- Un estudio establece que la asociación entre neumonía y deforestación se mantuvo incluso después de la vacuna contra esta enfermedad respiratoria en 2014.
- El proyecto busca el desarrollo de un modelo económico basado en los frutos del bosque, como la castaña, el cacao, el asaí, el majo, las plantas medicinales y el ecoturismo.
- Bolivia fue el país de la región más golpeado por los incendios en 2014. Se afectaron más de 12 millones de hectáreas por las quemas.
- El humo de los incendios forestales emite partículas tóxicas que pueden penetrar en los pulmones, haciéndolos más susceptibles a enfermedades respiratorias como la neumonía.
¿Puede la deforestación incrementar las enfermedades respiratorias? En la Amazonía boliviana se realizó un estudio que sostiene un aumento del 20 % de casos de neumonía por cada 1 % de incremento en la tasa de deforestación. Este análisis se realizó en 89 municipios amazónicos bolivianos, donde se evidenció que la pérdida de cobertura forestal –principalmente por la quema de árboles- está asociada a un incremento en los casos de neumonía, especialmente en personas mayores de 20 años.
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Esta investigación fue realizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), España, y abarca datos desde 2002 hasta 2023. Este proyecto duró dos años y afirma que los casos de neumonía se mantienen a pesar de que en 2014 se realizó una campaña contra esta enfermedad en Bolivia.

“Hemos realizado un estudio para ver si hay relación entre la deforestación, concretamente por la quema de árboles, y la neumonía. Hemos visto que sí existe una tendencia de asociación”, explicó a Mongabay Latam Marina Pérez, investigadora de ISGlobal.
Pérez añadió: “Hemos calculado que con un 1% de tala (de árboles) se aumenta el 20 % de neumonía en la población, y sobre todo hemos visto que se relaciona con personas mayores de 20 años”. La investigadora recalcó que los bosques no solo regulan el clima y la calidad del aire, sino que también actúan como barreras naturales frente a la propagación de enfermedades. La investigación concluye que la conservación de los ecosistemas amazónicos es fundamental, no solo desde una perspectiva ambiental, sino también como una estrategia de salud pública.

“Todo esto es por el humo, el humo que se queda suspendido en el aire, lo respiramos y llega a nuestros pulmones y eso es lo que produce una infección en el pulmón y se produce la neumonía”, dijo Pérez.
Bolivia es el segundo país con mayor pérdida de bosque nativo en el mundo. En 2024, el país perdió 1.8 millones de hectáreas de bosque y el 83 % de esa destrucción (1.5 millones de hectáreas) es de bosque primario, de acuerdo con el último informe del Laboratorio GLAD de la Universidad de Maryland y Global Forest Watch (GFW). Esta cifra triplica la registrada en 2023, cuando perdió 490 000 hectáreas de bosque primario. Además, en su mayoría, este incremento se debe a los incendios forestales sufridos el último año.
Quemas incontrolables
Más de la mitad de la pérdida arbórea en Bolivia se debió a los incendios forestales de 2024, que por lo general son realizados para limpiar tierras para la producción de soja, la ampliación de terrenos para el ganado y el cultivo de caña de azúcar. La pasada gestión, el país sudamericano también sufrió por los incendios debidos a la fuerte sequía que todavía padece.
Así, la Amazonia boliviana se está deforestando a un ritmo sin precedentes, superior al de otros países sudamericanos. La expansión agrícola y también la minería están degradando los bosques de la región. Pero el impacto no es solo ambiental, sino que también afecta a la salud de miles de personas, sobre todo en comunidades indígenas y rurales, que ahora se ven expuestas a enfermedades de las que se mantenían al margen, y que resaltan los efectos de la creciente contaminación del aire y del agua.
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La investigación de ISGlobal fue realizada por las investigadoras Marta Mascareñas, Shannon O’Brien, Marina Pérez, Madiha Shekhani y Paula Alonso. Este documento además de analizar la situación en la Amazonía, plantea recomendaciones para que los gobiernos y actores internacionales actúen antes de que sea “demasiado tarde”.

El proyecto es una colaboración entre MedicusMundi Mediterrània (MMMed), el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Instituto de Investigaciones Forestales de la Amazonía de la Universidad Autónoma del Beni José Ballivián, el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) y la Red de Servicios de Salud 07 Riberalta del Ministerio de Salud Pública de Bolivia. Este trabajo fue financiado por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) y por la Generalitat de Catalunya.
Vincent Vos, miembro del Instituto de Investigaciones Forestales de la Amazonía de la Universidad Autónoma del Beni, afirmó que este estudio es una muestra de que “esta apuesta del agronegocio, el avance en la frontera agropecuaria, la pérdida de cobertura forestal está también costando mucho a los bolivianos en términos de salud”.
Según Vos, el proyecto busca el desarrollo de un modelo económico basado en los frutos del bosque, como la castaña, el cacao, el asaí, el majo, las plantas medicinales y el ecoturismo, entre otros, que generan beneficios para el medioambiente y la vida de las comunidades. “Las actividades productivas tradicionales generan impactos negativos y hay que apostar por un nuevo modelo económico desde las comunidades indígenas”, aseguró el biólogo.
La organización Fundación Tierra reveló que los incendios “malintencionados” representan el 66 % del total y los incendios agropecuarios, el 44 %.
Datos alarmantes
Las principales causas de la deforestación en Bolivia están estrechamente interrelacionadas y profundamente arraigadas en un modelo político y económico que prioriza la expansión agrícola y las industrias extractivas, según ISGlobal.
La tragedia ambiental de los últimos años influyó en la vida de las personas que habitan no solo la Amazonía boliviana, sino también otras zonas, como la Chiquitania y el Chaco. Pérez explicó que la neumonía es la principal causa infecciosa de mortalidad infantil a nivel mundial y que el humo de los incendios forestales emite partículas tóxicas que pueden penetrar en los pulmones, haciéndolos más susceptibles a enfermedades respiratorias como la neumonía.

En varias ciudades de la Amazonía boliviana el denso humo no solo tuvo un intenso impacto en la salud pública y el medioambiente, sino que también alteró gravemente la vida cotidiana de los pobladores, forzando el cierre de colegios, la cancelación de vuelos y la suspensión de las actividades al aire libre durante meses.
“Estos sucesos pusieron de manifiesto la necesidad crítica de realizar una evaluación sistemática del impacto sobre la salud en dicha región para desarrollar medidas, políticas y estrategias de preparación contra los riesgos y emergencias climáticos”, dice parte del estudio.
Según Pérez, ya se documentó un incremento de las enfermedades respiratorias como consecuencia del aumento de los incendios en la Amazonia en 2019. También hay estimaciones que utilizan datos de calidad del aire y atribuyen miles de muertes y un aumento de las hospitalizaciones a la deforestación en la Amazonía a causa de los incendios de 2019 y 2024.
Además, “la deforestación puede afectar indirectamente a la salud a través del aumento de las temperaturas, que a su vez agrava las enfermedades crónicas y empeora la calidad de vida”, destacó la investigadora, quien añadió que Bolivia debe reforzar su infraestructura de vigilancia medioambiental y sanitaria.
“Esto debería comenzar con la creación de una plataforma de datos integrada y centralizada que permita el acceso en tiempo real a los indicadores medioambientales y sanitarios. Dicho sistema debe permitir que la información fluya entre los diferentes ministerios (Sanidad, Medioambiente, Educación) y centros de investigación”, dijo Pérez.
Imagen principal: en 2024, Bolivia perdió 1.8 millones de hectáreas de bosque, en gran parte debido a los incendios. Foto: Gobierno de Santa Cruz