morona Santiago, sobre un territorio de 30 616.28 hectáreas. Se mantiene en muy buen estado de conservación con una gran cantidad de bosques prístinos —dice Cisneros—; es un lugar de difícil acceso y sin grandes carreteras.
El lugar en donde ahora se ubica la reserva casi no ha sido explorado. Cisneros también menciona la expedición de los años sesenta cuando James Peters, investigador del Instituto Smithsoniano, trabajó con Gustavo Orcés, el primer naturalista ecuatoriano dedicado principalmente a la fauna. “Desde entonces no se habían hecho investigaciones a profundidad hasta que Naturaleza y Cultura Internacional organizó este proyecto”.
En el sur de Ecuador, donde se ubica el área protegida, los páramos y bosques montanos son el resultado de un vulcanismo muy antiguo —explica Sánchez— que, como consecuencia de procesos naturales, dio origen a espacios aislados. “Ahora que hemos recorrido este corredor biológico formado por los parques nacionales Sangay y Podocarpus hemos registrado, incluso en distancias cortas, fauna diferentes para cada uno de estos lugares, y mucha de ellas eran nuevas”.
* Imagen principal: La ranita Hyloscirtus tolkieni en su hábitat. Foto: Juan Carlos Sánchez.
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