- Bolivia es el país que padece los peores incendios en la región. Reporta 7 millones de bosques y vegetación natural destruidos por el fuego y ha declarado al país en situación de desastre nacional.
- Brasil, Perú, Colombia, Argentina y Paraguay reportan incendios en diferentes partes de su territorio, mientras que Ecuador acaba de salir de una ola de incendios que impactó principalmente a la capital del país.
“La Amazonía no se está quemando porque quiere quemarse, la están quemando. Están acabando con uno de los biomas más importantes del planeta”, dice la lideresa indígena de Ecuador, Patricia Gualinga, del pueblo Kichwa de Sarayaku, durante una conferencia ofrecida por representantes de los pueblos indígenas de América del Sur que se realizó durante la Semana del Clima en Nueva York.
Era un llamado urgente de los líderes indígenas de la Amazonía ante la crisis que enfrenta Sudamérica por los incendios forestales que están acabando con miles de hectáreas de bosques y vegetación natural en Brasil, Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador.
Bolivia es, hasta ahora, el país que presenta la situación más crítica. El viernes 27 de septiembre, Jhonny Rojas, coordinador del Comité de Operaciones de Emergencia Departamental (COED) de Santa Cruz, reportó que entre 1 de enero y septiembre de 2024 se quemaron 7 millones de hectáreas por los incendios forestales sólo en ese departamento y señaló que se trata del “mayor desastre ambiental que ha vivido Santa Cruz”. La cifra registrada este 2024 ya supera las pérdidas reportadas en el 2019, cuando se registraron 5.3 millones de hectáreas quemadas en todo el país. El lunes 30 de septiembre, el gobierno de Bolivia aprobó el decreto supremo que declara desastre nacional por los incendios forestales.
Perú también enfrenta una crisis ambiental. Según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional son 20 las personas fallecidas y 165 los heridos como consecuencia de los incendios forestales hasta el 23 de septiembre; y la cantidad de incendios en los que va del año llega a 383 en 23 de los 24 departamentos del país.
Ecuador y Colombia se sumaron a esta ola de incendios durante el mes de septiembre. En el momento en que Gualinga y otros líderes indígenas hablaban en la Semana del Clima, Quito, la capital de Ecuador, padecía por el humo del fuego, al punto que se suspendieron las clases escolares. Mientras tanto, en Colombia los incendios forestales han consumido, solo en el mes de septiembre de 2024, 44 040 hectáreas de bosques, pastos y cosechas, según informó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
En Brasil, los servicios de monitoreo satelital de la Administración Nacional de Aeronáutica Espacial (NASA) del gobierno de Estados Unidos muestran cómo los focos de calor, muchos de ellos correspondientes a incendios activos, están presentes en casi todo el país. Las imágenes satelitales también muestran focos de calor en Paraguay y el norte de Argentina. A los incendios forestales ocurridos hasta ahora se suma una sequía severa en la Amazonía que ha reducido el nivel de los ríos por debajo de sus valores normales para esta temporada. El lunes 30 de septiembre, la Agencia Nacional de Aguas de Brasil aprobó la declaración de situación crítica de escasez de recursos hídricos, en la cuenca del río Xingú, uno de los mayores afluentes del río Amazonas. Esta medida estará vigente hasta el 30 de noviembre.
Gobierno declara desastre nacional en Bolivia
“En la Amazonía boliviana estamos en el peor año. Lo más impactante es que entre agosto y septiembre hemos prácticamente triplicado la cantidad de focos de calor que ocurrían en años anteriores. Estamos cerrando septiembre con cuatro veces más de lo que pasó en septiembre de 2023. Son mega incendios que, como ningún año, están afectando más bosques que en otras épocas”, señala Marlene Quintanilla, directora de Investigación y Gestión del Conocimiento de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) Bolivia, y una de las impulsoras de la plataforma AMA, un espacio de monitoreo satelital de incendios de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG).
La investigadora de FAN señala que la plataforma AMA muestra que en agosto de 2024 se han registrado alrededor de 25 000 focos de calor en la Amazonía boliviana, muy por encima de los 5 000 a 7 000 que se registraron en el mismo mes de 2023. Una situación más crítica ha ocurrido en septiembre, cuando se registraron 45 000 focos de calor, mientras que en septiembre de 2023 se registraron entre 10 000 y 12 000.
