A un kilómetro de la isla filipina de Palawan, se encuentra la reserva natural de la isla de Rasa; aquí el bosque crece sin obstáculos, en una isla coralina, rodeado de manglares y arrecifes de coral. Aunque es diminuta, se han registrado más de 100 especies de aves en la isla junto con una gran población de grandes zorros voladores, mientras que en las aguas que la rodean nadan al menos 130 especies de peces coralinos, tres tipos de tortugas marinas y ese mamífero marino tan curioso llamado dugongo. Lo más importante de todo, quizás, sea que la isla es el hogar de la mayor población de cacatúas filipinas (Cacatua haematuropygia) del mundo, que están clasificadas como en peligro crítico de extinción. Pero, si bien no está habitada por el hombre, muy pronto la isla de Rasa podría verse irrevocablemente alterada por efectos humanos. Unos funcionarios han propuesto la construcción de una central eléctrica de carbón justo al otro lado del estrecho, en la isla de Palawan, por lo que el radio de las chimeneas que comprende entre 0,8 y 1,6 km llegaría directamente a la reserva natural de la isla de Rasa. Pero el impacto de la central de carbón, en un país azotado por tifones que son cada vez más fuertes, podría extenderse aún más.
La mayor amenaza para la cacatúa filipina
Cacatúas filipinas. Foto cortesía de la fundación Katala.
La población de cacatúas filipinas en la isla de Rasa está en auge. Con la ayuda de ecologistas, la población pasó de 25 ejemplares en 1998 a 250 en la actualidad, lo que representa un cuarto de la población mundial (cerca de 1000 aves). Lo que es más importante, es la única población que parece prosperar. Pero los ecologistas afirman que una central eléctrica de carbón de 15 megavatios, perteneciente a DMCI Power Corporation, podría cambiar todo esto.
“La central eléctrica propuesta tiene el potencial de convertirse en la [amenaza más importante] para la supervivencia de las especies en peligro crítico de extinción en conjunto”, sostiene un informe de situación sobre la propuesta, redactado por la fundación Katala; Katala es la denominación local para la cacatúa filipina.
La reserva natural de la deshabitada isla de Rasa es un tesoro de vida silvestre poco común. Foto: Peter Widmann. |
La deslumbrante Katala, presente solo en Filipinas, está cubierta de hermosas plumas blancas y ostenta un gran pico curvado. Se puede identificar fácilmente a la especie por las plumas rojas en la cara interna de la cola, lo que le da el nombre alternativo de cacatúa de cola sangrante. Como miembros de la familia de los loros, las cacatúas son, por lo general, sociables y bastante ruidosas.
Los ecologistas advierten que la construcción de la planta de carbón aumentará la tasa de mortalidad de la cacatúa filipina por choques contra los cables de alta tensión y electrocuciones. Se espera que también afecte a otras aves e incluso a los grandes zorros voladores.
“Es aún más preocupante que la central eléctrica interrumpirá la trayectoria de vuelo de las cacatúas desde tierra firme hasta la isla”, le dijo Peter Widmann, vice presidente de la fundación Katala, a mongabay.com. La infraestructura y los cables de alta tensión cortarán la ruta de las aves hacia tierra firme durante el periodo de apareamiento cuando las aves están ocupadas recolectando alimento para las crías. Menos alimento significa menos crías que sobrevivan para llegar a adultos, lo que llevará con el tiempo a una disminución a gran escala de la población de cacatúas de la isla.
Las cacatúas filipinas ya están luchando contra la continua deforestación de bosques tropicales de tierras bajas y contra el tráfico de mascotas, por el que se roban las crías de los nidos. Ahora los expertos temen que la planta de carbón pueda contrarrestar la mejor esperanza de las aves hasta ahora: la creciente población en la isla de Rasa.
“La recomendación más urgente es buscar un lugar alternativo”, sostiene Widmann. “La ubicación —tan cercana a una zona ecológica y a una población—sería inaceptable, aun si se utilizaran combustibles menos contaminantes para generar energía”.