Quintanilla señala que los incendios llevan por lo menos dos meses dentro de los bosques bolivianos. Entre las áreas protegidas más afectadas están el Área Protegida Municipal Bajo Paraguá que lleva casi dos meses con incendios difíciles de controlar. “Son megaincendios con pérdidas incalculables de biodiversidad. Mirándolo regionalmente, el peor escenario está ocurriendo en Bolivia, en esta zona donde están justo los territorios indígenas como la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Monteverde y Ascensión de Guarayos y las áreas protegidas nacionales Noel Kempff Mercado y Bajo Paraguá”.
Quintanilla agrega que muchos incendios se están produciendo en pleno bosque amazónico, en lugares donde no eran habituales y “se están experimentando sequías nunca antes vistas, tan intensas que cualquier chispa se convierte en en un incendio incontrolable”.
Luego de varios meses de fuegos y con más de siete millones de hectáreas destruidas, según reportes oficiales, el gobierno de Bolivia decidió declarar la situación de desastre nacional, una decisión que tendrá una vigencia de 9 meses y que comenzó a regir el lunes 30 de septiembre.
La ministra de la Presidencia, Marianela Prada, dijo en conferencia de prensa que se tomó la determinación de declarar desastre nacional a causa de la magnitud de los incendios para proteger el medio ambiente, la salud y la vida de las personas, así como la biodiversidad y las actividades de la población boliviana.
Días antes, el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, señaló que durante los patrullajes realizados por las zonas afectadas se identificaron personas realizando quemas en lugares prohibidos con el fin de apropiarse de la tierra. “El fuego no es solo en Bolivia, es estructural, muchos países nuestros están sufriendo las consecuencias de la irresponsabilidad. En Brasil están investigando los orígenes de los incendios porque notan que hay algo extraño en esa cadena de incendios forestales”.
La senadora Cecilia Requena, del partido Comunidad Ciudadana (CC), señala que en Bolivia está ocurriendo “una tragedia terrible para muchas comunidades indígenas que enfrentan desplazamientos forzosos, quienes pierden sus casas porque se queman, además que pierden su fuente de ingreso”. Estas comunidades tampoco pueden retornar una vez sofocados los incendios, dice la congresista, porque muchas veces el agua está contaminada por las cenizas del fuego. “Lo que está pasando es un ecocidio y el gobierno, tanto el central como los subnacionales, han quedado completamente sobrepasados en sus capacidades de hacer algo. Además, la poca e insuficiente ayuda internacional ha llegado demasiado tarde, cuando los incendios ya son incontrolables”.
Para Requena, el gobierno parece no estar preparado para algo que se puede prever y las políticas públicas impulsadas por el MAS (Movimiento al Socialismo, el partido del actual gobierno) apuntan al aumento de la frontera agropecuaria. En ese sentido, señaló que existe un programa para el aumento de la frontera agropecuaria de Bolivia en 12 millones de hectáreas, muchas de las cuales son costa de los bosques, que luego se destinan a monocultivos como la soya. “Se insiste en que eso es desarrollo. Lo mismo sucede con la venta de carne a China. Esos desarrollos se hacen a costa del bosque. Otra política pública específica es la del cultivo palma africana para agrocombustibles que se está instalando en zonas amazónicas de gran biodiversidad”.
Seis regiones en emergencia en Perú
El gobierno peruano ha declarado, hasta el 30 de septiembre, Estado de Emergencia en seis departamentos del país.
El 18 de septiembre, luego del reiterado pedido de autoridades regionales y cuando ya se habían reportado 16 personas fallecidas a causa de los incendios que habían impactado en 22 departamentos del país, el Ejecutivo aprobó la declaratoria de emergencia por 60 días en las regiones de Amazonas, San Martín y Ucayali, tres de los departamentos de la Amazonía peruana que han enfrentado incendios de gran magnitud.
Días después, el 27 de septiembre, otras tres regiones se sumaron a la declaratoria de emergencia. En esta oportunidad fueron Cajamarca, Huánuco y Lambayeque. Otras regiones como Cusco y Áncash también han solicitado al gobierno que tome estas medidas para enfrentar los daños causados por el fuego que impacta al país desde hace por lo menos dos meses, pero aún no han obtenido la aprobación del Ejecutivo.
El reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) del lunes 30 de septiembre indica que aún hay 20 incendios activos en siete regiones del país. Amazonas y Pasco son las que presentan la mayor cantidad de fuegos, cinco cada una; en Junín aún hay 4 activos, Huánuco y San Martín enfrentan dos incendios cada uno y Áncash y Cajamarca atienden un incendio en cada uno de sus territorios. Otros 29 incendios afectan otras seis regiones y aunque estos ya han sido controlados, el fuego aún no ha sido apagado por completo, según el reporte del COEN.
La información del COEN hasta el 23 de septiembre también reporta 20 personas fallecidas, 165 heridas y 383 incendios reportados durante todo el 2024 en 23 departamentos del país. Cajamarca, Apurímac y Cusco lideran esta tabla. El reporte también incluye casi 6 000 hectáreas de cultivos arrasados y 12 300 hectáreas de cobertura natural destruidas.
Ernesto Ráez, ecólogo y docente en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, señala que el problema de los incendios en Perú lleva muchas décadas, pues cada año son miles las quemas que se realizan y muchas se salen de control. “Hay víctimas fatales y el problema de fondo no son los incendios sino las quemas agropecuarias descontroladas. Tenemos que manejar nuestras quemas y empezar a abandonarlas como práctica agropecuaria”, señala.
Ráez también se refirió a la modificación de la Ley Forestal que se aprobó en enero de este año, una norma que, según expertos, legaliza la deforestación ilegal. “Sin duda alguna, esta ley incentiva a quienes tienen la intención de destruir el bosque. La destrucción especulativa del bosque ya se ha visto en Brasil y ocurre con grupos organizados. Aquí en Perú tenemos un grupo extremadamente bien organizado que son los menonitas, dedicados directamente a destruir bosques todos los años. Así como hay sectas religiosas, también hay mafias dedicadas a destruir bosques para establecer cultivos ilegales y especular con la tierra. En todos los casos estamos hablando de gente organizada para arrasar los bosques y el fuego es su herramienta”, agrega.
Para Ráez, el panorama regional es muy preocupante y parece que hay una confluencia de dos fuerzas muy poderosas, por un lado voluntades humanas contrarias a las áreas silvestres, a los territorios indígenas, a los territorios colectivos y al cuidado de la tierra que funcionan de manera organizada y son impulsadas por motivos económicos, y por el otro lado el clima está secándose. “Lo que está ocurriendo no se puede atribuir simplemente a un efecto del cambio climático, no lo es, hay voluntades humanas detrás de esta situación que consideran los bosques como tierras improductivas y buscan establecer cultivos, en algunos casos ilegales, y crianza de ganado”.
El experto señala que tampoco “se debe descartar la posibilidad de que el fuego está siendo empleado como un arma contra los pueblos indígenas y contra sus territorios colectivos. Esta posibilidad no está alejada de la realidad, considerando que estamos viendo gravísimos ataques contra líderes indígenas y contra los pueblos, que lo único que desean es consolidar su propiedad territorial”.
El líder indígena Herlin Odicio, vicepresidente de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), señala que los incendios forestales que ocurren en Perú son consecuencia de las decisiones del gobierno que ha entregado concesiones para monocultivos como la palma aceitera. “Ustedes han visto la sequía en el río Ucayali, las lanchas paradas. Y hay fallecidos por estos incendios forestales. ¿Quién va a reparar la Amazonía ahora? Nadie”, comenta.
Los incendios que rodearon a Quito en Ecuador
Durante varios días, Quito, estuvo envuelta en una nube de humo y cenizas debido a una ola de incendios que rodearon a la capital de Ecuador. Fueron por lo menos cuatro días en los que se vivió una situación crítica que obligó a las autoridades a declarar el Estado de Emergencia y a suspender las clases escolares, luego de que el 24 de septiembre se desataran varios incendios forestales cerca de la ciudad.
Para el 28 de septiembre la mayor parte de los incendios estaban controlados y al trabajo de los bomberos se sumó la lluvia que llegó luego de 48 días de sequía. El fuego se había extendido por las zonas de Guápulo, el Parque Metropolitano Guangüiltagua y el cerro Auqui, así como a los barrios Bellavista y Bolaños. Pero la crisis en Ecuador fue más allá del fuego, pues la intensa sequía que atraviesa el país ha obligado a las autoridades a implementar horarios para el corte de energía eléctrica.
“Hemos visto cómo se han desatado incendios en diferentes partes del país, la mayoría provocados intencionalmente por el hombre”, dijo en una presentación pública el presidente Daniel Noboa el viernes 27 de septiembre.
El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate) ha informado que entre el 1 de enero y el 29 de septiembre de 2024, los incendios forestales registrados en varios puntos de Ecuador han afectado más de 39 700 hectáreas de cobertura vegetal. En el mismo periodo el país registró 3 497 incendios forestales. El Maate también informó que entre el 23 y el 27 de septiembre, los bomberos de la ciudad de Quito atendieron 12 incendios forestales y 91 quemas de desechos.
Emilio Cobo, experto en temas ambientales y gestión de paisajes, menciona que los casi 50 días de sequía secó, de manera muy intensa, la biomasa acumulada en los bosques y en las zonas aledañas a las ciudades. “A esto se debe sumar que la mayoría de los incendios han sido provocados. En Quito, todo apunta a que han sido una serie de atentados, no está claro si han sido para causar daño a la ciudad o con fines políticos, pero son incendios provocados”, asegura.
Cobo también comenta que la mayoría de los lugares que fueron incendiados “son ecosistemas poco gestionados”, en referencia específica a lo sucedido en Quito. “Los grandes incendios que vivimos la semana pasada ocurrieron en bosques de eucalipto, una especie introducida desde Australia hace casi un siglo, y que es proclive a los incendios. Una de las estrategias de supervivencia del eucalipto es, justamente, sobrevivir al fuego y después arrasar con el resto de especies”. Cobo agrega que este problema también ocurre en Colombia, Perú y Bolivia, que junto a Ecuador, son los cuatro países de Sudamérica donde se introdujo de manera extensiva esta especie de árbol.
En ese sentido, señala que los incendios que se han visto recientemente ocasionan un daño intenso en los suelos porque “se fatigan luego de incendios repetidos”, como es el caso del cerro Auqui y el Parque Metropolitano que han padecido por el fuego durante muchas décadas.
“Si queremos restaurar ecológicamente estas zonas afectadas, estos suelos están en una capacidad más pobre de responder y permitir una recuperación del ecosistema. Eso implica que hay que invertir muchos recursos para recién empezar un proceso saludable de regeneración”, explica Cobo.
Sobre la restauración, el Maate ha informado que empezarán cuando el suelo se haya enfriado, en un lapso no menor a 30 días. Aseguran que la labor se hará con especies nativas, de tal forma que se erradiquen las especies invasoras.
Colombia, entre la sequía y fuego
“Los incendios se están presentando sobre todo en los departamentos de Tolima, Huila y Cauca. Sucede que hay zonas del país que están bastante secas y con altas temperaturas,lo que facilita la exposición a la ignición y que se generen incendios forestales”, señala María Meza, subdirectora de Reducción del Riesgo de Desastres de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Meza señala que los incendios de Tolima y Huila están ocurriendo en bosques de difícil acceso y que se están quemando bosques tropicales. La funcionaria agrega que estos departamentos no habían sufrido nunca eventos de la magnitud actual. Comparando con otros años, esta situación es “más crítica”, comenta.
Desde enero hasta diciembre de 2024, Colombia ha reportado más de 2 200 incendios en 30 de los 32 departamentos del país, con una afectación de más de 130 000 hectáreas de terreno, indica la UNGRD.
Meza señala que los incendios forestales son un fenómeno recurrente en Colombia que sigue la tendencia de los países tropicales con incendios cada vez más intensos, de mayor extensión y de mayor magnitud. “El cambio climático incide en los incendios, pero también hay factores asociados al uso de la tierra e incluso a tenencia de la tierra”.
La funcionaria de UNGRD también menciona que “en nuestros países nos hemos enfocado más en la prohibición del uso del fuego que en la prevención, lo que implica una serie de prácticas de diferentes escalas para gestionar los paisajes”.