La ciudad de Narra es conocida en la actualidad como la capital mundial de la cacatúa filipina, pero ese apodo podría cambiar si se construye la planta de carbón.
Carbón, personas y clima
Arrecifes de coral cerca de Narra. Foto cortesía de la fundación Katala.
El impacto de la planta de carbón en Narra se extendería mucho más allá de la cacatúa filipina: las personas que habitan allí e incluso Filipinas en su totalidad podrían verse afectadas.
“La mayoría de la población local está preocupada por los planes. Les preocupan especialmente los efectos negativos sobre la salud causados por la quema de carbón”, informó Widmann a mongabay.com.
La quema de carbón despide una amplia variedad de componentes tóxicos hacia el medioambiente tales como mercurio, arsénico, berilio, cadmio, plomo y cromita. El impacto local en la salud está bien documentado: incluye enfermedades respiratorias y cardiovasculares así como también bronquitis, cáncer de tráquea y cáncer de pulmón. En 2008 la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que la quema de carbón es la causa de un millón de muertes prematuras cada año en todo el mundo.
Además, la contaminación de mercurio generada por las centrales eléctricas de carbón permanece en el medioambiente y va escalando en la cadena alimenticia.
La reserva natural de la isla de Rasa alberga a una enorme colonia de grandes zorros voladores (Pteropus vampyrus), que en la actualidad están clasificados en la lista roja de la UICN como “casi amenazados”. Foto: fundación Katala. |
“El aspecto de la contaminación es especialmente importante en Palawan, donde un gran porcentaje de proteína animal para la nutrición humana proviene del pescado y de otros frutos de mar”, explica el informe de situación de Katala. “Se sabe que el mercurio se acumula en las cadenas alimenticias, especialmente en las marinas, y puede causar graves problemas de salud a las personas que consuman frutos de mar contaminados”.
Aparte de la contaminación de mercurio, es probable que la central eléctrica de carbón degrade las aguas marinas alrededor de Narra. Al verter cloro y sulfatos directamente en el océano, la planta de carbón también provocará el aumento de temperatura de las aguas locales.
“La central eléctrica utilizaría miles de metros cúbicos de agua marina por hora para fines de refrigeración. El agua del desagüe estará ocho grados centígrados más caliente que la del mar. Los organismos marinos, en especial el plancton y los arrecifes de coral, que son la base de la mayoría de las redes tróficas, son muy susceptibles a la contaminación térmica”, explica Widmann. “Ya se ha observado un blanqueamiento del coral cerca de Rasa durante épocas de importantes sequías. Una fuente más de calor aumentaría la tensión en el ecosistema y podría ser catastrófico”.
Widmann menciona que los locales, muchos de los cuales viven de la pesca, temen que la planta de carbón arruine sus fuentes de sustento, y la pesca no es la única actividad económica que se vería afectada.
“La isla de Rasa está entre los diez mejores destinos para avistaje de aves en Filipinas. Muchos de los que han firmado la petición en internet en contra de la planta de carbón habían visitado la isla de Rasa con anterioridad y se han espantado con los planes”, sostiene Widmann. “Si se aprueba el proyecto, seguramente afectará al turismo local”.
Cacatúa filipina. Foto: Peter Widmann. |
Por último, las emisiones de carbono de la planta de carbón contribuirán al cambio climático global, que no ha sido amable con Filipinas. En los últimos años, el país de las islas ha sido diezmado por tormentas tropicales inusualmente fuertes y fuera de temporada, entre ellas, el tifón Bopha (Pablo), que el año pasado causó la muerte de más de 1000 personas. En 2011, la tormenta tropical Washi (Sendong) también provocó la muerte de más de 1000 personas. Si bien es probable que el total de víctimas de estos tifones haya sido tan alto debido a la deforestación y a la minería extendidas, los científicos sostienen que, posiblemente, el calentamiento global esté aumentando la intensidad de tifones y huracanes en todo el mundo.
“El cambio global ya es un peligro claro y actual y un tema de seguridad nacional para nuestro país”, afirmó el senador filipino Loren Legarda después de la tormenta tropical Washi (Sendong) y se refirió a la reducción del riesgo de desastre como una “responsabilidad moral”.
Sin embargo, según Peter Widmann, tanto el gobierno local como el federal continúan presionando por el carbón.
“El gobierno local señala que el carbón se emplea en todo el mundo para generar energía”, explica. “El Ministerio de Energía fomenta el carbón a pesar de los efectos conocidos sobre el cambio climático”.
Filipinas depende mucho de las centrales eléctricas de carbón para producir energía a pesar de ser el combustible con más carbono del mundo. En la actualidad Filipinas cuenta con nueve plantas de carbón que producen 4278 megavatios y hace poco el Estado aprobó la construcción de 16 plantas más, inclusive la de Narra, que potencialmente agregarían otros 4522 megavatios de energía generada por carbón.
En su informe de situación, la fundación Katala afirma que la planta de carbón de Narra será particularmente contaminante.
“Como se utilizaría carbón de calidad inferior de Semirara, el impacto de la planta de carbón sobre el cambio climático generado por el hombre sería desproporcionadamente alto”.
Alternativas
Cacatúa filipina muerta por chocar con un cable de alta tensión. La cantidad de cables de alta tensión aumentará a lo largo de su trayectoria de vuelo si se construye la central eléctrica de carbón. Foto cortesía de la fundación Katala.
Esto no tiene que ser así, según Bart Duff, un economista jubilado del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI por sus siglas en inglés). Mientras redactaba un informe para la Cámara de Industria y Comercio de Palawan sobre la planta de carbón de Narra, Duff descubrió que dicha planta era innecesaria.
“Mis cálculos indican que la cooperativa eléctrica local sobrestimó ampliamente las necesidades energéticas para los próximos 10 años, lo que hace de la planta de carbón una incorporación costosa e innecesaria a la matriz energética para Palawan”, le comentó Duff a mongabay.com.
De todas maneras, aun si Palawan decide aumentar la producción energética, existen alternativas. Por lo general, los gobiernos descartan otras opciones solo sobre la base del costo inicial en comparación con el carbón, pero Duff sostiene que incluso en estos casos hay una mejor opción.
“Existen opciones más económicas, particularmente, el uso de centrales minihidráulicas con una tasa muy baja de PHP 6,5896/kw-hr. Tenemos alrededor de 60 gigavatios de energía hidráulica que podrían producirse dentro de los próximos 2 o 3 años”, afirma Duff.
Si bien el carbón puede ser económico al principio, el costo a largo plazo para las personas y el medioambiente es enorme. Esos costos, conocidos como “externalidades” por los economistas, no los pagan las empresas energéticas, sino la sociedad en general.
“Cuando incluimos todas las externalidades del carbón (salud a largo plazo, degradación del medioambiente, y contribución a la acumulación de gases de efecto invernadero) en las estimaciones de costos, el carbón no es tan atractivo como se cree”, explica Duff. “Por supuesto que la realidad indica que las externalidades no se incluyen en esta etapa”.
Un importante estudio realizado en 2011 calculó que las centrales eléctricas de carbón le costaban a los Estados Unidos 523 000 millones de dólares por año en externalidades. Desde luego, aun la suma de semejantes externalidades no justifica lo que sucederá con las probabilidades de la cacatúa filipina de sobrevivir a largo plazo si la planta de carbón de Narra sigue adelante según lo planeado.
Mangle cerca de la reserva natural de la isla de Rasa. Foto cortesía de la fundación Katala.
Crías de la cacatúa filipina. Foto cortesía de la fundación Katala.
Aproximándose a la reserva natural de la isla de Rasa. Foto cortesía de la fundación Katala.
El pigargo oriental (Haliaeetus leucogaster) también se encuentra en la reserva; esta especie se encuentra actualmente clasificada como “preocupación menor”, aunque su población está disminuyendo. Foto cortesía de la fundación Katala.
Bandada de cacatúas filipinas. Foto cortesía de la fundación Katala.