Colombia también atraviesa un período de sequía intenso, como el resto de la Amazonía. El lunes 30 de septiembre, personal de la UNGRD recorrió el río Loretoyaco, que nace en Perú y se extiende por Puerto Nariño, en el departamento colombiano de Amazonas. Durante la inspección se confirmó que la profundidad del río se ha reducido en por lo menos 15 metros, lo que representa un 80 % de su estado natural. Como consecuencia de esta sequía se ha interrumpido su conexión con los lagos de Tarapoto, donde viven delfines rosados y grises. Esta reducción del caudal también impacta a por lo menos 10 comunidades indígenas en la zona, según informó la institución a través de sus redes sociales.
La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) informó que rescató y atendió a animales silvestres que resultaron afectados por las llamas en el departamento de Huila. Entre las especies que recibieron atención están una zarigüeya lanuda, un conejo silvestre, una tamandúa, una ardilla, una zarigüeya enana o marmosa, una iguana, un lagarto, un búho currucutú y un gavilán.
Incendios en Brasil, Argentina y Paraguay
En Brasil la situación es alarmante. Las imágenes satelitales muestran que los focos de calor y los incendios se han extendido por casi todo el país. Grandes ciudades como Sao Paulo han experimentado, durante semanas, un aire irrespirable; aunque ahora el humo de los incendios se está dirigiendo al sur.
La información oficial de Brasil indica que el país ha perdido más de 7 millones de hectáreas de bosques en Amazonía, Pantanal y El Cerrado, además que enfrenta la peor sequía de los últimos 50 años. El Parque Nacional de la Chapada de Guimaraes ha sido una de las áreas naturales protegidas arrasadas por el fuego.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, señaló que la profundidad de algunos ríos en la Amazonía llega apenas a 70 centímetros, cuando lo normal son 14 metros. Esta situación ha dejado a decenas de comunidades incomunicadas y agrava la situación de los incendios.
Según el portal IQAir, el aire más contaminado por los incendios se está concentrando en Bolivia, Paraguay y el norte de Argentina, sin embargo, algunas zonas de Brasil y Perú también tienen un aire poco saludable.
En Argentina, más de 40 000 hectáreas han sido arrasadas por los incendios que impactan, principalmente, a la provincia de Córdoba. Ante esta situación, el Senado de la Nación aprobó la declaración de Emergencia Ambiental en este departamento. Para el lunes 30 de septiembre el fuego ya había sido controlado.
Paraguay también ha enfrentado una serie de incendios forestales, principalmente en la zona del Chaco, en los límites con Bolivia y Brasil, donde se ubica el Parque Nacional Chovoreca. El Instituto Forestal Nacional de Paraguay (Infona) informó que 181 500 hectáreas se han perdido en esta área protegida mientras otras 14 119 han sido arrasadas por el fuego en territorios indígenas.
Marlene Quintanilla, de FAN Bolivia, considera que con lo que está sucediendo actualmente en todos los países de la región, se estaría llegando al punto de no retorno en la Amazonía. “Si sumamos la deforestación con la degradación, estamos alrededor del 25 % del territorio amazónico afectado. Esto explica por qué los bosques amazónicos, que tradicionalmente tenían más humedad, ahora están convirtiéndose en bosques más secos, mucho más vulnerables a los incendios, con fuegos jamás vistos en la Amazonía”.
Fany Kuiru, coordinadora general de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) comenta sobre el drama que enfrentan los pueblos indígenas en los territorios afectados por el fuego. “Bolivia está terriblemente afectada. Desde las comunidades están solicitando medicamentos, agua, alimentos y hay un desplazamiento grande de pueblos indígenas hacia las ciudades. La situación es de altísima gravedad”. Esta situación se repite en Perú, agrega la lideresa.
“La Amazonía está en agonía y nadie le presta ayuda para que sobreviva. En la Semana del Clima en Nueva York, todos hablaban de los fondos para conservar la biodiversidad, ¿pero qué biodiversidad vamos a conservar si ante nuestros ojos se está arrasando esa biodiversidad?”, concluye Kuiru.
Imagen principal: Una ola de incendios forestales afectó Ecuador el 24 de septiembre. Foto: MAATE.